Anthropologies → Lee la primera parte aquí Hemos hablado de criaturas pseudohumanas como vampiros, Frankenstein, la momia, el hombre lobo… y luego hemos hablado de fantasmas, espíritus, otros entes, vudú, ouijas, sectas satánicas, demonios y posesiones. Con motivo de Halloween, hablaremos también de sagas populares. Encontramos algunas como “Destino final”, “Chucky, el muñeco diabólico “y “Leprechaun”, con

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Lee la primera parte aquí

Hemos hablado de criaturas pseudohumanas como vampiros, Frankenstein, la momia, el hombre lobo… y luego hemos hablado de fantasmas, espíritus, otros entes, vudú, ouijas, sectas satánicas, demonios y posesiones.

Con motivo de Halloween, hablaremos también de sagas populares. Encontramos algunas como “Destino final”, “Chucky, el muñeco diabólico “y “Leprechaun”, con cierto tinte juvenil.

Y otras sin embargo más serias como “La profecía” (Te Omen, 1976) con ese Damien que pone los pelos de punta. Soberbio Gregory Peck en este filme de profecías y satanismo.

También hay que recordar la saga de “Los chicos del maíz” de 1984 (basado en un libro del gran Stephen King), que utilizan a los niños para dar verdadero terror, como ya hiciera la fantástica “¿Quién puede matar a un niño?” en 1976, de Chicho Ibañez Serrador. En ésta última, una pareja extranjera llega a una isla Española de viaje de novios y descubren que allí no hay adultos… Imprescindible, terror en vena.

El recurso de usar a los niños para dar terror ha sido muy utilizado en el cine, como bien hemos dicho, hay que recordar en esta línea también “El pueblo de los malditos” (1995) de Carpenter, un pueblo en el que todas las mujeres quedan embarazadas de golpe y dan a luz a unos niños terroríficos, con unos poderes sobrehumanos para hacer el mal. Justo acabo de visionarla otra vez y no estoy nada de acuerdo con la nota de IMDb (5,6). Me parece una película sencilla pero muy interesante. Carpenter, como siempre, ahonda en el terror en este filme que es un Remake de otra película de 1960, basado en el libro “Los cuclillos de Wynhham” de John Wyndham.

También se han puesto muy de moda los slashers, un subgénero producido en el contexto del cine de explotación (que basan su atractivo en los temas moralmente inaceptables y socialmente escandalosos como el comportamiento sexual humano, el erotismo, la violencia, el crimen o el consumo de drogas. Generalmente son de bajo presupuesto, pretenden obtener éxito comercial y colocarse dentro del culto popular con sus temáticas escabrosas, más que con su calidad estética.)

El término mismo slasher, es un anglicismo derivado de la palabra «slash» («cuchillada» o «corte»). La característica habitual de este subgénero es la presencia de un psicópata que asesina brutalmente a adolescentes y jóvenes que se encuentran fuera de la supervisión de algún adulto. La mayoría de las veces las víctimas están envueltas en situaciones sexuales o consumo de drogas.

El éxito de público de este tipo de películas ha tenido como consecuencia la producción de numerosas secuelas, creando verdaderas franquicias, que comenzaron entre otras, con la mítica saga de “La matanza de Texas” y su familia de personajes extraños, ¿Quién no recuerda a ese enmascarado con piel humana y una motosierra corriendo por el monte, en los 70?

De argumento sencillo, sabe mantener la tensión y crear verdadero malestar con las cosas tan horribles que les ocurren a los pobres chicos a manos de esta familia disfuncional y terrorífica. Tenemos 9 entregas de esta mítica saga, pero realmente ninguna está al nivel de la enferma naturalidad de la primera, donde un Tobe Hooper (director) destaca como el amo del terror seco. Profesor universitario y director de fotografía, nos obsequia con algunos de los momentos más impactantes visualmente del cine. Corre la leyenda de que “Poltergeist” fue rodada por Steven Spielberg y no por Hooper, la verdad… nunca la sabremos.

«Tienes que enviar una sensación física a través de la lente y no dejar que se desaparezca. Me gusta hacerlo cada vez más rápido, bombeando y golpeando hasta que llegue a ti».

Tobe Hooper.

Otra saga mítica es “Halloween” (1978), para mí un poco sobrevalorada pero que consigue su objetivo, que es entretener. Este año hemos tenido la última entrega, con una Jamie Lee Curtis que cierra el círculo. De niña asustada, pasa a señora bastante cabreada que quiere venganza… Todos recordamos a Jamie gritando como una posesa en el 78, por algo le llamaron “la reina de los gritos” del terror ochentero.

Tenemos 13 entregas del asesino en serie Michael Myers, que parece que resiste a morir en todas ellas.

Un poco después, en 1984, empieza la saga de “Pesadilla en Elm Street”; con ese personaje tan potente e intimidante de Freddy Krueger; magníficamente caracterizado e interpretado por Robert Englund (que nos ha visitado este año en el Festival de cine de Sitges), traumando a toda una generación que tuvo miedo a dormir.

Aún suena en mi cabeza la canción infantil de la película “uno, dos, tres, ya viene a por ti…”

Mas tarde, en 2004 comienza una gran saga bastante popular llamada “Saw” (9 entregas nada menos), que marcó a toda una generación y creó escuela. Al menos la primera y la segunda entrega son muy recomendables. Después fue imitada hasta la saciedad, como por ejemplo en “Escape room” (2019).

Aunque ya se había visto algo similar y bastante bueno en 1997 con “Cube”, una película con una opresiva y claustrofóbica atmósfera y tintes de Sci-fi, que no me canso de ver y que disfruto todas las veces… con un argumento muy original.

Otro de los asesinos en serie que creó una franquicia importante, es Jason Voorhess y su “Viernes 13” (1980), dejándonos hasta la fecha con 12 entregas. Mitad víctima, mitad verdugo, este Jason no nos deja indiferentes. ¿Cuántas personas se disfrazarán cada año de este personaje con su máscara de hockey?

Al igual que Myers, Voorhess se resiste a morir entrega tras entrega, dotando al personaje de poderes sobrenaturales, que hasta ha estado en el espacio (“Jason X”, 2001), creando quizás una conjunción bastante fallida.

Interpretado en cada entrega por un actor diferente, Jason es sin duda uno de los personajes de slasher más potente.

Los asesinos en serie, además de protagonizar todas estas sagas, también han servido para otras icónicas películas, siendo un subgénero que gusta bastante. Destacamos “Funny games” del brillante Haneke, película que me fascina, tanto la versión original como el remake americano con Naomi Watts y Tim Roth, que no desmerece. Aunque personalmente siempre he preferido la austríaca de 1997, que me da mucho mal rollo, con unos personajes magnéticos que dan bastante grima (es precisamente la caracterización tan potente, la que facilita la atmósfera opresiva) y un terror psicológico brutal que se palpa durante todo el filme. ¿Quién no recuerda esos guantes de golf?

Una película que hace sufrir desde el minuto uno, ahondando en el terror individual; pero a la vez compartido; de que entren en tu casa unos desconocidos. Tan sencillo y a la vez maquiavélico como eso.

Con bastante cariño recuerdo también “Secuestrados”, película española de 2010, que visioné por primera vez en el Festival de Sitges y que toca también el tema de que unos extraños entren en tu casa, con mucha maestría. Creo que es uno de los inicios que más me ha impactado, ver correr a esa persona con la bolsa en la cabeza, fue chocante y claustrofóbico.

Ambas películas dejan muy mal cuerpo.

Otras películas como “Zodiac” de David Fincher (2007), pusieron de moda basarse en hechos reales a la hora de contar una historia macabra de asesinos en serie; ésta en concreto basada en el libro con el mismo nombre; narra la búsqueda del famoso “Asesino del Zodiaco”, que asesinaba en la bahía de San Francisco a finales de los 60, burlándose de la policía al enviar cartas y mensajes cifrados, a los periódicos. Sigue siendo hoy en día uno de los crímenes más famosos sin resolver, de los EEUU.

También “Monster” con Charlize Theron (2004) nos cuenta una historia basada en hechos reales, la vida de Aileen Wuornos, que, tras una vida complicada, queda abandonada a los 15 años y tiene que prostituirse para poder sobrevivir. Allí conoce el rechazo de los hombres a causa de su aspecto y personalidad. Hasta que conoce a Selby; bastante más joven que ella; y las dos deciden emprender una nueva vida sin apenas recursos. Aileen decide volver a prostituirse y tras una agresión con un cliente, acaba matándolo. Tras esto, comete varios asesinatos más “por amor”y para sobrevivir.

La película en su día me impactó mucho, muy grande las actuaciones de Chalize Theron y una Christina Ricci muy jovencita. Theron ganó un Oscar, un globo de oro y el premio del sindicato por su transformación completa en Aileen, para la que tuvo que engordar 14 kg y usar prótesis en la cara, dientes y otras partes del cuerpo.

No podemos dejarnos “El silencio de los corderos” (1991) con su icónico Dr Hannibal Lecter; interpretado por el gran Anthony Hopkins; que nos hizo a todos pasar un mal rato. Basada también en una novela, ganó hasta 5 Oscars, uno de ellos para Hopkins, por su papel de psiquiatra con tendencias caníbales, ingresado en un manicomio.

Una alumna del FBI (Jodie Foster) deberá entrevistar a este psicópata inteligente; para conseguir información de otro asesino llamado “Buffalo Bill”; el cual tratará de engañarla y confundirla adentrándose en su mente para ahondar en sus traumas infantiles. Un clásico que no debéis perderos. ¿Cuántos Hannibal Lecter habremos visto en las cabalgatas de carnaval y Halloween?

Otra película de culto que no podemos dejar de comentar es “Psicósis” (1960), dirigida por Alfred Hitchcock y protagonizada por Anthony Perkins, Vera Miles y Janet Leight, basada en la novela homónima del 59, que fue inspirada por los crímenes de Ed Gein, un asesino en serie de Wisconsin. La trama discurre casi toda en un solitario Motel, donde se aloja una secretaria que ha huido con dinero robado de su empresa, y que es regentado por Norman Bates.

El filme fue nominado a 4 candidaturas de los Oscars, y es hoy en día aclamada como una de las mejores películas de la historia del cine. Nunca podremos olvidar la sonrisa perturbada de Bates.

Tuvo luego varias secuelas, parece ser que sin demasiado éxito.

Veamos algunas de las peculiaridades; que no son pocas; por ejemplo, Hitchcock no dejó que los protagonistas hicieran ninguna entrevista, encargándose él de toda la promoción. Compró los derechos del libro en el 55, encargando a su agente que se hiciera con todos los ejemplares, para que el final de la película fuera totalmente una sorpresa para el espectador.

La paranoia de Hitchcock llegó hasta el punto de no dejar entrar a los espectadores una vez iniciada la sesión, aunque meses antes ya se habían filtrado algunos detalles, en algunas revistas.

También se conoce que pegó un buen susto a Leight (CUIDADO SPOILER) con el cadáver de la Sra Bates; por eso quedó tan realista; la cual cobró por esta película una cuarta parte de lo que recibía habitualmente. Su personaje solo aparecía en dos capítulos del libro, pero el guionista decidió convertirla en protagonista.

Otra curiosidad es que la famosa escena de la ducha fue rodada por una doble (Marli Renfro), que era actriz, bailarina y conejita Playboy. Ésta tuvo que rodar desnuda y se colocó unos parches en sus partes íntimas que se caían continuamente a causa del agua, el director no dejó que se los quitara para rodar, por mucho que insistió la muchacha, cansada de pegarlos una y otra vez.

Se utilizaron solomillos y una variedad de melón, para imitar el sonido del apuñalamiento de un cuerpo humano y el famoso sirope Hershey’s de chocolate, para la sangre.

Famoso por aparecer en todas sus películas; el director; hace acto de presencia luciendo un sombrero de cowboy fuera de la oficina donde trabajaba Marion Crane.

La casa Bates, que fue inspirada por un cuadro de Hopper, aún sigue en pie, y puede visitarse en los estudios de Universal de los Ángeles.

Otra curiosidad es que se desató tanto pánico tras el filme, que hasta Walt Disney le prohibió rodar en Disneylandia, por suerte al final sí que llegó a rodar un par de años más tarde, alguna escena de “Los pájaros”.

Hitchcock quiso que la banda sonora de la película; compuesta por Bernard Herrmann; consistiera en composiciones solo para instrumentos de cuerda. El inquietante resultado pone los pelos de punta.

Y como anécdota graciosa, Hitchcock se atrevió a filmar el primer retrete que apareció en la historia del cine… con tirada de cisterna incluida.

Tras su estreno, la película recaudó 15 millones de dólares, convirtiéndose en el mayor éxito del director, que recibió su quinta y última nominación al Oscar.

Recordemos también la magnífica “Seven” (1995); de David Fincher; que nos hizo estremecer con ese final tan increíble e inesperado. El teniente Somerset (Morgan Freeman), está a punto de jubilarse y ser reemplazado por el ambicioso e impulsivo detective David Mills (Brad Pitt). Ambos tendrán que colaborar en la resolución de una serie de asesinatos cometidos por un psicópata que toma como base los siete pecados capitales (gula, pereza, soberbia, avaricia, envidia, lujuria e ira). Los cuerpos de las víctimas, sobre los que el asesino se ensaña de manera impúdica, se convertirán para los policías en un enigma que les obligará a viajar al horror y la barbarie más absoluta.

“American Psycho” (2000) de Mary Harron, nos obsequia con un Christian Bale más que terrorífico, en uno de sus papeles más demenciales. En un mundo superficial, Patrick Bateman cumple todos los requisitos de Master del Universo, desde el diseño de su vestuario hasta el de sus productos químicos. Es prácticamente perfecto, como casi todos en su mundo e intenta desesperadamente encajar en él. Cuando más intenta ser como cualquier otro hombre adinerado de Wall Street, más anónimo se vuelve y menos control tiene sobre sus terribles instintos y su insaciable sed de sangre, que lo arrastra a una vorágine en la que los objetos valen más que el cuerpo y el alma de una persona.

Personalmente me gusta bastante, aunque le encuentro algunas pegas, como algunas escenas un poco sobreactuadas por Bale y (ATENCIÓN SPOILER) y por ejemplo, la escena en la que le corta la cabeza en la escalera con una motosierra, me parece muy poco creíble. El final es brutal, eso sí.

Un poco en otra línea estaría “Memories of Murder” (2003), traducida en España como “Crónica de un asesino en serie”, película muy interesante sobre un asesino en serie que mató en Corea a una decena de mujeres entre el 86 y el 91… Muy recomendable.