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¿Sabías que hubo un partido de fútbol en el que sus integrantes se jugaron el pellejo contra los nazis y por eso pasaría a la historia como el «partido de la muerte»? La verdad es que lo que sucedió no se parece demasiado a la que nos contaron en «Evasión o victoria».

 

“La muerte sólo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida”

André Malraux 

 

9 de agosto de 1941. Estadio del Zenit, Kiev. Ucrania.

El árbitro, un oficial de las Waffen-SS, pita el inicio del encuentro. A un lado el conjunto local jugando de blanco, el FC Start. Frente a ellos, de negro, el Flakelf, conformado por pilotos y soldados de la defensa antiaérea. Es decir: soldados de la Wehrmarcht en plena “Operación Barbarroja”.

El Start se ha negado a hacer el saludo nazi hace unos minutos. Cuestión de principios. Y algo les dice que en caso de ganar el encuentro no son precisamente aplausos lo que van a recibir.

Lo cierto es que no son, desde luego, las condiciones ideales para disputar un partido de fútbol. Pero ya que estamos aquí…

Sin embargo, lo mejor será empezar por el principio para tratar de comprender qué es lo que está sucediendo.

Una invasión y una panadería: el nacimiento de un equipo

El 22 de junio de 1941 Alemania invade Kiev. Estamos en plena II Guerra Mundial y Hitler ha tomado la peor decisión de su vida: abrir el frente oriental. La “Operación Barbarroja” parece marchar viento en popa mientras el pueblo ruso espera con una risa maliciosa a que llegue el invierno.

A lo largo de los años treinta el fútbol se ha hecho inmensamente popular en la Unión Soviética. El equipo de la ciudad que nos ocupa, el Dínamo de Kiev está conformado por miembros de la policía y del ejército rojo. En 1938 el conjunto ha logrado un meritorio cuarto puesto en la liga nacional. Sin embargo, en las ligas posteriores ha ido perdiendo fuelle. Ahora, con la invasión de los nazis, la liga ha tenido que ser suspendida.

Algunos miembros del equipo han abandonado la ciudad y se han ido al frente. Otros se han quedado y han sido hechos prisioneros de guerra.

Ante esta situación nos encontramos con una panadería que será el pistoletazo de salida para nuestra historia. La panadería estatal nº3 de Kiev. Hasta aquí es dónde se llegan los jugadores de fútbol que hasta hacía no mucho habían formado parte de la liga profesional con el objetivo de encontrar un trabajo.

Es así como Iosif Kordik, el administrador de la panadería y de origen alemán, contrata a Mykola Trusevych como barrendero de la panadería. Mykola es el portero del Dínamo.

Kordik, gran aficionado al deporte, le propone formar un equipo de fútbol y así combatir el tedio de la guerra. Por lo que Mykola se pone manos a la obra y se lanza a las calles de Kiev con el objetivo de dar con sus antiguos compañeros de equipo.

Al primero que encuentra es a Makar Goncharenko. En las siguientes semanas logra dar con otros seis miembros más del Dínamo: Mikhail Svyridovskiy, Nikolai Korotkykh, Oleksiy Klimenko, Fedir Tyutchev, Mikhail Putisin e Ivan Kuzmenko. Pero no solo eso, sino que también han logrado contactar con tres miembros del equipo rival de la ciudad, el Lokomotiv. Sus nombres son: Vladimir Balakin, Vasil Sukharev y Mikhail Mielnizhuk.

El F.C. Start (comienzo), acaba de nacer.

El particular periplo del F.C. Start

Así llegamos hasta el 7 de Julio de 1942. El F.C. Start se impone en la liga local por 7-2, pese a estar mal equipados y peor alimentados. El rival es el Kukh, del que Kordif, administrador de la panadería e inductor del equipo, es firme defensor. Cosas del destino

El resto de los partidos son contra equipos de las guarniciones militares. El 21 de junio y 5 de julio se enfrentan a la guarnición húngara ganando ambos encuentros por 6-2 y 11-0 respectivamente. El día 12 el equipo de los trabajadores del ferrocarril militar corre la misma suerte: 9-1.

El día 17 es el turno del PGS alemán (no confundir con el PSG francés), con resultado de 6-0 para los locales. Dos días más tarde es el turno del MSG.Wal, de Hungría, con un 5-1, y el día 21 un 3-2 ante el mismo rival.

La gira termina frente al Flakelf de Alemania con un 5-1.

No olviden el nombre de este equipo.

La revancha

La productividad del F.C. Start es inmejorable; en su corta trayectoria cuenta todos sus partidos con victorias. Esto provoca que el hito llegue a las autoridades alemanas y les haga pensar que los éxitos del conjunto podrían inspirar al pueblo ucraniano a levantarse contra el invasor. Es por ello por lo que deciden cortar el problema de raíz.

El Flakelf de la Luftwaffe, último equipo al que se han enfrentado decide pedir la revancha. La cita será el 9 de agosto en el estadio del Zenit. El árbitro designado es un oficial de las Waffen-SS ¿Qué puede salir mal?

Desde que se acuerda el partido hasta que se va acercando la fecha, a los miembros del conjunto local les hacen llegar el mensaje de que es probable que reciban algún tipo de castigo en caso de no dejarse vencer.

Las dudas se ciernen sobre el grupo. Pero han tomado una decisión: jugarán como siempre. Es más, no harán el saludo nazi que se les exige antes de comenzar el partido.

El partido

Y es así como llegamos al punto en el que habíamos comenzado

El árbitro hace caso omiso a las insistentes faltas que están haciendo los alemanes. Hasta que en una jugada el portero Trusevych queda conmocionado tras recibir una patada en la cabeza del delantero rival. Aprovechando el estado del guardameta para hacerles el primer gol.

0 a 1 para los alemanes.

El árbitro ahora tampoco hace caso a las protestas continuas de los ucranianos: se quejan de que sus rivales se dirigen al cuerpo en vez de a la pelota, tiran de la camiseta y les hacen la zancadilla por detrás.

Hasta que el Start logra su primer gol: tiro libre de Kuzmenko que va dentro. 1-1. Después Goncharenko (en la imágen), vuelve a convertir. Al descanso ya ganan por tres goles a uno.

Al final del partido se han metido otros dos goles por partido. 5 – 3. Es entonces cuando el defensa Klimenko sortea a defensa y portero rival y en vez de empujar dentro de la portería vacía la pelota lo hace hacia el público con rabia. Es ante esta jugada que el árbitro decide dar por finalizado el encuentro pese a que aún no se han disputado los noventa minutos reglamentarios.

Nuestros protagonistas, los del F.C. Start califican esta victoria como “los restos de una derrota”.

Tras el partido de la muerte

El 16 de agosto, sin consecuencias aparentes tras el trascendental partido, vuelven a enfrentarse al Rukh, ganando por ocho a cero. Este sí es el último partido del Start. Pues es entonces cuando alguno de sus jugadores es arrestado y posteriormente torturado por la Gestapo. El delito del que se les acusa es el de ser miembros del NKVD.

El NKVD (Comisariado del pueblo para asuntos internos) es un departamento soviético más dentro de su larga burocracia y que el Dínamo de Kiev, conjunto del que formaba parte la mayoría de los miembros del Start, formaba parte de este órgano estatal.

Nikolai Korotkyhn fallece durante las torturas. El resto son enviados a Syrets.

Kuzmenko, Klimenko y el portero Trusevich son asesinados allí.

De aquel grupo sobrevivirían Tyutchev, Sviridovskiy y Goncharenko. Fueron los encargados de dar a conocer el relato que aquí se está contando.

De la realidad a la leyenda

Con el paso de los años y en plena guerra fría, el aparato soviético se dedicó a difundir esta historia con fines propagandísticos ya sea a través de material impreso e incluso una película durante los sesenta. Hollywood por su parte trasladó el partido a París y unió en aquel equipo que se enfrentaría a los nazis a Pelé, Ardiles, Bobby Charlton y a un Sylvester Stallone haciendo de portero en “Evasión o victoria”, casi nada.

Sin embargo, pasados unos años, el hijo de uno de los integrantes del FC Start, y que había ejercido de recogepelotas en el encuentro, declaró que la historia que conocemos está magnificada por la propaganda política. Según su versión los jugadores no recibieron amenazas en caso de no vencer el encuentro y que lejos de haber tensión entre los dos equipos, la relación era de camaradería. Cuando se le preguntó por las detenciones posteriores su respuesta fue que aquello ocurrió por ser miembros del Partido Comunista y que no tenía nada que ver con el encuentro.

¿La realidad? Lo que ocurrió ha sido tan politizado que tal vez nunca terminemos de conocerla de forma fehaciente. Tal vez se encuentre en un punto perdido entre las películas soviéticas y la expuesta por el recogepelotas.

Rubén Blasco

Rubén Blasco

Referencias

https://elretohistorico.com/

https://www.lavanguardia.com/

https://es.wikipedia.org

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