Una mirada crítica al posicionamiento hegemónico del arte culto frente a la cultura popular

0 0
Read Time:8 Minute, 56 Second

“Si le dijera de qué iba realmente

nuestra música, probablemente

 nos detendrían a todos”.

Bob Dilan.[1]

 

Por lo general se suele hacer una relación entre la estética y lo que mucho autores llaman “arte culto”, dejando fuera de ésta el arte popular. Para los filósofos griegos el arte estaba relacionada con “sabiduría superior”, que era capaz “de proporcionar los más nobles e intensos goces de la contemplación”. (Shusterman, 2002. 45). Esto nos lleva a pensar que ya desde la antigüedad el concepto de arte estaba relacionado con los intelectuales y los que tenía acceso al conocimiento, lo que no incluía a los esclavos, ni el pueblo en general.

Una de las mayores críticas que se ha hecho a los defensores a ultranza de la primacía de arte culto sobre el arte popular es la idea de que lo estético es algo que se utiliza para disfrutar y evadirse de la realidad cotidiana y de las instituciones y prácticas opresivas y crueles, que la civilización ha impuesto como “forzosamente reales”. Para Shusterman, “esas realidades institucionales se justifican y ensalzan mediante el arte culto que la misma civilización crea para huir de éstas”. Indica, que para Dewey el arre pasa a ser “el salón de belleza de la civilización”, que esconde tras “una rica superficie estética sus horrores y brutalidades”, entre los que se encuentran, en palabras de Dewey, “el esnobismo de clases, el imperialismo, la opresión lucrativa del capitalismo, la desintegración social y la alienación del trabajo”. (Shusterman, 2002. 25).

Analizando el papel que el arte ha venido desempeñando en las sociedades occidentales en el pasado, se debe afirmar que el mantenimiento del arte culto ayuda a que el orden social establecido perdure gracias a una admiración piadosa por el pasado, las obras y sus autores. Que el  arte dota  a un sistema conservador opresivo de un arma poderosa para mantener los privilegios, para afirmar el status quo que el pasado engendró y tapar las miserias e injusticias del presente.

Al colocar al arte en una posición tradicional de ayudar a la ideología de la iglesia y de la corte se le se lo aísla de la praxis cotidiana y de la vida sociopolítica del momento.

Si algo representa bien la creación del arte culto son los museos y galerías. Cada país tiene sus museos como expresión de su arte nacional. Los nuevos ricos se han visto obligados a adquirir obras raras y costosas. El coleccionista típico es el capitalista típico. Las comunidades, las naciones proceden también levantando teatros de la ópera y museos.

También se tiende a identificar el arte culto con las obras más escogidas, más geniales y celebradas, mientras que identificamos el arte popular con los productos más mediocres y estandarizados. El arte culto tiene obras mediocres y malas junto a las geniales y el arte popular no es el compendio de la falta de gusto pero así tendemos a identificarlos.

Y se ha aplicado el término estético casi siempre al arte culto despojando al arte popular del calificativo.

RAP/HIP-HOP Y LAS PANDILLAS DEL BARRIO

Para Shusterman el rap el género de música popular que más rápidamente se ha extendido. Sitúa sus inicios en EE.UU. con una de las clases más deprimida de esta sociedad, los afroamericanos. El rap, es una especie de canto llano, en el que las canciones no se cantan sino que se dicen o recitan. Las bandas sonoras se componen de varios cortes, “Samples”, de producciones ya lanzadas y reconocidas, las letras pueden ser “rudas y simples” de ritmo “estridente y de un gran contenido sexual.

Dice Shusterman que el rap es un arte popular posmoderno que cuestiona las convenciones de la ideología del arte y de la filosofía moderna y a su diferenciación marca de “esferas culturales”, al tiempo que legitima los criterios de una estética que se le niega al arte popular, desafiando las diferencias que se establecen entre “arte culto y arte popular”. Shusterman se centra en el “rap” representativo, al que considera con mayores argumentos para enfrentar “las críticas estéticas del arte popular”.

Este rap, reivindicativo, de readaptación de ritmos originales, manteniendo su esencia, de gran capacidad y versatilidad lírica, se ha hecho un hueco en las “tribus urbanas” de jóvenes que reivindican su espacio en las calles, no sólo en EE.UU. sino también entre jóvenes migrantes en diversos países de Europa y entre jóvenes autóctonos que, sin proponérselo, pertenecen a la escala más ínfima de las estructuras sociales conformadas desde las esferas de poder. En muchos de estos grupos, muchas veces caracterizados por una “violencia cotidiana o normalizada” (Adaptado al concepto de Nancy Scheper-Hugs. Ferrandiz y Feixas, 2004.), los jóvenes encuentran en el rap y otros ritmos (reguetón y dembow) una forma de expresión en contra de toda esa “violencia estructural”, ejercida desde los estamentos de poder, que les margina, les oprime, les segrega y excluye del sistema, reproducida desde una “violencia simbólica” (Bourdieu) que ellos sólo pueden expresar a través de estas letras y melodías con las que se sienten más que identificados.

Esta es una de las razones por las que muchas veces se asocia el rap y otos ritmos urbanos a una clase popular denostada, un ritmo considerado “inferior” por una clase que establece distinciones entre lo clásico y lo popular, intentando su capacidad creativa, reivindicativa y su valor como una expresión más de arte.

p 1

EL ARTE DEL REGUETÓN / EL DEMBOW: UNA MUESTRA DEL ARTE POPULAR

EL REGUETÓN

Se considera un género musical bailable, con sus orígenes en América Latina y el Caribe. Tiene sus orígenes en el reggae jamaiquino, con fuerte influencia del rap o hip-hop. Inicialmente surge en Panamá en la década del 70 del siglo XX, entre la comunidad jamaiquina afincada en Panamá, junto a inmigrantes de orígenes afro-antillanos,  en los años 90 se desarrolla en Puerto Rico.

Este termino de “reguetón” es una adaptación al español de “reggaeton”, que surge del vocablo “reggae”, y se le añade el sufijo “tón” al final, quien según el artista Michael Ellis, se hace para hacer referencia a un “reggae grande”.

No fue hasta 1977, en el que un inmigrante guyanés en Panamá, junto a Dj llamado Wasanga, introdujeron por primera vez el reggae en Panamá, entes de esto no era muy conocido.

p 2

EL DEMBOW, MUESTRA DEL ARTE POPULAR DOMINICANO

Es un estilo musical popularizado en la República Dominicana, que se desarrolló hacia mediados de la década de 1990.  Aunque su apogeo se establece en la década de 2010, sus orígenes se consideran tan remotos como el rap.

Mientras en Puerto Rico el reguetón estaba en la cima, en República Dominicana se comienza a surgir este ritmo, con exponentes como: Manuelito, MC Pay, MC Vi y MC Curdy, quienes en el año 1995 grabaron la canción «El poco tiempo» bajo el nombre de “Grupo Unido”.

Los principales exponentes del dembow dominicanos son jóvenes de barrios deprimidos de República Dominicana, que aunque se les adjudica un afán de ascendencia en la escala social y económica, al hecho de grabar sus producciones, más que con fines artísticos, no deja de ser una expresión popular con una gran influencia del rap, el dancehall y el reguetón. Al parecer el dembow se ha convertido en un negocio rentable, con mecenas del arte popular dispuestos a invertir e el mismo.

Dentro de a las características del dembow se pueden apreciar: predilección por  canciones cortas, en lugar de obras extensas; atraer a un público en general, en lugar de dirigirse a una sub-cultura o ideología (mass-media). Otra característica del dembow es “el baile del perreo[2], que se ejecuta desde una exagerada sexualización de movimientos, en cuya escenificación “la actitud de los participantes es de bailar como si estuvieran tratando de seducir a la pareja en medio de la pista de baile con movimientos lascivos y sensuales”.

Las temática de las letras se relacionan con la búsqueda de “dinero fácil”, la promiscuidad, estereotipaos de género ya “la ostentación propia de una subcultura “bandas” (“gangas”). A pesar de que todo esto no es otra cosa que la expresión de una sociedad donde el poder se ejerce desde la corrupción y la búsqueda de dinero fácil por parte de la clase política, y la promiscuidad se ejerce, muchas veces desde esa misma clase política corrompida, este ritmo, que expresa toda esa violencia estructural, ejercida desde las clases de poder, es despreciado, denostado y considerado una mala influencia para niños y jóvenes.

Tanto el reguetón como el dembow tienen una base muy fuerte del rap o hip-hop, y se caracterizan por ser una expresión de las clases más deprimidas de las sociedades donde se producen, por ser una denuncia de las desigualdades sufridas por estas clases y por su necesidad de reivindicar el espacio que corresponde a la expresión de arte popular, a la que hace referencia Shusterman en su “Estética Pragmatista”. Además, tanto el rap/ hip-hop, reguetón y dembow son los ritmos que utilizan los jóvenes de las diferentes tribus urbanas (ya sean violentas o no) como símbolo de identidad y visibilización en las distintas sociedades.

Para concluir, la estética posmoderna reivindica el valor individual de las personas frente a valores asentados e impuestos por la sociedad y clase dominante. Mi intención con este artículo ha sido situar los ritmos como el rap, reguetón y dembow, en la escala de arte popular, resaltada como una expresión más de las artes, sin menospreciarla por su calificación de popular, tal como lo establece Shusteman. Con esto el autor  no intenta restarle méritos al llamado “arte culto”, sino romper con la dicotomía “culto/popular”, como si se tratara de una diferenciación en la que el “arte culto” tenga que considerarse como una expresión superior, por haber sido durante siglos (y seguir siendo) la representación hegemónica del poder. Shusteman nos presenta el arte popular como una expresión de la creatividad, el ingenio, la versatilidad y la diversidad de los grupos menos favorecidos, que han optado por una forma peculiar y original de hacer valer sus propias formas de arte.

Kattya Núñez Castillo

 

Referencias

Shusterman, Richard. (2002). Estética Pragmatista. Viviendo la Belleza, Repensando el Arte. Barcelona.

Claramonte, Jordi. (2010). La República de los Fines. Contribución a una Crítica de la Autonomía del arte y la sensibilidad.

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/09/17/actualidad/1379427097_644929.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Reguetón

http://es.wikipedia.org/wiki/Reguetón

http://es.wikipedia.org/wiki/Dembow

http://www.freepik.com/free-psd/hip-hop-cd-cover-template_678977

Fotos: Kattya Núñez

[1] Bob Dilan dijo esto a un entrevistador en el año 1965. Shusterman, Richard. (2002). Estética Pragmatista. Viviendo la belleza, repensando el arte. Barcelona. p. 249.

[2] https://www.youtube.com/watch?v=SkxLCzmTRpQ

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %
anthropologies
Entrada anterior Mayas y vascos ¿primos lejanos?
Entrada siguiente A propósito de Clara Immerwahr

Average Rating

5 Star
0%
4 Star
0%
3 Star
0%
2 Star
0%
1 Star
0%

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.