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Los médicos rurales en España precisan de reconocimiento, visibilidad y óptimas condiciones laborales para hacer frente a los grandes desafíos que se avecinan dada la despoblación en dicho medio y la inversión progresiva y acuciante que está sufriendo la pirámide poblacional.

El mundo rural es un ámbito en el que la medicina de familia es fundamental por la proximidad que tiene a los pacientes. Ya en el VI Congreso de Medicina Rural organizado en 2023 en Santiago de Compostela por la «World Organisation of Family Doctors (WONCA)» se resaltó la importancia de la formación de los médicos rurales y la necesidad de una mayor promoción y reconocimiento profesional. Sin embargo, en el momento actual, el médico rural sigue en clara desventaja respecto a los médicos urbanos.

La Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC) ha creado el grupo de trabajo de Medicina Rural para tratar de resolver las distintas dificultades que tiene este colectivo. La principal función de dicho grupo es tratar de dar visibilidad a la medicina que se ejerce en el ámbito rural ya que lamentablemente hay muchos profesionales que no optan por esta posibilidad por desconocimiento. En el momento actual el diagnóstico que puede hacerse de la medicina rural es el mismo que para el resto de la medicina española pero agravado por las propias condiciones y dificultades de las zonas no urbanas. La falta de apoyo institucional es notoria y, a pesar de que los profesionales son altamente cualificados, se les considera de categoría inferior frente a médicos de especialidades hospitalarias. A eso se le suma el hecho de no estar presentes en las universidades como asignatura, lo que conlleva que los estudiantes de medicina no conocen la importancia de la medicina de familia y mucho menos la que puede ejercerse en un pueblo.

Existen importantes problemas sanitarios de base en toda España, como la necesidad de una mayor dotación presupuestaria y como las distorsiones que aparecen al tener 17 sistemas sanitarios distintos con diferentes condiciones laborales. La atención primaria, y sobre todo la rural, necesita una reflexión profunda y recursos humanos y materiales para hacerla atractiva a los profesionales, ya que no puede dudarse de que sea una especialidad indispensable. El grupo de trabajo de la SEMFYC nació con esa vocación de reivindicar la especialidad que está alejada los hospitales de referencia y que precisamente por ello, a la hora de solventar urgencias, precisan de una cualificación muy alta. Sería muy necesaria una formación específica y un intercambio de conocimientos a través de médicos tutores que ya hayan realizado dicho trabajo.

Con mucha frecuencia el médico rural debe atender y asistir a varias poblaciones muy distantes entre ella y la variedad de patologías se multiplica. Es necesario velar por que los ciudadanos que viven en estos núcleos poblacionales tengan el mismo acceso a las prestaciones del Sistema Nacional de Salud que el resto.

La falta de profesionales médicos en España se ha ido poniendo en evidencia a lo largo de los años, y es una realidad que puede empeorar si no se busca la manera de revertir esta situación, que será más evidente en las zonas rurales en las que hay que hacer largos desplazamientos y se convierten en entornos menos deseables que el urbano. Se suman en estos momentos las malas condiciones laborales que provocan que muchos de los nuevos médicos incluso opten por trabajar fuera de España. Los médicos emigran debido a la situación de extrema precariedad, no solo en cuanto a condiciones de trabajo y sueldo, sino también respecto a la mala atención que se les puede ofrecer a los pacientes.

La medicina rural se enfrenta además al nuevo reto de la próxima jubilación de muchos profesionales en los años venideros. El relevo generacional va a ser muy difícil, entre otras cosas porque no existen datos concretos del número de profesionales que hay en los pueblos ya que no está claramente definido el concepto de ruralidad. Antiguamente se definía por cantidad de habitantes y por densidad de población, pero al igual que se hace en Europa, donde se tienen en cuenta otros parámetros, necesitamos otras variables sociales que permitan saber lo que es o no rural.

El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) ha realizado el estudio «Medicina y el médico rural en la actualidad», en el que se recoge que el 28% de los facultativos que ejercen en la sanidad rural en España se jubilarán en los próximos cinco años, cosa que dejará a muchas poblaciones desasistidas y a la sanidad en la «España vaciada» como la «hermana pobre» de una Atención Primaria ya de por sí en plena crisis. La edad media de los profesionales está por encima de los 50 años, siendo un tercio de ellos mayores de 60 años. El estudio recoge también que el 45% de los médicos rurales realiza más de 50 kilómetros diarios para poder acudir a sus poblaciones de trabajo, en muchas ocasiones por carreteras de difícil accesibilidad. Casi el 90% de estos médicos corre además con los gastos que suponen esos desplazamientos. Generalmente el hospital de referencia está a más de 30 kilómetros de distancia de sus consultorios. Se pone también de manifiesto en este estudio que las comunidades donde se concentra la mayoría del colectivo son Aragón y las dos Castillas.

Cuantificar el trabajo de los profesionales debería ser algo fundamental: los desplazamientos, la peligrosidad de los trayectos, etc. La mayoría utiliza su propio vehículo, lo que implica pagar la gasolina, que no se retribuye como sí se hace en otros países. Dentro del grupo se representan las distintas ruralidades, desde pueblos madrileños con población elevada hasta zonas en Ávila cuyo médico asiste a 23 pueblos con muy poca densidad de población, por lo que hay que definir las distintas necesidades en cada caso. Sin embargo, los contratos actuales de días, semanas o meses (en el mejor de los casos) no se puede conocer bien la situación y mucho menos los salarios, que son muy inferiores a la media europea.

Es muy necesario un mayor apoyo por parte de las administraciones ya que hasta ahora no se han tomado las medidas oportunas para que se queden en España profesionales altamente cualificados. Se buscan alternativas como la telemedicina, pero no hay que olvidar que no es algo para suplir sino para apoyar. Es muy necesaria en el mundo rural, pero ni puede ni debe sustituir al profesional.

Casi ocho millones de personas en España viven en el medio rural pero su creciente despoblación ha hecho saltar todas las alarmas, incluidas las de las necesidades sanitarias de sus habitantes y de médicos para cubrirlas. Se deben reestructurar profesionales y medios de forma consensuada, teniendo en cuenta la carga y la continuidad asistencial, las peculiaridades geográficas, la distancia al hospital de referencia y la conciliación familiar. La implantación de la vídeoconsulta debe realizarse siguiendo protocolos estrictos, como herramienta complementaria y en ningún caso sustitutiva de la presencia física del facultativo, ya que el contacto directo con el paciente y la exploración física es particularmente importante en situaciones de urgencia.

Es preciso dar pasos coordinados en la dirección correcta para poder ofrecer asistencia sanitaria igualitaria y de calidad hasta en los rincones más escondidos del país. Puede conseguirse y es necesario luchar por ello.

Marta Valle

Marta Valle Carbajo

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