Cosos, historia y desigualdad social: la Monumental de Sevilla

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Cómo antropólogo no puedo dejar de inmiscuirme en el extrañamiento que me produce conocer hechos y vivencias de personas nativas de un lugar que rememoran acontecimientos relacionados con el pueblo, durante una conversación cotidiana, y que son ignorados como sucesos socioculturales en la dinámica histórica de su población. Por ello tuve la ocasión de mantener una amena conversación sobre las desigualdades sociales en la Sevilla del siglo XX, desde un interesante punto de vista “taurino”, con un vecino buen conocedor de la historia de la citada ciudad que me contó de la existencia de dos plazas de toros en Sevilla por un corto periodo de tiempo, en unos momentos donde se desbarataba el sistema de la Restauración dando paso a un periodo ajetreado en la vida política de España.

La conversación se inclinó, entre otros contenidos, hacia una desaparecida plaza de toros conocida con el nombre de “la Monumental”, ubicada en aquella época en la actual avenida Eduardo Dato[1], y la dicotomía sociocultural que representaba por entonces esta plaza en la ciudad hispalense de mediados del siglo XX. El coso de estilo neoclásico fue obra del arquitecto sevillano José Espiu y Muñoz, junto con el ingeniero vasco Francisco Urcola Lazcanotegui. La edificación se llevó a cabo gracias a los fondos y terrenos del empresario y nuevo rico Julio Lissén Hidalgo. Contó con el mecenazgo artístico de la entonces figura del toreo José Gómez Ortega, “Joselito el Gallo[2]”, el cual quiso llevar la fiesta del toro a la gente más desfavorecida mediante el concepto de una plaza de toros para las clases bajas[3] por ser él de origen humilde. Según la conversación, “Joselito” era un progresista que buscaba innovar, mirando hacia el pueblo desfavorecido, en el mundo del toro influenciado por artistas, escritores y poetas de la época[4]. La plaza tuvo un aforo para 23000 espectadores aproximadamente, el doble que el de la Maestranza de Sevilla con unos precios más ajustados para los asistentes.

Este hecho tuvo lugar en una España de tiempos difíciles, donde la dicotomía social entre ricos y pobres estaba muy acentuada debido, entre otros muchos motivos, a la neutralidad española en I Guerra Mundial. Las clases acomodadas inmersas en el derroche romántico de una España moribunda en aspectos económicos, territoriales, sociales y políticos, como bien dejaría descrita la brillante Generación del 98, tenían cubiertas sus más que necesidades básicas gracias a los negocios derivados de la neutralidad o condición noble, frente a una clase baja analfabeta, tradicional, rural y con mucha hambre que agudizaba aún más su sentido de inferioridad y dependencia reflejándose en la radicalización ideológica de las clases trabajadoras.

Durante la planificación y construcción, comenzada en el año 1915, tendrían lugar hechos tan relevantes para la historia de España como el asesinato del liberal José Canalejas en 1912, la Huelga General de 1917[5] y la sublevación social entre 1918 y 1920[6]. En 1918 se inauguró y tuvo asistentes tan importantes como la reina Victoria Eugenia. Esta condición de ser un evento para el pueblo y la participación en ella de figuras y ganaderías importantes de la época, hizo temer a la parte “maestrante[7]” que volcó todos sus medios para hacerla desaparecer y mantener así todo el protagonismo de la fiesta del toro, intensamente ligada al prestigio de la clase aristocrática de la ciudad. Se barajan varias circunstancias para justificar su desaparición, entre ellas la falta de seguridad en las estructuras o que resultaba ser un óbice para el desarrollo del casco urbano y los intereses económicos asociados a éste de las clases dirigentes de la ciudad, en unos momentos de apremiante necesidad económica[8] que aliviaría la Exposición Iberoamericana de 1929. Sea como fuere, en el año 1921[9] se clausura y el 9 de abril de 1930[10] se comenzaría a derribar lo que fue la plaza de toros de las clases bajas en beneficio de la Maestranza de Caballería[11] de Sevilla.

Este hecho simbólico hacia el pueblo sevillano materializado en la edificación de una plaza de toros, en un contexto urbano asociado históricamente con la aristocracia terrateniente, y su posterior derribo deja manifiesta la lucha entre ricos, nuevos ricos (burguesía) y pobres, desde un punto de vista económico, sociocultural, urbano, y en definitiva, histórico que silencian o discriminan mediante la damnatio memoriae los vencedores, que promueven la falta de integración y de participación efectiva de la sociedad más pobre sin conciencia de clase en su total beneficio y salvaguarda del estatus social aristocrático. Como en otros muchos casos, las clases acomodadas económicamente y sus luchas marcan el trascurso social de una población, pero también el desarrollo urbano donde ésta habita. “Joselito”, un respetado gitano burgués, quiso implantar un modelo cultural en contra de los ideales elitistas imperantes y mayoritarios de su época, creando un conflicto entre clases sociales y sus intereses desde el contexto de la tauromaquia, que se disputaría mediante la construcción de un espacio urbano para el pueblo, con los consiguientes temores de las aristocracia[12] andaluza, y su posterior desaparición interesada de manos de las élites para seguir manteniendo la subcultura de los pobres y la jerarquía de clases frente a la pujante burguesía y sus intenciones junto a un pueblo que comenzaba a tomar conciencia de su clase.

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¿Las clases bajas se podían permitir ir a los toros? Pues seguramente no todas, pero la clase burguesa, en su lucha de posiciones jerárquicas contra la aristocracia noble y terrateniente andaluza, utilizaría al pueblo como apoyo para demostrar su fuerza e intenciones, por tanto se vislumbra, a modo de conclusión, que no fue tanto un ideal igualitario en beneficio de las clases bajas, sino más bien una lucha entre la burguesía sevillana y la aristocracia terrateniente por sus intereses en el contexto clasista que entrañaba y sigue entrañando la tauromaquia, de la cual salió perdedora junto al pueblo en este monumental asunto sin quitar mérito a la buena acción del malogrado torero “Joselíto el Gallo”.

Juan Gabriel Rodríguez Laguna

https://sites.google.com/site/jgrodriguezlaguna/

Twitter: @laguna_jg

Referencias

García de Cortázar, Fernando y González Vesga, José Manuel: “Breve Historia de España”. Alianza Editorial, 1994 Madrid. ISBN: 84-206-0666-9.

Martínez, Rosalía: “Estructura social y estratificación. Reflexiones sobre las desigualdades sociales”. Miño y Dávila Editores, 1999 Madrid. ISBN: 84-95294-07-9.

Ramos-Kuethe, Lourdes: “La monumental de Sevilla. Voces y silencios”. Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS). Vol.80, 1ª edición Sevilla, 2011. ISBN: 978-84-92417-48-3.

[1] Antigua periferia del Barrio de San Bernardo.

[2] Torero de etnia gitana nacido el año 1895 en Gelves, Sevilla. Es considerado como una de las figuras más importante y relevante en el mundo del toro. Junto a Juan Belmonte, su rival, emprenden la edad de oro de la tauromaquia de esta época. Joselito más próximo al pueblo y Belmonte a la aristocracia.

[3] Las clases bajas estaban integradas por obreros industriales y de servicios, pequeños agricultores, jornaleros y otras clases populares.

[4] La mayoría de los intelectuales opinaban que las corridas de toros era sinónimo de retraso cultural en relación al movimiento vanguardista o modernista que se daba en Europa y otros países del mundo. En el contexto de la tauromaquia “Joselito” representaba el estilo clásico del toreo en contra de Juan Belmonte, su rival en la plaza apodado el torero lector, que representaba la vanguardia dentro del mundo del toro. “Joselito” estaba molesto por no ser aceptado en la aristocracia andaluza.

[5] En este año tiene lugar la sublevación de la guarnición de Jaca animados por el espíritu revolucionario que es sofocado con el fusilamiento de varios jóvenes oficiales del ejército.

[6] A este periodo de sublevación social entre los años 1918 a 1920 en Extremadura y Andalucía se le denomina por parte de la derecha como “Trienio Bolchevique” debido a la revolución soviética de 1917, por estar relacionada con la aparición en España de los movimientos revolucionarios materializados en sindicatos. También en 1920 muere “Joselito”.

[7] Maestrante hace referencia a los participantes de la Maestranza de Sevilla, plaza de toros, que era uno de los lugares frecuentados por las clases sociales más prestigiosas de la ciudad.

[8] Había finalizado la I Guerra Mundial y muchos negocios cerraban.

[9] En este año se creó el PCE (Partido Comunista de España).

[10] En enero de 1930 Primo de Rivera dimite y en agosto del mismo año tendrá lugar  el Pacto de San Sebastián que conducirá a la II República Española.

[11] Ver Capítulo V: Las fiesta profana: los toros, las justas, el palio, los juegos de cañas, la sortija y la cucaña. 1. La fiesta de los toros, pág. 142-151. Romero Abao, Antonio del Rocío: Las fiestas de Sevilla en el siglo XV. Editorial Deimos S.A, 1991. ISBN: 84-86379-18-0.

[12] A raíz de la Crisis de 1917 la monarquía en manos de Alfonso XIII quedo tocada institucionalmente, la opinión pública comenzaba a despertar y el proletariado comenzaba a pensar en un estadio superior sobre su conciencia de clase. Todos estos elementos darían lugar a la unión de las izquierdas en 1931.

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