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Cuando mi hijo mayor contaba con siete años me hizo la siguiente pregunta:

– ¿Papa, cuando seamos un poco mayores podemos tener un perro?

A lo que le contesté:

– Claro, pero el perro ¿para quién es? ¿para vosotros o para mí?

Él sin dudarlo me respondió:

– Para nosotros.

Entonces sin titubear le di una respuesta que, sin duda, no esperaba.

– Entonces, si vais a tener un perro, no podéis hacer lo mismo que hacéis ahora. Si tienes un perro en vez de levantarte a las 8:00 para ir al cole, tendrás que levantarte a las 7:00, sacar a pasear al perro para que pueda correr, y hacer sus necesidades, cuando el perro haga caca, tendrás que recogerla y tirarla a la basura. Cuando vuelvas del cole, en vez de ver la tele mientras mama y yo hacemos la comida, tendrás que volver a sacar al perro para hacer lo mismo que por la mañana, y por la noche antes de cenar en vez de estar jugando tendrás que volver a hacer lo mismo.

Entonces, mi hijo se me quedó mirando, y me dijo muy seguro de sí mismo:

– Pues ¿sabes que te digo? Que ya no quiero perro.

Desde ese momento no volvió a pedir que tuviéramos un perro en casa.

Tener una mascota es una responsabilidad que requiere atención y cuidados, no podemos pensar que un perro, un gato o cualquier otro animal es un juguete.

En estas fechas es común encontrar entre los regalos de reyes pequeños cachorros que hacen que se iluminen las caras de los más pequeños de la casa. Pero esos pequeños cachorros, pronto, se convierten en perros adultos que dejan de ser “los pequeños peluches vivos que compramos” para convertirse en un ser vivo con sus propias necesidades. En poco tiempo dejan de atraer la atención de aquellas personas para las que estaban destinados y empiezan a convertirse en una carga.

Si estáis convencidos de tener un animal en casa, no olvides que ese animal tiene una serie de necesidades y que debéis haceros cargo de él, que debe ser educado para la convivencia en la familia y que la educación debéis dársela los adultos, dejar en manos de los pequeños la responsabilidad de un animal es terminar frustrado, enfadado y finalmente hacerte cargo de algo que en principios no querías para finalmente, en muchos casos, terminar abandonando a un animal que nunca pidió entrar en tu casa.

Pero si estáis realmente decididos, no compres, adopta.

“Un perro abandonado es el reflejo del fracaso e inmadurez de una sociedad” Anónimo.

Manuel Carmona

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