El Museo Nacional de Antropología posee piezas de la cultura Nubia, pero muy pocos saben que dicha colección se puede observar gracias a la labor de un grupo de arqueólogos españoles que excavaron en Sudán/Egipto en los 60.
El fondo del Museo Nacional de Antropología, cuenta con una gran riqueza cultural que está directamente ligada a nuestra historia. Como es el caso que vamos a tratar en este artículo, el de la colección dedicada a la cultura Nubia (Sudán).
No todo el mundo sabrá, que en este museo podemos apreciar un pedacito de esta cultura gracias, en gran parte, a la labor desempeñada por un grupo de arqueólogos españoles en la década de los sesenta (60-66). En lo que fue la primera incursión arqueológica española en el extranjero y, por la que hoy, también podemos admirar el Templo de Debod en Madrid.
Todo comenzó, cuando en los 50 el gobierno egipcio anunció la construcción de la presa de Asuán. Proyecto que implicaba la construcción de un gran lago artificial que inundaría unos 500Km2 y, por consiguiente, un gran número de monumentos de incalculable valor arqueológico quedarían cubiertos por el agua. Finalmente, en marzo de 1959 se produjo un llamamiento oficial de la UNESCO a una ayuda internacional para salvar ese patrimonio que iba a desaparecer, antes de la culminación de la presa.
En este contexto debemos insertar nuestro tema principal, la participación española en la tarea de salvamento. De esta forma, en 1960 se creó el Comité Español para el salvamento de los tesoros arqueológicos de Nubia, presidido por el ex ministro de Asuntos Exteriores D. Alberto Martín Artajo, siendo nombrado Director General de la“Misión Arqueológica Española” D. Martín Almagro Basch, (catedrático de prehistoria de la Universidad Complutense), quien organizó y dirigió la Misión desde 1960 a 1966, años en los que se dieron varias campañas[1].
Antes de partir hacia Egipto, todos los miembros del equipo estuvieron sometidos a un periodo de entrenamiento, que consistió en familiarizarse con los materiales egipcios (en España no existía la egiptología como tal) que había en el MAN y a finales de 1961 el Equipo Español emprendió su viaje hacia Egipto.
La actividad de la misión española se desarrolló, en.
- Argín (Sudán): Fue en esta región en la que el equipo español pasó más tiempo y en dónde excavó varios periodos, que iban desde el IV milenio a.C. hasta el Medievo. De los cuales, la mayoría eran necrópolis del Neolítico Final, Calcolítico y Cultura Meroítica.
- Cheikh-Daud en Tumas (Egipto): En este yacimiento situado a la orilla del Nilo, el equipo excavó (dirigido por F.Presedo) una fortaleza cristiana.
- Islas de Kasar- Ico y Abkanarti (2º Catarata del Nilo, Sudán): En Kaser- Ico se excavaron dos iglesias coptas utilizadas entre los siglos XI-XIII y en Abkanarti se excavó un poblado cristiano y necrópolis cristianas.
Nubia en el museo
Tradicionalmente se ha designado el término Nubia, al área geográfica que se extiende desde la primera hasta la sexta catarata del Nilo. Abarcando aproximadamente, lo que actualmente es el sur de Egipto y parte de Sudán del Norte.
También, conocida como “El otro Egipto”, en época faraónica se definió como un reino independiente (Kush) que mantuvo desde el principio una estrecha relación con Egipto. Es precisamente, dentro de su historia antigua, cuando esta cultura destacó en dos periodos: Napata (III Periodo Intermedio Egipcio, 1085-750 a.C.) y la Época Meroítica (750 a. C).
Pero, lo que aquí nos ocupa, es la época moderna: cómo influyó la construcción de la presa en la población y el porqué podemos admirar en el museo piezas de la cultura actual Nubia (en los 60 República de Sudán).
De esta forma, cuando la presa construyó, el país se encontraba en plena Primera Guerra Civil Sudanesa (1955-1972),causada por conflictos religiosos, étnicos…y ,es que, Sudán era (y es) una crisol de culturas. Por un lado, el norte era más urbano, estaba más poblado, de población árabe y musulmana (representaba la mayoría del país).Mientras, que el sur era más rural, estaba menos poblado y en su mayoría era una población nilótica, animista y cristiana. Por otro lado, había una gran variedad de grupos tribales nómadas (kababish), seminómadas (bagara…) y sedentarios (beja, ga´alin, manasir, nuba, rubatab, shaiqiyah…). A lo que se añadía, la diversidad de lenguas y dialectos (árabe y dialectos, nubio, beja…).
Precisamente, este fue el contexto en el que el equipo español desempeñó su labor. Y, de este trabajo no solo tenemos muestras arqueológicas, ya que Almagro Bash durante su estancia fue recopilando una serie de piezas de interés etnográfico que se encuentran en el Museo Nacional de Antropológico.
La mayoría de estas piezas fueron rescatadas por el arqueólogo de las casas que fueron abandonadas por la construcción de la presa. Pues, se calcula que en torno a 90000 personas fueron reubicadas en otras zonas (se agruparon diferentes tribus) porque sus tierras quedaron inundadas.
Por este motivo, la colección que podemos ver en el museo pertenece en su conjunto al ámbito doméstico y al agrícola, procedentes de las regiones de Adindan y Korosko (1901-1964):
Cuencos de corteza de calabaza: utilizado por un lado como utensilio de alimento y, por otro, para ofrecer vino en actos sociales/rituales. En algunos casos, presentan decoración incisa geométrica que recuerda a las decoraciones en cerámicas de la Época de Meroe.
Botes cilíndricos de madera: usado para contener maquillaje o tintes elaborados con materias primas (alheña, hojas de henna…), para teñir el pelo en colares ocres y rojizos.
Posiblemente, la elaboración de estos maquillajes y tintes sea herencia de los realizados por las antiguas egipcias/kushitas. Estas utilizaban diversas materias primas: malaquita, zurita, grasa y el sulfato de antimonio para hacer kolh, utilizado para marcar la línea de los ojos y evitar infecciones oculares.
Cestas y tapas de fibras vegetales (junco o enea): la cestería es una actividad típica de las poblaciones cercanas al Nilo y a los oasis (por su cercanía a la materia prima). Se caracteriza por tener una gran variedad de trenzados y formas en diferentes colores, destacando especialmente la cestería elaborada en el Oasis de Siwah (Egipto).
Vajilla de cerámica y madera: la comida, representa el momento de reunión familiar y de socialización, por ello en torno al acto de comer se marcan diferencias sociales, rituales o tabúes… De ahí que en todas las culturas se hayan desarrollado todo tipo de útiles. De esta forma, en el antropológico encontramos una gran variedad de jarras, vasijas, botijos, platos, cuencos,cucharas/cucharones… Salvo estas últimas, todos los útiles eran realizados en cerámica tal y como ya se realizaba en el 4400 a.C. (culturas El-Badari Nagada): se utilizaba como materia prima la arcilla aluvial o barro de los depósitos aluviales de las lindes del río (arcilla con alto contenido de materia orgánica, de minerales, mica y arena), era realizada a mano en su mayoría, bruñida, decorada y horneada.
Hoces, hierro y madera: utilizadas para la siega y cosecha en las orillas del Nilo y, es que, este río siempre ha sido la primera fuente económica para los nubios (la mayor parte de la población reside en sus lindes). Hasta la construcción y la reubicación de diferentes comunidades, la actividad agrícola dependía de las crecidas anuales del Nilo: en julio comenzaba la inundación, en septiembre la siembra y de abril-junio la recolección. De hecho, en el Antiguo Egipto se calculaba la hambruna o abundancia en función de los codos que alcanzase la inundación (12 codos=hambruna, 13=escasez, 14=alegría y 15/16=abundancia).
En definitiva, tras una intervención dura (una actividad frenética para entrar dentro de los tiempos marcados, infraestructuras carentes, problemas de salud debidos a las altas temperaturas y la dieta…) el equipo español cumplió con todos sus objetivos y lo más importante, consiguió ser una misión respetada. Gracias al prestigio adquirido y a las estrechas relaciones políticas, Egipto donó a España el Templo de Debod, el mejor conservado de los cuatro cedidos a naciones participantes en el programa de salvamento. Este templo egipcio de época ptolemáica (S. IV-I a. C.) fue instalado en Madrid. El cual, en los últimos años está siendo noticia por sus problemas de conservación, causados por agentes medioambientales y acciones vandálicas por no estar debidamente protegido por las instituciones.
Referencias
Martín Valentín, Francisco. Documentación del Templo de Debod: Salida de Egipto y su traslado a España.
López Grande, Mª José. Culturas del Valle del Nilo (Págs. 189- 203 « Experiencia española en a campaña de la UNESCO para el salvamento de los restos arqueológicos de Nubia´´. Lucas Pellicer.
Molinero,M.A./ J.R.Pérez Largacha/ C.Sevilla. Egipto, 200 años de investigación arqueológica. Madrid, Revista de Arqueología ,1998. (Págs. 94-110)
www.institutoestudiosantiguoegipto.com/nubia-pellicer.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Nubia
Imágenes
Imagen 2: Maqueta que recrea la inundación del Templo de Abu Simbel y reubicación.
Imagen 4: Pirámides de Época Meroítica.
Imagen 5: Incensario de la colección del museo.
Imágenes 5-10: Museo Nacional de Antropología, Miguel Ángel Otero y Arantxa Boyero Lirón; http://www.mecd.gob.es/mnantropologia/colecciones/Fondos-museogr-ficos-y-documentales/Cat-logo.html
[1] El equipo estuvo formado, por: Martín Almagro Basch, Rafael Blanco y Caro Manuel Pellicer (Doctor en Historia), Vicente Viñas (estudiante de ingeniería), Rosario Lucas Pellicer, Javier Navascués (arquitecto), F.Presedo, R.Blaco…Entre otros.
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