Cuando no sabemos, o no estamos seguros sobre el significado de alguna palabra, lo más aconsejable, dicen, es acudir a un diccionario. Yo me encontré hace algunos días, después de una charla amena con amigos, cavilando sobre el significado de la palabra “inmigrante” así que hacia el diccionario fui. Según la RAE inmigrar significa, cuando se refiere a un natural de un país, llegar a otro para establecerse en él, especialmente con idea de formar nuevas colonias o domiciliarse en las ya formadas. Otra fuente bastante popular de consulta es Wikipedia, allí inmigración se entiende como la entrada a un país o región de personas que nacieron o proceden de otro lugar.
Según estas fuentes, la inmigración podría entenderse como algo poco problemático, un fenómeno que no presenta posibilidad de ambigüedad alguna, sin embargo, si observamos los medios de comunicación masiva, no todas las personas que llegan a un lugar se consideran o denominan inmigrantes. Tanto las instituciones de los países que son su destino así como las personas que ocupaban el territorio en cuestión, que se perciben como autóctonos, denominan inmigrantes a un cierto grupo de personas con características impuestas.
En primer lugar, considero que el fenómeno de las migraciones contemporáneas está incrustado en una dinámica más global que lo produce. Por ejemplo, se habla mucho de los flujos de personas (entre otros flujos) como un resultado de la modernidad y de los avances tecnológicos, sin embargo estos flujos no son inocentes y tienen ciertas características. Cuando los flujos de personas van de Norte a Sur, se les suele llamar turistas y, aunque no siempre sea así, formalmente se les considera bienvenidos. Sin embargo, si el flujo va desde el Sur hacia el Norte, ya se habla de “el problema de la inmigración” y, aunque no siempre sea así, formalmente se los considera intrusos.
Cuando menciono que una dinámica global produce el fenómeno de las migraciones contemporáneas, me refiero a que una primera aproximación a este problema (ya que se considera un problema) debería tomar en cuenta esa lógica impuesta que ha dividido el planeta entero en términos de un Primer Mundo, desarrollado, civilizado y, un Tercer Mundo, un “otro” mundo. Esta ordenación impuesta desde finales de la Segunda Guerra Mundial, ha ido progresivamente construyendo un discurso que divide al planeta entre quienes alcanzaron el desarrollo y sus ventajas, aquellos que luchan por conseguirlo y aquellos que no lo alcanzaron. Esto tienen implicaciones graves ya que también se puede estar tentado a pensar que aquellos que alcanzaron el desarrollo son mejores que aquellos que no. Como menciona Peter Stalker, autor del libro Workers without Frontiers – The Impact of Globalization on International Migration, tenemos un mundo de ganadores y perdedores, en donde los perdedores no desaparecen, simplemente buscan un lugar a donde ir. Aqui encontramos una pista importante, el inmigrante es un perdedor.
El contexto al cual arriban los inmigrantes, que suele ser un país de ese Primer Mundo, reproduce este discurso y les asigna una serie de características que determinan en cierta medida su relacionalidad en el nuevo entorno.
Así, pues, el inmigrante a más de perdedor, viene de fuera, arriba desde ese Tercer Mundo que se percibe como un lugar subdesarrollado en donde las carencias no son solo materiales, sino también culturales, civilizatorias. Tal vez por eso, sobre quienes son considerados inmigrantes, empiezan a operar procesos de identificación/alterización que los terminan construyendo como una potencial amenaza.
Ya se han tornado comunes las noticias en los medios de comunicación en donde, con cifras concretas, se relata como los inmigrantes intentan entrar (Por ejemplo en el telediario de TVE de 29 de julio de 2015 se decía que “unos 2000 inmigrantes intentan entrar en el túnel del Canal de la Mancha). Esto quiere decir que existen mecanismos formales para evitar la entrada de los inmigrantes. Si alguien llega de otro país y no tiene problemas para ingresar o condicionamientos para su estancia, probablemente no sea un inmigrante. Existen estos mecanismos porque los inmigrantes llegan sin ningún tipo de invitación y, además, lo hacen en cantidades excesivas. Están esperando un descuido de las fuerzas del orden para cruzar la frontera.
Si de todas formas logran entrar, los inmigrantes se ubican en las partes más bajas de la estratificación social, deberían ocuparse de los trabajos peor pagados, de baja cualificación y con más precariedad. Estos atributos pueden ser inferidos de la manera en como los medios de comunicación tratan esta temática y de cómo las instituciones responden siendo más o menos represivas.
Además de estas características impuestas desde el exterior, que podría decirse, son genéricas, existen otras características que matizan en cierta medida la percepción de cada inmigrante de acuerdo al lugar de donde provienen. Como señalan Gupta y Ferguson (1997), se tiende a clasificar a las personas inmigrantes estableciendo un isomorfismo entre la nacionalidad, el territorio y la cultura, de esta manera, de acuerdo a su nacionalidad de origen, se le asignan al inmigrante una serie de características identitarias (que se consideran esenciales).
Asunción Merino (2012) destaca como persiste una caracterización de las culturas en las que el espacio estatal juega todavía un papel determinante y hasta excluyente. Esto permite, o al menos facilita, que operen sobre estas personas procesos de identificación sustentados en estereotipos construidos sobre la nacionalidad, los cuales les son asignados casi irremediablemente. En este sentido, el hablar de los “ecuatorianos” por ejemplo, es hablar de sujetos no objetivos. Se convierten en algo así como personajes imaginarios (no por provenir de un país que lleva el nombre de una línea imaginaria) a los cuales se les atribuye una batería de características que determinarían en cierta medida, su relacionalidad en el contexto de llegada.
Por último, y con relación a las definiciones que presenté al inicio de este texto, si tomamos en cuenta todo lo dicho, no parece muy acertado decir que todas las personas que llegan de un país para establecerse en otro, sean considerados inmigrantes. No parece haber un problema de inmigración en las Islas Baleares con relación a los asentamientos de personas del norte de Europa que se han producido allí.
Podríamos concluir que ese “inmigrante” del que he estado hablando es más bien una construcción social. O tal vez podríamos decir que es la expresión de un discurso político. O quizá la consecuencia del ejercicio desequilibrado del poder que ha creado una ordenación perversa del mundo. Quizá todo, quizá nada.
César Sánchez Arcos
Referencias
Akhil Gupta , James Ferguson (1997): Más allá de la “cultura”: Espacio, identidad, y la política de la diferencia www.cholonautas.edu.pe / Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales
Asunción Merino Hernando (2012): Procesos de incorporación de la inmigración peruana en España: más allá de los estereotipos nacionales y culturales. Diponible en: http://www.empleo.gob.es/es/publica/pub_electronicas/destacadas/revista/numeros/80/est09.pdf
Foto 1 www.onemagazine.es
Foto 2 www.burbuja.info
Excelente artículo
Conozco a cesar y cesar es una persona que no crea ningun problema,por un de tantos trabajos,teleoperador,ahi conoci a cesar y unos cuantos inmigrantes mas.
La peor era maria angeles,una asturiana que no me sorprenderia verla con la camiseta que nuno silva llevo en la presentacion del jaen.
Un dia la cambiaron de sitio y la pusieron a mi lado,empezo a decir tu baja pq le oigo hasta cuando herkap solo cuanta de que clase de persona eres esta.Meses despues,la volvieron a poner a mi lado,y venia en ests vez con su hijo,la jefa o la coprdinadora le debio decir si conocia a alguien q conocia que hacia encuestas y esta dijo que su hijo.Despues de ese dia la dijo a su hijo tu que vas a hacet vas a venir manana.Un dia me dijo q a mi estos sudamericanos no me gustan.