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Desde que el ser humano abandonara el estatus de cazador-recolector y se estableciera en campamentos sedentarios ha buscado la mejor forma de organizarse para gestionar los asuntos que competen a toda su sociedad.

Desde la aparición de los primeros imperios hasta nuestros días, hemos buscado una manera eficaz de organizarnos, con desigual resultado.

Muchos han sido los pensadores, de todas las épocas, los que han buscado la forma más eficaz para establecer una sociedad justa, obras como La República o Estado de Platón, Política de Aristóteles, Utopía de Tomás Moro, o Walden Dos de B. F. Skinner, han planteado mecanismos de control u organización social, que finalicen la explotación del hombre por el hombre y marquen las bases de una sociedad más justa. No debemos olvidar obras distópicas como 1984 de G. Orwell o Un mundo feliz de A. Huxley que ponen el acento en las consecuencias de un excesivo control por parte del Estado.

Aristóteles, que en ningún caso era un demócrata, puso el acento en las posibles desviaciones que podrían sufrir las distintas formas de gobierno, de las cuales me voy a centrar en la desviación que podría sufrir un sistema democrático, si los medios de control fallan.

Para el filósofo griego el sistema democrático podía devenir en demagogia, si los electores no tenían la formación suficiente y se contentaban con mensajes vacíos que estuvieran dirigidos a la manipulación de los votantes, dejando en manos de las personas peor preparadas el gobierno de la polis. Ya nos avisaba, en el siglo IV a. C. que “en la actualidad gracias a los progresos de la retórica, basta con saber hablar bien para llegar a ser jefe del pueblo”, como podemos comprobar no ha cambiado tanto, a pesar del paso del tiempo.

Declaraciones de personas que, o bien aspiran a gobernar el país, o lo están gobernando ya, debe hacernos pensar en la calidad democrática de nuestro sistema y de nuestra responsabilidad como votantes.

El pasado 8 de julio el actual Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, entraba a polemizar sobre el consumo de carne con un “a mí, donde se ponga un chuletón al punto, eso es, imbatible” quedándose tan pancho, obviando informes médicos y medioambientales sobre el tema en cuestión, desautorizando además a un ministro de su propio gobierno.

Hace unos días, la prensa nacional se hacía eco de unas polémicas declaraciones del Presidente del Partido Popular, que aspira a gobernar España, donde decía “A las ocho de la tarde no había posibilidad de que la energía solar emitiera porque era de noche”. Ahí queda eso, no solo demuestra un profundo desconocimiento en materia energética, sino que pretende ser quien legisle en materia energética en nuestro país.

Quizás la advertencia de Aristóteles llegue tarde y la democracia haya mutado ya a demagogia, la pregunta es ¿estamos a tiempo de revertir esta situación o es demasiado tarde?

“Hay democracia allí donde la soberanía reside en todos los hombres libres”

Aristóteles

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Manuel Carmona

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