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El 7 de noviembre de 2003 la UNESCO declara el Día de Muertos en México como patrimonio inmaterial de humanidad y lo ratifica en 2008. Desde entonces la festividad se da a conocer a nivel mundial. En el 2016 se lleva a cabo el primer desfile en CDMX con motivo del día de muertos, este desfile incluye carrozas adornadas con calaveras, altares gigantes, las famosas catrinas, altares con inspiración prehispánica, hay música y danzas típicas de diferentes Estados, también hay danzas con inspiración prehispánica. Me refiero a altares y danzas con inspiración prehispánica; porque sobre este tema podríamos hablar mucho y no hay un acuerdo sobre si realmente esas danzas y ofrendas son totalmente prehispánicas o no.

Por otro lado, tenemos uno de los iconos más importantes que han surgido con referencia al día de muertos: la catrina. Este personaje se inventa a principios del siglo XIX y poco tienen que ver con la tradición prehispánica, surge más bien como una burla hacia mujeres con rasgos indígenas que pretendían a toda costa parecer europeas, les llamaban las garbanceras y es Guadalupe Posada quien inventa la catrina. Posteriormente el muralista Diego Ribera la pinta en un mural y la hace popular.

Si hablamos de elementos básicos de la ofrenda, podemos encontrar un buen número de listas que aseguran que esos son los elementos que no pueden faltar: entre ellos el papel picado de colores, la sal, agua, calaveras de azúcar, pan de muerto, flores de cempasúchil, velas y las fotos de los difuntos, también los alimentos y bebidas favoritas de los difuntos. Además, la forma del altar lo describen con forma de pirámide en la que cada escalón tiene un significado.

Una de las cosas que se tuvo en cuenta según explicó la Secretaria De Cultura para declarar la festividad como patrimonio de la humanidad, es su importancia como expresión tradicional y comunitaria que demuestra el carácter pluricultural de México, y como aportación de los pueblos indígenas tienen y han tenido en México, sin embargo, los medios de comunicación, las redes sociales, la creación de películas como Coco, han hecho de esta festividad un producto más de la globalización. Los estereotipos que alimentan el imaginario colectivo fuera de México han hecho pensar que la festividad está llena de elementos, como los alebrijes, el papel picado etc. En Madrid, este año he visto en diferentes lugares altares de muertos, La Colonia Mexicana expuso un altar en la Complutense; en La Casa de América también expusieron uno, En La Casa de México exhibieron un altar gigante, este último está muy lejos de representar un altar tradicional, además la explicación de los elementos estaba totalmente fuera de contexto, varias de las cosas estaban sacadas de la película de Coco.

Altar de La Casa de México en Madrid. Marisol Ramirez

Lo que quiero decir con esto, es que fuera de México solo se conoce una mínima parte de lo que es la tradición y por desgracia lo que se conoce son los elementos que pueden mercantilizarse. La realidad es que en no existe un solo modelo de altar, así como tampoco existe una lista básica de elementos, tampoco los días en que se pone la ofrenda son los mismos. Lo que más se conoce fuera de México es el altar en forma de pirámide, las catrinas parecidas a Frida Kahlo, el papel picado, el típico pan de muerto redondo con huesos encima, las calaveras de azúcar, los disfraces de catrinas, las flores de cempasúchil, las fotos en los altares.

Si bien esta festividad es el resultado de la mezcla de dos o varias culturas, algunos aseguran que es totalmente prehispánica. Tanto si es una cosa o la otra, lo que quiero mostrar es que no hay una sola festividad de día de muertos en México, así como tampoco hay un mismo nombre para referirse a ella.

En la Huasteca Baja que abarca varias poblaciones del Estado de Veracruz, a la fiesta se le dice: Fiesta Grande. Y se empieza a celebrar el 29 de septiembre con la primera ofrenda en honor al maíz o San Miguel según la creencia católica, la segunda es el 18 de octubre en honor a San lucas, en las comunidades es cuando se cortan las hojas de plátanos, que se usaran para preparar los tamales de la Fiesta Grande, la tercera ofrenda con la que da inicio La Fiesta Grande es el 31 de octubre y posteriormente el día 1 y 2 de noviembre. La ofrenda del día 31 de octubre está dedicada a las almas perdidas, aquellas que no tienen quien les ofrende, el día 1 de noviembre la ofrenda es para los niños y niñas, la ofrenda del día 2 de noviembre es para todos los demás difuntos. Posteriormente la fiesta continúa hasta finales de noviembre. Después de la ofrenda del día dos de noviembre empiezan los ochavarios, que es la despedida de los difuntos, en otros lugares de la misma región a esta fiesta se le dice Xantolo o Bendición. Los ochavarios son celebrados con varios días de diferencia entre comunidades, esto debido a que las danzas de una comunidad acompañan a otra y posteriormente esa comunidad regresa el acompañamiento, a esta manera de acompañarse se le conoce como ganar mano. Cuando el ochavario o bendición se celebran en el mismo día, las danzas asisten a diferentes comunidades en un mismo día, con el fin de regresar lo ganado.

Comunidad de El Anono. Foto: Pedro Juárez

Días antes de la Fiesta Grande empiezan los preparativos, se hace un arco alrededor de la mesa donde se pondrá la ofrenda, este arco se hace de varas o bambú, posteriormente es adornado con palmilla y flores de cempasúchil. El arco representa la conexión entre el mundo de los difuntos y el de los vivos, ya que en la tradición tenek, los difuntos van a un lugar donde la vida sigue, es por eso por lo que al ser enterrados se les pone un morral (bolso) con comida y maíz para seguir sembrando en el lugar a donde van. En la tradición se cree que ese mismo morral es el que usan los difuntos para llevar los alimentos de la ofrenda.

Morral huasteco. Foto de Juan de la Cruz. Comunidad de Zaragoza.

Cuando se pone la ofrenda, en el altar también podemos encontrar flores de cempasúchil, mandarinas, naranjas, plátanos y pan de monito, este pan es típico de esa región y sólo se hace para la fiesta, además también podemos ver tamales, algún guiso, refrescos de diferentes sabores… Aunque nada de esto es la regla general, porque todo depende de las posibilidades de cada familia, las ofrendas son muy variadas aun en una misma comunidad.

El altar es una mesa, generalmente la misma mesa de uso diario, se le coloca un mantel, en algunos lugares el mantel es blanco y está bordado para ese día, en otros lugares se le pone un mantel de plástico, o también se usa la mesa tal cual sin mantel alguno. En algunos altares podemos encontrar cuadros de alguna imagen cristina, generalmente es el que se tiene en casa, ninguno en especial para ese día. La ofrenda se pone tres veces al día, en la mañana se pone el café o chocolate acompañado con pan, se coloca uno para cada difunto que se espera que llegue, se encienden velas de cebo y se sahúma con copal. El respeto y el cariño con el que coloca cada ofrenda está lleno de algo que vas más allá de lo que se conoce fuera de México y lo que se ve en las películas. El ambiente es realmente una fiesta, una fiesta en la intimidad de cada casa, cada familia se reencuentra con sus difuntos. Recuerdo ver a una mujer, que mientras sahumaba su ofrenda, hablaba con su esposo y sus hijos muertos, y era como si realmente estuvieran ahí.

Esos días de ofrendas, son una ocasión para visitar a los vecinos, a los parientes, además los que inmigran a las ciudades regresan esos días a las comunidades, el ambiente en las calles y patios de las casas es de fiesta. Cada que visitas a una familia, te invitan a comer en el altar. Es por eso por lo que se pone en una mesa, la idea es compartir con los difuntos esos alimentos. A medio día la ofrenda consiste el algún guiso o tamales, además de café aguado, refrescos y alguna vez conservas de papaya o calabaza. Por la tarde noche, la ofrenda se vuelve a cambiar y se pone la cena.

Danza de los negros. Comunidad de Zaragoza.

Durante el día en las calles y patios de escuchan y se ven las danzas típicas de la región, se escuchan los versos de los negritos, los candiles, los pañuelitos; la malinche con sus colores vistosos y su ritmo llena de alegría la fiesta, la danza del torito es todo un espectáculo, los huehues hacen de las suyas. Estas danzas tienen su origen en la época colonial y son danzas agrícolas. Los personajes son un negro y un español. Los huehues son una especie de seres traviesos que hacen bromas y persiguen a la gente.

Los huehues. Comunidad de Zaragoza.

Así se viven tres días de Fiesta Grande. Como mencioné antes la fiesta termina a finales de noviembre, con los ochavarios, entonces las ofrendas se realizan en el cementerio, se adornan las tumbas, los cementerios se llenan de color y de sonidos, los danzantes bailan entre las tumbas, es una fiesta llena de alegría, de nostalgia, porque es la despedida de los difuntos. Las comunidades se unen por medio de las danzas, llegan de diferentes lugares. Los danzantes bailan hasta no poder más, el violín y la jarana junto con la guitarra quinta se escuchan a los lejos. Si un día visitas la huasteca en ese día, te darás cuenta de que la festividad de los muertos nada tiene que ver con lo que los medios de comunicación sacan. En ese lugar, no hay calaveras de azúcar, no hay catrinas, no hay desfiles, en ese lugar hay una convivencia entre comunidades, entre los vivos y los difuntos.

Ofrenda en el cementerio. Comunidad de Zaragoza.

Las veces que he visitado esta parte de la Huasteca veracruzana, he visto cambios. La mercantilización de las tradiciones está afectando a las comunidades. El bombardeo de las redes sociales, los medios de comunicación, la dejadez de las autoridades, así como la influencia que tienen los jóvenes al inmigrar, están llevando a que las tradiciones vayan cambiando. Cada vez más se pueden ver nuevos elementos llevados de fuera, como el uso del papel picado, las fotografías, y la alteración en las danzas. La influencia de Halloween con sus disfraces, máscaras de plástico, son un atractivo para muchos jóvenes que prefieren disfraces en lugar de sus danzas tradicionales. Por otro lado, autoridades de cabeceras municipales intentan copiar los eventos de las grandes ciudades, realizando festivales, que están muy lejos de lo que un día fue lo tradicional. El surgimiento de personas que autodenominan promotores culturales y que muchas veces no conocen y no investigan que es lo tradicional, sino que van con la idea de promover un tipo de turismo étnico, convirtiendo en mercancía y espectáculo las tradiciones de las comunidades, van haciendo que lo tradicional sea visto como retraso del progreso.

En comunidades pequeñas, estos promotores han cambiado la fiesta en el cementerio, por fiestas en un auditorio o en una tarima, en ocasiones se le da un uso político invitando a autoridades de algún partido, esto provoca la división de las comunidades y el sentido de la fiesta se pierde totalmente.

Pero aun en este momento donde el capitalismo todo lo mercantiliza, donde la globalización absorbe lo local y lo regresa en forma de mercancía, hay personas y comunidades que luchan contra corriente, que se niegan a perder sus tradiciones, jóvenes que estando lejos de sus comunidades se han dado cuenta de lo valioso que son sus tradiciones, personas mayores que están dispuestas a seguir con la tradición; como me decía don José Cruz: hasta que tenga fuerzas yo voy a seguir, porque esto es lo que me enseñaron mis padres y mis abuelos. Como dice Juan de la Cruz: no podemos dejar que esto se muera; como ha hecho Lorenzo en la Azteca en donde ya no tenían danza y ahora vuelven a tener, como ha hecho en Zacamixtle don Ángel, donde sus hijos son parte de la danza. Como han hecho en Zaragoza, que, a pesar de ser una comunidad muy pequeña, son los que representan la resistencia, conservando más de seis danzas, y lo más importante, transmitiendo a nuevas generaciones los sones de las danzas que no están escritos, sino que se transmiten oralmente. Porque como dice Rolando de esta comunidad: bailemos porque el próximo año quien sabe si alcancemos o si estaremos completos. Refiriéndose a que nunca se sabe si ese es el último año que estarán juntos.

Quiero terminar diciendo que El Dia De Muertos es una fiesta donde lo más importante es la convivencia con los difuntos. El Dia De Muertos no es ese espectáculo que el capitalismo vende fuera de México, sino que es una fiesta intima de cada familia y es una celebración alegre en comunidad.

Aracely S. Cruz

Aracely S. Cruz

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