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Existe un cuento en Las mil y una noches en el que un hombre se cruzó con la muerte en el mercado de Bagdad. Al ver que ésta le miraba fijamente, salió huyendo a la casa de su señor al que le pidió una montura para huir a la ciudad de Samarra. Allí tenía familia y se escondería de la muerte. El amo se lo dio y salió en busca de la muerte. «¿Por qué has asustado a mi criado?» preguntó y ésta responde «No pretendía asustarle, me extrañó verle en Bagdad porque tengo una cita esta noche con él en Samarra». Pareciera que Siria por ser Siria como le ocurriera al criado, encontrara la manera de toparse con el conflicto.

No hemos entendido la realidad de Siria. Desde Occidente hemos simplificado tanto a Siria que las decisiones que se han tomado sobre su situación han sido catastróficas precisamente por no conocer su realidad, o porque interesaba borrarla y hacerse de un lugar muy apetecible desde muchos puntos de vista. La fortaleza de Siria está en ser una sociedad multiconfesional. No es una sociedad con una forma cultural derivada de una religión, sino que ha ido modelándose con todos aquellos que han pasado por ella a lo largo de la historia, creando un país muy diverso y abierto. Por eso decía antes que pareciera el criado de Bagdad puesto que no es la primera vez que se intenta separar a Siria por confesiones, no es la primera vez que los conflictos aparecen y uno de los intereses sea ese precisamente. Pero no han funcionado las veces que ha ocurrido y parece que en esta ocasión tampoco ocurrirá. Las injerencias externas posicionándose en un lugar y otro del conflicto, han obedecido más a los propios intereses que a los intereses de los sirios. Pero quizá sí se haya ganado algo, unir al pueblo sirio contra el exterior y que sean ellos los que solucionen sus problemas internos que son graves. No obstante, este artículo no trata de las tensiones, intereses, las facciones o los frentes, para eso ya tenemos otros artículos (artículo Amaia) en este especial como el de Amaia Castresana. Este artículo quiere acercar a quien lo lee a otra realidad de Siria, la de sus costumbres, la de su forma de hacer la vida, la de su riqueza social, la de la gente de a pie. Gente como Ahmad al Lahham.

Ahmad es un hakawati de Damasco. Según Rabih Alameddine, autor de “El contador de historias”

“Un hakawati es un contador de historias, mitos y fábulas (hekayât). Un cuentista, un actor. Una especie de trovador, alguien que se gana la vida hechizando al público con relatos. Como la palabra hekayeh (“historia”, “fábula”, “noticia”), hakawati se deriva de la palabra libanesa haki, que significa “charla” o “conversación”, lo que supone que en libanés el mero acto de charlar ya supone narrar una historia”. (1)

Abu Sami, que es su nombre artístico, está empeñado en que no se pierda esta tradición que ha estado a punto de desaparecer con la guerra. Con el libro en una mano y una espada en la otra va hilando las historias mientras el público, que ha ido aumentando a medida que se apaciguaba la situación en la ciudad, toma té y fuma en argila.

De entre el repertorio de Abu Sami, los que más aceptación tienen desde que empezara la guerra son los de heroísmo. Así cada noche las aventuras del sultán Baybars triunfan entre un público necesitado de rememorar un pasado glorioso.

Y es esa una de las funciones del cuento, al fin y al cabo. Transmitir enseñanzas a través del relato, o costumbres, pero también fortalecer la comunidad con hechos que creen cohesión en momentos de incertidumbre.

Desconectar dejando la mente volar por tiempos remotos frente a un té es algo que los sirios no quieren perder porque es parte de su historia.

Sin embargo, no solo está en peligro la tradición porque la situación de violencia hace inseguro permanecer en un café, también porque la remuneración por esta labor no es muy alta. Se buscan oficios con un sueldo más elevado que permita vivir dignamente, de ahí que jóvenes que tienen vocación de hakawati, terminen siendo operarios de cualquier oficio. Lejos queda el año 1885 cuando naciera Abdelhamid al Hawari, el primer hakawati de Damasco y figura emblemática del oficio, o aquellos viajes por los países del Golfo transmitiendo esta sabiduría popular que la situación ha relegado al pasado.

Diseminar su historia a través del cuento nos hace pensar en una sociedad que esparce su rico legado, pero que también absorbe lo que va encontrando y lo incardina en su vida.

Puede chocarnos, por ejemplo, ver a los sirios beber «yer-bah mah-tay», o lo que es lo mismo, el mate argentino.

El mate llegó a Siria a través de la emigración que se produjo en los países del mediterráneo oriental durante el siglo XIX. Se calcula que llegaron 200.000 sirios. De hecho, tanto en Argentina como en países limítrofes existe aún una comunidad relevante de sirios cuyos antepasados llevaron el mate hasta el Líbano y Siria hace más de 100 años. Los sirios han asumido esta costumbre como ya algo propio, sentarse a tomarla en grupo no es algo ajeno a su forma de relacionarse. Damasco y Alepo se disputan el título de ciudades pobladas ininterrumpidamente con más antigüedad, siempre ha habido personas compartiendo este territorio, conviviendo, recibiendo y despidiendo oleadas de viajeros de paso o invasiones de otros territorios que trajeron sus costumbres con ellos. Aún en pleno conflicto, no se ha dejado de consumir, traspasando las líneas para llegar tanto a unos como a otros. Por supuesto que le dieron un toque personal, añadiendo higos secos, pasas, nueces propias de la zona como acompañantes, aunque también galletas. Pero también tienen otra particularidad, cada uno bebe su propio mate.

Tal es la demanda de mate en Siria y países cercanos que la empresa Kabour SRL de capital sirio, se instaló en Andresito, Argentina, construyendo un secadero y un molino de última generación, con el objetivo de producir yerba molida para exportar a Siria y Egipto entre otros mercados en 2008.

La cocina es reflejo de su sociedad. Con múltiples influencias tanto de la cuenca mediterránea como de la zona de Egipto. Las hortalizas, verduras, legumbres habituales en España o Italia lo son también en Siria como también lo es la forma de prepararlas y presentarlas.

Uno de sus platos más típicos es la Mujaddara, un potaje de lentejas y cereal aderezado con cebolla frita y aceite de oliva que ya se nombraba en la Biblia y por lo que también se le conoce como “favorito de Esau”.

El pan plano untado de hummus o la variante con berenjenas muy típico de Siria llamado Baba ghanoush son de las preparaciones más habituales en la cocina siria. Fattous y tabbouleh en el terreno de las ensaladas, mezcla las verduras y hortalizas con el pan plano asado o frito y cortado a tiras o cubo. Otros platos como el mahshe (pepinos rellenos), las dolmas, kebabs, kibbeh y kibbeh nayyeh o los bocadillos en forma de shawarma (lo que conocemos como döner kebabh) con origen en 1234 d.c. Otro manjar es el shanklish, una bola de queso generalmente de vaca y cubierto de especias muy popular entre los sirios, al igual que en países cercanos como el Líbano con el que comparte muchas características.

Antes de los platos es costumbre poner una especie de tapas que denominan meze, costumbre muy arraigada en el mediterráneo y como hors d´oeuvre encontramos el za´atar a base de carne picada y el queso manakish acompañados con el arak, bebida alcohólica que se bebe rebajada con agua. Y como no puede faltar en un menú árabe, los dulces tienen un lugar especial, destacando el baklava a base de miel y pistachos o nueces sobre masa filo.

El joven de 24 años Khalid Al Dieri, natural de Daraa, suroeste de Siria desde donde salió en 2012, es refugiado y chef en España. Pasó por varios países antes como Jordania, Egipto o Bélgica y se ha ido impregnando de las diferentes cocinas de los lugares que ha pisado. Su vida no ha sido fácil desde que salió de Siria y ha dejado familiares allí que le gustaría traerse como su madre, en cuya cocina se colaba de pequeño para hacer sus primeros pinitos.

Ahora en España, apoyado por el Centro de Atención a Refugiados, CAR, de Vallecas y a la asociación Madrid for Refugees organiza cenas solidarias cuya recaudación se reparte entre el chef y la asociación, que lo utiliza para otros refugiados.

“Ya me han llamado para organizar varias cenas, me gusta cocinar en eventos. Suelo combinar la cocina de mi país con la española, que me gusta mucho”, comenta. ¿Su plato más exitoso? “El hummus, aunque también tiene mucha demanda un plato de verduras. Habitualmente suelo hacer falafel, kebab, taboulé… muchos platos sirios y del Líbano, que tienen cocinas muy parecidas”. (2)

Mohammed de 17 años también huyó de Siria esta vez a Jordania evitando el servicio militar obligatorio y así ser enviado al frente. No quiere matar inocentes y abandonó sus estudios, su vida para buscar un futuro mejor. Junto a otros 12 sirios ahora trabaja haciendo helado en Bakdash en Jordania. Hamza Ahmad de 23 años ya trabajaba en Bakdash de Damasco, pero la guerra le hizo huir para salvar la vida y fue allí donde aprendió la melodía del martillo heladero típica de Bakdash. Los helados con sabor a almáciga, vainilla y salep, polvo de raíz de orquídea, hacen las delicias de todos los que se acercan. Cubren los helados con pistachos, miel o chocolate y siguen manteniendo la tradición siria, aunque ya no puedan importar como antes todos los ingredientes y las masas desde su país, así que las elaboran ellos mismos eso sí, con las técnicas sirias.

Son muchos los clientes sirios desplazados que siguen buscando un trozo de nostalgia de su país en estos helados, más cuando Bakdash de Damasco finalmente cerró por el conflicto. Tanto clientes como heladeros han sufrido mucho hasta llegar a Jordania, y aunque saben que pasará mucho tiempo hasta que puedan volver, el sabor del helado mantiene la conexión.

Para los sirios la diversidad es algo natural, y está presente en todos los ámbitos como hasta ahora hemos visto. Como no podía ser de otra manera, la música también muestra este crisol de tendencias y orígenes y nos adentra a la tradición y a la modernidad, a lo reivindicativo y a lo sentimental al reflejo de una sociedad que se expresa a través de sus costumbres, de sus expresiones artísticas, de sus gentes.

Podemos encontrar canto gregoriano, hip-hop, jazz, heavy metal o rock y toda una variedad de instrumentos desde guitarras eléctricas hasta la lira o el oboe. Es a través de estos instrumentos tradicionales que se conectan sunitas y chiitas, cristianos y musulmanes.

Ibrahim Suleimani es un gran exponente de la guitarra eléctrica, uno de los mejores intérpretes quien a través del rock y del jazz ha dado a conocer los proyectos musicales de Siria. Shadi Ali ha encontrado en el rock una buena forma de fusionar la tradición en sus canciones con toques de modernidad, creando un rock transgresivo que no deja indiferente. Ahora permanece en Suecia como refugiado.

Rasha Rizk muestra desde Europa las tradiciones y la cultura de su país a través de su formación operística y el pop. Su voz aparece en la película libanesa Caramel. En París permanece Lena Chamamyan que incita a proteger a los niños y mujeres del mundo con su música. Nouri Iskandar es un cantante tan diverso que es capaz de interpretar desde música religiosa pasando por el pop o el rock. En Hip Hop tenemos a Sham MC´s al estilo Wu Tang Clan envuelto con instrumentos y melodías tradicionales. Con sus letras en árabe e inglés hablan de los levantamientos que iniciaron el conflicto.

Hannibal Saad y Khaled Omran destacan en el mundo del jazz como director de la Orquesta de Jazz Siria y bajista respectivamente. Preservan el patrimonio musical sirio a través de la música tradicional, la improvisación del jazz o la introducción del rap. Y Anas Bou Kos que fusiona la música clásica árabe con sonidos y ritmos del heavy metal aunando tradición y modernidad.

Y más allá de los nombres reconocidos, están aquellos músicos que malviven en las calles de ciudades como Estambul. Allí cada día la calle Istiklal acoge cerca de 30 músicos sirios como Bashar Balleh de 23 años que tras una travesía infernal llegó a Estambul.

En Siria se ganaba la vida como músico, ahora se conforma con tocar en la calle y conseguir algún bolo en un bar. Junto a él Wael con el violín, Abdelrazak con la guitarra, Mehdi Kilani, uno de los mejores raperos de Siria que guarda sus letras políticas a la espera de poder cantarlas en su país hacen sonar sus melodías en la calle. También está Osama que quieres decirle al mundo «estos son los verdaderos sirios, que no somos terroristas, sino artistas”.

Mientras tanto en Siria, los músicos que quedan siguen tocando a duras penas en grandes almacenes, en algún café, donde sea porque como dicen ellos “si perdemos la música, perdemos la esperanza

La danza es otro gran exponente de la cultura siria. Destacan danzas como el al-Samah, el Dabkes y la Danza de la espada. Son danzas festivas que suelen aparecer en matrimonios o nacimientos y es una de las mejores maneras de demostrar las costumbres populares.

La dabke proviene de Palestina, Líbano y Siria. Se trata de una danza joven  que en forma de círculo y a veces con un líder denominado “Al-Iawah”, siembra la alegría entre los presentes emitiendo energía y fuerza. Participan tanto mujeres como hombres y provienen de la antigua tradición de zapatear el barro. Se acompaña de gritos, palmas y pasos complicados representándose en acontecimientos importantes de la vida como el matrimonio. La danza de las espadas tiene una gran tradición en diversas culturas, tanto a nivel individual como en modo “batalla ficticia” presente en Siria también. Como en Turquía la figura del derviche girador aparece en Siria, pero también el baile conocido como Tanoura, que originario de Egipto muestra un bailarín girador que mezcla los colores con las luces en su vestimenta.

La danza en los países árabes es una forma de transmisión cultural muy potente. Cualquier celebración es motivo de danza, música y canciones. Por ello, negar la posibilidad de bailar como le ocurrió a Ahmad Joudeh, es algo difícil de concebir. Y así lo demostró frente al ISIS en las ruinas de Palmira. Ya era refugiado antes del conflicto por tener origen palestino y lo sigue siendo ahora, en Europa. Antes de los 16 sabía que quería ser bailarín y comenzó a dar clases en el Enana Dance Theatre, una de las principales compañías de baile de Siria. Pronto comenzaron las amenazas del ISIS contra su vida pero no se detuvo. Se enfundó un maillot negro y bailó en el teatro de Palmira.

«Quería decirles que este teatro es para el arte, no para matar a gente. Teníamos solo unas horas porque estábamos rodeados. Significó mucho para mí, porque mi primera y mi última coreografía en Siria fue en ese teatro». ¿No tuvo miedo? «No, porque si moría así, moriría muy feliz. Era la mejor forma de finalizar mi vida. Me sentí muy poderoso».(3)

Ahora baila en el Ballet Nacional holandés pero no duda en hacer un taller de baile para los niños de la Cañada Real en Madrid

La riqueza cultural de Siria ocupó siempre un lugar protagónico en el arte y sus expresiones, también en la literatura. Los autores sirios jugaron un papel fundamental en el Al-Nahda o renacimiento árabe del siglo XIX y lo hacen ahora de nuevo. Si bien, Egipto y Líbano solían ir a la cabeza, son los sirios los que han tomado el relevo. El pueblo sirio confía en la fuerza de las palabras y a través de ellas cuentan la vida en un país con un sufrimiento latente que quiere recuperarse, pero sin olvidar lo que les ha pasado. Y así lo narran, no con grandes elocuencias sino como se narran las historias cercanas que se cuentan entre conocidos. Tres ejemplos.

  • El caparazón de Mustafa Khalifa, sobre la represión en las cárceles de Asad.
  • País en llamas. Los sirios en la revolución y en la guerra,de Robin Yassin-Kassab y Leila al Shami, que entre Siria y Reino Unido narran cómo el estallido revolucionario del pueblo fue secuestrado por asaistas y yihadistas.
  • Diario del asedio a Duma 2013,de Samira Khalil,notas personales de esta activista por los derechos humanos secuestrada por milicias yihadistas junto a otros compañeros en 2013, todos desaparecidos.

El cine en Siria aparece a principios del siglo XX. Al Muttaham al Baree (El sospechoso inocente) de 1928. Fue durante la década de los 60 que el cine sirio florece bajo el amparo del Ministerio de Cultura, que, aunque hizo girar hacia los documentales nacionalistas, también tuvo lugar para otras tendencias. Destacan películas en los 70 como  Los engañados, de Tawfiq Salah (1972) y Kafr Qassem, de Burhan Alawiya (1974).

En la década de los 80 experimentó su época dorada con películas como Hadithat el-Nosf Metr (El incidente del medio metro) (Samir Zikra)  (1983), Al-Shams Fi Yawam Gha’em (Muhammad Shahin) y Waqae‘h al-‘Am al-Muqbel (Crónicas del año que viene) (Samir Zikra)(1986) y Al-Manam (Mohammad Malas)(1987). Aunque también  triunfó el género de la telenovela que sea mantenido hasta nuestros días. De los años más fructíferos está 2010, con Damascus with Love (Damasco con amor)(Mohamad Abdulaziz),Lluvia de septiembre (Abdullatif Abulhamid) Albaricoques (Amar Chebib), Damascus Roof and Tales of Paradise (Techo de Damasco y Cuentos del Paraíso) (Soudade Kaadan).

El conflicto armado en Siria ha desplazado a muchos actores y actrices, productores o directores como Ossama Mohammed, que desde París quiere mostrar al mundo los horrores de Siria a través de fragmentos grabados por los ciudadanos a modo de documental. La guerra no solo la cuentan los mensajeros “oficiales” de la propaganda del bando que sea, también lo hacen los que la sufren, ciudadanos y combatientes.

“Es Siria quien habla en la película y llora a través de ellos. Es la propia historia manifestándose” (4)

Cuando filmar se convierte en una forma de lucha es cuando empieza el cine, dice Mohammed que co-dirige la segunda parte de la cinta con la joven kurda Wiam Simav Bedirxan. Es un film muy duro, que pretende una reflexión sobre la situación en Siria. No pretende vender horror, sino mostrarlo con todo el respeto, para que sea la voz de los que viven el día a día en una zona de conflicto la que se escuche, en un conflicto donde lo que menos cuenta es la población.

La película fue seleccionada para el festival de Cannes en 2014 y fue allí donde ambos directores se conocieron en persona.

Siria merece una oportunidad. Hablé de varios temas y otros faltarán seguro, porque hay mucho que ver y saber de Siria y los sirios. Es imposible resumir en pocas líneas su riqueza cultural, la herencia que los sirios tienen de todas las culturas que han pasado por allí a lo largo de los siglos y las costumbres que han dejado y se mantienen. El respeto por su diversidad es generalizado en la población y alimentar la idea de secesionismos es mezquino. Se reza a Dios y a Alá en la mezquita Omeya de Damasco. Se celebra el Ramadán y la Navidad, se bebe mate, se canta y se baila. Se hace cine, se va al teatro, se come y se bebe celebrando la compañía. Siria es mucho más que un conflicto, que intereses creados, de posicionamientos extremos que no permiten escuchar otras voces. No llegan a nuestros países por gusto, dejan atrás un lugar extraordinario del que no querían irse. No tenemos títulos para enorgullecernos y vanagloriarnos de nada si no estamos orgullosos de que todos somos seres humanos.

            Sonia Hidalgo Moreno

Referencias

(1)Rabih Alameddine en http://alfoaz-parole.blogspot.com/2010/08/hakawati.html

(2)Khalid Al Dieri en https://www.cuartopoder.es/sociedad/2016/08/13/un-chef-sirio-en-madrid-los-fogones-como-refugio-de-la-guerra/

(3)Ahmad Joudeh en https://www.eldiario.es/desalambre/ahmad-joudeh_0_688731273.html

(4)Ossama Mohammed en http://www.elcultural.com/articulo_imp.aspx?id=35947

llibres.com.ar/nota/253/El-%22hakawati%22-que-mantiene-vivo-el-oficio-de-leer-cuentos

alfoaz-parole.blogspot.com.es/2010/08/hakawati.html

hoy.com.do/en-damasco-un-narrador-de-cuentos-hace-olvidar-la-guerra/

es.wikipedia.org/wiki/Abu_Khalil_Qabbani

clarin.com/entremujeres/bienestar/mate-bebida-infusion-infusiones-yerba-mate-libano-siria-mundial-tradicion-costumbre-rincon-gourmet_0_H1NSdRFvmg.html

munchies.vice.com/es/article/59z8j8/estos-refugiados-escaparon-de-siria-y-ahora-hacen-helado

cuartopoder.es/sociedad/2016/08/13/un-chef-sirio-en-madrid-los-fogones-como-refugio-de-la-guerra/

esacademic.com/dic.nsf/eswiki/277277

esacademic.com/dic.nsf/eswiki/795031

muguruzafm.eus/bitakora/index.php/es/capitulos/133-siria

elmundo.es/papel/historias/2016/02/09/56b9c9fd22601d770c8b4649.html

youtube.com/watch?v=P5TTbn-Th-s

rtve.es/alacarta/audios/mediterraneo/mediterraneo-damasco-vida-sigue-20-12-15/3415486/

elpais.com/cultura/2017/10/26/babelia/1509042314_481664.html

es.wikipedia.org/wiki/Cine_de_Siria

biblioaecidmadrid.wordpress.com/2015/01/28/cine-arabe-iii-siria-libano-palestina-e-irak/

http://anatomiaurbana.com.ar/siria-la-cultura-es-la-sonrisa/

eldiario.es/desalambre/ahmad-joudeh_0_688731273.html

elcultural.com/articulo_imp.aspx?id=35947

namnewsnetwork.org/v3/spanish/read-photo.php?id=MTc2MTM=

 

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