No soy yo, no eres tú,

no es por mí, ni por ti, ni por nadie.

No hay culpables en esta

cruda tristeza insondable.

No hay razones que me

empujen a este abismo.

Todo invita a vivir mas no lo consigo.

Al abrir la ventana

clavo mis pies en el suelo

y contengo la respiración.

Temo saltar al vacío

buscando la solución.

Quiero quererte y no puedo,

por mucho que quiera

hacerlo.

Y deseo esa sonrisa que

antes me llevaba al cielo

y ahora se pierde en mis

sueños.

Mi mente vive sumida

en una lucha constante

entre aferrarme a ti

o intentar olvidarte.

No me importa

lo que a mi alrededor sucede

ni si alguien viene

a rescatarme.

Mi cabeza es un nido

de pájaros de mal agüero,

llena de humo y ruido.

Quiero encontrar el sentido

pero solo pienso en el uso

que le puedo dar a ese cuchillo.

No hay pasado ni futuro.

No vislumbro más que este

turbio presente,

tan oscuro, tan ausente

de todo cuanto amo.

Y la certeza de saber

que nadie me comprende.

Es una puta condena,

una bajada a los infiernos,

es como un perro de presa

alimentándose de mis sentimientos.

Es querer y no poder

o sentir darme lo mismo.

Jugar a querer vivir

o querer morir sin motivo.

@wallacegere

anthropologies
Entrada anterior Tiempo de aprendizajes
Entrada siguiente La luz y la soledad

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.