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El problema de las divisiones internas entre zonas pertenecientes a la misma región es sin duda un tema que viene de muy atrás. Desde las antiguas tierras mesopotámicas, en una época que se remite al cuarto milenio anterior a Cristo, cuando las vecinas Sumer y Akkad luchaban por la supremacía entre ellas, absorbiéndose e instalando sus culturas mutuamente, hasta la época actual.

En el presente artículo voy a tratar este problema que igualmente se daba en Grecia, más concretamente en el periodo griego correspondiente al siglo V a. C.

Para contextualizar lo que quiero transmitir empezaré por agregar un fragmento de la obra “Historia de la Guerra del Peloponeso”, escrita por Tucídides (460 a.C. – 395 a.C.). Este es considerado uno de los mayores historiadores que han existido por la ejecución de este trabajo.

Como militar griego, y dada su alta educación escolar, ya que provenía de una adinerada familia, fue nombrado en el año 424 a.C., estratega en Atenas, y fue en ese momento cuando tomó la decisión de redactar todo aquello que iba acaeciendo en la guerra en la que el mismo participaba:

De los hechos anteriores el más importante fue la guerra contra los medos (persas), a pesar de que ésta se decidió rápidamente en dos batallas navales y dos terrestres. La duración de esta guerra nuestra, por el contrario, ha ido mucho más allá, y ha ocurrido que en su transcurso se han producido en Grecia desastres sin parangón en un período igual. Nunca tantas ciudades fueron tomadas y asoladas, unas por los bárbaros y otras por los mismos griegos luchando unos contra otros (algunas hay incluso que cambiaron de habitantes al ser conquistadas), nunca tampoco había habido tantos destierros y tanta mortandad, bien en la misma guerra bien a causa de las luchas civiles. E historias que antes refería la tradición, pero que raramente encontraban una confirmación en la realidad, dejaron de resultar inverosímiles; historias acerca de terremotos, que afectaron a la vez a extensas regiones y que fueron muy violentos; eclipses de sol, que ocurrieron con mayor frecuencia de lo que se recordaba en tiempos pasados; y grandes sequías en algunas tierras y hambres como secuela, y en fin, la calamidad que no menos daño causó y que destruyó a una parte de la población, la peste. Todos estos males cayeron sobre Grecia junto con esta guerra, la comenzaron los atenienses y los peloponesios al romper el tratado de paz de treinta años que había concertado después de la conquista de Eubea. Para explicar por qué rompieron he expuesto en primer lugar las razones de esta ruptura y las diferencias que la ocasionaron, a fin de que nunca nadie se pregunte por qué se produjo entre los griegos una guerra tan importante. La causa más verdadera, aunque la que menos se manifiesta en las declaraciones, pienso que la constituye el hecho de que los atenienses al hacerse poderosos e inspirar miedo a los lacedemonios les obligaron a luchar.

La guerra del Peloponeso enfrentó a dos de las polis más importantes de Grecia en aquel momento, estamos hablando de que se inició en el año 431 a.C. y finalizó en el 404 a.C. Se trata de Esparta y Atenas.

Realmente no solo participaban estas ciudades, sino que el conflicto implicaba a todos aquellos que formaron Ligas con estas, la Liga de Delos con Atenas, y la Liga del Peloponeso con Esparta.

La primera está compuesta por ciudades del Ática, Asia menor e islas del Egeo. Esta Liga de Delos se formó tras las Guerras Medicas, una batalla anterior que enfrentó a regiones griegas y persas, y que terminó cuando los griegos consiguieron frenar el avance del Imperio Persa.

Para evitar y prevenir nuevos ataques persas surgió esta idea de formar una Liga, donde cada uno de los participantes de la misma, debía cooperar aportando tanto efectivos militares (hombres y naves), como pagos económicos.

Sin embargo, la creación de esta Liga y la derrota de los persas hizo que Atenas ganara importancia frente a una de las polis con la que ya mantenía una tensa relación, Esparta. Entre las polis griegas ya existían luchas por la hegemonía, y esto no hizo sino acrecentar esos conflictos, hasta tal punto que acabo desembocando en la Guerra del Peloponeso que hemos indicado antes.

Esparta no se quedó atrás al ver fundar la Liga de Delos y contraataca con la creación de la que ellos denominan Liga del Peloponeso, compuesta por todos los pueblos que formaban esta zona.

Bajo la comandancia de Esparta entraron en guerra contra la Liga de Delos, enfrentamiento que se mantuvo durante los siguientes 27 años, que hizo luchar a cerca de 32.000 hombres de cada bando y que se saldó con más de 20.000 víctimas mortales.

La disputa llego a su fin con la caída de la Liga de Delos, vencida por la superioridad estratégica de Esparta y porque estos últimos contaron también con la ayuda de Persia con la que formaron alianza.

Realmente, y tal como el fragmento de texto indica, lo que de verdad consiguió esta guerra fue sumir a toda Grecia en una enorme crisis en todos los sentidos, tanto económicamente por los recursos monetarios utilizados, como socialmente, por las graves pérdidas y desgracias humanas. Y así es como son las guerras en realidad, nadie gana, todos pierden.

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