MOVIMIENTOS CONSPIRANOICOS, BULOS, NEGACIONISMO Y SU CONEXIÓN CON LA EXTREMA DERECHA

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Podría empezar este artículo diciendo que es una continuación del que ya escribí en Anthropologies el pasado 7 de marzo del presente 2024, titulado: “ La idiotización y la estupidez humana: ¿Decadencia e involución?”. Y es que aprecio una importante relación entre la idiotización continua y sostenida en el tiempo de la población, con el auge de los movimientos conspiranoicos, negacionismos, chemtrails, terraplanismo y demás corrientes similares actuales. Es más que evidente el auge actual consistente en cuestionar dilemas y asuntos ya resueltos hace mucho tiempo por la ciencia. Hay que destacar que el negacionismo y la conspiración existen desde hace cientos de años, pero analizaré este auge contemporáneo actual en este artículo.

Chomsky decía en 1993 que: “en un estado totalitario no importa lo que la gente piensa, puesto que el gobierno puede controlarla por la fuerza de las porras. Pero cuando no se puede controlar a la gente por la fuerza, se tiene que controlar lo que la gente piensa, y el medio típico es mediante la propaganda…”

La relación de lo descrito anteriormente con el auge de la extrema en occidente, sobre todo, merecen un estudio. El negacionismo de la Covid-19, las críticas infundadas contra vacunas, los bulos xenófobos o los movimientos entre lo político y lo esotérico que han arraigado en EEUU, todas requieren de un mismo esquema mental en el que el sujeto cree que «un grupo de personas se está confabulando en secreto para promover algún tipo de resultado siniestro», según explica Roland Imhoff, profesor de Psicología Social y Legal de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz (JGU). Un nuevo aliado de la manipulación ha surgido con las nuevas tecnologías y las redes sociales, pues permiten al destinatario aislarse de la eventual discrepancia en un entorno más amplio. La difusión de noticias falsas no es nueva ya que siempre han existido los rumores; lo que ha cambiado es la proliferación masiva, es decir, su transformación en virus por medio de las modernas tecnologías a través de internet y sus más diversas herramientas, con mensajes repetitivos hasta la saciedad que se convierten en mantras. En referencia a todo esto, me permito la licencia de recomendar la lectura de Sylvain Timist: “Estrategias de la manipulación” (2002), y cuyo subtítulo es muy revelador; “las estrategias y las técnicas de los dirigentes del mundo para la manipulación de la opinión pública y de la sociedad…”.

Hemos podido comprobar últimamente como la ultraderecha adopta mensajes que pudieran parecer rupturistas en la sociedad actual, para así dotar a sus seguidores de cierta “rebeldía” confiriendo al individuo un estatus de supremacía intelectual sobre la masa, por muy absurdos que sean esos mensajes. Como ejemplo de esto podríamos señalar el auge del terraplanismo, algo ya superado hace mucho tiempo, comprobado científicamente, y que ha vuelto a resurgir.

El miedo también ocupa un papel importante para ganar adeptos. Difunden miedo y odio a lo diferente para luego ofrecerte y venderte seguridad, incluso convirtiendo problemas puntuales en problemas principales. Los medios de comunicación han facilitado la tarea del manipulador, pues ya no precisa un contacto directo, sino que genera un mensaje a una multitud de individuos que comparten un espacio que puede introducirse en sus propios hogares propiciando la captación de la voluntad de unidades familiares completas, ya sea a través de la radio, la televisión, prensa digital y con las nuevas tecnologías a través de influencers, canales de YouTube, redes sociales, etc.

Aquí podríamos destacar el miedo a la ocupación de viviendas y la xenofobia, o más bien, aporofobia, desde mi punto de vista.

En cuanto al problema de la xenofobia hacia las personas migrantes, he tenido la percepción de cierta transformación en el relato. En un principio, tanto la derecha como la extrema derecha, basaban su propaganda en que venían a “quitar el trabajo a los/as trabajadores/as nacionales”. Este relato se tuvo que transformar al ver la evidencia de que estas personas migrantes ocupaban puestos de trabajo que la población nacional ya no cubría, como puede ser el cuidado de mayores, empleadas de hogar, trabajos agrícolas y ganaderos, etc. El paso siguiente fue exponer que reciben subvenciones solo por entrar (con la incoherencia que esto supone, ya que una persona que está en situación irregular, no recibe ayuda económica porque no está en situación legal, por lo que no puede abrir ninguna cuenta bancaria para recibir tales ayudas, exceptuando las ayudas a menores no acompañados, por razones obvias de sustento básico humanitario). Ahora hablan de invasión e islamización y planes conspiranoicos de sustitución poblacional. También está presente la propaganda de criminalizar y deshumanizar a las personas migrantes con la delincuencia, con especial gravedad sobre los/as menores migrantes no acompañadas, es decir, sin familiares que se puedan hacer cargo de su crianza hasta la mayoría de edad. Los datos de criminalidad de las personas migrantes nos muestran que llevan años manteniéndose, mientras el número de personas migrantes aumenta cada año. La cuestión es sesgar la información recalcando solo los delitos que les interesan para su propaganda de manera muy repetitiva.

Cartel electoral de Vox en la estación de cercanías de Sol./Marta Fernández Jara – Europa Press – Archivo. 6 de julio de 2021

Con respecto a la ocupación, se da por una amplia mayoría en pisos y casas desocupadas, ya sea porque están destinados a períodos vacacionales, o porque estén vacíos y su destino sea la especulación, sobre todo por entidades financieras o “fondos buitre”. Las empresas de alarmas y de seguridad también se aprovechan de esta circunstancia para hacer negocio.

Encuentro un patrón común usado por la ultraderecha para culpabilizar a estos sectores poblacionales, y es la aporofobia. Tanto los migrantes en situación irregular, como las personas que se ven obligadas a ocupar viviendas, están en situación de extrema gravedad por su vulnerabilidad ante la exclusión social. Es evidente que las personas en esta situación, tienen más posibilidades de cometer delitos para poder cubrir las necesidades básicas de importancia vital que precisa cualquier ser humano, al estar excluidas del sistema de bienestar social . Este es el caldo de cultivo propicio para que la extrema derecha culpabilice a los sectores poblacionales más vulnerables de los males de la sociedad, por eso hablé de la aporofobia. Culpabilizan a los pobres que llegan para ser explotados, pero nunca a sus explotadores; mafias, traficantes de personas, narcotraficantes, proxenetas o a especuladores de diferentes sectores, por ejemplo estos nunca son objeto de sus críticas. Nunca incomoda a la opinión pública los migrantes que se instalan en el país con cierto estatus económico o social (futbolistas, artistas o grandes empresarios, por ejemplo). La xenofobia se convierte así en aporofobia, ya que es un problema de clase social y estatus socio-económico, no étnico ni de procedencia.

A continuación, voy a analizar algo que creo de suma importancia, y es el negacionismo de cambios en nuestro planeta. A pesar de los numerosos estudios de profesionales científicos, que dicen que el ser humano está acelerando los procesos de cambio terrestres en cuanto a climatología, geología, orografía, o biología, por ejemplo, la ultraderecha defiende que estos cambios han existido siempre a lo largo de la historia del planeta. Lo que ocultan es que las prácticas humanas están acelerando estos procesos de una manera muy preocupante, forzando el “ritmo vital” del planeta. La sobreexplotación de recursos, el fracking, la contaminación, la deforestación, por ejemplo, son los principales motivos de estos procesos, y claro, esto es necesario para mantener el actual sistema capitalista global. Este sistema depredador es defendido por la ultraderecha, ya que su planteamiento ideológico no le permite criticar al capitalismo, por ser su base ideológica.

Otra incoherencia más, serían los chemtrails. Exponen que nos están envenenando para una reducción sistemática de la población mundial y con el manejo climatológico; controlar las estaciones, épocas de lluvias y de sequías, etc. “Las élites”, según ellos/as, controlan así las producciones de alimentos agrícolas y nuestra forma de vivir.

Algo en lo que están haciendo hincapié últimamente, es en atacar de manera frontal la Agenda 2030. Estos son 17 objetivos para alcanzar un desarrollo sostenible. Los países se comprometen a llegar a estos objetivos en dicho año (algo que dudo, por lo que he expuesto anteriormente, algunos de ellos son incompatibles con el sistema global capitalista que impera actualmente), y analizándolos uno a uno, harían que viviéramos en un mundo mucho más sostenible que el que tenemos ahora. Es inexplicable que alguien con cierta cordura se oponga a estos objetivos que benefician a la población mundial, y representan principios de justicia social

Fuente. Ineco.

El movimiento antivacunas también merece especial atención. Las vacunas, esas que nos han salvado y nos siguen salvando de tantas enfermedades, muchas de ellas mortales, también son sus enemigas. Durante el confinamiento que tuvimos por la Covid-19, los conspiranoicos aparecieron como setas. Todavía siguen coleando sus argumentos sobre los efectos secundarios de la vacuna, argumentando que fue una vacuna experimental y que nos vacunaron de manera masiva y ahora estamos sufriendo las consecuencias. No seré yo quien defienda a la industria farmacéutica, ya que veo muchos intereses económicos para seguir engordando la industria y seguir multiplicando sus beneficios, pero un hecho evidente fue que desde que la población se empezó a vacunar, las muertes por esta pandemia disminuyeron exponencialmente, y esto es incuestionable si echamos la vista atrás a día de hoy. El problema es que el negacionismo no quedó ahí, su batalla se generalizó hasta criticar a todas las vacunas, o una amplia mayoría de ellas. Recientemente, también están apareciendo negacionistas de la pasteurización de la leche, recomendando beberla según sale del animal, sin someterla a ningún proceso.

Siendo consciente de que me quedan muchos campos por analizar, no voy a dejar pasar la oportunidad de que estas personas están incluso negando el actual genocidio que se está produciendo en Palestina, o incluso defendiéndolo con argumentos tan banales como que el estado sionista se está defendiendo de supuestos ataques de milicianos palestinos, obviando derechos humanos y deshumanizando a la población palestina. Son precisamente los sionistas quienes están constantemente agrediendo a la población palestina, incumpliendo tratados, acuerdos y resoluciones de la ONU, encarcelando incluso niños/as, colonizando sus tierras y buscando apropiarse de todo su territorio. Estos problemas se dan desde la instauración del estado de Israel en 1948, y el negacionismo se produce cuando reducen todo a los supuestos ataques realizados hace casi un año en territorio israelí por la resistencia palestina.

Estas corrientes están lideradas mundialmente por personas ultraliberales, neofascistas, extremistas de derechas y ultra capitalistas. Personas como Trump y Bolsonaro (recordad los asaltos a parlamentos por sus seguidores argumentando alteración en resultados electorales), Milei, Netanyahu, Santiago Abascal, etc.

Todos estos líderes, en colaboración con multimillonarios, grandes empresarios y personas con cierta influencia social en diferentes ámbitos, acaparan medios de información y redes sociales para difundir sus proclamas y mensajes.

Elon Musk también se ha alineado con líderes y gobiernos autoritarios, y desde su compra de Twitter, ha facilitado la difusión de las ideas de extrema derecha. Su última batalla ha sido el reciente cierre de la plataforma en Brasil.

Algo que hemos podido comprobar a lo largo de este artículo, ha sido la sintetización simplista de argumentos que se utiliza para formar una caterva de personas dispuestas a lo que sea por defender estas ideas. Las personas objeto de sus ataques con estas prácticas, son las personas más desfavorecidas o vulnerables, socialmente hablando. Nunca atacan ni critican las prácticas de grandes empresarios, multimillonarios o personas con poder económico.

Volviendo al tema de la migración, y tomándolo como ejemplo, su solución es la prohibición de entrada de personas y blindar países o incluso continentes, solución muy simplista para un problema de dimensión mundial. No son conscientes de que la migración de personas ha existido siempre y seguirá existiendo. La solución sería ayudar al crecimiento de los países de origen, dejar de explotarlos y colonizarlos, dejar de provocar guerras, evitar la proliferación de campos de refugiados, y que las personas no tengan la necesidad vital de huir de sus países. Es cierto que todo esto choca de manera frontal con la extracción de minerales y recursos, el negocio de la industria armamentística y tantos intereses económicos que hay por parte de países colonizadores. Los migrantes climáticos también se está convirtiendo en un problema emergente que habría que afrontar.

Como conclusión, y aludiendo al comienzo de este artículo, pienso que la extrema derecha ha encontrado un nicho de votantes y seguidores fieles. Están aprovechando la continua degeneración intelectual y potencialización de la ignorancia que se está produciendo en el mal llamado “primer mundo”. De este modo, las mentiras, fake news, manipulaciones, medias verdades y conspiraciones, calan en la población dispuesta a dejarse seducir con mensajes rápidos y fugaces, simplistas, repetitivos, cortos y vacíos de contenido.

Así que, por favor, piensa antes de repetir.

Roberto Aguado Gudiel.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

https://www.nytimes.com/es/2023/10/03/espanol/opinion/extrema-derecha-europa.html

https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-ng/por-que-crece-extrema-derecha-europa_22532

https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-37821738

https://elordenmundial.com/elon-musk-peligro-democracia-twitter-x-extrema-derecha/

Libro: “Estrategias de la manipulación” Año 2002. Sylvain Timsit.

Libro: “Contra el fascismo” Año 2018. Umberto Eco.

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