3 0
Read Time:3 Minute, 47 Second

Susana R. Sousa

Susana R. Sousa

Françoise Gilot es una de las pintoras del siglo XX a la que hemos conocido muy por debajo de lo que merece su talento. Aún hoy sigue viva y sus pinturas se exponen en las mejores galerías.

“En los textos teóricos desde la Antigüedad hasta nuestros días, realizados casi exclusivamente por hombres, la mujer ha sido un sujeto extraño, el “otro”, desconocido y en muchos casos maldito. La mujer ha sido percibida a través de la mirada del hombre, que al mismo tiempo ha dispuesto de su fuerza de trabajo, de su sexualidad y del orden que imponía la subordinación de la mujer y su incardinación en el ámbito de la familia como reproductora de la estirpe masculina” (López, 2003)

En todos los campos de estudio cuecen habas y hasta que la mujer no ha entrado de lleno en ellos no ha sido posible verla y reconocerla como sujeto. No lo fue en la antropología hasta la aparición de Margaret Mead o Audrey Richard, por ejemplo, pero tampoco lo fue en filosofía en ciencia o en arte. Aún hoy asistimos al desvelamiento de un discurso propio por parte de las mujeres en muchas disciplinas y a cuentagotas empiezan a llegarnos noticias de artistas silenciadas por la sociedad de su tiempo. Algunas de ellas han sido vinculadas a sus compañeros sentimentales y su valor ha quedado relegado a esa relación personal. Musas, asistentes, secretarias o amantes del artista, pero pocas veces se ha desempolvado la verdad para darle el lugar que merecen dentro de la historia del arte.

Numerosas investigaciones han hecho patente el papel secundario de la mujer en el arte, así que negarlo es ya una osadía reaccionaria. Incluso aquellas que se atrevieron a destacar o que tuvieron el privilegio para salirse del rol impuesto, han sido invisibilizadas en los libros de texto más elementales. La consecuencia: una mala educación a generaciones enteras de chavalas y chavales que han (hemos) crecido creyendo que la mujer no está capacitada para pintar, ni esculpir, ni escribir, pero que, eso sí, es una criatura magnífica y un ser celestial sin el cual ni el Fary ni ningún hombre que se precie podría vivir. Porque ¿qué sería el mundo sin nosotras, ¿eh?

Una de estas mujeres silenciadas y, en este caso, además, repudiadas por dejar a uno de los artistas más ensalzados del mundo, fue la pintora Françoise Gilot. Aún se la nombra cómo la mujer de, a pesar de que ella ha manifestado en más de una ocasión que aquella relación fue un paréntesis en su larga vida. Algunos se han empeñado en ver dos versiones de la misma verdad, como ocurre en la película “El acusado”, convirtiendo al abusador en una víctima de su educación y de sus circunstancias, pero no nos interesan los discursos ambivalentes, nos interesa la Gilot y su pintura, lo que es y lo que pudo haber sido y no fue, precisamente, a consecuencia de su relación sentimental. Hoy día suele incluirse a Gilot entre las artistas más influyentes y famosas de la historia, junto a Frida Kahlo o Maruja Mallo, pero el camino hacia su reconocimiento no ha sido fácil, a pesar de ser una pintora de gran talento. Su reconocimiento empezó, sobre todo, cuando dejó París y se mudó a Nueva York en 1970. Pintora, crítica de arte y escritora, el estilo de Françoise Gilot se engloba dentro del cubismo, pero aportando una abstracción en la que destacan los colores y la inspiración en la naturaleza, sobre todo en su obra madura. “En sus pinturas más recientes las fuerzas de la naturaleza, el tiempo y el espacio son sus temas favoritos, con ellas puede demostrar que se puede mantener la vitalidad de una tradición y, al mismo tiempo, avanzar hacia otros territorios del mundo del arte” (Concha Mayordomo).

Con motivo de sus 100 años, la casa de subastas Christie’s reunió 30 de sus pinturas en una exposición en su sede de Hong Kong y hoy día podemos ver sus obras expuestas en el MET y el MOMA de NY, el Centro Pompidou de París, la Bibliotheque Nationale de France y la National Gallery of Victoria en Melbourne.

Lo que no se nombra no existe, por eso tenemos que seguir nombrándolas, porque ha habido y hay mujeres en todos los ámbitos de la vida, en todas las disciplinas y esto lo tienen que saber, sobre todo, todas las niñas.

Referencias

Gilot, F. (1998). Vida con Picasso. Barcelona. Ediciones B.

http://www.francoisegilot.com/home.php

Happy
Happy
100 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %
anthropologies
Entrada anterior Por quién doblan las campañas
Entrada siguiente Cuando el clima altera tu vida

Average Rating

5 Star
0%
4 Star
0%
3 Star
0%
2 Star
0%
1 Star
0%

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.