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Los beneficios que el ejercicio físico y el deporte ofrecen a nuestro cuerpo son innumerables. Recientes investigaciones en el campo de la neurociencia van un paso más allá y objetivan estos efectos extendidos también al cerebro. Aunque no todos los tipos de ejercicio intervienen de igual forma, tanto el ejercicio aeróbico como el entrenamiento de fuerza influyen en el correcto mantenimiento de la salud cerebral y cognitiva ya que mejoran las capacidades de aprendizaje, atención y toma de decisiones.

La asociación positiva entre actividad física y memoria se evidencia a lo largo de toda la ontogenia del ser humano. El ejercicio es importante durante la infancia ya que mejora la adquisición y el desarrollo de capacidades cognitivas que estarán presentes durante toda la vida del sujeto. Los niños que presentan mayor inactividad física tienen menor rendimiento académico y peores resultados en pruebas neuropsicológicas convencionales. Del mismo modo, el ejercicio físico se convierte en factor de vital trascendencia en la población adulta, especialmente en las personas mayores, dado su impacto en la mejora de la calidad de vida.

La realización de ejercicio físico produce reestructuración cerebral mediante procesos de angiogénesis y de crecimiento neuronal gracias a que estimula la producción de neurotransmisores como el BDNF y el IGF-1, implicados en el crecimiento, diferenciación, supervivencia y reparación de las células cerebrales. Estos neurotransmisores incrementan la función del hipocampo, mejorando así la fijación de la memoria a largo plazo. Al estudiar poblaciones sedentarias que no realizan ejercicio se objetivan niveles significativamente inferiores de estos neurotransmisores, por lo que la fijación de la memoria es menor y se produce una mayor pérdida de información.

           La actividad física actúa sobre dos vertientes de la memoria a largo plazo:

ejercicio-2          – La MEMORIA IMPLÍCITA, que es aquella integrada por los conjuntos de experiencias anteriores que determinan la efectividad a la hora de realizar una tarea. Está muy relacionada con la práctica deportiva ya que los automatismos adquiridos durante el aprendizaje de la técnica de cualquier deporte se rigen de este modo.

– La MEMORIA MOTORA, que es la necesaria para el aprendizaje de los complejos movimientos de coordinación y psicomotricidad que precisamos para, por ejemplo, montar en bicicleta. Para que el aprendizaje motor sea eficaz, el cerebro debe almacenar los parámetros que debemos seguir para completar una secuencia de movimientos y poder recuperar esa información después durante muchos años.

Mejorar las capacidades cerebrales responde más a una cuestión de constancia que de intensidad. Sencillos ejercicios isométricos pueden ayudar a fortalecer la memoria de las personas más mayores de forma significativa, tal y como señala un reciente experimento publicado en “Neurobiology of Learning and Memory”(1). Basándose en el supuesto de que los acontecimientos que nos activan se recuerdan mejor, a los participantes en un experimento de memoria se les manipuló su activación a través de un ejercicio de tensión muscular. Se evaluó la memoria verbal mediante el aprendizaje de textos y la memoria visual gracias a la retención de imágenes y figuras. Un subgrupo de participantes realizó inmediatamente después un minuto de ejercicio manual con una pequeña pelota de látex rellena de arena. Los resultados muestran que las personas que realizaron los ejercicios de tensión muscular recordaban mejor la información dos semanas después, en relación a un mayor nivel de activación (arousal) causado por el ejercicio físico. Se muestra así el efecto modulador de la actividad física sobre los procesos de consolidación de la memoria.

Queda aún mucho camino por recorrer y es necesaria más investigación para poder conocer estas asociaciones en profundidad. Mientras tanto, no cabe duda, el deporte es salud.

 Marta Valle Carbajo

BIBLIOGRAFÍA CITADA:

(1)- Nielson KA, Wulff LL, Arentsen TJ. Muscle tension induced after learning enhances long-term narrative and visual memory in healthy older adults. Neurobiology of Learning and Memory. Volume 109, March 2014, pages 144-150.

 

 

FUENTES IMÁGENES:

–        www.saludpasion.com

–        www.adictamente.blogspot.com

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