Cuando se habla de la evolución de los caracteres sexuales primarios exclusivos de los humanos, normalmente se habla de la evolución de los caracteres sexuales femeninos, tales como el estrus (ovulación) oculta, pechos permanentemente voluminosos… pero muy pocas veces se habla de la evolución del pene humano. Muy pocos saben que los humanos si compartiesen las características de sus primos primates más cercanos tendríamos un hueso en el pene que ayudaría a la erección y espinas. Una visión algo turbadora, ¿no? Vayamos por partes.
El hueso en del pene, llamado baculum u “os penis”, es una característica que comparten muchos mamíferos [1]. Es común y prominente en perros, morsas, mapaches y osos, por ejemplo pero de pequeño tamaño en felinos. En los simios del nuevo mundo hay algunos que tienen y otros que no, como los monos aulladores o los monos araña, sin embargo, todos los simios del viejo mundo tienen báculo de diferente tamaño dependiendo de la especie.
Entre los primates no humanos (chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes) todos ellos tienen báculo, aunque de pequeño tamaño. Esto hace pensar que los humanos simplemente hemos seguido un proceso de disminución del tamaño del báculo común al resto de primates aunque más acelerado y que ha terminado por desaparecer [2].
Otros han especulado que esta pérdida del báculo se debe a selección sexual [3], ya que al depender la erección únicamente de la presión sanguínea en el cuerpo cavernoso del pene, los individuos que no estuviesen en una forma física suficiente o estuviesen enfermos
no podrían mantener la erección lo suficiente como para poder fecundar a las hembras. Sería el equivalente a la cola de pavo real en humanos, una característica costosa, difícil de suplantar y con un gran beneficio.
Otra teoría se basa en un cambio en los hábitos de apareamiento, ya que las especies con báculo mayor tienen cópulas más esporádicas y prolongadas [2], sin embargo, en los primates este comportamiento habría evolucionado a grupos más estables, con cópulas más regulares y cortas.
Como se puede ver, la pérdida del hueso del pene en los humanos es un tema que da para mucho y cada uno tiene su teoría de por qué se perdió. Es posible que no haya influido un sólo factor, sino que esa aceleración en el proceso de disminución del tamaño del báculo hasta su desaparición a diferencia del resto de primates haya tenido que ver desde la posición erguida, la composición de los grupos, la selección sexual… y quién sabe qué otros factores.
Si sobre el báculo se ha hablado poco, hay una característica del pene de los mamíferos y los en especial de los primates que en los humanos es especialmente impensable: las espinas. Sí, los chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes tienen espinas en el pene [4]. Es cierto que en algunos de ellos son muy pequeñas, pero ahí están.
¿Por qué los humanos no tenemos espinas en el pene? Igual que con el báculo, hay opiniones de todo tipo. Yo personalmente pienso que la selección sexual tuvo un papel importante, sobre todo al ver la reacción de las mujeres a las que les cuento que los hombres podríamos haber mantenido espinas en el pene en una carambola alternativa de la evolución, aunque ese es un tema que daría para otro artículo: el de la coevolución de la vagina y el pene humanos.
Ya, pero si el resto de primates tienen espinas ¿cuándo las perdimos por el camino? La secuenciación de ADN ancestral extraído de muestras neanderthal y denisova nos permite hacer una estimación. Un estudio [4] buscó el gen que se sospecha que es el responsable de la presencia de espinas peneanas en mamíferos y primates. Encontró esta secuencia en todos los primates, pero no en humanos, y lo que es más importante, tampoco estaba presente ni en neandertales ni en denisovas. Esto implicaría que la pérdida de esta secuencia, y presumiblemente también de las espinas peneanas, estaría al menos en el ancestro común de los tres, hace 800.000 años. Esto no quiere decir que se perdiese en ese momento, sino que lo esperable es que si estas tres variedades de humanos comparten esa característica, al menos su ancestro común también la compartía. Es posible que esta se adquiriese antes, pero no tenemos datos para poder asegurarlo.
Árbol de especies estudiadas y la presencia del gen y espinas peneanas. Fuente [4].
Habría otras cosas interesantes de las que hablar, como el tamaño relativo de los testículos y cómo nos sitúa a los humanos en relación a otros primates y sus formas de apareamiento, o los estudios sobre competición espérmica en humanos que van desde teorías sobre la forma del glande a estudios sobre el tipo de porno más visto en internet. Pero de eso puede que hablemos en otros artículos si este experimento de artículo sale bien.
Así pues y para terminar, la próxima vez que veáis un pene (humano) pensad que este podría tener hueso y espinas.
Autor del blog Notas de un Tecnólgo
Referencias
- Map of Life – «Baculum (penile bone) in mammals» http://www.mapoflife.org/topics/topic_203_Baculum-(penile-bone)-in-mammals/ August 27, 2014
- Martin, R. D. An Acute Sense of Loss? On when and why men lost the penis bone. http://www.c2st.org/news/2013/09/acute-sense-loss-when-and-why-men-lost-penis-bone
- Miller, G. F. (1998). A review of sexual selection and human evolution: How mate choice shaped human nature. Handbook of evolutionary psychology: ideas, issues, and applications. Lawrence Erlbaum: New Jersey, 87-130. ftp://repec.org/opt/ReDIF/RePEc/els/esrcls/sex.pdf
- Reno, P. L., McLean, C. Y., Hines, J. E., Capellini, T. D., Bejerano, G., & Kingsley, D. M. (2013). A Penile Spine/Vibrissa Enhancer Sequence Is Missing in Modern and Extinct Humans but Is Retained in Multiple Primates with Penile Spines and Sensory Vibrissae. PloS one, 8(12), e84258. http://www.plosone.org/article/info%3Adoi%2F10.1371%2Fjournal.pone.0084258#pone-0084258-g003
- muyinteresante.es
- http://en.wikipedia.org/wiki/File:Penis-cat.jpg
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