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El pasado año se cumplieron 100 años de la mal llamada Gripe Española. No hay ninguna hipótesis de que la epidemia surgiera en España. Pero en su denominación como “Gripe Española” tiene mucho que ver la Primera Guerra Mundial. Durante este conflicto bélico ocurrido entre 1914 y 1918 España se mantuvo neutral y como tal ofreció información detallada durante la pandemia de gripe. Otros países, sin embargo, sufrían la censura por la contienda y de esta manera ocultaron el drama de la guerra, por lo que no pudieron dar información sobre este evento. Así pues, al ser España uno de los países europeos que aportaban más información sobre lo que estaba sucediendo, esta pandemia fue nombrada como Gripe Española.

Durante los últimos meses de la Primera Guerra Mundial una virulenta cepa del virus de la gripe se extendió rápidamente por todo el planeta, gracias sobre todo al masivo y rápido movimiento de militares por el mundo, infectando a un tercio de la población mundial y causando la muerte a millones de personas. Los últimos estudios estiman que murieron entre 50 y 100 millones de personas. De hecho ningún lugar se mantuvo a salvo de dicha pandemia. Incluso en lugares tan remotos como en la localidad de Brevig Mission en Alaska, en 1997 se encontraron rastros del virus en los pulmones de una mujer, cuyo cuerpo se hallaba en perfecto estado de conservación debido a la congelación.

                          

La gripe es un virus zoonótico ya que su reservorio son los animales salvajes, sobre todo, las aves acuáticas, aunque también las aves de corral y el cerdo fundamentalmente. Hay que recordar que las enfermedades infecciosas, en parte son consecuencia del desarrollo de la ganadería y del contacto estrecho con animales domesticados, a partir del Neolítico y que estos son vectores de gran cantidad de este tipo de enfermedades.

Los tipos de virus de la gripe que circulan actualmente en el ser humano son fundamentalmente dos A y B, los cuales se subdividen en diferentes subtipos y linajes debido a sus características antigénicas: A(H1N1)pdm09, A(H3N2), B/Yamagata y B/Victoria. La estacionalidad de estos virus o las epidemias anuales suelen comenzar en los meses invernales y son causadas normalmente por un solo subtipo de virus.

                          

En el caso de la pandemia de la Gripe Española, el causante fue el virus de gripe A del subtipo A(H1N1), cuyo origen se cree que fue un virus aviar, que saltó la barrera de especie directamente al ser humano. Sin embargo, hay grupos de investigación que con datos actuales también defienden un origen porcino o al menos un origen ligado tanto a aves como al cerdo. En cualquier caso, el virus adquirió ciertas características genéticas que se tradujeron en una mortalidad mucho más elevada que en pandemias anteriores. A esto se le unió también, tanto el desconocimiento de la enfermedad, ya que en 1918 no se conocía la existencia de dicho virus y no fue hasta 1933 cuando se descubrió que esta enfermedad estaba provocada por un virus, como por las medidas higiénicas que se tomaron (lavado de manos, uso de mascarillas…) que no resultaron eficaces ante el contagio de la enfermedad.

                     

Si bien el origen exacto que actuó como reservorio, no está claro a día de hoy, tampoco el origen del primer brote lo está. Se trabaja sobre varias hipótesis. Una es que surgió en Estados Unidos, en el campamento de Fort Riley, donde un soldado se presento en la enfermería aquejado por fiebre. En cuestión de horas cientos de reclutas cayeron enfermos con síntomas similares. En las siguientes semanas se extendió más allá de Fort Riley y como consecuencia del desembarco de Estados Unidos en Europa por la guerra, acabaría llegando al continente europeo la primera oleada de la pandemia. Otra de las hipótesis dice que surgió en China. E incluso hay otra que sugiere que surgió en Francia.

La Gripe Española se extendió en tres oleadas diferentes entre 1918 y 1919. A España llegaron las tres oleadas en el año 1918, pero fue la segunda y la más letal, la que llegó entre los meses de agosto y diciembre y que se cebó con el norte y noroeste del país. Aunque no existen cifras fiables en cuanto al número de víctimas en España, algunas estimaciones ponen la cifra entre 260.000 y 270.000 muertes. En este contexto destaca el perfil de edad de los individuos que murieron. En general la gripe estacional o la que sufrimos normalmente en invierno, se suele dar más en niños y en personas con patologías crónicas, en la que suele causar mayor mortalidad. En el caso de las pandemias ocurre lo contrario ya que se suelen ver afectadas más las personas jóvenes y adultas. A este efecto se le denomina “Pecado Original Antigénico” o efecto Hoskins (que se da también con otros virus como son los que producen la fiebre del dengue o el virus de la Inmunodeficiencia humana (VIH)), y que tiene que ver con la huella inmunológica que nos deja la gripe al infectarnos o al vacunarnos por primera vez. Se basa en que, ante una infección por gripe, el sistema inmune responde realizando una respuesta mayor frente a otros virus de la gripe que nos han infectado anteriormente que hacia el nuevo. Al existir varios subtipos de gripe A que están relacionados filogenéticamente, la infección por un nuevo subtipo puede producir una respuesta moderada frente a él, pero una respuesta mucho mayor o “booster” frente a otros subtipos que nos hayan infectado antes.

                            

En la actualidad lejos de ser erradicada, sigue siendo un reto continuo. Como hemos comentado anteriormente, los virus que circulan actualmente por el ser humano son dos: A y B y sus respectivos subgrupos. En las últimas temporadas de gripe han circulado conjuntamente varios de estos subgrupos y linajes. De hecho, en la temporada 2017-2018 circularon hasta seis virus de la gripe diferentes con varias cepas de algunos subtipos como el A(H3N2) y del linaje B/Victoria. Por lo tanto, resulta un desafío constante para los investigadores. En el último siglo se ha avanzado mucho en cuanto al conocimiento médico y científico, tratamiento y prevención. Después de su descubrimiento en 1933 se diseñaron las primeras vacunas antigripales, ya que se aprendió a inactivar el virus para inocularlo de forma segura. Las mejoras han ido encaminadas en mejorar la composición, su inmunogenicidad y seguridad y sobre todo en la vigilancia de la enfermedad. De hecho, en 1952 se creó la Red Internacional de Vigilancia de la Gripe o GISRS (Global influenza –surveillance and Response System), cuyo objetivo es la vigilancia epidemiológica de la gripe con el fin de decidir las cepas que se deben incluir en la vacuna de la siguiente temporada. Y además mejorar su diagnostico, tratamiento y prevención.

A día de hoy y a pesar de todas las mejoras que se han realizado en los últimos 100 años, como cita la Organización Mundial de la salud “otra pandemia no es solo posible, sino probable”. La pregunta para la OMS no es si se dará otra pandemia o no, sino cuándo será.

                                          

A diferencia de hace 100 años estamos más preparados para que si se diese una nueva pandemia, los resultados no serian tan dramáticos. De hecho hace 10 años en 2009 la pandemia causada por el subtipo A(N1H1)pdm09, produjo solo 20.000 muertos en el mundo. El objetivo por lo tanto, es tanto la prevención (a nivel personal como es el lavado de manos,..),  como la disminución de la morbilidad y la mortalidad. En este punto, la vacunación tiene mucho que decir. Enfoques como la vacunación universal, ya que todas las personas de una u otra manera son susceptibles a la gripe (en estos momentos en la mayoría de los países son destinatarios de la vacunación los llamados grupos de riesgos donde se incluyen a enfermos crónicos, personas mayores, embarazadas y personal sanitario) y por crear vacunas que introduzcan protección frente a todas las cepas, subgrupos y tipos de gripe que existen.

Sin duda, estos son los grandes retos que se deben asumir de cara a una buena protección contra una infección, que a primera vista no parece grave, pero que todos los años produce víctimas mortales.

                                                                                    Amaia Castresana Palma

Referencias

Revista del Técnico de Laboratorio (AETEL). Asociación Española Técnicos de Laboratorio. Nº 14-2018

www.wikipedia.org/w/index.php?title=Pandemia_de_gripe_de_1918&oldid=112875842

www.nationalgeographic.com.es/…/gripe-española-pandemia-global_12836

López-Goñi, I. Virus y pandemias (2015) Glyphos publicaciones. Valladolid. Colecciones Naukas. ISBN 978-84943056-7-2

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