
En 1995 en la edición del 1 de diciembre de ABC Cultural, Adela Cortina utiliza por primera vez el término “Aporofobia”, con el objetivo de poner nombre al rechazo que sufre el colectivo de personas que se encuentran por debajo de los ingresos considerados mínimos y que la mayoría de las personas identificamos como “pobres”.
El término acuñado por la filósofa española establece un nexo común entre aquellas personas que, pudiendo tener otras características identificativas, como la nacionalidad, etnia u orientación sexual, tienen en común que son percibidos como pobres. Entendiendo la pobreza como una lacra social que genera desconfianza hacia quien no se encuentra en esa situación económica.
“Es la fobia hacia el pobre la que lleva a rechazar a las personas, a las razas y a aquellas etnias que habitualmente no tienen recursos y, por lo tanto, no pueden ofrecer nada, o parece que no pueden hacerlo” (Cortina, 2017:21).
El neologismo fue cogiendo fuerza y en 2017 la Fundación del Español Urgente – Foundéu BBVA – la escogió como palabra del año por su interés lingüístico y por su presencia en los medios. Del mismo modo la Real Academia de la Lengua, el 20 de diciembre de ese mismo año 2017, la incluía en el diccionario, haciendo que formara parte del extenso vocabulario del idioma de Cervantes definiéndola como “Fobia a las personas pobres o desfavorecidas”[1]. A partir de ese momento la palabra fue generalizándose hasta llegar a día de hoy, donde con solo poner “Aporofobia” en el buscador de Google aparecen infinidad de entradas que hacen referencia al término.
Del mismo modo que existe una palabra para definir el “odio o el rechazo al pobre” me llamó la atención que no existiera una palabra similar para definir el “odio o el rechazo al rico”, lo que me llevó a hacerme la eterna pregunta ¿por qué?
Esta pregunta me llevó a reflexionar sobre esta cuestión, y me llevó a una primera conclusión: en un sistema donde la base del éxito se fundamenta en la acumulación de capital, es lógico pensar que ser rico es el estatus máximo al que puede aspirar cualquier persona que sueñe con “triunfar” socialmente, sin embargo, no nos engañemos, la mayoría de las personas no alcanzaremos nunca dicho estatus.
Para aclarar que quiero decir cuando digo “rico”, me remito a los siguientes datos que proporciona José Félix Tezanos en “La sociedad dividida”, que si bien quedan lejos de estar actualizados, sirven como ejemplo para dejar claro a que me refiero:
“Los datos espectaculares del Informe de la ONU de 1996, que tanta impresión causaron en algunos sectores de la opinión pública, y que revelaban que sólo 358 personas acumulaban tanta riqueza como el 45% de la población mundial” (Tezanos 2022:32)
Como podrán imaginar cuando me refiero a “rico” me refiero a esas 358 personas, aproximadamente, aunque cabrían algunas más.
Y esto me llevó a otra conclusión. Si bien queda claro, que la mayoría de la población no alcanzaremos nunca a formar parte de ese “selecto grupo de triunfadores”, cada vez se hace más evidente que son ellos los que dirigen los hilos del mundo y marcan el son al que todos nos movemos. Tras las últimas elecciones estadounidenses, vemos como dos de estas personas, Trump y Musk, han perdido cualquier tipo de decoro tratando a todos, a la mayoría de la población, desde la prepotencia que les da su inmensa fortuna, por cierto una fortuna heredada, a la que ellos solo han tenido que dedicarse a incrementar (investiguen sobre los orígenes de sus fortunas y verán como así cualquiera de nosotros seríamos inmensamente ricos también).
Por otro lado, generalmente, la forma de enriquecerse se fundamenta, utilizando la teoría marxista, apropiándose de la plusvalía generada por los trabajadores, como produciendo en países donde la mano de obra tiene un coste irrisorio aderezado por la inexistencia de políticas de protección hacia la clase trabajadora o apropiándose de la plusvalía generada a través de condiciones laborales leoninas en cualquier parte del mundo, en nuestro país, también.
Por lo tanto, si analizamos como personas que se han encontrado en una posición socioeconómica privilegiada desde su nacimiento, o la han obtenido a base de explotar a otras personas, alardean de su posición, actúan de forma que se vean beneficiados, sin importar a cuantas personas dañan con sus acciones y se muestran altaneros y prepotentes con el resto, Trump y Musk son solo ejemplos del grupo de ricos mundiales, no es de extrañar que con esta carta de presentación, puedan causar rechazo en el grupo que compone la mayoría de la población, sin embargo no hay una palabra que defina este rechazo.
Así que, me dispongo a establecer un término que refleje el rechazo o el odio al rico, utilizando la misma metodología que utilizó Adela Cortina para acuñar el término aporofobia hace treinta años (Cortina 2017).
Tomando mi diccionario de griego clásico – español de mi época de instituto, busco el término apropiado para definir “rico; opulento; abundante; poderoso”, adjetivos que definen bastante bien al grupo de personas a las que me refiero en este artículo, y lo nombra como πλούσιος (ploúsios) que unido al ya clásico φοβία (fobia) obtendríamos el término Ploúsiofobia (elimino la “s” del primer término por economía del lenguaje).
Por lo tanto, la próxima vez que veas en el telediario como uno de estos “ricos” amenaza con influir en las elecciones de un país a través de las redes sociales, por cierto, redes sociales que compraron a golpe de talonario, o como dan lecciones de sacrificio y de lo difícil que ha sido su vida, o como alguno de estos “ricos” elude la cárcel después de haber cometido un delito por el que otra persona estaría muchos años a la sombra, etc., y sientes que su imagen te hace sentir una especie de asco, rabia, rechazo o cualquier otra sensación similar, estás padeciendo un ataque de ploúsiofobia.
“Que no exista un término para denominar este odio-practicado sobre todo, por la clase media- no es signo de sentido común sino de hipocresía humana”, Rodrigo Blanco Calderón.
Manuel Carmona Curtido ,
@mcarmonacurtido.bsky.social
BIBLIOGRAFÍA
CORTINA, A. (2017) Aporofobia, el rechazo al pobre. Un desafío para la democracia. Ed. Paidós. Barcelona
TEZANOS, J.F. (2022) La sociedad dividida. Ed. Biblioteca Nueva. Barcelona
BLANCO CALDERÓN, R. (2021) La fobia a los ricos. ABC Cultural, 30/07/2021
[1] https://dle.rae.es/aporofobia
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