“Los hombres creen que la epilepsia es divina meramente porque no la pueden entender. Pero si llamasen divino a todo lo que no pueden entender, habría una infinidad de casos divinos”.
Hipócrates de Cos, padre de la medicina
¿Qué hace que las personas enfermas dejen la medicina convencional y científicamente comprobada por las llamadas terapias alternativas o pseudociencias?
A esto se puede responder desde diferentes perspectivas: la desesperación, el fracaso de lo habitual, el rechazo a la química y/o medicina convencional, etc.
Se puede decir que las pseudociencias (creencias o prácticas que intentan brindar una respuesta sin rigor científico) han aprovechado los espacios en blanco que la ciencia aún no ha podido comprobar con hechos concluyentes, y ofrecen respuestas de corte fantástico, mentiras y fanatismo, más que realistas; remedios basados en ideas abstractas.
Este verano se ha conocido el caso de una mujer de cuarenta años con un cáncer de mama de los más agresivos; falleció por abandonar el tratamiento habitual de quimioterapia por la homeopatía. Acudió al hospital de Girona por fiebre y se descubrió que el cáncer que tenía, uno de los más letales, estaba en un estado muy avanzado y las lesiones eran visibles. “Si sale al exterior es bueno, es que se está oxigenando” es lo que le había dicho el curandero. El médico de la mujer decidió denunciarlo en los medios de comunicación y en su cuenta de Twitter y no demandar al curandero.
¿Y por qué lo hizo así? Hay que recordar una sentencia judicial que absolvió en enero de este año al curandero José Ramón Llorente, especialista en “Medicina naturista y ortomolecular”, de haber causado la muerte al joven estudiante de Físicas, Mario Rodríguez. Este renunciÓ a tratarse la leucemia por los medios convencionales y se puso en manos del curandero. “No constituye el objeto de este procedimiento, si la denominada “medicina natural” es una alternativa real y eficaz a los tratamientos médicos actuales existentes contra el cáncer” es lo que decía la sentencia con respecto a este caso. Y sucedió porque las evidencias científicas aplastantes no han logrado hacerse un sitio dentro del Derecho o de los juzgados.
Pero lo más paradójico de todo esto es que la muerte de la mujer de cuarenta años por cáncer de mama coincidió con un estudio de la Universidad de Yale en el que se dice que los pacientes que deciden echarse en manos de curanderos duplican su riesgo de morir aun cuando también se someten a la medicina real, y la razón no es que estas pseudoterapias agraven su estado, ya que en realidad no hacen ni una cosa ni la otra, sino que estos pacientes acaban renunciando al segundo ciclo de quimioterapia, por ejemplo, o retrasan intervenciones quirúrgicas necesarias. Y quintuplican el riesgo en caso de que abandonen totalmente el tratamiento convencional.
¿Pero que son en realidad las pseudoterapias y cuáles son?
Son terapias que afirman que tienen efectos terapéuticos y que se ofrecen como propuesta de cura, alivio o mejora de la salud, basadas en criterios sin evidencia disponible, es decir, no han podido ser refutadas o probadas por la medicina tradicional. Gran parte de las pseudoterapias se basan en la inmersión del paciente en un entorno relajante, donde disfrutan de una atención dedicada. El efecto placebo generado al sentirse cuidado disfraza la falta de efectividad de dichas técnicas. Si bien el efecto placebo es muy interesante de cara a su aplicación médica, la deontología deja claro que no es ético hacerlo de forma no informada. El condicionante de la mayoría de las terapias es la inducción al cliente a creer que la técnica o terapia funciona, con el consecuente riesgo de que la conviertan en su primera o única elección ante un problema de salud.
Hay que pensar que la mayoría de los pacientes acceden a estas terapias llevados por la desesperación o el fracaso, como hemos indicado al principio. Por tanto, podemos llegar a la conclusión de que muchos son muy vulnerables y manipulables emocionalmente por estas razones y no llegan libremente a estas opción.
Hay infinidad de pseudoterapias y están basadas en muy diferentes métodos: productos naturales, terapias cuerpo y mente, sistemas médicos alternativos, terapias manipulativas, terapias energéticas. Realmente hay más de 100 sistemas de terapias alternativas en todo el mundo y cada región tiene su propio sistema tradicional de salud. Los ejemplos de las más populares son el Ayurveda, homeopatía, naturopatía, yoga, acupuntura, shiatsu, meditación, reiki, aromaterapia, mindfulness, etc. Nos referiremos a tres, posiblemente de los más conocidos en la actualidad.
Homeopatía
Es considerada por muchas personas como una medicina milenaria, como una alternativa menos dañina a los diferentes fármacos que circulan por el mercado con un amplio abanico de componentes químicos y excipientes. A diferencia de los medicamentos, la homeopatía trata de reducir estos compuestos químicos al mínimo. Su premisa es que una sustancia que provoque determinados síntomas en una persona sana, usada en muy pequeñas cantidades es capaz de curar similares síntomas en una persona enferma. Es decir, se basa en la “desconcentración” progresiva del principio activo de un medicamento por diferentes métodos: dilución (volver a diluir lo diluido en agua, alcohol u otro solvente), dinamización (agitar o centrifugar), etc.
Muchos argumentan que al ser una medicina milenaria y estar basada en principios químicos contemporáneos debe funcionar para las diferentes enfermedades que se presentan hoy en día. Otros establecen que es una alternativa eficaz a los medicamentos que actualmente se prescriben. Pero por muchos argumentos que se den, lo que está demostrado científicamente es que solo con homeopatía las enfermedades no se curan. Enfermedades como las autoinmunes, cáncer, gripe común, tuberculosis, malaria, SIDA, diarrea infantil y tantas otras no responden a los principios de esta disciplina desaconsejada oficialmente por parte de la OMS (Organización Mundial de la Salud).
Como dato histórico es importante considerar que Joseph Lister, padre de la antisepsia, ya hizo referencia a la homeopatía, para condenarla, en su discurso de toma de posesión de su cargo de profesor en la Universidad de Glasgow. Ya era un ferviente detractor de la homeopatía desde sus tiempos de estudiante en el University College.
La Asamblea Nacional de Homeopatía Española, el año pasado, precisaba que esta medicina en ningún caso sustituye a otros tratamientos oncológicos, por ejemplo, sino que permite mejorar la calidad de vida y tratar los síntomas asociados a los efectos secundarios por la quimio o la radioterapia.
Se puede concluir diciendo que la Homeopatía no tiene mayor efecto que un placebo, y que, aunque su consumo parezca inocuo, en realidad es peligroso porque aleja a los pacientes de los tratamientos efectivos.
Acupuntura
Consiste en una serie de procedimientos que estimulan puntos específicos en el cuerpo. La variedad más conocida consiste en penetrar la piel con agujas finas controladas estimulando puntos específicos (chacras). Se considera que está basada en la medicina milenaria china y algunos estudios la creen útil en el tratamiento del dolor crónico y de la depresión, aunque la evidencia es confusa en todos los casos.
A modo ilustrativo, en mi experiencia personal, utilicé la acupuntura como terapia alternativa contra las migrañas. Estaba un poco desesperada. Lo único que puedo decir es que como mucho apaciguó algo el dolor y los síntomas asociados, pero poco más. Por supuesto, no hubo ningún efecto negativo.
Mindfulness
Es la capacidad humana básica de estar plenamente presente, consciente de dónde estamos y de lo que estamos haciendo, y no demasiado reactivo o abrumado por lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Mientras que la plena consciencia es innata, se puede llegar a ello a través de técnicas como caminar, estar de pie, meditar, practicar yoga u otros deportes. Cuando somos conscientes reducimos el estrés, mejoramos el rendimiento, logramos discernimiento y conciencia a través de la observación de nuestra propia mente y aumentamos nuestra atención hacia el bienestar de los demás.
Esta es solo una pequeñísima muestra de todas las pseudoterapias o medicinas alternativas que podemos encontrar. Algunas las podríamos englobar en diferentes formas de técnicas de masaje de relajación como son el reiki, quiropráctica, reflexología, shiatsu, etc. Otras como “gimnasia” de relajación como puedan ser el yoga o la terapia de movimiento o el pilates. Así un sinfín de terapias donde puedes encontrar de todo como son: musicoterapia, magnetoterapia, fitoterapia, aromaterapia, risoterapia, ayurveda, biofeedback, détox, hipnoterapia, flores de Bach, apiterapia, hidroterapia de colon, ozonoterapia, y un largo etcétera.
Podemos decir que existe un claro abuso del lexema “–terapia” para hablar de bienestar. Aunque en el ámbito de la reducción de la ansiedad pueda tratarse realmente de una terapia, en general aprovechan de la percepción del término que tiene la sociedad, que la equipara con prácticas legítimas, como la radioterapia o la fisioterapia. Además, algunas propuestas, por su exotismo o por la “moda” vienen siendo utilizadas como gancho y tapadera de movimientos de tipo sectario.
La sociedad tiene derecho a que se difunda información de calidad, veraz y científica con respecto a su salud y poner coto a los que ofrecen cualquier curación a base de vitaminas, flores, homeoterapia, etc. Y con respecto a los procedimientos judiciales, como el comentado, si a ellos no les compete determinar “si la denominada “medicina natural” es una alternativa real y eficaz a los tratamientos médicos actualmente existentes contra el cáncer”, tendrá que ser la autoridad sanitaria quien tenga que dejar claro que esa estafa no es una alternativa, ni real ni eficaz, a la existente, que es la basada en la ciencia. Si a Sanidad le preocupa salvar vidas, aquí tiene una tarea que sacar adelante y cuanto antes.
Referencias
www.apetp.com/index.php/lista-de-terapias-pseudocientificas/
www.wikipedia.org/w/index.php?title=Anexo:Terapias_alternativas&oldid=109010771
Fitzharris, L. (2017) De matasanos a cirujanos. Joseph Lister y la revolución que transformo el truculento mundo de la medicina victoriana. Edit. Debate. Pág 154.
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