«¿Y no sabes tú que eres una Eva? La sentencia de Dios sobre este sexo tuyo vive en esta era: la culpa debe necesariamente vivir también. Tú eres la puerta del demonio; eres la que quebró el sello de aquel árbol prohibido; eres la primera desertora de la ley divina; eres la que convenció a aquél a quien el diablo no fue suficientemente valiente para atacar. Así de fácil destruiste la imagen de Dios, el hombre. A causa de tu deserción, incluso el Hijo de Dios tuvo que morir».
Tertuliano, Padre de la Iglesia, «De Culta Feminarum», 1.1
El exorcista es una película de terror estadounidense estrenada en 1973 y dirigida por William Friedkin. El filme se llevó a cabo sobre un guión escrito por William Peter Blatty basado en la novela homónima del mismo autor. Esta novela fue publicada en 1971 y sólo en Estados Unidos llegó a vender cerca de trece millones de ejemplares. Está protagonizada por Ellen Burstyn, Jason Miller, Linda Blair y Max von Sydow. La cinta relata los fatídicos hechos de la posesión diabólica de Regan MacNeil, una niña de doce años de edad, y del exorcismo al que más tarde fue sometida.
La película comienza introduciendo la figura de Lankester Merrin, sacerdote y arqueólogo que se encuentra trabajando en una excavación cerca de Nínive, en Irak. Allí halla una pieza arqueológica que corresponde a una pequeña figura de Pazuzu, un demonio al que se había enfrentado en el pasado cuando realizó un exorcismo en África. Tras esta introducción del padre Merrin, se presenta a las verdaderas protagonistas de la cinta. Chris MacNeil es una actriz famosa que vive temporalmente en Washington con su única hija Regan y los sirvientes. Está divorciada y cuenta con la ayuda de su secretaria e institutriz para cuidar de Regan cuando debe ausentarse por trabajo.
Parece que el mensaje es claro: Chris no cuenta con un marido que ostente el rol social masculino en esa casa. Esto hace que nos pueda parecer una mujer vulnerable a las amenazas; una mujer que no es capaz de proteger a su hija de los males que puedan sucederles. Además es actriz, lo cual puede ser considerado por algunos como un empleo rodeado de frivolidades.
Regan pasa mucho tiempo sin su madre. Esto supone que haga un descubrimiento del que Chris no tenía constancia. Llevaba tiempo jugando sola con una ouija. Sin embargo, su madre no se alarma hasta que empieza a notar en ella cambios extremos de humor y alteraciones metabólicas.
Llama mucho la atención que el título de la película se refiera a un hombre, cuando en realidad las protagonistas de esta historia son madre e hija. Del exorcista sabemos más bien poco: que se llama Lankester Merrin, que es un sacerdote de edad avanzada, arqueólogo y que tiene problemas de salud. Y sin embargo, es a él a quien se refiere el nombre del filme.
Aparece en escena otro hombre, el padre Damien Karras. Este sacerdote es además psiquiatra. Su imagen es la de un hombre deportista, boxeador, fuerte; a primera vista, preparado para combatir demonios aunque atormentado por su situación familiar. Es precisamente el padre Karras quien consigue expulsar al demonio del cuerpo de Regan para después suicidarse con él.
En las escenas de hospital, cuando Regan es sometida a todo tipo de pruebas médicas, prácticamente en todo momento son profesionales varones los que la tratan. Incluso es un hombre el psiquiatra que va a su casa para tratar de averiguar qué le ocurre a la niña exactamente. Las mujeres no parecen reunir las aptitudes requeridas para determinar lo que le ocurre a Regan, ni para terminar con su “enfermedad”.
Parece que esta historia está basada en un hecho real acontecido en el año 1949 en Cottage City, en el estado de Maryland. Una de las principales diferencias es que la persona poseída era un niño cuyos pseudónimos son Roland Doe y Robbie Mannheim. Pero tanto en la novela como en la película El exorcista, la poseída es una niña. Hay quien cree que la razón es meramente estética… ¿Estética? ¿A qué se refieren? ¿Da más miedo una niña poseída en camisón que un niño poseído en pijama? ¿Sí? ¿Por qué?
En mi opinión, uno puede hacer una lectura diferente. El hecho de que en la inmensa mayoría de películas sobre exorcismos las poseídas sean mujeres jóvenes o niñas no es casual. Parece que los hombres no puedan ser poseídos. ¡Son más fuertes que las mujeres! Y los niños varones tampoco pueden ser poseídos porque, de forma paralela, ¡son más fuertes que las niñas! Es curioso que, además, los exorcistas sean casi siempre hombres (por ser en su mayoría sacerdotes y estarle vetada esta tarea a las religiosas). Asimismo, los demonios representan también a varones: Pazuzu en El exorcista, Belial en El exorcismo de Emily Rose, Abalám en El último exorcismo, Jungler en Líbranos del mal, un dibbuk en The possession, Azazel en Stigmata y Fallen, o Valak en Expediente Warren 2.
El demonio varón posee a la mujer dominándola, sometiéndola, anulando su personalidad, transformando su cuerpo y lastimándolo, invisibilizando todo rastro de femineidad, haciéndola desaparecer. El exorcista lucha contra el demonio varón para salvar a la mujer. Consigue expulsarlo de su cuerpo y sale vencedor. Sin el hombre, la mujer no tiene salvación. Y lo habitual es que esta trama se repita una y otra vez en tantas películas sobre exorcismos que se han rodado. Sólo recientemente se ha comenzado a innovar. Los Warren han dado el salto a la gran pantalla. Ahora los exorcistas son dos: un hombre y una mujer, casados y muy católicos que trabajan al servicio de la Iglesia. Incluso en la primera parte de Expediente Warren es el espíritu de una bruja la que posee el cuerpo de una de sus protagonistas. Y nos despista el demonio de la segunda parte, Valak, vestido de monja. Pero no nos engañemos, Valak es un demonio varón que profana cuerpos de monjas y acólitos. Sí, Expediente Warren nos da una de cal y una de arena porque, en ambas películas, las poseídas son sendas niñas. Y, en ambas películas, las respectivas madres están prácticamente solas. Y Lorraine Warren necesita a su marido para tener más fuerza en los exorcismos.
Aparte de la saga de El exorcista, encontramos una amplia serie de películas que tratan la posesión en mujeres: La posesión de Emma Evans, The devil inside, El último exorcismo, El exorcismo de Emily Rose, The possession: el origen del mal, Stigmata, las dos entregas de Expediente Warren, Requiem (el exorcismo de Micaela) o El rito, entre otras.
Ha habido algunas películas en las que los poseídos eran varones. Aparte de algunas de las cintas de Amityville, encontramos Exorcismo en Connecticut y Líbranos del mal. Bien, en la primera no se practica un exorcismo en absoluto. Es cierto que es un chico adolescente enfermo de cáncer cuya conducta empieza a cambiar. Vemos que no se trata de un hombre fuerte y vigoroso, sino debilitado por la enfermedad. De otra manera, cuesta pensar que lo poseyera nadie. Y en la segunda cinta, se trata de militares del ejército estadounidense que entran en una cueva en una misión en Irak y se traen “algo” consigo inconscientemente. Esto ya tiene un trasfondo muy diferente al tema que estamos tratando en este artículo. Aquí el motivo de la posesión no es otro que la amenaza de la otredad reforzada por el conflicto bélico en Oriente Medio.
La mujer representa la emoción; el hombre, la razón. El hombre, como ser racional, no puede ser poseído, sino que debe ser quien ejerza el poder y exorcice. La mujer, según algunos, es más propensa a sufrir problemas emocionales y enfermedades psicológicas en las que el cuerpo y el espíritu desarrollan una problemática que los desvincula en cierto grado. O al menos esto es lo que en general se cree en el judaísmo. A menudo las posesiones se han relacionado con enfermedades mentales o nerviosas. La histeria es una enfermedad nerviosa que se caracteriza por frecuentes cambios psíquicos y alteraciones emocionales que pueden ir acompañados de convulsiones, parálisis y sofocaciones. La histeria (del griego ὑστέρα, «útero») es una afección psicológica que pertenece al grupo de las neurosis. Técnicamente, se denomina trastorno de conversión. Su etimología recoge la idea de una enfermedad del útero y, por lo tanto, propia de la mujer, que causa trastorno en el comportamiento psicológico. Como comentaba antes, Chris aprecia en su hija cambios de humor y alteraciones metabólicas. La menstruación provoca estos cambios y hace a la mujer impura según la Biblia. Impura es también la mujer poseída. Encontramos un símil entre menstruación y posesión; como si algo diabólico, un ente maligno, se apoderara del cuerpo de la mujer en ambos casos. Algo que convierte a la mujer en poco menos que maldita y ostentadora de poderes sobrenaturales. Las mujeres que tienen la menstruación, según algunas creencias populares, no deben hacer mayonesa porque se corta, son responsables de que las plantas y flores se marchiten, y de que el vino se vuelva agrio. Asimismo, las mujeres que sufren dismenorrea, en ocasiones se ven obligadas a guardar cama. En El exorcista, la cama es un elemento fundamental en el desarrollo de la posesión y del exorcismo.
Por otra parte, parece que la poseída es la figura simbólica perfecta para representar la posición de la mujer en la sociedad patriarcal. Representa la debilidad, la necesidad de protección, la fragilidad. Sufre la dominación, la anulación de identidad, el maltrato y la despersonificación a manos de un espíritu varón. Otra mujer sola no es capaz de expulsar demonios. Tiene que ser un hombre representante de la Iglesia el que libere del espíritu maligno al cuerpo femenino.
Los demonios no se atreven a poseer varones porque estos representan la fuerza, la autoridad, la responsabilidad de todo lo demás. Los demonios son menos valientes que los hombres porque no se atreven a atacarlos. Los hombres representan la imagen de Dios. Sin embargo, la mujer no fue creada por Dios directamente, sino que salió de una costilla de Adán. La mujer es, pues, una buena candidata.
Otro aspecto interesante que se saca en conclusión de este análisis es que la mujer es la que trae al demonio al mundo físico. Y esto se relaciona directamente con la figura de Eva en el paraíso. Según la Biblia, fue ella la que trajo el pecado. Ella fue la débil e hizo débil a Adán al tentarle. Y esto es exactamente lo que reflejan las posesiones en el cine. La mujer joven o niña atrae al demonio, quien se apodera de su mente y de su cuerpo, y supone una amenaza para el mundo. Pero ahí está el hombre racional para arreglarlo todo.
La Biblia está llena de pasajes que hacen referencia a los exorcismos que realizaba Jesucristo. Y los llevaba a cabo tanto a hombres como a mujeres. Sin embargo, en el cine encontramos muchas más películas sobre poseídas que poseídos. ¿Y en la vida real? Comprobamos que ha habido casos de supuestas posesiones demoníacas tanto en hombres como en mujeres. Algunos ejemplos son: Anneliese Michel (en quien está basado el filme El exorcismo de Emily Rose), Clara Germana Cele, Roland Doe/Robbie Mannheim (recordamos que es en quien se basa El exorcista), David Berkowitz (asesino en serie que realizaba rituales satánicos y que argumentó haber estado poseído al perpetrar sus crímenes), Arne Cheyenne Johnson (uno de los casos en los que intervinieron los Warren), Michael Taylor, George Luckins (el caso más antiguo documentado que data de 1778), Anna Ecklund, Marta (española exorcizada por el Padre Fortea) y una mujer llamada Julia de la que se tiene muy poca información. Vemos que hay prácticamente los mismos casos de supuesta posesión en ambos géneros. Y, sin embargo, el cine intenta visibilizar más los exorcismos y posesiones femeninos que los masculinos. Quizá alguien, mientras lee este análisis, tenga en la cabeza a Damien, aquel niño diabólico que protagonizó una trilogía entre finales de los años setenta y principios de los ochenta. Sí, era un niño. Pero no estaba poseído. Él era el demonio mismo, y por ello, en la pantalla, lo encarnaba un varón.
Referencias
El Exorcista, filme estadounidense dirigido por William Friedkin, 1973
Peter Blatty, W. (1974). El Exorcista. Barcelona: Plaza & Janés
Filoramo, G. (2001). Diccionario Akal de las Religiones. Madrid: Akal
http://www.mujerpalabra.net/pensamiento/critica/frasesmachistasymisoginas_relig.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/El_exorcista_(pel%C3%ADcula)
Imagen: http://cinemafilmeesclub.blogspot.com.es/2012_10_01_archive.html
¡Felicidades por el artículo!
Creo que desvela, de forma inteligente y ácida, toda una serie de metáforas recurrentes en las pelis sobre exorcismos, que al menos a mí me habían pasado desapercibidas.
Especialmente originales son la analogía posesión-menstruación/histeria, ytoda la carga cristiana que aproxima a la mujer al Diablo y la aleja de Dios.
¡Me ha encantado! ^^