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Los virus afectan a la vida de millones de personas en el mundo provocando enfermedades. Pero también han jugado un destacado papel en los avances en la biología y resultan ser unos interesantes aliados contra las conocidas como superbacterias.

Estamos pagando el precio del mal uso que hemos hecho de los antibióticos en los últimos 25 años. El problema es complejo, porque hasta ahora se decía que hay resistencia porque se venden los antibióticos sin receta en la farmacia, porque los pacientes no completan el tratamiento, porque como los antibióticos los utiliza cualquier especialista, quizá hay especialistas que o tienen el conocimiento adecuado… en realidad se trata de un problema de salud global” Dr. José Luis del Pozo, director del Servicio de Microbiología Clínica y enfermedades infecciosas de la Clínica Universitaria de Navarra.

Microorganismos como: Mycobacterium tubercolosis, Clostridium difficile, Enterococos, Staphylococcus aureus, Neisseria gonorrhoeae,… son una pequeña muestra de bacterias que se han vuelto resistentes a los antibióticos de base que se utilizan para luchar contra ellas.

Tomar antibióticos, tomarlos mal, una mala prevención, vivir en condiciones de mala higiene, etc… da opciones a estos microorganismos a convertirse en resistentes a los fármacos.

La resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos. Es decir, se van adaptando a los medicamentos que se utilizan para combatirlos. De esta manera, aseguran su supervivencia. Estas bacterias resistentes pueden causar infecciones que son muy difíciles de tratar.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera esta situación como una de las mayores amenazas para la salud mundial. De hecho, un creciente número de infecciones como la neumonía, la tuberculosis, la septicemia o la gonorrea, son cada vez más complicadas de curar.

Todos los años fallecen pacientes en los hospitales debido a este problema. Esto supone, no solo un aumento del coste económico, sino también estancias más prolongadas en los hospitales con lo que ello conlleva.

Según el microbiólogo de la Clínica Universitaria de Navarra, para las infecciones estamos un poco huérfanos, porque, por una parte, el desarrollo de estos fármacos no es tan rentable como otros (cardiovasculares, oncológicos…) y por otra, se tardan más de diez años en desarrollar nuevos antibióticos. Esto supone una falta de nuevos medicamentos, que se une a la escasez de vacunas (que a su vez evitan el número de infecciones y disminuye el uso de antibióticos) y la falta de apoyo por parte de las instituciones que a su vez impide los programas para prevenir estas situaciones. La OMS es clara en este sentido, si no se toman medidas urgentes, el mundo está abocado a una era post-antibióticos en la que muchas infecciones comunes volverán a ser potencialmente mortales.

A la vista de esta situación, la solución parece estar en un viejo enemigo, los virus y en concreto, los virus bacteriófagos o fagos.

La terapia con bacteriófagos es el uso de virus “buenos” para el tratamiento de infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos o crónicas. El virus bacteriófago se apoya en la bacteria huésped para su replicación. A grandes rasgos, una vez que penetra en las bacterias diana y se replica en el interior, destruye las bacterias y luego libera múltiples fagos que van a penetrar en otras bacterias, repitiendo el proceso como una reacción en cadena. Además, tienen la ventaja de no presentar efectos secundarios que suele haber con los antibióticos.

Los fagos en general son de acción rápida y específica, por lo que solo afectarían a las bacterias patógenas causantes de la enfermedad y no a las beneficiosas. Además, dada la abundancia, de hecho, es la entidad más abundante en la tierra y hay por lo menos diez por cada bacteria, y diversidad de fagos, se pueden escoger aquellos más activos y precisos contra la bacteria patógena impidiendo la posibilidad de mutación de esta contra los ellos. Esto también permitiría en un futuro cercano desarrollar de moléculas terapéuticas “a la carta” y adaptadas a cada proceso infeccioso.

En los últimos años se han publicado numerosos artículos científicos que han demostrado el gran potencial de los fagos en la lucha contra las superbacterias y como la fagoterapia presenta ventajas con respecto a los antibióticos tradicionales.

Con los fagos se pueden tratar: enfermedades de la piel, heridas, quemaduras, úlceras, infecciones nasofaríngeas, ojos, infecciones intestinales (disentería, salmonelosis, colitis..) infecciones genito-urinarias, infecciones asociadas al sistema inmunológico, infecciones quirúrgicas…

Solo hay cinco países en el mundo – Rusia, Polonia, Kazajistán, Eslovaquia y Georgia – donde está permitido el uso de fagos en el sistema sanitario. Y es así desde tiempos de Stalin. Porque los fagos no son algo desconocido. Los describió el bacteriólogo británico Frederick Twort en 1915 “como una sustancia capaz de matar bacterias”, aunque fue Felix d’Herelle, microbiólogo franco-canadiense, quien en 1917 vio que se trataba de virus y acuño el término bacteriófago y desarrollo la fagoterapia. Esta terapia fue utilizada por primera vez en 1919 por d’Herelle para curar a un niño que sufría disentería.

Su hallazgo fue una revolución médica y muchos países, incluido Estados Unidos, llegaron a comercializar su uso clínico. Se trataron casos de peste, cólera, peritonitis, infecciones cutáneas, abscesos…. Hasta que en Alexander Fleming en 1928 descubrió la penicilina y de ahí el triunfo de los antibióticos y la caída del uso de los fagos en Occidente.

Hoy en día, el Instituto Eliava de Tbilisi (Georgia) fundado en 1923 por George Eliava, quien trabajo con d’Herelle en el Instituto Pasteur en París, representa ese legado. Un siglo después, se le atribuye la reactivación del interés por los fagos, porque tras eludir el cierre por el colapso de la URSS, comenzó a publicitar sus progresos. De hecho, tiene en su haber bacteriófagos contra numerosas superbacterias persistentes, peligrosas y resistentes a antibióticos

En estos momentos, la terapia con fagos, exceptuando los países arriba mencionados solo es autorizada como último recurso. En palabras de del microbiólogo Pedro García, referente en el estudio de los fagos en el Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC, “Es absurdo esperar a que la vida del paciente llegue al límite antes de que se nos autorice a tratar su enfermedad”

En Europa solo el Hospital Reina Astrid en Bélgica permite su uso, por lo que reciben peticiones constantes de toda Europa.

“La cuestión ahora, es que no haya que irse hasta Tbilisi para salvar la vida. Las autoridades sanitarias y las agencias que aprueban los medicamentos deben regular ya el uso de fagos. Están en juego miles de vidas humanas” ha señalado Pedro García

Casos como el Anna Yuste una paciente de 20 años, con fibrosis quística, que fue infectada por una superbacteria, en concreto la Mycobacterium abscessus, le comió los pulmones y que tras un trasplante de pulmones en el Vall d’Hebron, le fue administrada un cóctel de fagos que elimino por completo la bacteria.

Esta y otras experiencias más, como las recopiladas por el Hospital Reina Astrid de Bruselas, previo a la covid, con pacientes de diferentes países, hacen cada vez más visible, el potencial de esta terapia.

Amaia Castresana Palma

Amaia Castrexana

Referencias

Zimmer, C. Un planeta de virus (2015) Edit. Capitán Swing

www.elcorreo.com/xlsemanal/salud

https://es.khanacademy.or/science/biology/biology-of-viruses/virus-biology/a/bacteriophages

https://worldofviruses.unl.edu/planet-of-viruses/

Domínguez-Navarrete, N. Bacteriófagos (2020) Rev. Fac. Med. Hum.; 20(1); 164-165 DOI 10.25176/RFMH.v 20;1.2554

http://redargentinadebacteriofagos.web.unq.edu.ar/institutos/eliava-institute/

Imágenes

Notijenck.com.ar

Biología.laguia2000.com/virus/virus-bacterias-o-bacteriofagos

Es.wikipedia.org/bacteriófago

Bbc.com/mundo/vert-fut-55714386

Cdnmedhall.ca/laurectes/felixdherelle

Madrimasd.org/blog/microbiología/2019/05/12/132417

fibrosisquistica.org

revistac2.com/la-interesante-historia-de-los-virus-come-bacterias/Frederick-twort www.gettyimages.es

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