Amaia Castresana Palma
El clima influye en nuestro organismo, tanto a nivel físico como mental. Nadie escapa a sus efectos, aunque hay una importante parte de la sociedad que lo sufre de una manera más especial
“De la misma manera que el tiempo meteorológico es como el estado de ánimo, el clima sería como nuestra personalidad, construida de manera más robusta a lo largo de los años y que se va moldeando a través de las diferentes situaciones que vivimos, entre otras cosas”
Mar Gómez, responsable de meteorología de Eltiempo.es y doctora en Físicas. Meteorosensibles (Editorial Península)
Que el clima nos condiciona no es nuevo. No es lo mismo vivir a 30ºC bajo cero que hacerlo a 30º positivos. La climatología influye en nuestro organismo tanto a nivel físico como mental. El calor, el viento… alteran de forma importante la salud de mucha gente. Y esto, por ejemplo, con la rapidez con que estás sucediendo el cambio climático, está empeorando.
La influencia del tiempo sobre la salud del ser humano ya se sospechaba en la antigüedad. En época de Hipócrates ya se relacionaba el tiempo con las enfermedades. Sus estudios han permitido del desarrollo de la biometeorología, la ciencia que estudia la relación entre los cambios estacionales y climáticos con la salud física y psíquica en la población.
El ser humano como organismo vivo que es requiere un equilibrio homeostático para su buen funcionamiento y cualquier efecto que desequilibre esta homeostasis se traduce en una alteración del estado de salud, tanto a nivel físico como psíquico. Dicho equilibrio depende entre otras cosas, de unas condiciones atmosféricas estables.
Nadie escapa al efecto de la temperatura, la humedad, la presión o la carga eléctrica de la atmosfera.
Se calcula que entre un 30-60% de la población es sensible a los cambios de tiempo.
“Se puede decir que es un mecanismo evolutivo, que los que vivimos en las ciudades lo vemos como molesto, pero que es muy útil en el mundo rural” según el Dr. Antoni Bulbena, jefe de la Unidad de Ansiedad del Hospital del Mar de Barcelona.
Al intentar concebir la salud desde un punto de vista ecológico, entendiendo como tal “el estado de equilibrio entre el medio interno y el medio externo del individuo” la biometeorología médica haya cobrado una creciente importancia ocupándose de la acción e influencia de una parte esencial del entorno y del ser humano.
La meteorología y la creencia de su posible relación con los estados de ánimo y la salud mental, está fuertemente arraigada en nuestro lenguaje.
Existe una zona de confort climático, unos umbrales que inciden en nuestro bienestar a nivel físico y mental: temperatura entre 20-25ºC; una humedad relativa entre 40-70%; poco viento, ionización negativa y presiones atmosféricas normales. Por debajo o por encima de estas cifras, todos sufrimos.
La meteorosensibilidad una disciplina poco conocida, pero nos ayuda a entender qué efectos tiene los cambios atmosféricos y los patrones estacionales en nuestro cuerpo. Y más importante aún, cómo el cambio climático que sufre el planeta nos acaba afectando a todos.
Las personas meteorosensibles son las que tienen una cierta sensibilidad a los cambios en los diferentes factores meteorológicos como la humedad, la temperatura, el viento o la presión atmosférica y que dan lugar a dolencias físicas y estados psicopatológicos.
Todos los factores atmosféricos nos afectan en mayor o menor medida. La forma en que se manifiestan en nuestro organismo va a depender del factor y de la persona.
- La presión: su aumento o descenso puede agravar los síntomas de la artrosis (el desgaste del cartílago podría provocar que los nervios de los huesos queden expuestos y sean más sensibles o por la contracción de los tendones) y la artritis. Las migrañas, por ejemplo, parecen incrementarse con las bajas presiones
En cuanto a la salud mental parece haber una correlación entre la presión y la alteración de los estados de ánimo.
- El viento: es uno de los fenómenos que más interfieren en nuestro organismo. El viento sur, por ejemplo, viene cargado de iones positivos, por un desequilibrio atmosférico, que interfiere en nuestro organismo. Los vientos tipo Föehn es un viento cálido, seco y electrificado de componente sur y de importante acción biológica. Produce abatimiento, angustia, cefalea, depresión, falta de coordinación e hiperactividad. Además, tiene una fuerte relación con el suicidio. Los vientos desérticos, son muy similares al anterior, con una importante acción sobre el organismo, como es el estrés por ola de calor, trastorno depresivo, disconfort, cefaleas o irritabilidad, mal humor y problemas de piel. Debido a la ionización positiva puede producir trastornos afectivos, de hecho, tienen mucha relación con los ataques de pánico.
- La temperatura: A nivel físico el calor puede producir: aumento en la producción de histamina e incremento de serotonina, liberación de adrenalina, modificación de los niveles de azúcar, alteración en la relación sodio/potasio, modificación de los niveles de sodio, fosfatos y magnesio, calambres, agotamiento, insolación, deshidratación, empeoramiento de patologías cardiovasculares, respiratorias, renales, o trastornos electrolíticos, sudoración, hiperventilación, puede dañar la piel, se altera el ciclo del sueño en las noches tropicales (cuando la temperatura no baja de 20ºC).
En cuanto a nivel psíquico: en días con ambiente seco hay más ingresos psiquiátricos, incremento de las urgencias por pacientes maníacos, irritabilidad, cambios en el estado de ánimo, agresividad, ira y aumento de la criminalidad.
De hecho, parece haber una relación entre el calor y la violencia y aunque resulta complejo establecer relaciones causales entre las condiciones meteorológicas determinadas y los procesos psicopatologicos, diferentes estudios así lo atestiguan..
Una investigación de la prestigiosa Harvard Kennedy School, expone un aumento de acciones violentas, como asesinatos y violaciones a causa del cambio climático. Se basó en las condiciones climáticas que existían cuando se produjo cada delito en los últimos 50 años en 2000 condados.
Hay estudios que relacionan el riesgo de feminicidios con el aumento de la temperatura, como el publicado por varios científicos españoles en 2018 en la revista Science of the Total Environnment, en la que se asegura que el riesgo de feminicidios a manos de una pareja aumenta en los días posteriores a una ola de calor.
El suicidio también arroja datos significativos. Las tasas más bajas se encuentran en países con temperaturas medias anuales de 20ºC.
Por el contrario, las bajas temperaturas traen un aumento de la mortalidad.
- La Humedad: suele ir muy ligada a la temperatura. En días con baja humedad suele coincidir con un incremento en los servicios de urgencias en hospitales psiquiátricos
- La radiación solar: el sol representa el 90% de las necesidades de vitamina Proporciona un efecto protector en la osteoporosis, enfermedades cardiovasculares, respiratorias, inflamatorias y diabetes.
En invierno se ha observado el llamado “trastorno afectivo estacional” que se manifiesta en un estado de ánimo bajo o irritabilidad, disminución en la producción de serotonina y aumento de los cuadros depresivos.
En cuanto al aumento de la exposición de luz, se incrementa la producción de vitamina D que ayuda a la absorción de calcio. La falta de esta vitamina puede influir en el Alzheimer, la esquizofrenia o la psicosis.
- La contaminación: Según la OMS el 90% de las personas del mundo respira aire contaminado. Los altos niveles de contaminación pueden dañar las capacidades cognitivas de los niños, aumenta el riesgo de sufrir deterioro cognitivo en personas adultas y está relacionada con una mayor agresividad y contribuir a la depresión
Además, es la responsable de más de 4,2 millones de muertes en el mundo.
El cambio climático es la mayor amenaza a la que se enfrenta la humanidad, pone en peligro los ecosistemas y la salud humana. Pero el comportamiento social del ser humano, junto con factores culturales y económicos, hace difícil limitar el aumento de la temperatura a 1´5ºC, lo que hace previsible que los diferentes fenómenos atmosféricos aumenten y con ellos las personas sensibles a ellos y con ello también los problemas de salud.
Referencias
Ranson, M. Crimen, clima y Cambio Climático (2014) Revista de Economía y Gestión ambiental. Vol.67, número 3, pag. 274-302
Gómez, M. Meteorosensibles. Cómo el tiempo influye en nuestra salud física y mental (2023) Edit. Península
Martens,W.J.M.; Slooff, R.; Jackson, E.K. El cambio climático, la salud humana y el desarrollo sostenible. (1998) Rev. Panan Salud Pública/Pan Am./ Public Health 4(2)
http://www.who.int/features/factfiles/mental_health/mental_health_facts/es/
Molina García, J.C. Viento y salud mental: Efecto Foehn y vientos desérticos. GPV de Valencia.
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