Un año más desde 1999 celebramos el 25 de noviembre, el Día para la Erradicación de la Violencia contra las mujeres. Este año además, en unas condiciones excepcionales.
En lo que llevamos de año han muerto 41 mujeres, 41 feminicidios, a manos de sus parejas, exparejas o familiares de las propias víctimas. En España, según los datos una de cada dos mujeres declara haber sufrido algún tipo de violencia machista en su vida. Pero esto solo es la parte visible del iceberg, porque la parte que no se ve, está la violencia que no mata, pero deja una huella que no se borra nunca: violencia psicológica, amenazas verbales, agresiones físicas, acoso sexual, emocional, etc…
Con la actual situación de pandemia por COVID-19, esta situación se ha agravado y aumentado no solo entre mujeres jóvenes y de mediana edad, sino también entre las mujeres mayores. Mujeres que por diferentes circunstancias han aguantado y ocultado a lo largo de su vida, sobre todo, la violencia psicológica, emocional y verbal por parte de sus parejas y maridos. Son invisibles en la sociedad y en sus propias familias.
La campaña de Emakunde (Instituto Vasco de la Mujer) de este año pretende mostrar esa violencia en mujeres mayores y que tiene sus peculiaridades, ya que la invisibilidad, la socialización de un sistema patriarcal, en que debían de pedir permiso para todo a sus maridos, para trabajar o abrir una cuenta corriente, por ejemplo, la falta de autonomía económica en muchas de ellas y la falta de reconocimiento social de la violencia de género en su época, etc… las hace vulnerables e invisibles a la sociedad y a seguir sufriéndola.
El lema de la campaña es “Si la escuchas, la verás”. Escúchalas
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