Somos muchas las personas que estamos indignadas con la situación que se está viviendo en la antigua colonia española del Sáhara Occidental, el conflicto armado que ha comenzado hace unos días pone en el tablero geoestratégico a nuestro país como potencia administradora de la que fue su provincia 53. El ominoso papel que han interpretado los distintos gobiernos españoles no puede continuar, porque mientras España mira hacia otro lado en el Sahara Occidental está muriendo gente.
En mi opinión la paciencia que ha tenido el pueblo saharaui, viviendo en condiciones infrahumanas durante más de cuarenta años, ha sido más que sobresaliente, pero la situación de una pandemia mundial que ha dificultado, cuando no impedido, la llegada de ayuda humanitaria a los campamentos de refugiados en Tinduf (Argelia), sumado al hartazgo de la población, hacían inevitable la reanudación del conflicto armado. El uso del ejército por parte de Marruecos para reprimir una manifestación pacífica en una zona desmilitarizada ha sido la chispa que ha encendido la mecha.
Ya en 2018, los mensajes que se trasladaban desde los campamentos dejaban entrever esta posibilidad, “El pueblo saharaui no está dispuesto a permanecer en el estatus de refugiado indefinidamente” proclamaba el presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, Brahim Gali.
Mientras tanto, la Misión de las Naciones Unidas Para el Referéndum del Sahara Occidental (MINURSO) creado el 24 de abril de 1991, se ha evidenciado como una herramienta ineficaz para dar solución al problema, Marruecos sigue explotando los recursos del Sáhara Occidental y reprimiendo al pueblo saharaui de los territorios ocupados con total impunidad, sin que ninguna autoridad internacional le haga cumplir las leyes.
España, que tiene el mandato de la ONU desde 1960 de llevar a cabo la descolonización de su antigua colonia, abandonó el territorio sin culminar el proceso de descolonización, mientras Marruecos invadía el país con el ejército utilizando de pantalla a sus propios civiles en lo que se conoció como la “Marcha Verde”.
La pregunta que debemos hacernos es ¿por qué no ha llevado España a su fin el proceso de descolonización del Sáhara Occidental? Creo que la respuesta la podemos encontrar siguiendo el rastro del dinero, identificando a las grandes fortunas que tienen intereses económicos en Marruecos y a los que no les interesa enemistarse con el Sátrapa Mohamed VI.
Mientras tanto, aquellos que en su día fueron españoles, hartos de morir en los campamentos de refugiados han tomado la determinación de volver a su tierra. Ojalá tengan éxito.
“El camino de la lucha armada no es el camino que hayan escogido los revolucionarios sino el camino que los opresores le han impuesto a los pueblos. Y los pueblos entonces tienen dos alternativas: o doblegarse o luchar”
Fidel Castro
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