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La serie “El Cuento de la Criada” basada en la novela de Margaret Atwood, es una distopía donde una sociedad moderna, termina por ser dirigida bajo los preceptos de La Biblia en una enfermiza interpretación de la misma. Según el antropólogo estadounidense Clifford Geertz, la religión “es un sistema de símbolos que genera ánimos y motivaciones poderosas, persuasivas y persistentes en los seres humanos”. Llega a formular concepciones no científicas más allá de su contexto religioso, neutralizando la lógica de la toma de decisiones políticas al darle un sentido particular a la realidad social. ¿De dónde viene y a donde nos llevan estas concepciones? Preguntas de necesaria respuesta.

¿Quiénes son los evangélicos?

Con el término evangélicos, identificamos a todos los grupos vinculados de diversa manera a la reforma protestante. Entre ellos encontramos a los movimientos pentecostales que es la rama que más ha crecido en el siglo XX en todo el mundo y forma parte de las preocupaciones políticas actuales.

Los evangélicos basan de forma exclusiva la autoridad religiosa en La Biblia, este hecho denomina el movimiento como evangélico y no apostólico. Ser evangélico no es una religión en tanto ritual o burocracia, sino un encuentro personal con Jesús, el Espíritu Santo y a través de ellos, con Dios. No reivindican autoridad humana, no profesan culto a santos o vírgenes, pero sí tienen liderazgos que resultan transversales a distintas ramas.

El movimiento pentecostal tiene su inicio a principios del siglo XX en lo que se llamó el Avivamiento espiritual de la calle Azuza, en una iglesia Metodista Episcopal Africana de California en 1906. El Espíritu Santo no es una metáfora sino una entidad que se manifiesta en el cuerpo como una presencia, hace a las personas hablar en lenguas, tener profecías, curar enfermedades y mejorar las relaciones tanto en el seno familiar como en el resto de los ámbitos de la vida cotidiana.

En la segunda mitad del siglo XX, la iglesia católica se enfrentaba con una realidad derivada de dos revoluciones industriales, dos guerras mundiales  y una guerra fría. Debe replantearse su papel en el contexto mundial. Los movimientos obreros le habían ganado terreno, su apoyo tácito al capitalismo le había pasado factura separándola de sus bases como ocurría en Cuba en los años 50 con la revolución de los “barbudos”. Todo esto llevó al Vaticano con el papa Juan XXIII a convocar el Concilio Vaticano II en un intento de reconciliarse con sus bases y donde los nuevos preceptos son servir a l pueblo y no a los poderes económicos y estatales. Surge así la Teología de la Liberación en América Latina un movimiento que empieza a cuestionar las estructuras de poder sistémicas y a poner nervioso a Washington y su Alianza para el Progreso de Kennedy. La elección de Juan Pablo II, perteneciente al ala conservadora del poder eclesiástico, no es casual. Este pide a la Congregación para la Doctrina de la Fe que se pronuncie sobre la Teología de la liberación y finalmente concluye en los documentos Libertatis Nuntius y Libertatis Conscientia, que la liberación se refiere a la liberación del pecado original que es de orden superior, entendiendo las esclavitudes de orden político, social y económico como derivadas y por tanto de orden inferior. De esta manera se desmarcaba de la Teología de la Liberación, dejando un terreno fértil para los movimientos evangélicos. No son pocas sus actividades de ayuda en los barrios más empobrecidos apostando por la salud pública o la educación.

En esos momentos hubo un gran éxodo rural en América Latina que el catolicismo no pudo atender, inmerso en una crisis vocacional y en reformas internas promovidas por Juan Pablo II. Para ese tiempo, ya habían empezado a llegar evangélicos europeos hacía tiempo con la independencia de los diferentes países latinoamericanos.

¿Por qué crecen tan rápidamente?

Muchos católicos que habían visto un nuevo camino en la Teología de la Liberación se veían ahora desamparados, encontrando el nuevo camino en los pentecostales. Estos que se basaban en la atención al pobre igual, que lo hacía la Teología de la Liberación, tenían una diferencia con ella; lo divino está en el mundo. Algo más tangible y más inmediato que lo que predica la iglesia católica y que es de rápido calado entre la comunidad latinoamericana. De igual manera que según el pentecostalismo lo divino está en el mundo, también lo está el mal. El demonio es una fuerza espiritual encarnada que amenaza el bienestar, la salud y la prosperidad.

Es cierto que los pentecostales manejan medios de difusión de su doctrina, pero suponer que esta es la causa de su crecimiento, es un error. Los estudios antropológicos y sociológicos describen un crecimiento mediante el boca a boca, por cercanía a las redes. La conversión es fácil en la vida cotidiana. Alguien tiene un problema, va a la iglesia, suceden cosas y todo funciona. Eso no lo puede conseguir el catolicismo cuyos engranajes son lentos y alejados de los problemas reales de la gente. No ofrece respuestas inmediatas y terrenales, abogando por conceptos espirituales de un mundo venidero en una realidad que prefiere la inmediatez y lo tangible.

Según Andrew Chesnut en una entrevista para la BBC existen  factores que inciden en este

  • La cohesión ideológica de los evangélicos, que facilita articulaciones políticas.
  • El hecho de que los ritos de las iglesias evangélicas son más «consistentes» con aspectos de la cultura latinoamericana.
  • La adopción de reglas menos rígidas para la formación de sacerdotes, lo que permite una mayor inserción en las capas más pobres.
  • La creación de redes de apoyo en comunidades marginadas.
  • La capacidad de hacer eco de pensamientos compartidos por sectores conservadores de clase media y alta.

 

Si bien los primeros movimientos protestantes europeos buscaban la relación con las élites políticas para cambiar el mundo, y eran liderados por eruditos de la teología y otros saberes, los movimientos evangélicos actuales, comenzaron a ser liderados por granjeros, por albañiles, por carteros que habían oído la llamada del Espíritu Santo. Eso los hacía cercanos a los fieles, se podían identificar con ellos y con su prosperidad, la cual deseaban sin que ello sea pecado.

El movimiento pentecostal también promueve la Teología de la Prosperidad. En ella el paraíso es más concreto, como curar enfermedades, devolver a los maridos a sus mujeres o salir de la pobreza gracias al poder de Dios. Hace hincapié en el diezmo y en el dar, pero también en lo positivo de mejorar, desterrando las confesiones en base al pecado. Hacerse rico no es malo, porque para ser buen cristiano hay que combatir la pobreza; “Dios me lo ha dado” es un lema que se puede ver en muchos sitios escrito. Una ayuda material que nace del barro, de la tierra y no tanto del cielo. Un movimiento mesiánico que se acopla bien a las necesidades no solo de los pobres. La Iglesia Cuadrangular o Misión Cristiana aglutina a sectores más populares, pero en la clase media cala la Iglesia de Dios y la Iglesia de Cristo entre los ingresos más altos.

Es evidente que el uso del marketing y los medios, el carisma y oratoria de los predicadores, también son parte importante de la expansión del movimiento.

Evangélicos y poder

El país que más crecimiento ha experimentado ha sido Brasil que de ser el mayor país católico del mundo, es ahora el país con el protestantismo pentecostal como primera minoría religiosa.

Las iglesias evangélicas también están presentes en la política de Sudamérica. Con posicionamientos contrarios a los avances en materia de género, matrimonio igualitario y haciendo alarde de posiciones conservadoras, aportan votos a los candidatos que se ajustan a sus expectativas. Tanto el presidente  brasileño como los pastores evangélicos consideran demasiado progresista al Tribunal Federal, más incluso que el Congreso. Creen que los denominados avances han sido posibles gracias a que se ha forzado la constitución al ser esta demasiado laica. De ahí que una vez cumplido el sueño de tener un presidente evangélico, ahora se quiera cambiar la constitución más acorde a los preceptos de la Biblia. El ejemplo más claro está en el intento de instaurar La Biblia como libro fundamental en las aulas por parte del Ministerio de Educación.

En cuanto a otros países, los evangélicos han tenido mucho que ver en que el pacto con las FARC en Colombia fracasase o que la ley del aborto argentina no haya prosperado.

Hay que tener en cuenta que los evangélicos pueden apoyar a un bando o al contrario siempre que sigan sus intereses. No obstante la mayoría apuesta por partidos con política neoliberal en lo económico y conservadora en lo social. En el caso de los partidos de ultraderecha, hay que tener en cuenta una fundamental diferencia entre Europa y Latinoamérica. En Europa, las ideas de ultraderecha principales están en la inmigración, mientras que en Latinoamérica radica en la corrupción y la inseguridad. Los evangélicos pueden apoyar a un partido de corte conservador o de ultraderecha o presentar su propio candidato como ocurre en Costa Rica con Fabricio Alvarado candidato del partido evangélico Restauración Nacional.

La incursión de los evangélicos en el campo electoral no es de ahora, ya en los años 80 empezaron a desempeñar un papel importante como en el caso de Colombia. Pero es en los últimos 10 años cuando más auge está tomando. Como decíamos antes, los medios de comunicación no son causa principal de este auge, pero sí es un canal de transmisión de algo que ya estaba en alto desarrollo y en cuanto a esta vertiente política, es de gran ayuda para difundir el mensaje electoral con un seguimiento extraordinario.

En política, la diversidad ideológica es necesaria, pero cuando se trata de una religión que se opone a ideales democráticos, supone un riesgo importante para el desarrollo de una sociedad plural. En el contexto real, se están oponiendo a los derechos LGTBI, la identidad de género, el feminismo, el matrimonio igualitario etc., Brasil es un banco de pruebas para su expansión mundial. Un país donde caló tan profundo el catolicismo y la Teología de la Liberación ofrece una visión ultraconservadora, guiada por el movimiento evangélico pentecostal.

Hay que decir que también hay algunas vertientes más liberales pero suelen encontrarse  en el protestantismo histórico. Iglesias luteranas, presbiterianas y menonitas que no tienen una gran representación en América Latina y tampoco expectativas de crecimiento, de ahí que su impacto electoral sea insignificante.

Fabricio Alvarado en Costa Rica, Javier Bertucci en Venezuela, Jorge Antonio Trujillo en Colombia, el ya presidente Jimmy Morales en Guatemala o Jair Bolsonaro en Brasil entre otros, son la muestra de que han llegado para quedarse. Los pastores dirigen el voto hacia candidatos ultraconservadores, como Silas Malafaia, que otorgó el 80% del voto evangélico para Bolsonaro, recolectado en celebraciones muy atractivas en contraposición con las misas católicas alejadas de la comunidad real.

Los evangélicos ganan el terreno a los católicos a marchas forzadas en devociones, de igual manera que se instalan en instituciones de gobierno con un gran peso decisorio en las políticas del país. Mediante herramientas del siglo XXI, instauran pensamientos de siglos anteriores con una facilidad que asusta, abogando a sentimientos primarios humanos de satisfacción personal dejando atrás realmente los lazos comunitarios tolerantes de la sociedad.

Decía George Blandier (1970) que lo sagrado está siempre presente en la política, en cualquier caso no anda lejos. Parece por lo tanto que es irremediable que esta alianza esté presente de alguna manera y para ello podemos tener en cuenta lo que nos dice Lewellen en “Introducción a la Antropología Política”

“El papel de la religión y de lo sobrenatural en la política se manifiesta principalmente de tres maneras:

  1. El poder puede reposar directamente en la religión, como ocurre en una teocracia
  2. La religión puede utilizarse para legitimar a la élite dominante
  3. La religión puede proporcionar las estructuras, creencias y tradiciones subyacentes que son manipuladas por cuantos aspiran al poder.”

Sonia Hidalgo

Referencias

http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/10/30/el-peligro-de-las-iglesias-evangelicas-en-la-politica-latinoamericana/

https://nuso.org/articulo/entre-los-evangelios-y-la-politica-entrevista/

https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-43706779

https://www.kas.de/documents/287914/287963/Evangelicos+y+poder.+SEGUNDA+EDICION.pdf/d08e6ffc-c417-aa4a-f807-f7bfe212eb15?t=1572441857292

https://nuso.org/articulo/el-poder-evangelico-en-brasil/

https://elordenmundial.com/la-gran-marcha-de-la-iglesia-evangelica-en-america-latina/

Lewellen, T.C. 1994  Introducción a la antropología política. Barcelona. Ediciones Bellaterra 2000 S.L.

Foto de portada de Victoria Pickering en Flickr

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