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El genocidio de los romaníes dentro del Holocausto parece haber sido el genocidio de los “otros”: una masacre dentro de la desmemoria. La ideología etnocida nacionalsocialista incluyó al pueblo gitano en las políticas raciales de exterminio aplicables a la comunidad judía. El antigitanismo estructural sistémico y la gitanofobia existentes desde hace siglos en Europa han relegado a un segundo plano la aniquilación de los Roma y Sinti durante la Segunda Guerra Mundial. Ningún genocidio debe quedar en el olvido.

Dentro del imaginario colectivo, solemos identificar “Holocausto” casi de forma automática con el genocidio del pueblo judío. Es como si hubiéramos incorporado esa sinonimia. Olvidamos que, alrededor de otros 5 millones de personas pertenecientes a diversos colectivos también fueron perseguidas y sucumbieron. Entre las víctimas del nazismo se encontraban discapacitados, enfermos mentales, prisioneros de guerra soviéticos, polacos, homosexuales, testigos de Jehová, opositores del régimen nacionalsocialista, comunistas, presos políticos de distintas nacionalidades (incluidos los represaliados del franquismo deportados a los campos nazis) y gitanos.

Si bien los anteriores artículos sobre el Holocausto se refirieron al exterminio de los judíos, este texto aborda el tristemente relegado genocidio de los Roma (Rroma) y Sinti perpetrado por el Tercer Reich, colaboracionistas y gobiernos títere en Europa.

Porrajmos, Porajmos o Porraimos significa, literalmente, “devoración” en lengua romaní. También ha sido denominado Samudaripen (“asesinato en masa”) por activistas gitanos de Los Balcanes, y Kali Traš, por parte de algunos activistas gitanos rusos.

Las políticas de limpieza e higiene racial del Reich se extendieron también a los Roma, pero el contexto, aunque similar en algunos aspectos, fue diferente al de los hebreos.

Siempre me han llamado la atención la etimología y la semántica, donde se ve plasmado de forma muy gráfica, cómo el lenguaje es capaz de vehicular una potente carga simbólica.

Una de las definiciones de la RAE acerca del término “gitano” es “trapacero”, que significa “Que con astucias, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto”. En inglés, gypsy proviene del vocablo gyp, que significa “estafar, timar”. La RAE incluye la definición de “Dicho de una persona: De un pueblo originario de la India, extendido por diversos países, que mantiene en gran parte un nomadismo y ha conservado rasgos físicos y culturales propios”. Además, aclara que “gitano” proviene de “egiptano”, porque se pensó que procedían de Egipto.

El pueblo romaní comenzó a sufrir persecución poco después de su llegada a Europa a principios del s. XV.

El trato discriminatorio y xenófobo ejercido contra los gitanos incluyó, además de la persecución, la expulsión, deportaciones, intentos de asimilación, esclavización, esterilizaciones, abortos forzosos, experimentos médicos y exterminio. Algunos de los países implicados a lo largo de los siglos conforme a distintas políticas antigitanas fueron Inglaterra, Portugal, Rumanía, Hungría, Suecia, España y Alemania.

En lo que se refiere a España, la Pragmática de los Reyes Católicos de 1499, pretendía terminar con los derechos que se habían concedido a los gitanos, así como con sus costumbres culturales identitarias, incluyendo lengua y vestimenta.

“Mandamos a los egipcianos que andan vagando por nuestros reinos y señoríos con sus mujeres e hijos, que del día que esta ley fuera notificada y pregonada en nuestra corte, y en las villas, lugares y ciudades que son cabeza de partido hasta sesenta días siguientes, cada uno de ellos viva por oficios conocidos, que mejor supieran aprovecharse, estando atada en lugares donde acordasen asentar o tomar vivienda de señores a quien sirvan, y los den lo hubiese menester y no anden más juntos vagando por nuestros reinos como lo hacen, o dentro de otros sesenta días primeros siguientes, salgan de nuestros reinos y no vuelvan a ellos en manera alguna, so pena de que si en ellos fueren hallados o tomados sin oficios o sin señores juntos, pasados los dichos días, que den a cada uno cien azotes por la primera vez, y los destierren perpetuamente destos reinos; y por la segunda vez, que les corten las orejas, y estén sesenta días en las cadenas, y los tornen a desterrar, como dicho es, y por la tercera vez, que sean cautivos de los que los tomasen por toda la vida.”

Isabel y Fernando, Medina del Campo, 1499

Recogido en la Novísima Recopilación, Libro XII, título XVI.

Durante La Gran Redada de 1749, el obispo de Oviedo, Vázquez Tablada, inició los planes de detención del pueblo gitano en España. Estos planes fueron ejecutados por el Marqués de la Ensenada y autorizados por el rey Fernando VI. Se ordenó el apresamiento de los 10.000 gitanos del reino sin distinción de edad ni género.

Los hombres fueron separados de las mujeres y los niños, produciéndose una violencia interseccional añadida donde se cruzaban etnia y género. Los hombres serían enviados a realizar trabajos forzados (bajo pena de galeras) y, las mujeres, a cárceles o fábricas. En algunos escritos se indica que a los niños se los envió a las galeras con los padres, mientras que, en otros, acompañaron a sus madres. Las mujeres gitanas se rebelaron, mostrándose desnudas y besándose entre ellas como signo de provocación y de resistencia ante la Iglesia. Debido a las pésimas condiciones del trabajo y la insalubridad de las cárceles, muchos gitanos murieron. Se trató de un proyecto de “exterminio” que, por su gran envergadura y carencia de recursos humanos y económicos, no se concluyó. Los encarcelamientos duraron hasta 1765.

La esclavitud para los romaníes en Europa perduró hasta mediados del s. XIX. Un anuncio en un monasterio de Valaquia (Rumanía) decía:

“Se vende un buen lote de Esclavos Gitanos en el Monasterio de San Elías el 8 de mayo de 1852 compuesto de 18 hombres, 10 chicos, 7 mujeres y tres niñas en buena condición”.

En algunas regiones de Rumanía, la esclavitud de los Roma continuó hasta 1864.

En un primer momento, entre los ideólogos nazis hubo dudas acerca de cómo observar al pueblo gitano en términos de “raza”. Provenientes de la India, y teniendo en cuenta que el idioma romaní es una lengua indoeuropea, consideraron que formaban parte de la “raza aria” incluso mucho más que los propios nazis. No obstante, no comprendían su modo de vida nómada, ni su pobreza; y fue en ese instante, cuando determinarían que los gitanos habían ido perdiendo la pureza de su “raza” al haberse ido mezclando con otros individuos “impuros” durante sus peregrinaciones.

Si para los nazis, los judíos eran odiados por ser semitas y por su riqueza, los gitanos lo eran por su herencia genética mancillada y por su pobreza. Fueron etiquetados como criminales, ladrones, vagos y asociales. Sin embargo, aunque muchos eran nómadas, ejercían oficios como mercantes, pequeños negociantes, artesanos, peones y músicos.

Antes del ascenso al poder de Hitler en 1933, los gitanos ya estaban sujetos a leyes “especiales” y discriminatorias, aunque todavía gozaban de los mismos derechos de ciudadanía que el resto de la población, según la Constitución de Weimar. En Francia también existían normas antigitanas antes de la ocupación nazi.

En el verano de 1926, en Alemania se promulgó una ley para “La lucha contra los gitanos, vagabundos y desocupados”. Los gitanos que no pudiesen demostrar el ejercicio regular de una profesión o empleo, podían ser destinados a realizar trabajos forzados durante un periodo de, al menos, 2 años.

Una vez que Hitler fue nombrado canciller del Reich el 30 de enero de 1933, se inició la adopción de medidas para excluir a los gitanos, extendiendo a este pueblo las normas antisemitas vigentes. Dentro de las leyes raciales de Núremberg, se incluía no solo a los judíos, sino también a los romaníes, al ser considerados colectivos minoritarios de “sangre impura”. Por ello, todos los preceptos raciales aplicados a los judíos, afectaron por igual al pueblo romaní. Ambos grupos étnicos eran «Lebensunwertes Leben» (“vida indigna de ser vivida” o “vida indigna de la vida”).

En 1936, el Ministerio del Interior publicó un decreto que hacía referencia a la “plaga gitana”. En Múnich se estableció la sede central que albergaría un banco de datos sobre la población romaní dentro de la Alemania nazi. A partir de ese momento, las fuerzas policiales comenzaron a capturarlos dando inicio a las primeras deportaciones al campo de concentración para gitanos (Zigeunerlager) de Marzahn-Berlín.

Marzahn, el primer campo de internamiento para Roma, en el Tercer Reich. Alemania, fecha incierta.

Tras la anexión de Austria o Anschluss en 1938, las leyes de Núremberg afectaron a los romaníes austríacos. En ese mismo año, Himmler firmó la “Solución para la cuestión gitana”. Según la misma, se ordenaba el registro de todos los gitanos mayores de 6 años que hubiese en el Reich y se los catalogaba en tres grupos: gitanos puros, medio gitanos y nómadas con comportamiento similar al gitano.

Reinhard Heydrich, uno de los principales “arquitectos” del Holocausto, presente en la Conferencia de Wannsee donde se decidió la “Solución final para la cuestión judía”, fue el jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich y creador de los grupos de operaciones Einsatzgruppen (escuadrones itinerantes de ejecución que acabarían con la vida de miles de gitanos, judíos y comunistas). El 21 de septiembre de 1939, Heydrich decidió deportar a 30.000 Roma alemanes y austríacos al este (a Polonia, concretamente). El Gobernador General de la Polonia ocupada, Hans Frank, se opuso a tales órdenes argumentando que se debía dar prioridad a las deportaciones de los judíos.

Deportación de familias romaní de Viena a Polonia. Austria, entre septiembre y diciembre de 1939.

No obstante, con el tiempo y de forma progresiva, miles de gitanos acabaron siendo deportados a campos de concentración, de trabajos forzados y de exterminio. Se crearon campos exclusivamente para ellos: Lety (República Checa), Dubnica nad Váhom (Eslovaquia), Lackenbach (Austria), Litzmannstadt o Lodz (Polonia), Montreuil-Bellay, Lannemezan o Saliers (Francia). Posteriormente, también fueron deportados a: Rivesaltes, Natzweiler-Struthof (Francia), Buchenwald, Dachau, Sachsenhausen, Ravensbrück, Lichtenburg, Bergen-Belsen (Alemania), Mauthausen, Salzburg (Austria), Liberec (República Checa), Jasenovac (Establecido por el régimen croata Ustacha), Sobibor, Belzec, Chelmno, Treblinka y Auschwitz-Birkenau (Polonia).

Una vez en los campos del Reich, se los identificaba según la clasificación establecida: un triángulo negro o marrón, dependiendo del campo (que significaba “vago”, “asocial”); a veces, un triángulo verde (símbolo que marcaba a los criminales) y, en ocasiones, la letra “Z” de Zigeuner (gitano en alemán). El número de serie era tatuado en el brazo, práctica general para la inmensa mayoría de los presos.

Se produjeron asesinatos de niños, como el caso de los 250 de Buchenwald en enero de 1940. Muchos romaníes perecieron a consecuencia de la privación de alimento y los trabajos forzados. Aquellos que caían enfermos o quedaban incapacitados, eran fusilados.

En el mismo año, se suspendieron eventualmente las deportaciones de los Roma desde Alemania y Austria, quedando confinados en los campos por un plazo indeterminado. Producto de las pésimas condiciones de salubridad, hacinamiento y enfermedad de los campos, hubo quejas por parte de la población cercana, exigiendo a las autoridades que se reiniciaran las deportaciones para “proteger la moralidad y la seguridad pública”.

Robert Ritter fue jefe del “Instituto de biología criminal” de la Oficina Central de Seguridad del Reich. Como teórico racial y psicólogo, realizó estudios sobre los gitanos dentro de la Unidad de Investigación de Higiene Racial y Biología Demográfica, perteneciente al Departamento de Salud. Dichas investigaciones contribuyeron a la implementación de políticas genocidas contra el pueblo gitano.

Himmler reanudó las deportaciones de los Roma alemanes en 1942, aunque permitió algunas excepciones, las cuales fueron ignoradas a nivel local. Soldados de la Wehrmacht (ejército alemán) que se encontraban de permiso en sus domicilios, fueron también capturados y deportados por ser romaníes.

El 26 de febrero de 1943, se construyó el “campo gitano” (Zigeunerlager) en la sección BIIe dentro de Auschwitz-Birkenau. Entre 21.000 y 23.000 romaníes procedentes principalmente de Alemania, Austria, Chequia y Moravia fueron ubicados allí. Esta sección era un campo para familias, por lo que no se procedía a la separación de sus miembros por motivos de género. En este lugar, no eran obligados a trabajar, no todos llevaban uniforme de rayas y no a todos se les cortaba el pelo. No obstante, las condiciones de vida en el campo eran igual de horrendas que en otras partes de Auschwitz.

El 16 de mayo se recuerda el Día de la Resistencia Romaní. La conmemoración de dicha fecha tiene su origen, precisamente, en el campo de Auschwitz-Birkenau. El 16 de mayo de 1944, las SS intentaron liquidar el campo de las familias gitanas BIIe. Los prisioneros, tras recibir un aviso de un oficial del campo, se armaron con cuchillos, tubos de hierro, palas y otras armas. Se negaron a salir de los barracones. Las SS, en vista de la resistencia opuesta por los romaníes, pospusieron la liquidación del campo al mes de agosto del mismo año.

La sección BIIe fue liquidada entre 1 y el 2 de agosto de 1944. Esa noche, entre 4.200 y 4.400 gitanos fueron asesinados en las cámaras de gas. Por este motivo, se eligió el 2 de agosto para conmemorar el Día del Holocausto del Pueblo Gitano.

1.500 romaníes que aún se veían en condiciones de trabajar, fueron enviados a fábricas, como fue el caso de Walter Winter, un Sinto superviviente del Porrajmos, que vivió para contarlo. Otros 1.500 fueron transferidos después. De los aproximadamente 23.000 romaníes que fueron deportados a Auschwitz, al menos 19.000 murieron allí.

Walter Winter, superviviente de Auschwitz-Birkenau, Ravensbrück y Sachsenhausen. Perseguido por ser Sinto. Despedido de la Wehrmacht por motivos raciales. Participó en el levantamiento del 16 de mayo de 1944 del Zigeunerlager. Enviado al frente después.

La cifra de gitanos asesinados en el Holocausto es muy incierta. Convencionalmente ha sido estimada entre 220.000 y 500.000 personas. Sin embargo, algunos investigadores como Ian Hancock, opinan que el número podría variar entre 600.000 y 1.500.000. Se calcula que sobrevivieron únicamente 5.000. La devastación de los Roma y Sinti durante el genocidio es difícil de contabilizar, ya que, en muchas ocasiones, los Einsatzgruppen protagonizaban matanzas fuera de los campos, se produjeron asesinatos sin registrar, y a veces los Roma asesinados fueron incluidos como víctimas judías.

Tras la Segunda Guerra Mundial, las leyes de 1943 continuaron estando vigentes. No se produjo la devolución de las propiedades a los romaníes. Se puso en duda de si aquellas habían sido realmente suyas. Además, la República Federal de Alemania decidió que todas las medidas contra los Roma estipuladas antes de 1943 eran políticas legítimas del Estado, por lo que no tenían derecho a ninguna restitución. De los cientos de millones destinados a las víctimas del Holocausto, no recibieron nada.

No hubo ningún superviviente del genocidio gitano presente como testigo en los juicios de Núremberg. Los nazis argumentaron en su propia defensa que el exterminio de los Roma y Sinti no se había debido a cuestiones raciales, sino que se habían tomado medidas penales al considerarlos criminales.

Ritter compareció ante un tribunal en 1945 una vez finalizada la guerra. Nunca fue condenado por su complicidad en la aniquilación del pueblo romaní. Regresó a su anterior trabajo como psicólogo infantil. El caso se reabrió en 1948 a petición de los gitanos supervivientes, pero se cerró por falta de pruebas. El Porrajmos quedó impune. No se levantó ninguna voz en defensa del pueblo gitano.

La eliminación de los Roma y Sinti quedó invisibilizada durante largo tiempo, relegada a un segundo plano y no reconocida hasta hace relativamente poco. El canciller alemán Helmut Kohl reconoció el genocidio nazi contra los gitanos en el año 1982. Para ese momento, la mayoría de los supervivientes que hubieran tenido derecho a reparación y restitución bajo la ley alemana ya habían fallecido.

Susana Callizo Fernández

Referencias

INABE – Instituto Nacional Auschwitz Birkenau España: Exposición “El Campo de la Muerte Nazi Alemán Konzentrationslager Auschwitz”.

HILBERG, R. (2005). “La destrucción de los judíos europeos”. Madrid: Akal.

Broggi, C. (2009). Trabajo monográfico presentado en la materia Sociología del Holocausto a cargo del Profesor Fernando Susini. Facultad de Derecho. UBA.

Imagen de portada e información: https://arainfo.org/75-anos-del-samudaripen-el-genocidio-antigitano-en-europa/

Imágenes 1 y 2: https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/gallery/genocide-of-european-roma-gypsies-1939-1945-photographs

Imagen 3: https://sachsenhausenprojekte.wordpress.com/2013/07/05/walter-winter-the-life-of-a-german-sinto/

https://www.gitanos.org/la_comunidad_gitana/una_historia_de_persecuciones_y_sufrimiento.html.es

https://www.fagic.org/el-pueblo-gitano/

https://www.gitanos.org/actualidad/archivo/117161.html.es

https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/genocide-of-european-roma-gypsies-1939-1945

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