El otro día, un amigo y yo fantaseábamos sobre cómo sería nuestra vida si nos tocase un premio de más de 100 millones de euros. Salieron a colación infinidad de viajes y de proyectos personales y, desde luego, los dos coincidimos en pensar que se acabaron las preocupaciones, al menos, todas las que tienen que ver con el dinero, o más bien, con la falta de él.
Jeff Bezos, nacido en Alburquerque, en el estado de Nuevo México, el 12 de enero de 1964, es oficialmente la persona más rica del mundo con una fortuna superior a los 180.000 millones de dólares. Bezos encabeza la lista por delante de otros multimillonarios como Bill Gates, que construyó su fortuna gracias al sistema operativo Windows y que desde hace años ha invertido en empresas farmacéuticas, participando en múltiples campañas a favor de las vacunaciones. De hecho, Gates se ha convertido en uno de los principales defensores de la vacuna de la COVID-19 con la que se pretende poner fin a la pandemia del coronavirus. Otras acaudaladas personalidades que aparecen por detrás de Bezos en el listado de los más ricos son Warren Buffet o el español Amancio Ortega, un empresario textil que ha generado bastante polémica en España debido a las donaciones de equipo médico que hace al sistema sanitario español.
Amazon, ejemplo de los nuevos tiempos
La empresa que ha convertido a Bezos en el hombre más rico del planeta es Amazon, un comercio electrónico que opera prácticamente en todos los rincones de la Tierra. La compañía se dedica principalmente a hacer de intermediaria entre vendedores y compradores, saltando todas las barreras geográficas posibles. A través de Amazon es posible, por ejemplo, conseguir en Europa productos venidos de los Estados Unidos, de Japón o de cualquier otro lugar. Es una forma de acercar determinados productos a los consumidores.
Además, Amazon tiene un catálogo de productos inagotable. Este mastodóntico e-commerce trabaja con productos tecnológicos, textiles, cosméticos, juguetería, libros, motor, mecánica… Prácticamente cualquier producto que necesites está en su catálogo, o por lo menos uno parecido.
El gran éxito de Amazon es la comodidad que ofrece a los consumidores. Desde cualquier dispositivo con acceso a internet puedes curiosear y estudiar el catálogo del gigante norteamericano. Una vez que te has registrado, solo tienes que hacer clic en el producto deseado y en poco tiempo -en muchas ocasiones en un solo día- un repartidor de Amazon te lo entregará en tu casa.
La plataforma de Amazon sigue mejorando. En la página relacionada a cada producto aparece información como sus características técnicas o fotografías del mismo, al igual que un carrusel de opiniones de otros consumidores que sirven como test definitivo para valorar la calidad del producto y si merece la pena comprarlo o no.
Toda esta comodidad tiene una contrapartida sobre la que también es necesario reflexionar y es que Amazon resta una enorme cuota de mercado a los comercios locales, que apenas tienen recursos y fuerza para competir contra una empresa que no para de crecer y de conseguir nuevos clientes. Esa competencia tiene un claro efecto en la economía local.
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