Una visión histórica ligera con opiniones críticas actuales
No es de extrañar que en la visión de historiadores y antropólogos aparezca ese hilo conductor entre los hechos pasados y presentes, siendo inevitable sacar paralelismos entre ellos. Cómo dice Mark Twain: “la historia no se repite, pero rima”. En este caso, atendiendo a la actualidad, analizaré brevemente el Regeneracionismo Español debido a que en diferentes medios de comunicación que he analizado, observo la angustia existente de algunos dirigentes por salvar a un maltrecho país que ha dejado de ser lo que era por múltiples y variados motivos, entre ellos la corrupción política. Un país que no gusta en estos momentos a todos/as pero que sin embargo no deja de ser apreciado, despertando por ello un cambio crítico en las actitudes y formas de buscar soluciones a los problemas que nos acontecen.
El regeneracionismo fue una corriente ideológica y política relacionada con las necesidades y pensamiento de la burguesía media a raíz de la crisis o el desastre de 1898[1]. Aunque duraría poco tiempo, nació con el objetivo de buscar soluciones para una verdadera regeneración del país en el terreno político, social y económico para colocar a España entre los países más avanzados de la Europa del momento. Modernización. Políticamente se culpaba al gobierno oligárquico de corrupto y decadente, junto con un aparente inmovilismo del sistema para buscar soluciones a los problemas. Es curioso a la vez que actual, que en aquellos momentos los dirigentes políticos cambiaran la palabra problema por la de cuestión para hablar de las calamidades que asolaban al país.
El regeneracionismo intentaría hacer frente a la situación planteando reformas en materia de educación, agricultura, economía y política. Se centraría en analizar y conocer la realidad del país intentando conectar con ella, no teniendo mucho éxito debido a que no se comprendió en su aplicación y expresión total.
La situación por la que atravesaba el país se reflejaba en el plano psicológico o mental de las personas, teniendo su mayor expresión en la Generación del 98[2]. Personas formadas y bien preparadas experimentan la incertidumbre de un futuro con la angustia de no saber qué función tienen como individuos en el desarrollo de sus vidas y la existencia en la realidad que sienten, a diferencia de otros que no eran capaces de ver o preferían seguir con la venda puesta por la inseguridad que le producía adaptarse a los cambios de la época.
Hoy en día este sentimiento de incertidumbre ha dejado la parcela burguesa media para pasar a formar parte de un sentimiento general de las diferentes clases sociales. Las capas sociales más necesitadas hacen por entender, criticar y jugar su papel en el inconformismo resultante de las acciones políticas demandando soluciones para el presente, pero también para el futuro. No somos una sociedad inculta e inmovilista que no se entera de lo que ocurre, como reflejaba para Machado, la “España inferior, ora y bosteza, vieja y tahúr, zaragatera y triste; esa España inferior que ora y embiste cuando se digna usar de la cabeza” en El Mañana Efímero (Machado, A.)[3]. Aparece una actitud colectiva inconformista que critica la actitud de las clases dirigentes hacia los problemas reales, que al igual que hoy en día, miran “al Estado como si fuera una finca”[4] (Baroja, P.) y a la población desde una posición muy alejada de la realidad.
Frente al inmovilismo estatal un empuje quería evolucionar y dejar atrás la imagen de un país atrasado y anclado en las tradiciones, pero a la vez era inevitable sentirlas o vivirlas mirando a Europa con ganas de modernidad. Es aquí donde se matizaría aún más el concepto de identidad haciendo ver que los españoles/as, aunque fuertemente costumbristas (según la geografía), no eran sinónimo de ser inferiores o diferentes, sino más bien de ser singulares como el resto de los pueblos europeos, pero con una clara necesidad de modernización debido al atenazamiento por parte del tradicionalismo español más profundo.
Conseguida hoy en día la modernidad europea, las políticas que nos llegan de ésta para llevar a cabo sus medidas o programas no dejan lo suficientemente claro el conocimiento de la realidad e identidad de los pueblos que conforman el supuesto espacio común, con preocupantes consecuencias que hacen plantear a los países y sus pueblos si esta era la modernidad deseada.
Mirando a la modernidad al mismo tiempo que busca soluciones, el regeneracionismo se encuentra con la existencia de dos moralidades de país: -la del pueblo, cansado de la situación y -la clase dirigente, que no es otra que los políticos oligárquicos y caciques (pucherazos electorales). Toda esta segunda moralidad se había fabricado un mundo a su medida, donde las cuestiones se solucionaban pactando entre sus propios integrantes excluyendo a los demás. Se trataba de un sistema arbitrado por políticos para su propio uso y disfrute a espaldas del pueblo. Con esta situación política los movimiento regionalistas/burgueses, también conocidos como nacionalismo periféricos, reafirmarán su identidad desde el seno de una comunidad territorial e histórica, la cual no iría en contra de la modernización regeneracionista ya que se trataban de las zonas más ricas y mejor conectadas con Europa, sino que irían en contra de la estandarización identitaria que podía traerles la modernidad, debido a que los gobernantes de estos momentos son pasivos frente a los problemas del pueblo y lo nuevos cambios que se avecinan.
En estos momentos del período histórico de España que tratamos, observamos un cierto paralelismo con la actualidad, debido que la tendencia político oligárquico es repartirse el poder[5] entre los grandes partidos políticos dejando fuera de escena a los demás. La clase política de la transición, respaldad por los acontecimientos, ha creado un cuerpo cerrado de políticos/as profesionales con un anhelo místico e inamovible por el que se trasmiten el poder de unos a otros pacíficamente según la situación del país (bipartidismo), denominados éstos por las nuevas corrientes políticas como “casta” (antes viejas lacras).
La clase dirigente que campa a sus anchas por el escuálido país, dará lugar a que en la estructura política del sistema predomine como forma de acceso el nepotismo[6], el amiguismo y clientelismo. En este periodo histórico, al igual que en otros, la figura del cacique toma relevancia debido a que estará detrás de la corrupción electoral, falseando gracias a ellos la voluntad del pueblo. El cacique era una persona con gran influencia y prestigio social en una localidad, comarca, pueblo, etc. Esta figura de pasado señorial tendrá mayor actividad e importancia a medida que el nivel de ruralización de la población aumente[7]. Esta tendencia remite con el desarrollo de las ciudades junto con las nuevas posibilidades que el mundo urbano ofrecía, provocando que la población rural emigrara hacia las medianas y grandes ciudades. Esta tendencia migratoria tuvo consecuencias importantes en la población rural, como por ejemplo el aumento de la alfabetización, acceso a nuevas oportunidades y servicios.
Joaquín Costa encarnará el ideal de la regeneración en un país diseñado y dirigido por una oligárquica política corrupta que mantiene al margen a la burguesía y el pueblo. Era descrito como un intelectual inquieto, consciente de las necesidades de la sociedad del momento e influenciado pos la filosofía krausista[8]. Su discurso era directo: cambiar a la oligarquía dominante, la causa más visible de todos los problemas, sustituyéndola por una clase dirigente honesta y preparada que proviniera de la realidad social. Para que este cambio se produjera, según él, hacía falta un “cirujano de hierro”.
En el año 1900 Joaquín Costa creó la Unión Nacional, un partido político regenerador que intentaría cambiar la marcha del país. Su creador, al denominarlo como tal, pensaba más en un movimiento ideológico que en un partido político debido a que no quería utilizar los mismos mecanismos y formas de poder que se utilizaban en aquellos momentos los dirigentes oligárquicos. Al poco tiempo de fundar el partido, Costa perdería seguidores debido a la ambigüedad que mostraba en sus planteamientos políticos, aunque con menos seguidores, contaría con un apoyo importante de la media/baja burguesía.
Breve síntesis del programa de Joaquín Costa:
-Incrementar el número de escuelas de primaria y bachillerato para luchar contra la incultura y alcanzar la modernidad. Sus ideas tuvieron cierto eco produciéndose a finales del siglo XIX una aceleración en el proceso de alfabetización, sobre todo en la mitad norte del país, mientras que en el sur se mantendrán tasas de analfabetismo superior al 50%.
-Recuperación económica mediante reformas en la agricultura y el desarrollo de políticas hidráulicas. No contemplaría en sus propuestas principales a la industria debido a que la economía española estaba basada principalmente en la agricultura, que aguantaba la competencia extrajera gracias a un fuerte proteccionismo. Trenes, minería, luz, agua, etc., se encontraban en manos de compañías extranjeras[9] al igual que su beneficio económico, no pudiendo competir la mal repartida industria española con los mercados exteriores. Debido a esta situación, los sindicatos tomaran un fuerte protagonismo en el desarrollo industrial posterior.
-Necesidad de un “cirujano de hierro”, término que define, según él, a un gobernante autoritario con carácter temporal que modernice y solucione los problemas que arrastraba el país. La idea del cirujano de hierro entraña varios interrogantes debido a la ambigüedad con la que se proyecta, pero no deja de ser un acto de entrega de poder a un solo gobernante. Saltan las dudas si en la elaboración de esta medida en realidad planteaba una dictadura a la forma de la Grecia clásica (Tirano) o a un dirigente principal rodeado por los consejos de otros dirigentes buscando la salvación del país.
Sea como fuere, la idea se interpretaría como la necesidad de un gobernante que tomara las riendas del país cuando la situación así lo requiriera. Tiempo más tarde esta idea se representaría en la Dictadura de Primo de Rivera, el cual se consideraba como el “cirujano de hierro”, con todas las consecuencias posteriores.
En conclusión, decir que en el siglo XX, frente a un pensamiento tradicionalista profundo, conservador y conformista irrumpiría en España una serie de intelectuales que alzaban la voz buscando nuevas fórmulas para poder regenerar la situación del país. Denunciaron con fuerza la corrupción política, además de la desaprensión a la hora de gobernar de la clase dirigente. Tenían en cuenta que el panorama del momento era bastante difícil e incluso algunas medidas daban lugar al desconcierto, pero sus planteamientos proponían cambios importantes en la toma de decisiones intentando frenar de una u otra forma el acomodamiento o inmovilismo de los dirigentes políticos y sus instrumentos de poder, los cuales anulaban la voluntad popular y las aspiraciones de modernidad burguesas, a veces con consecuencias inesperadas.
Referencias
Machado, A. Campos de Castilla. Editorial Cátedra Letras Hispánicas.
García de Cortazar, F. y González Vesga, J.M. Breve Historia de España. Alianza Editorial.
Pérez de la Dehesa, R. El pensamiento de Costa y su influencia en el 98.
Junta de Andalucía. Consejería de Obras Públicas y Transportes. Minas de la Reunión. Informe. Diagnóstico del Conjunto Histórico.
[1] Perdida de los restos del imperio colonial: Cuba, Puerto Rico y las Filipinas.
[2] Escritores como Baroja, Unamuno, Azorín, Valle Inclán, etc.
[3] El Mañana Efímero. CXXXV. Campos de Castilla, 1913. Antonio Machado. Aquí comunica su preocupación filosófica y su meditación en torno al destino de España. La realidad colectiva española, denuncias del atraso y la pobreza de la España de su tiempo e incluso reflexiones generales sobre la condición humana. “El mañana efímero” es una muestra de esta tendencia que contiene tanto una amarga crítica a la sociedad española de entonces, que asiste indecisa a la depauperación de su país, como la expresión esperanzada ante una nueva juventud que logre cambiar dicha situación.
[4] Pío Baroja.
[5] Durante la época regeneracionista se utilizaba el turno, que era una fórmula utilizada por los partidos para alternarse en el gobierno de forma pacífica, gracias a la manipulación electoral.
[6] Preferencia a la hora de dar un puesto de trabajo a un familiar o amigo sin tener en cuenta los méritos para poder ocupar los cargos, sino más bien garantizar la lealtad o alianza.
[7] La economía estaba en manos de una oligarquía burguesa que dirigía la vida económica y política del país en lo que se denominó “eje Bilbao-Barcelona-Valladolid”. De aquí el fuerte contraste entre norte y sur de España, una campesina y profunda, y la otra moderna y capitalista.
[8] Julián Sanz del Río (1814/1869) fue una de las figuras claves en la introducción de esta corriente filosófica que animaba a la libertad de conciencia. También se posicionaría en contra de la represión cultural, influenciando en la creación de instituciones como la Institución Libre de Enseñanza de 1876.
[9] Ejemplo de compañías extranjeras ferroviarias y mineras en Sevilla. Minas de la Reunión. Informe. Diagnóstico del Conjunto Histórico. Junta de Andalucía, Consejería de Obras Públicas y Transportes. Dirección general de urbanismo. Excmo. Ayuntamiento de Villanueva del Río y Minas.
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