Historia del poder de la comunidad para crear un espacio de arte, creatividad y cambio social en un pequeño pueblo de Argentina que llevó a la transformación de la vida del pueblo y de cientos de personas.
Cuando a uno le piden escribir sobre un proyecto en el que está tan interiorizado y piensa cómo explicar al mundo de que trata, tiene que realizar un tremendo esfuerzo para elevarse como el Cóndor sobre la cima de las montañas y planear en el atardecer a fin de encontrar la belleza original que guíe la escritura.
Llegué a este proyecto hace casi cinco años y rápidamente se convirtió en mi casa y sus habitantes en mi familia. Miles de horas de trabajo y esfuerzo compartido de debate, alegría y amor por crear y vivir la experiencia de un espacio comunitario, autogestionado y multicultural. Yo venía del 15M, de los movimientos por la educación pública en España y el camino me trajo a vivir esta hermosa experiencia que haría tambalear los cimientos que me hacían de base para construir un nuevo presente.
En este artículo nos transportamos a Buenos Aires, concretamente a Ingeniero Maschwitz, en zona norte del conurbano bonaerense.
Fundado hace más de un siglo, este pueblo tan cercano al delta, tierra de Querandíes, siempre se caracterizó por su belleza ambiental, sus calles de tierra y una magia inexplicable que encandila. Naturaleza y arte rebosa en cada rincón. En la actualidad, cada vez más flanqueada por la ciudad y sus «métodos´´ de conquista, el pueblo lucha por no perder su identidad entre barrios privados y asfalto.
El pueblo tomó el nombre en honor a Carlos Maschwitz´, (Buenos Aires, 7 de mayo de 1862 – Burdeos, Francia, 28 de febrero de 1910) ingeniero argentino que ocupó el cargo de Ministro de Obras Públicas de la Nación durante la presidencia de José Figueroa Alcorta y que impulsó la creación de la estación de ferrocarril de Maschwitz.
Ingeniero Maschwitz, es uno de los cinco pueblos de la comuna de Escobar, que se distingue de los cuatro restantes por mantener un aire selecto y distinguido, porque en sus comienzos fue proyectado para ser habitado por determinada elite, vinculada al poder político, económico y social de principios del siglo XX. Dicho signo está íntimamente ligado al Dr. Benito Villanueva, su precursor, cuya visión empresaria lo llevó a fundar un próspero establecimiento de campo, conocido como estancia Los Arenales, recorrida por varios zanjones y arroyos como el Escobar y el Garín que vuelcan sus aguas en el Luján. El pueblo, fue consecuencia directa de aquel importante emprendimiento, y éste a su vez efecto de la capacidad de un hombre de negocios que tuvo gran influencia y poder en los avatares políticos, económicos y sociales de fines del siglo XIX y principios del siguiente.
Allá por el 2009, en un ambiente político en el cual los organismos municipales son prácticamente inexistentes social y culturalmente, un grupo de soñadores, de personas que buscan la manera de involucrarse activamente en la comunidad, crean la ONG Colectivo Cultural. En su manifiesto se destaca la base fundacional y filosófica que dio origen al proyecto:
“Nuestra misión es promover la integración social; el respeto por los Derechos Humanos y el cuidado del medio ambiente, por medio de la cultura.
Elegimos las actividades culturales porque creemos que la cultura nos relaciona, nos integra, nos convoca a formar parte activa de la sociedad en la que vivimos.
Nuestros valores son: la solidaridad, la libertad, la honestidad, el compañerismo, el respeto, la igualdad, la responsabilidad y el compromiso.”
El movimiento se abre a la comunidad y decenas de vecinos y vecinas se implican en los proyectos. Cada individualidad trae su propia energía para dedicarla al conjunto y con ello los diferentes impulsos toman forma en proyecciones de cine, varietés, creación de una radio y acciones junto a otros movimientos de la zona llenando una agenda todavía nómada que se gesta en los hogares de sus integrantes y se lleva a cabo en los espacios públicos de la localidad.
Tras un año de intensa actividad, empieza a sentirse la necesidad de encontrar un espacio físico que acoja el proyecto.
El Colectivo Cultural, tras hitos históricos para la localidad como la realización de la festividad del Carnaval junto a otras organizaciones después de años de prohibición, la creación de la tertulia rebelde o la recuperación de espacios públicos, decide ocupar el Antigüo Cine Gloria para recuperarlo como Centro Cultural Comunitario.
Así, en el 2011 se lleva a cabo la entrada en el conocido como Antiguo Cine Gloria, lugar emblemático del pueblo. El espacio está situado frente a la estación de tren y, tras ser Cine y hotel se convirtió en algodonera que acabó siendo devorada por las llamas para permanecer más de 40 años en el olvido.
Una selva llena de humedad, frío y escombros encuentran los voluntariosos seres que pasan jornadas enteras en la limpieza del lugar, incluyendo la pernoctada y que, tras 8 meses de arduo trabajo hacen posible la apertura de las puertas del lugar para la primera actividad que se realizará en el espacio. El Antigüo Cine GLoria vuelve a ser el espacio cultural y social del pueblo de Ingeniero Maschwitz.
La organización crece en personas con la energía de que “todo es posible”. La asamblea es el órgano central para la toma de decisiones y las comisiones de trabajo se encargan de materializar las ideas y los sueños.
Abanderan el proyecto el grupo de teatro comunitario que contará con más de cincuenta vecinos y vecinas que dan vida a la obra que narra la historia del espacio desde su creación hasta la recuperación por parte del Colectivo Cultural y, como mellizo, Radioactiva Comunitaria 96.9, una radio comunitaria que después de varios intentos de realización en diferentes lugares tendrá su propio espacio en el Centro Cultural.
Se crean comisiones en lo referente al funcionamiento y a diferentes temáticas: talleres, eventos, comunicación, medioambiente, obra, etc.
En estos inicios el trabajo de recuperación del lugar y los diferentes espacios que podemos encontrar ocupa la mayoría de las voluntades que lo sienten como un propósito común prioritario.
Paralelamente, como grupo humano se lleva a cabo un imponderable aprendizaje sobre las relaciones humanas y en comunidad. Son muchas las voces, en las asambleas se cuentan por decenas las personas y encontrar consensos lleva meses de debate. El proyecto acaba de nacer y todo es nuevo.
Con el paso de los años el espacio se establece como un lugar de referencia para la comunidad. Además de la recuperación del espacio, el Colectivo Cultural realiza celebraciones y actividades de diferente índole como recuperación de plazas públicas, cumpleaños del pueblo, carnaval y otras muchas más.
Se define como un espacio autogestionado, apartidario e inclusivo tomando el nombre de Centro Cultural Comunitario El Bondi, y dispone de seis salas, dos cocinas, espacio de buffet, taller y estudio de radio, todo construido con el esfuerzo y la voluntad de los cientos de vecinos y vecinas que han formado y forman parte del lugar.
Más de 30 talleres, eventos de todos los ámbitos artísticos, feria, radio, taller de oficios, educación popular, apoyo escolar, integración de personas con diversidad funcional, ensayos y casi cualquier actividad social y cultural que uno imagine se puede realizar con entrada libre y aportes sugeridos, pero no limitantes para que nadie pierda la oportunidad de ser parte.
La dinámica de cambio nunca da respiro, siempre está en construcción, reconstrucción, nuevos proyectos, nuevas inquietudes filosóficas marcada por paradigmas ante la situación social y económica de la querida Argentina.
Cientos de personas se encuentran semanalmente, crean cada una con su presencia y su hacer un lugar único basado en el amor, el servicio y la fraternidad.
Es un intenso trabajo, no solo material sino interior de cada uno/a de los/as integrantes para poder relacionarse sin espejar el individualismo, egoísmo y competencia en la que vivimos la vida diaria.
Infinitas asambleas y trabajo comunitario realizado en estos siete años hacen realidad el Centro Cultural Comunitario El Bondi, que da cobijo a los sueños de miles de vecinos y vecinas.
Hace unos años escuche que “para cambiar el mundo, la realidad, para involucrarse en la sociedad y en la política no solo hace falta ir contra los dirigentes y grandes magnates que manejan el mundo y que lo llevan a la deriva por acaparar poder, sino que nosotros y nosotras, las personas “de a pie”, somos capaces de cambiar la realidad con nuestras acciones”.
Empoderémonos de nuestra realidad social, juntémonos a compartir y crear para que la creatividad de cada ser sea una en la construcción del bien común.
Rubén Nohales Hernández
Referencias
http://www.colectivo-cultural.com.ar/
www.facebook.com/CentroCulturalElBondi/
www.facebook.com/ONGColectivoCultural
http://www.escobar-en-la-historia.com
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