Una visión etnográfica del carnaval en pueblos del estado español: el carnaval serrano abulense de la sierra de Gredos y el carnaval en la Comunidad foral de Navarra

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El Carnaval es una antigua celebración festiva documentada desde la Edad Media y con una rica personalidad propia a partir del Renacimiento, que ha quedado recogida en la literatura española y otras artes localizadas en los diferentes pueblos que componen el Estado español. Como en el resto de los carnavales mundiales, supone una suma de diferentes fiestas paganas asociadas a las celebraciones cristianas, en este caso a la Cuaresma.

Para el cristiano de la época medieval, el Carnaval era la representación del paganismo: el pueblo se ocultaba bajo máscaras y disfraces, se celebraban desfiles, bailes y comilonas, ardían las hogueras y se sacrificaban animales para atraer la fortuna.

Era un período de permisividad, de crítica social, en el que se ridiculizaban a los gobernantes, a los nobles, al clero e incluso la moral religiosa.

Esta festividad pagana probablemente hunde sus raíces en las antiguas Saturnales romanas y en las celebraciones orgiásticas en honor a Baco (dios del vino en la mitología romana), tan relacionadas a su vez con la finalización de la siembra de invierno, la entrada del equinoccio de primavera y la fertilidad de un nuevo ciclo.

En el Estado español, destacan los carnavales de Santa Cruz de Tenerife y Cádiz (1980),​ de Águilas (2015),​ Badajoz (2022),​ y de Las Palmas de Gran Canaria (2023),​ consiguiendo en dichos años la categoría de Fiesta de Interés Turístico Internacional.

Después de esta pequeña introducción y contexto sobre el carnaval en el Estado español, a pesar de no tener la etiqueta de Fiesta de Interés Turístico Internacional, desde la Antropología y la Etnografía, merece la pena destacar la singularidad de los carnavales serranos abulenses.

Durante décadas se generalizaron modelos culturales urbanos y globalizados en nuestros pueblos, donde los disfraces de poliéster sustituyeron a las antiguas ropas, a las pieles y a los andrajos más populares. En Ávila estamos asistiendo a la recuperación y revitalización de muchas manifestaciones carnavaleras, con una interesante revisión y puesta a punto de los antiguos rituales que hunden profundas raíces en la cosmovisión del hombre primitivo de todas las culturas europeas.

Muchos de los carnavales serranos tienen el ritmo que marcaron desde su creación, allá por finales del siglo XVIII, los quintos. A pesar de que ya no hay servicio militar ni hay que ir a servir al Rey, los ritos de paso siguen siendo imprescindibles en todas las culturas. Las quintas o “kintas” son esas fiestas de reconocimiento por la comunidad, en las que los niños pasan a la edad adulta. Pintadas de reafirmación de la quinta, cucañas, corridas de gallos y cintas o saltos del río, sirvieron como ritual de paso a la adultez de los mozos. Y, aunque algunos han sido renovados, todos estos rituales siguen teniendo validez. Aparecen los quintos en multitud de fiestas de invierno serranas y su papel suele ser muy similar: cuestación recogiendo huevos, viandas, pedir dinero por las calles del pueblo, rifa de un carnero revestido de cintas, o cantos de despedidas y coplas.

Así se celebran en muchos de los pueblos del río Alberche donde los quintos siguen siendo protagonistas. Antiguamente, lo recogido permitía que las comidas comunales afianzaran los vínculos y el orgullo entre ellos de por vida (necesario para afianzar la idea de comunidad, de cuadrilla de amigos). Lo podemos ver todavía hoy en los carnavales de Hoyocasero (acertadamente recuperados), en los quintos de la Virgen de la Piedad, o en los quintos de los carnavales de máscaras de Navalosa o Navalacruz, donde comparten protagonismo, con el mismo rango de importancia, con cucurrumachos y hamarrachos. Y como no, en los quintos de Navalmoral, vestidos de capa y escarapelas acompañados por las quintas (con ese interés de renovación y revisión de los rituales). Precisamente en esta población, se mezcla con rondas de guitarras y trajes serranos. Hombres con capas y escarapelas recordando su mocerío, mujeres con sus mantos y pañuelos de ramo, seguidillas, jotas y coplas, suenan desde las guitarras, bandurrias, laudes, el calderillo, los almireces y botellas creando la música popular característica de esta zona.

Buena parte de esa revitalización, sin duda, la tiene el fenómeno “Mascarávila”. La recuperación etnográfica de “las mascaradas” ha pasado a convertirse en un proyecto provincial donde lo que prima es la puesta en valor de este rico patrimonio cultural, pero no a cualquier precio. El rigor (siempre con un proceso de documentación detrás), la honestidad (no engañar a nadie con lo que se hace) y la inclusión participativa (dando espacio y momento para todos/as) han supuesto un revulsivo importante para la revitalización de estos interesantes carnavales serranos (y también del resto de máscaras de invierno, en distintas fechas, y de las singularísimas danzas de paloteo, las pocas que ya nos quedan).

También de la mano de los quintos, hacía su presencia otro de los singulares elementos de estos carnavales serranos: “la vaquilla”, un armazón de madera con distintas estructuras y adornos, pero siempre rematado con una cornamenta considerable de vacuno. El personaje, una vaca simulada, tuvo su importancia entre las mascaradas zoomorfas que aparecen especialmente a lo largo del Sistema Central y que todavía pervive en muchos de sus pueblos serranos (Pedro Bernardo, Hoyocasero, Navalosa, Navarredonda, El Hoyo de Pinares, Burgohondo, Navaluenga y Navalmoral entre otros). Vinculado a antiguos ritos propiciatorios del despertar de la primavera en comunidades eminentemente ganaderas, tenía la misión de asustar y embestir especialmente a mujeres y niños de las distintas localidades donde todavía aparece. Para todos estos carnavales de máscaras se ha solicitado la declaración de Bien de Interés Cultural.

Nos vamos a centrar, y tomaremos como ejemplo, a los siguientes:

Machurreros de Pedro Bernardo

El cometido de los machurreros es: “Hacer muchísimo ruido, correr por las calles y cometer travesuras, son las actividades favoritas de los machurreros. También les gusta meterse en las tiendas a robar chorizo. Y cuando se sienten cansados, entran en los bares y exigen una cerveza.”.

¿Cómo son los trajes de machurreros?

Llevan indumentaria militar, máscaras de madera y varas. También tienen cencerros atados en la cintura para producir ruido.

Harramachos de Navalacruz

“Los duendes de los bosques han bajado del monte al pueblo. Y ahora están entre los humanos, mirándonos con sus ojos de hojas secas. Llevan bastones decorados con ramas, hojas, agallones de roble, musgo, y lo que te puedas imaginar. Sonríen. No lo ves, porque lo hacen detrás de sus máscaras, pero lo sientes.”

¿Cómo son los trajes de harramachos?

Muy elaborados. Se hacen con la propia naturaleza: todo lo que encontréis en el monte, bosques y prados puede ser utilizado. De base llevan un mono (o pantalón y camiseta por separado) de lino grueso de color natural. Además, llevan cencerros de todos los tamaños y tonalidades. Todos tienen máscaras.

Existen tres tipos trajes: los cubiertos con agallones de robles, los que se cubren con pieles y los que llevan un mono relleno de heno.

Fuente: viajamosjuntos.net. Harramachos de Navalacruz.

Cucurrumachos de Navalosa

Salen a las calles para espantar el mal. Sin embargo, en este proceso también espantan a más de un niño y algún adulto asustadizo. Parecen muy serios – no corren detrás de nadie, como los machurreros – y sus pintas imponen. Van a paso lento, sin hablar. Te miran directo a la cara. Te obligan a dar un paso atrás.

¿Cómo son los trajes de cucurrumachos?

Usan mucho pieles, cráneos y huesos de animales. Llevan máscaras de madera recubiertas de crines de animales. De base llevan una especie de mono de lino rallado (de muchos colores), que se llama “manta pinguera” (tejido tradicional). Antaño se confeccionaba en los telares de Navalosa, pero hoy en día se hacen con trapos y ropas viejas; lo importante es que tengan franjas de diversos colores.

Llevan cencerros; cuantos más, mejor. Los atan con pequeños cinturones viejos, de hebilla imponente, a un cinturón grande y los llevan en la cintura. Además, portan estándares con cráneos y huesos, y otros, orcas. En el hombro tienen colgadas alforjas, sacos o cestas de mimbro llenas de paja y papel cortado que van tirando a los que encuentran a su paso.

Fuente: viajamosjuntos.net. Cucurrumachos de Navalosa.

Algo que me ha llamado poderosamente la atención durante mi investigación, ha sido la similitud de estos carnavales con los celebrados en la zona de Navarra. Especialmente con los Joaldunaks, entre los pueblos de Ituren y Zubieta, y los Momotxorros de Alsasua y Goizueta.

Los momotxorros de Alsasua y Goizueta

Momotxorro es un personaje que se creó en el carnaval de Alsasua, no se conoce alguna pista o información de que este personaje o lo que quería interpretar dentro del carnaval. Este carnaval se celebró hasta 1930, cuando desapareció esta costumbre por razones desconocidas y luego en el año 1990, se dispuso de nuevo a realizar esta actividad. La reinauguración de esta festividad causó mucha controversia en parte de las personas ancianas de Alsasua, ya que, el momotxorro era visto como un personaje unido a historias de secuestros, robos e incluso agresiones sexuales

El martes de carnaval, al anochecer, los adultos y los momotxorros, personajes que parecen arrancados de un ritual prehistórico, salen a las calles de la localidad.

Portando cuernos y escondiendo sus caras bajo pañuelos de tela, aparecen ataviados con una sábana blanca manchada de sangre, espalderos de lana de oveja, pantalones azules, calcetines blancos y abarcas negras. Recorren la villa bramando con fuerza y empuñan su sarde de madera provocando y asustando a todo el que se ponga por delante.

Fuente: navarra.elespanol.com

Los joaldunaks de Ituren y Zubieta

Zanpantzar o Joaldun, es un personaje tradicional de la cultura vasca originario de los pueblos navarros de Ituren y Zubieta que anuncia la llegada del Carnaval.

Los joaldunaks recorren su camino para participar en el carnaval entre los pueblos de Ituren y Zubieta, al norte de España. Es uno de los carnavales más antiguos de Europa, que data de antes del Imperio Romano; las compañías de los joaldunak – los cencerros-, conformadas por los residentes de dos ciudades, Ituren y Zubieta, desfilan por las calles. Van disfrazados con sandalias, enaguas de encaje, pieles de oveja alrededor de cintura y los hombros, pañuelos de colores, gorras cónicas con cintas y un hisopo de crin en sus manos. Los cencerros cuelgan de su cintura a la altura de la espalda.

Fuente: Historia National Geographic

Es difícil establecer una relación directa entre las celebraciones navarras y abulenses, pero tras una consulta etimológica con el profesor de Lengua Castellana y Literatura, Aurelio García Navarro, acerca de la procedencia de los nombres: “harramachos, machurreros y cucurrumachos”, se podría decir que estos nombres tienen clara influencia ibera por su léxico y toponimia, por lo que podrían tener relación con palabras no indoeuropeas prerromanas, específicamente con el vasco o euskera.

Para finalizar este artículo, y buscando explicación a esta relación, explicaré un precedente que podría ser uno de los motivos de la similitud entre los carnavales de estas dos zonas algo distantes:

Durante la invasión musulmana de la Península Ibérica, se produjeron enfrentamientos por el control del centro peninsular entre musulmanes y cristianos, mermando el número de habitantes de esta zona. Desde el siglo VIII, estas zonas y ciudades (sobre todo Ávila, Segovia y Salamanca) pueden considerarse dentro del llamado «desierto estratégico» en el que hubo un fuerte despoblamiento, convirtiéndose a su vez en tierra de nadie y siendo escenario de las correrías de ambas fuerzas. En el siglo XI, Don Raimundo de Borgoña, yerno de Alfonso VI de Castilla, fue el encargado de la repoblación del centro de la península, y con el fin de proteger Toledo surgen las ciudades amuralladas de Salamanca, Ávila y Segovia.

A modo de conclusión, dejo una pregunta abierta: ¿Traerían estas tradiciones posibles repobladores de las zonas vasco-navarras al centro peninsular? Sería cuestión de profundizar más en esta investigación, pero ya lo tendremos que dejar para otro artículo.

Roberto Aguado Gudiel

Estudiante del Grado de Antropología Social y Cultural en la UNED de Talavera de la Reina

Referencias

https://www.viajamosjuntos.net/2017/03/09/mascaradas-abulenses-o

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/los-origenes-del-carnaval-la-fiesta-que-representaba-el-paganismo_8018

http://www.avila.com/es/guia_de_avila/historia_de_avila

De luminarias y mascaradas: guía de las fiestas de invierno en: https://cadenaser.com/castillayleon/2023/01/13/de-luminarias-y

https://hispania-valencia.com/blog/carnaval-espana-origen-tradicion

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