Una frontera es una línea divisoria, una fina raya a lo largo de un borde empinado. Un territorio fronterizo es un lugar vago e indefinido creado por el residuo emocional de una linde contra natura. Es un estado constante de transición. Gloria Anzaldúa.
En su libro «Fronteras» Gloria Anzaldúa describe una frontera como un No- Lugar. Este No- Lugar donde se pone en juego el destino de las personas que lo transitan. En Europa el avance de la extrema derecha usa como primer discurso el peligro de la migración, los migrantes son los culpables de todo lo malo que pasa. En España la realidad es que sin migrantes la economía no se sostendría, por poner algunos ejemplos; los servicios de limpieza y cuidados del hogar sin las mujeres migrantes no sería posible, los cultivos como el de la fresa en Huelva tampoco sería posible. El servicio de Hostelería y muchos más se quedarían sin personal. ¿De dónde viene entonces el rechazo al migrante? Como dice Walter Mingolo el rechazo al otro es parte de herencia colonial “el argumento sería más o menos así: sí yo pienso y por lo tanto existo, tú que eres indio, negro, mujer, árabe, musulmán, budista, latino, etc. No piensas y por lo tanto no eres” (Walter Mingolo- revista de estudios culturales La Torre del Rey). Con esto Mingolo nos viene a decir que el otro no es, no es como las personas autóctonas que para la extrema derecha son las únicas que merecen vivir en el territorio y gozar de los derechos como ciudadanos.
En este artículo hago una recopilación de experiencias de migrantes al cruzar la frontera, ese No- Lugar donde se decide si tienes derecho o no de pasar esa fina línea llamada frontera.
La llegada a la frontera o a migración en el aeropuerto es la culminación de un ritual de paso por el que tienen que transitar todos los inmigrantes que vienen a quedarse en España sin permiso de residencia. Ester una chica de 24 años hondureña me contó: ahora ya tengo papeles y me voy a ir a visitar a mi familia y esta vez ¡sí! voy a poder llorar. Hace cinco años que me vine para Madrid no pude llorar, se me hacia un nudo aquí (el estómago) pero no podía llorar. -Yo pensaba que había sido por la situación de haber dejado a su familia, pero ella me dijo- nooo yo si quería llorar, pero no podía porque si lloraba se me iba a ver en la cara y al pasar migración iban a pensar: esta viene de vacaciones y viene llorando y yo tenía miedo de que no me dejaran pasar. Yo solo pensaba en que ya después lloraría, por eso digo que esta vez que vaya a mi casa cuando regrese voy a poder llorar todo lo que quiera porque ya tengo mi permiso de residencia.
Alicia una madre de dos niñas que migró para poder darles como ella dice; de comer todos los días; me contó su paso por migración como una anécdota entre risas, aunque en su relato se puede ver que no fue tan fácil. Yo venía positiva a que me iban a dejar pasar, en la agencia ya nos habían dado cursos de lo que vamos a decir y como nos tenemos que comportar para que nos dejen pasar. Mira. Yo me bajé del avión y dije voy a pasar, porque yo solo pensaba en mis hijas y en aquella gran deuda que tenia por haber venido, sino me dejaban pasar no se como iba a regresar el dinero. Y ya me tocó una fila y justo a la estaba delante que le empiezan a hacer preguntas y tardo mucho y luego vino otro policía y se la llevo. Y ya me toco a mi y yo por dentro estaba muerta de miedo, pero conteste a todo, le enseñe las reservas, le dije los sitios que iba a visitar y todo, y ya me pone el sello. ¡Mira! Yo quería saltar de alegría, pero no se puede vea jajaja, si hubiera podido ahí me tiro al suelo dando gracias. ¡lo que vives ahí nada más para venir a trabajar como un burro aquí!
Si pasar migración en el aeropuerto es difícil, más difícil lo tienen los migrantes que cruzan por mar en cayuco, muchos mueren en el intento, muchos lo intentan una y otra vez. La historia de Nosá puede muy bien ser la historia de muchos migrantes que cruzan en cayuco la frontera. Yo vine en cayuco en el 2006, yo salí de Senegal, tres meses tarde en llegar a Marruecos y ahí estuve esperando para cruzar. No vine aquí a que me den dinero, vine a trabajar, yo solo quiero trabajar, nosotros venimos aquí y nos dicen ¡negro de mierda! vete a tu país, pero en nuestro país las empresas nos quitan todo, la tierra, el agua, nos dicen como tenemos que vivir, ellos van a nuestro país y no quieren que vengamos al suyo. Nosotros aquí queremos trabajo, no queremos caridad. Pero no nos dan trabajo, porque no tenemos papeles. Llegué en cayuco y eso no se lo deseo a nadie, luego corrimos en la noche para cruzar la frontera, antes no era como ahora, pero era difícil, nos persiguieron a unos los agarraron. Pero si nos agarran nosotros volvemos a intentarlo, porque es mejor intentar que volver a tu país, porque allá te mueres de hambre. Tardé ocho años en tener papeles y ahora puedo ir a mi país y volver en avión y digo ¡que se jodan! este negro entra y sale cuando quiere Nosá (Senegal).
Cuando escuchamos los testimonios de las y los migrantes al cruzar la frontera, vemos que el rito de paso se completa solo si cruzan la frontera, este rito de paso a diferencia de otros puede repetirse cuantas veces sea necesario hasta completarlo y es ahí es donde empieza verdaderamente la etapa de migrante. ¿entonces los migrantes verdaderamente vienen a España a quitar el trabajo a los españoles? ¿es verdad que los migrantes viven de ayudas, como dice la extrema derecha? Eso es muy fácil saberlo cualquiera puede acceder a la información online y ver que no, que no es así, pero el discurso llega a los ciudadanos y estos lo interiorizan como cierto, porque si algo sabe hacer la extrema derecha es apelar al sentimiento nacionalista y de pureza racial; y entonces el migrante pasa a ser el indeseable.
Ante el avance de la extrema derecha los y las migrantes se organizan en colectivas para reivindicar el derecho a migrar, movimiento como Regularización Ya, Aborto Antirracista, Antirracismo 8M entre otros están haciendo incidencia política y en muchos casos supliendo las necesidades de los migrantes que el Estado se niega a dar, aun cuando estamos en un Estado que se supone que respeta los derechos humanos. Sobre las colectividades hablaré en otros artículos, aquí lo menciono porque es importante ver que hay personas que luchan en pequeños lugares con pequeñas acciones que al final se convierten en grandes acciones cuando logran ayudar a una sola persona. Para terminar, dejo aquí un fragmento antirracista que transmite la rabia y el coraje de vivir como migrante:
«A nosotros los migrantes nos quieren ver trabajando en el campo, cuidando a los mayores y niños, nos quieren en la construcción pero luego no nos quieren en la calle, no nos quieren ver en los sitios que los españoles creen que solo son para ellos, no quieren vernos en los mercado comprando nuestros productos, pero si quieren apropiarse de ellos, ellos nos quieren callados, que existamos para el trabajo y luego nos vayamos a recluirnos a nuestros pisos donde compartimos con hasta cinco o más personas, nos obligan a vivir hacinados porque no nos quieren alquilar los pisos, nos recluyen en barrios que ellos no quieren y luego nos acusan de echar a perder el barrio, lo llaman zonas conflictivas, nos ven como un problema cuando nosotros somos necesarios para ocupar esos puestos de trabajo que ellos y ellas no están dispuestos a hacer.«
La deuda con las mujeres migrantes por parte del feminismo es grande, porque sin las mujeres trabajando en los cuidados, las mujeres españolas no podrían trabajar, ellas están luchando por romper el techo de cristal, pero nosotras las mujeres migrantes todavía ni hemos entrado al edificio donde se encuentra ese techo…
Aracely S. Cruz
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