Las profesiones de las mujeres hispanorromanas en la ciudad de Gades

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Baebia, Turpa y Secundilla fueron mujeres que desempeñaron un oficio en la Cádiz de época romana imperial, lo cual que no era muy común, ya que, la sociedad romana era predominantemente patriarcal. En esta sociedad, el hombre ocupaba el espacio público, mientras que la mujer se veía limitada al ámbito privado del hogar. Este patriarcado influyó en que las fuentes clásicas presentaran una imagen estereotipada y en muchos casos negativa de la mujer romana. Sin embargo, la epigrafía funeraria se convierte en la herramienta esencial para comprender a las féminas romanas como personajes subalternos de la sociedad romana.

Introducción a la epigrafía

Antes de entrar en materia, en primer lugar, es importante señalar que hay muchos tipos de epigrafía, la epigrafía estudia escritos en material perdurable (piedra, mármol, bronce…). De esta forma, podemos tener epigrafía griega, íbera, latina, árabe…Sin embargo, a nosotros nos atañe la epigrafía latina.

La epigrafía es un factor esencial para entender el mundo romano desde otra forma de estudio. Es una ciencia con su propia metodología, y cuyas aplicaciones vislumbran muchos aspectos complejos de investigar e interpretar, como la vida cotidiana en Roma. La epigrafía sirve para poner nombre a muchos ciudadanos y ciudadanas que conformaron el grueso de la sociedad romana. Aunque fue un elemento tremendamente elitista, ya que no todos los romanos y romanas pudieron tener un epígrafe, además, fue un instrumento clave para la representación social de una persona. El gran temor para un romano era quedar en el olvido, por tanto, podemos decir que la epigrafía es trascender; en esencia, es la búsqueda la eternidad.

A partir de una inscripción, podemos conocer muchos aspectos sobre cómo eran los romanos y su trato con la muerte. Por ello, a partir de un epígrafe, conoceremos sus relaciones familiares; su condición social (libre, liberta o esclava) y, a través de su nombre, podemos conocer su origen. También extraemos una media de defunciones y toda una serie de epítetos que demuestran el cariño de la familia hacia el difunto o la difunta.

Consagración a los Dioses Manes

Después de haber mencionado estos aspectos, nos preguntaríamos ¿de qué partes consta la epigrafía funeraria? El primer elemento que suele ser bastante recurrente y que puede aparecer en ocasiones es la “Consagración a los dioses Manes”. En el epígrafe, puede presentarse de dos formas: la forma larga DMS (D(i)is Manibus Sacrum) o la forma corta DM (D(i)is Manibus). Esto tiene que ver con la trascendencia del alma del individuo que, tras una serie de rituales forma parte de la “divinidad”. Además, es una manera de sacralizar la tumba con el fin de protegerla.

En otras ocasiones, puede aparecer la palabra Ave o Have, es un saludo, es decir, simboliza la interacción del difunto con los vivos. Los enterramientos romanos solían colocarse a los márgenes de las vias que llegaban a la ciudad, y los difuntos muchas veces les deseaban a los viajeros tener una buena vida y disfrutar de ella antes de la muerte, el carpe diem y el memento mori.

Tria Nomina

Acto seguido, aparece el nombre del individuo. El nombre de un romano consta de varias partes: praenomen (nombre de pila), nomen (gentilicio) –que se refiere al linaje de la familia-, filiación o nombre del patrón (liberta o esclava) y cognomen (apodo o mote). Este esquema es el nombre completo de un varón. Sin embargo, las mujeres tenían una composición un poco diferente, ya que ellas no tienen praenomen, sino que presentan: nomen, filiación o nombre del patrón y cognomen, dado que las mujeres toman el nomen de su padre como nombre de pila.

Elementos epigráficos y fórmulas funerarias

Posteriormente, aparece la edad del individuo. A veces tienen lugar los años, los meses y los días. Seguidamente, encontramos a la persona o personas que dedican el epígrafe, en ocasiones aluden a términos como; dedi, dedicavit, fecit o posuit (dió, dedicó, hizo o puso) y otras veces se intuye, aunque no aparezca. En algunos ejemplos, se dice quién lo financia y de qué manera con las fórmulas; de sua pecunia (de su dinero), impensa sua (a sus expensas) o bien si son documentos legales se usan expresiones como: ex testamento o ex iussu (disposición testamentaria o por mandato). Otro elemento muy típico es el uso de epítetos manifestando el cariño por el difunto, aparecen términos como: carus/cara suis (querido/querida por los suyos); piissimus/piissima; filio dulcissimo/filia dulcissima o matri piae. Los últimos elementos son una serie de fórmulas que solo se usan en inscripciones funerarias, la primera de ellas es: HSE o HSS (Hic Situs/Sita Est o Hic Siti Sunt) y STTL o SVTL (Sit Tibi Terra Levis/ Sit Vobis Terra Levis). El primero de ellos señala donde se encuentra el individuo y el último expresa el deseo de la familia de que descanse en paz.

Los oficios habituales de las mujeres en la antigua Roma

Una vez explicado qué es la epigrafía funeraria y las partes de la que consta, vamos a ver cómo era la mujer romana. Como hemos incidido anteriormente, la mujer romana, estaba ligada al ámbito privado, por lo que era poco habitual que la mujer desempeñase algún tipo de oficio, sin embargo, a raíz de las inscripciones conocemos algunos casos en la Península Ibérica. La mujer romana que tuvo algún oficio se relacionaba con el aspecto doméstico, normalmente en condición de servidumbre, aunque hay casos excepcionales en los que se producen contrataciones de mujeres libres para realizar ciertos trabajos.

En la antigua Roma, las mujeres que tenían un oficio estaban ligadas a una familia, pero también tenemos algunos casos de mujeres que realizaron trabajos fuera de la vida hogareña. Destacan algunas que se dedicaron a los tejidos: sarcinatrix (zurcidoras); vestiplicae o vestipicae (se encargaban de cuidar la ropa); vestificae (modistas); lintearia (vendedora de lienzo) o lanipenda (trabajo de la lana) y, por último, las purpuraria (tintorera). Todas ellas, trabajan en condiciones serviles, o bien eran esclavas o libertas. Otras eran obstetrices o medicas (parece que ambas ayudaban a las mujeres en el parto). En este último caso, no tenemos inscripciones en la Península Ibérica, pero si hay un caso controversial sobre una medica en Cádiz.

Contexto histórico

Las inscripciones que vamos a tratar datan a partir del siglo I d.C hasta los siglos III-IV d.C, en época imperial, cuando ya la ciudad de Cádiz está completamente inmersa en el modo de vida romano, ya que, para ese momento, era la capital del conventus iuridicus gaditanus y tenía el rango de municipium, dotado en el año 49 a.C por César.

Inscripciones seleccionadas

Baebia Veneria Purperaria

D(is) M(anibus) S(acrum) / B[a]ebia Veneria / [- – -] Peraria / [c(ara) s(uis)] avo dulcis(simo) / ann(orum) XXV / B[a]ebius / Veneriosus / [a]nn(i) I (mensium) III s(it) v(obis) t(erra) l(evis).  (Gonzalez y Fernández, 1982:139-HEP online 1375).

Traducción: Consagrada a los Dioses Manes, Baebia Veneria Purpuraria, querida por los suyos, fallecida a los 25 años y Baebio Venerioso de 1 año y 2 meses que la tierra os sea leve, su queridísimo abuelo se lo dedica.

Este epígrafe presenta los rasgos típicos de una inscripción funeraria. En este caso tenemos varios personajes. Primero la mujer que nos ocupa tiene un nombre de origen romano, presenta nomen y doble cognomina. Por otro lado, tenemos a un niño probablemente su hijo que tiene como nombre el de la madre, algo que no es habitual. Ambos fallecen a una temprana edad y es su abuelo el que le dedica esta inscripción.

Un rasgo característico de esta mujer es su cognomen refleja su oficio, Purperaria, como hemos visto antes, era tintorera. Su trabajo se destinaba a la producción de la púrpura y el posterior tinte de las ropas. La púrpura era un material muy caro y estaba relacionado con el emperador, de hecho, era tan costoso porque su extracción se realizaba de la concha de un molusco, el murex brandaris. Este proceso era muy complejo, ya que, el tinte se debía extraer del molusco aún vivo o recién muerto para evitar que se llevase el color. Conforme se iba sacando la tintura se depositaba en piletas, por lo que, se necesitaban grandes cantidades de color para tintar la ropa, por esta razón eran tan caro y tan preciado al mismo tiempo.

En el caso de Baebia Veneria, no sabemos exactamente su condición jurídica porque no se menciona en el epígrafe, pero muy probablemente fuese liberta y pudo haber trabajado en una empresa textil en la ciudad de Gades.

Turpa Thyce

Turpa / Thyce ornatr(ix) / cara suis / s(it) t(ibi) t(erra) l(evis) h(ic) s(ita) e(st). (Gonzalez y Fernández, 1982: 136- HEP online 1372).

Traducción: Turpa Thyce, peluquera, querida por los suyos, que la tierra te sea leve, aquí yace.

Este epígrafe consta de un epíteto y las formulas HSE/STTL. Consta de nomen de origen romano y su cognomen es de origen griego, por lo que es una mujer extranjera. En el caso de los extranjeros, una vez que recibían la ciudadanía estos tomaban un nomen romano libremente y su cognomen puede hacer mención a un antiguo nomen que tuviese o su ciudad de procedencia.

Las ornatrices solían ser mujeres en condición servil ya fuesen esclavas o libertas que eran actividades que tenían poco peso económico y dependían de una familia. En el caso de las ornatrices se dedicaban al arreglo femenino, pues los peinados eran muy complejos de realizar y se solían hacer dos veces al día; al levantarse y tras salir del baño. Solo tenemos dos ornatrices documentadas en toda la Península Ibérica, en Gades y en Lucus Augusti (Lugo), de hecho, este oficio se documenta antes en la Hispania Ulterior, lo que evidencia la rápida romanización del sur frente al norte.

Secundilla

Secundilla / Anni annor(um) / nutrix / XXV cara / suis h(ic) s(ita) e(st) s(it) t(ibi) t(erra) l(evis). (Gonzalez y Fernández, 1982: 436-HEP online 6276).

Traducción: Secundilla, nodriza de Annio, que murió con 25 años, querida por los suyos, aquí yace, que la tierra te sea leve.

Del mismo modo que la anterior, tenemos un epíteto y las formulas HSE/STTL. Su nombre solo consta de un cognomen de origen romano y falleció a una temprana edad.

Secundilla probablemente fue esclava o liberta, aunque, no se mencione en el epígrafe, debido a que las nutrices, por normal general, eran mujeres esclavas. Se dedicaban a amamantar a los niños recién nacidos, aunque hay algunos casos de mujeres que cuidaban de los bebés durante el periodo de lactancia por contrato y eran mujeres libres.

Las nodrizas tenían una gran importancia en Roma, ya que su figura viene a través del mito de Rómulo y Remo y la loba que los amamanta, como símbolo de la maternidad. Se encargaban de cuidar al bebé en todos los aspectos e incluso algunos autores, como Galeno, mencionaban la importancia de encontrar a una buena nutrix, debido a que, se creía que mediante la lactancia la mujer transmitía sus valores morales al bebé.

Iulia Medika

Iulia L(uci) [f(ilia)] / Medika a[n(norum) – – -] / k(ara) s(uis) h(ic) s(ita) e(st) s(it) t(ibi) [t(erra) l(evis)]. (López de la Orden, 2002: 52-HEP online 2457).

Traducción: Iulia Medika, hija de Lucio de tantos años… querida por los suyos, aquí yace, que la tierra te sea leve.

En su caso, tenemos un epíteto y las fórmulas funerarias HSE/STTL. En su caso, parece una mujer libre, debido a que aparece su padre, y le faltan los años que no se han podido reconstruir. Hay controversia entre los que dicen que fue una mujer que desempeñó el cargo de medica y otros que dicen que se refiere al patronímico.

En conclusión, como observamos, las mujeres romanas que tuvieron un oficio la mayoría se destinaba al ámbito del hogar, en condición de servidumbre y vinculadas a una familia. Sin embargo, tenemos constancia de mujeres que desempeñaron oficio fuera del hogar, ligadas a la elaboración de los textiles. Todas ellas, tuvieron gran relevancia en la sociedad romana y realizaron trabajos que necesitaban una especialización, dado que no cualquiera podía desempeñarlos. En cambio, aunque la mujer siempre tuvo un papel secundario, en algunas circunstancias tuvieron un poco más libertas de actuación y la epigrafía deja constancia de ello.

Celia Muñoz Rosado

Referencias

ANDREU PINTADO, J. (2009). Fundamentos de Epigrafía Latina. Liceus.

ABASCAL PALAZÓN, J. M. (1994). Los nombres personales en las inscripciones latina de Hispania. Universidad de Murcia. Murcia.

GONZALEZ, J & FERNÁNDEZ, J. G. (1982). Inscripciones romanas de la provincia de Cádiz. Diputación de Cádiz. Cádiz.

GALLEGO FRANCO, Mª del Henar. (1993). “La mujer hispanorromana y la actividad socioeconómica: las profesiones”. Minerva: Revista de filología clásica, pp. 118-120.

LÓPEZ DE LA ORDEN, M. D. (2002). De epigraphia gaditana. Agrija.

QUINTANA MEDINA, S. (2012). “Mujeres y economía romana. Oficios, riqueza y promoción social”. Universidad de Oviedo. Oviedo, pp. 59-61.

(Hispania Epigraphica). http://eda-bea.es/pub/search_simple.php

Imágenes

https://zaragozamuseos.home.blog/2020/05/26/ser-mujer-en-roma-2-2-oficios-y-actividades-femeninas/

https://www.imperivm.org/los-peinados-de-las-mujeres-romanas-y-sus-adornos-para-el-pelo/

https://domus-romana.blogspot.com/2018/04/

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