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Diario de Jonathan  Harker (notas taquigráficas):

3 de mayo. Bistrita. El uno de mayo a las 8:30 de la tarde salí de Munich y llegué a primeras horas de la mañana siguiente; tendría que haber llegado a las 6:46, pero el tren sufrió una hora de retraso. Budapest parece una ciudad maravillosa…

Así comienza Drácula de Bram Stoker (1847-1912), sin duda la novela más conocida dentro del género vampírico. Puesto que fue la primera que divulgó y popularizó la figura del vampiro, convirtiéndolo en el personaje inmortal que ha llegado hasta nuestros días.

Pero, hay que señalar, que esta obra no fue el punto de partida del mito del no muerto, sino la culminación resultante de la unión de historia, mitología, folclore, literatura. Que hunden sus raíces, en antiguas creencias existentes en diferentes culturas y  que se retrotraen hasta la antigua Mesopotamia.

 Por tanto, el hecho de que el vampiro haya pervivido hasta nuestros días se debe en gran medida a la continua reinvención, revisión y reinterpretación de un mito que se ha ido  adaptando a los diferentes estándares culturales de cada época. Todo ello, envuelto en una cíclica construcción y deconstrucción de dicha figura que ha conservado varios aspectos que todavía nos provocan una  fuerte fascinación y atracción  hacia este personaje: lo oscuro, la muerte, la sexualidad, el miedo, la sangre, el erotismo,  la  brujería,  la magia, la inmortalidad, lo atormentado…

De esta forma, con éste artículo el objetivo es analizar cómo se ha construido la  figura inmortal del vampiro, sus características y su inspiración en personajes históricos.

La creación del vampiro: entre el mito, el folclore, la literatura y el cine

La figura del vampiro, no es una creación relativamente moderna y exclusivamente occidental, como muchos piensan, sino todo lo contrario. Éste, surge después  de un largo proceso que une mitología, folclore y literatura.

Si acudimos a  la Antigua  Mesopotamia (Sumer y Asiria) encontramos Lamasthu, un demonio femenino caracterizado con cabeza de león, grandes garras de pájaro, orejas y dientes de burro, que sostiene entre sus manos dos serpientes  y  que se alimentaba de la carne y sangre de lactantes

Igualmente, en la mitología mesopotámica también esta Lilitû, un demonio femenino que es representado totalmente desnudo, con garras de rapaz y alado. Cuya función era atacar a los hombres casados para absorber su sangre y semen, con el objetivo de obtener su vitalidad.

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Más tarde, ésta evolucionará a la Lilith que recoge la  tradición hebrea como la primera mujer de Adán. Según la leyenda Lilith y Adán nunca se llevaron bien  y cuando un día éste la obligó a obedecer, ella se negó y enfurecida mencionó el nombre mágico de Dios, se elevó por los aires, abandonó el Edén y llegó al Mar Rojo.  Allí, se unió con el demonio Asmodeo (con el que engendró a los lilims) y se convirtió en un súcubo que seducía a los hombres y les chupaba la sangre.

Si vamos a Egipto, tenemos a la diosa Sekhmet, que, aunque  no chupa sangre, si tiene sed de ella. Según el mito, Ra decidió castigar a la humanidad por burlarse de él, de forma que con el poder de su ojo creó a esta diosa con aspecto de leona, de gran ferocidad y ávida de sangre. Tal fue su venganza y su sed de sangre, que su mismo padre la frenó convirtiéndola en gata.

Por otro lado, en  la tradición mitológica Grecorromana, también existen numerosas figuras con matices vampíricos, como:

Keres: espíritus femeninos de la muerte que chupaban la sangre de a sus víctimas con sus fuertes garras y dientes. A menudo, eran representadas como una figura femenina oscura y alada.

Empusa: demonios femeninos (hijas de Hécate) que podían transformase en bellas doncellas para seducir a hombres a los que, seguidamente, les chupaba la sangre hasta matarlos.

Lamia: según la mitología griega, Lamia tuvo una relación con Zeus de la que nacieron varios hijos. Situación que despertó la ira de Hera, que como venganza  la condenó a ver morir a todos los hijos que paría  y a no cerrar nunca los ojos ni conciliar el sueño con el fin de recordar constantemente la muerte de sus hijos.

Mientras, que por otro lado, Zeus le concedió el don de poder sacarse los ojos para poder descansar de su tormento. Aún así, poco a poco, fue perdiendo la cordura y convirtiéndose en un monstruo con cuerpo de serpiente y torso de mujer, que robaba niños para devorarlos y desangrarlos. Posteriormente, también se le añadieron otras cualidades como las de atraer a jóvenes hombres para morderlos y devorarlos.

Con respecto a toda estas figuras mitológicas,  José Manuel Rodriguez Domingo señala que en la mayoría de los casos la percepción originaria del vampiro, estuvo directamente relacionada con una figura femenina, violenta, que atacaba al hombre y que sería con el despertar de la novela gótica de los S.XVIII- XIX,  cuando esta imagen cambió  a favor del vampiro masculino que seduce a una mujer indefensa.

Asimismo, numerosas son las culturas que en su folclore han poseído y poseen figuras con características similares a las del vampiro.

Alp (Alemania): fantasma bebedor de sangre que puede adoptar la figura de un pájaro, cerdo o gato. Según la leyenda, chupa la sangre del pecho de los hombres/niños  mientras duermen.

Adze (Africa): entre diversas tribus africanas (los ewe, los bosso, los massai, los zulúes…) creen en la existencia de espíritus que chupan la sangre de sus víctimas, que pueden volar y que son portadores de almas de brujas, hechiceros o difuntos  De ahí, que para combatir a dichos seres sean muy comunes rituales de derramamiento de sangre sobre las tumbas, para alimentar al espíritu del difunto.

Asema (Sudamérica): se trata de un hechicero que por las noches podía abandonar su cuerpo y convertirse en una bola de luz azul para desplazarse sobre el aire,  poder entrar en las casas de sus víctimas y chuparles la sangre.

Berbalang (Filipinas): un hombre con los ojos rojos y con alas que profanaba las tumbas para comerse los cadáveres y beber la sangre de los que habían muerto recientemente.

Nosferatu (Transilvania, Rumania): es el hijo ilegítimo de dos personas que también los son. Éste, tiene la capacidad de transformarse en gato o escarabajo  y chupar la sangre de sus víctimas mientras duermen.

La Guaxa (Asturias, España): se trata de una mujer de avanzada edad, delgada y con un diente que utiliza para chupar la sangre de los niños.

Gul (Arabia): en Las mil y una noches  se define como un ser que tiene la capacidad de cambiar de forma y que se alimenta de sangre.

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Igualmente, en el folclore también se plasma el miedo hacia la muerte, mediante la aparición del difunto con intenciones dañinas hacia los vivos. De ahí, que a lo largo de la historia encontremos ciertos casos de muertos que vuelven del Más Allá:

-B. Cooper, relata que en el S. XVIII  en una localidad situada en Hungría, se comenzaron registrar ataques nocturnos hacia la gente y hacia el ganado. Éstos se dieron en las cercanías del cementerio, y se llegó a la conclusión de que dichos ataques se tenían que haber dado por alguien que en vida había poseído mucha fuerza. De ahí, que la gente lo relacionase con un tal Huebener, por lo que su cuerpo fue desenterrado, se le clavó una estaca y quemaron los cadáveres contiguos a su tumba.

-M.Rauff, narra otra historia también  ocurrida en la Hungría del S.XVII. Un hombre llamado Pedro Plogojovits fue visto vagando por la noche diez días después de haber sido enterrado, causando la muerte de nueve personas. Tras este suceso, los habitantes de la localidad desenterraron su cuerpo y observaron como el cuerpo había adoptado la apariencia de un vampiro (le había crecido el cabello, las uñas y la barba)  y que en su boca había restos de  sangre fresca. Finamente, la solución fue clavar una estaca en el pecho.

De esta forma, también  observamos cómo este miedo suscitó todo tipo de supersticiones: fijar el cuerpo a la tumba para evitar que saliese (Leyes Comunales de Riga, S.XV), decapitar el cadáver  o clavar la cabeza con una estaca. Por ejemplo, a finales del 2014, en el cementerio polaco de Drawsko (S.XVI)  se hallaron seis tumbas cuyos difuntos tenían  una hoz en la garganta o una piedra en la boca, para evitar que el muerto volviese como aparecido e intentase dañar.

En definitiva,  podemos decir que tanto la mitología  como el folclore, intervinieron  directamente en la creación de la figura del vampiro literario que se desarrollo con la literatura vampírica de los S.XVII-XIX, con obras como:

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En toda esta literatura gótica se nos muestra (en la mayoría de los casos) a un vampiro sombrío, solitario, irracional, maldito, tenebroso, que acecha y seduce constantemente a sus víctimas, cuya existencia depende de la destrucción de los demás, que disfruta del dolor y que es la personificación del mal.

Pero  aunque está imagen del romanticismo actualmente se mantiene, vemos como a partir del S.XX con  la saga Crónicas Vampíricas de Anne Rice (1976-2003), la figura del vampiro cambia. Pues  emerge  Louis, un vampiro que ha evolucionado hacia un personaje más humano, que sufre con la inmortalidad, que tiene conciencia y que evita causar dolor alimentándose de la sangre de animales.

Por otro lado, ya en el SXXI, tenemos la saga Crepúsculo escrita por Stephenie Meyers (2005-2008), en la que la figura del no muerto se vuelve a modificar. Ahora, tenemos a  los Cullen, vampiros que según Alicia Nila:

 -No encarnaran el mal sino todo lo contrario, son  héroes.

– No son solitarios, se relacionan, conviven  e incluso se enamoran de humanos.

– Son “vegetarianos”,  se alimentan de animales (característica que vemos ya en Louis).

– Ya no encarnan todos los vicios, pues respetan las leyes y son casi un ejemplo a seguir.

Al igual que en la literatura, el vampiro también ha aparecido en la gran pantalla y ha  sufrido una fuerte evolución. Según Noelia Indurain y Óscar Urbiola, es a través del séptimo arte dónde se plasma  la actual figura del vampiro. Una imagen, que nada tiene que ver con el mito originario, pues ésta se ha deteriorado para crear una nueva. Aún así, hay que tener en cuenta, que esta visión también obedece a una evolución del mito que se adapta al patrón cultural de nuestra época y que a la vez evita que se pierda.

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De esta forma,  en el cine podemos observar un cambio sustancial en el perfil del vampiro:Imagen 6

Nosferatu (1921, Alemania): Max Schreck interpreta al Conde Orlock, un vampiro que posee unas afiladas uñas, enormes colmillos, orejas puntiagudas y una gran calva. Sin duda, el reflejo de una imagen decrépita, terrorífica y monstruosa.

Drácula (1930, USA): en esta película se retrata un  vampiro totalmente diferente y que se ha conservado hasta nuestros días. Así, el actor  Béla  Logosi,  es un vampiro con una imagen mucho más cuidada: ya no vemos a un no muerto sino a un hombre de la aristocracia educado, que seduce  a las mujeres con la mirada y la palabra, vestido con capa negra/roja  y frac negro, con labios rojos, tez blanca y colmillos más pequeños.

Jóvenes Ocultos (1987, USA): este film marca un cambio radical en la figura vampírica. Pues, se nos presentan como un grupo de jóvenes con estética punk, con vaqueros y chaquetas de cuero, que conducen motos, pendientes en la oreja y que les gusta el rock and roll.

Bram Stoker’s Dracula (1992, USA): Gary Oldman encarna a un Drácula que tiene la capacidad de convertirse en lobo y murciélago. Al igual, que en dos tipos de Drácula, por un lado a un joven seductor, con larga cabellera negra, traje y mirada inquietante. Y, por otro lado, a un viejo Conde rumano de aspecto aterrador, envejecido y casi sin energía.

Crepúsculo (2008, USA): Edward Cullen, aparece como un joven vampiro de gran belleza, musculoso, tez fría y pálida que brilla con el sol, ojos que cambian de color según en función de la sed que tenga…Imagen 7

Características del vampiro

En la actualidad cuando pensamos en las características que más representan al  vampiro, a la mayoría nos viene a la cabeza la figura de un hombre de porte aristocrático, con gran capacidad de seducción sobre el género femenino, que vive en un castillo, que se puede transformar en murciélago, que se alimenta de sangre mediante un mordisco en cuello, que deambula por la noche… Y que, se le puede matar través de la decapitación, cremación o clavando una estaca en el corazón.

Pero ¿Hasta qué  punto todas estas facetas que caracterizan al vampiro, pertenecen al mito original o a incursiones posteriores de la literatura y en el cine? Varios autores como A. Horacio Contreras, Noelia Indurain y Óscar Urbiola, señalan que muchas de las características que actualmente identifican al vampiro se han ido añadiendo posteriormente.

Formas de  ahuyentar y acabar con el vampiro:

Estaca en el corazón: se trata de la forma más popular de acabar con el vampiro y la tradición más extendida en Europa (Alemania, Rusia, Polonia…).

El motivo de clavar la estaca en el corazón, hay que buscarlo en el simbolismo que éste representa en la religión. Según la cual, encarnaba al sol como fuente de vida y  se consideraba que era dónde residía la maldad y la bondad de la persona (tampoco hay que olvidar la idea esotérica, que establecía que era la fuente de todo conocimiento). De esta forma,  se extendió la idea de clavar una estaca de madera de espino blanco, porque fue la que atravesó a Cristo y significaba la victoria del bien sobre el mal.

Por tanto, el acto de destruir el corazón implica acabar con el motor que da vida al cuerpo y terminar con la voluntad del vampiro.

Decapitación: si se sospechaba de la existencia de algún vampiro, se acudía al cementerio, se abría la tumba y  se cortaba la cabeza (por lo general con una espada) del que se pensaba que podía ser un vampiro. El porqué de la decapitación, posiblemente se deba a la idea de que era en la cabeza dónde se encontraba la fuerza del vampiro y según S.Freud también podría representar una forma de castración.

Cremación: este método es el menos común para acabar con el vampiro, aún así también se dieron algunos casos. El fuego fue utilizado, porque representaba a Dios (la aparición a Moisés o la destrucción de Sodoma y GomoImagen 8rra) y porque, a su vez, era una forma de purificar el mal reduciéndolo a cenizas. También, hay que añadir, que muchas veces las cenizas eran tiradas a los ríos porque era una forma de alejar y limpiar el mal.

Formas de ahuyentar al vampiro: la utilización de símbolos sagrados y religiosos fueron los métodos más extendidos: la colocación de una cruz o imágenes sagradas en el ataúd para bloquear el movimiento del vampiro, poner espino blanco en puertas y ventanas, pronunciar oraciones o extractos de la Biblia cerca de la tumba del no muerto… Sin duda, acciones que estaban directamente ligadas a la idea de que el vampiro era la representación “viva” del mal y del diablo. Pero, también se desarrollaron otras formas como la utilización del ajo, pues se pensaba que su fuerte olor espantaba al vampiro: colocación del ajo dentro de la boca del vampiro, dar de comer ajo al ganado para evitar ataques o colocar ajo en ventanas y puertas para impedir que el no muerto entrara en las casas.

Características del vampiro:

La sangre: desde el primer momento se estableció que la sangre era el alimento del vampiro. Pero ¿Por qué la sangre?

Pues, porque a lo largo de la historia en casi todas las culturas se le atribuyó una gran importancia, al considerarse un fluido vital para la vida e incluso por pensar que era dónde se grababan las experiencias/recuerdos de la persona. De esta forma, se le asignaron propiedades mágicas y sagradas (la sangre llegó a ser tan venerada, que en culturas como la azteca realizaban sacrificios para ofrecérsela a los dioses como alimento y entregarles lo que más preciaban, su vida).

 Por tanto el acto de chupar la sangre implica, llevarse la vida, la energía vital e incluso adueñarse de los recuerdos de la víctima.

El mordisco en el cuello/colmillos: el mordisco para obtener la sangre de la víctima aparece desde en principio unido al mito del vampiro. Pero, en lo que respecta al mordisco del cuello es  algo que se difundió posteriormente en el cine, con la intención de  reflejar agresividad y erotismo. Dos cualidades que se ajustan muy bien al perfil del vampiro:

-Agresividad: ésta se plasma mediante la utilización de dos colmillos blancos, manifestando el lado más salvaje del vampiro. Pues éste, al igual que las bestias, saca los dientes para amenazar y marcar a la víctima como suya, en una clara intención de dominio.

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-Erotismo y sensualidad: el cuello es una de las zonas más erógenas del ser humano y el acto de morderlo, implica una fuerte carga sexual. Pues el vampiro, seduce mediante un beso apasionado y agresividad moderada, para pasar a romper la piel y succionar la sangre.

Transformación en murciélago: muchas de las figuras mitológicas y folclóricas que poseen rasgos vampíricos podían transformarse en animales para acechar a sus víctimas. Pero, precisamente la idea de que el vampiro se  puede transformar en murciélago, fue una aportación añadida por  la literatura y el cine. Una elección, que no fue aleatoria por todo lo que representa:

-El murciélago es un animal que solo es activo por la noche y se mueve en la oscuridad, ámbito del vampiro y de todas las criaturas malignas.

-Ciertas especies se alimentan de la sangre de animales, a través de pequeños mordiscos.

-Es un animal que a menudo se le ha considerado un ser híbrido  (mitad roedor-mitad ave), al igual que le vampiro.

La inmortalidad: el vampiro es un no muerto, por lo que es un ser inmortal que vaga a lo largo del tiempo. Lo que observamos en esta característica, es la antinaturalidad del personaje, ya que al ser inmortal está rompiendo el transcurso normal del ciclo vida.

Asimismo, si esta idea la relacionamos con psicoanálisis contemporáneo de J.Lacan o S.Freud (como señala Horacio Contreras) encontramos tres tipos de muertes: la real (el cuerpo muere), la simbólica (el ser es olvidado), la imaginaria (la imagen visual, el no contemplar tu imagen = no reflejarse en un espejo). Por tanto, lo que tenemos es que el vampiro no muere ni en lo real  ni en lo simbólico, pero si en lo imaginario.

La luz/oscuridad: comúnmente se ha determinado que al no muerto le daña la luz del sol. Pero, hay que decir, que no en todos los relatos se hace alusión al sol como un elemento que destruya al vampiro, más bien como algo que le quita vitalidad. De ahí, que en la mayoría de los casos veamos al vampiro como un ser que rehúye el sol.

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Igualmente, dicha concepción tiene mucho que ver con la simbología bíblica del bien y del mal. Mientras que el sol representa a Dios y la seguridad, la noche encarna el peligro y al diablo.

El castillo: según la tradición originaria el vampiro no tenía porque residir  estrictamente en un castillo. Por lo que, es muy probable que este elemento fuera introducido por la literatura romántica del S.XIX, ya que para los autores de esta tendencia el castillo representa: lo oscuro, lo tenebroso, lo trágico…Sin duda, el lugar perfecto para fijar la residencia de Drácula, puesto que es un ser nocturno, siniestro y perteneciente  a la aristocracia.

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El ataúd: la idea de que el vampiro duerme en un ataúd es un elemento bastante tardío y que está directamente ligado a la muerte: el ataúd es el  lugar dónde reside el difunto y es dónde comienza un nuevo estado, la resurrección (la muerte no es el final).

La capa: esta prenda de vestir  es la que más representa a Drácula y fue añadida por el cine. Por un lado, da estatus a personaje que es de la aristocracia, y por otro lado, los colores rojo y negro tienen un fuerte carga simbólica: el rojo representa la sangre de la que se alimenta y el negro la oscuridad/muerte en la que se mueve nuestro personaje.

La inspiración en personajes históricos, ¿Vampiros reales?

Para la creación del vampiro literario, muchos señalan la posible inspiración en dos personajes reales: Vlad Tepes  (Drácula de Bram Stoker)  y Ersebet Bathory (Carmille de Sheridan Le Fanu). Ambos han pasado a la historia, por ser dos personas con carácter extremadamente cruel, violento, macabro y por sentir una gran atracción hacia la sangre.

Pero, hay que tener en cuenta que muchas  de las fuentes que nos retratan tanto a Tepes como a Bathory, están contaminadas por la leyenda y realmente no podemos estimar hasta qué punto los relatos que conservamos sobre su vida son reales.

Vlad Tepes, (1430-1476, Rumanía)

Nació en Sighisoara (Valaquia) en torno a 1430 y a la edad de trece años se convirtió en rehén del sultán turco Murat, en cuya corte residió cuatro años.

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Tras su vuelta a Valaquia, heredó el trono y se convirtió en príncipe entre 1456-1462. Período en el que según las fuentes cometió la mayoría de atrocidades que se le atribuyen:

-Tortura de Pascua: Vlad invitó a un grupo de boyardos para celebrar la Pascua y durante la cena el príncipe comenzó un juego de adivinanzas. Cómo algunas respuestas no fueron de su agrado, canceló a la fiesta y procedió a empalar 500 boyardos.

-Torturas a mendigos, gitanos y monjes: a estos tres grupos los consideraba una gran carga social, por lo que tenemos registrados varios tipos de torturas hacia ellos: quemar a un grupo de mendigos dentro de una habitación, asar a tres gitanos, clavar una estaca en el cerebro a un prior por discutirle…

-Abrir en canal a su amante al confirmarle que estaba embarazada.

-Embajada turca: un grupo de emisarios turcos llegaron a su castillo, y estos, ante Vlad no se  quitaron  el turbante. Acto que el príncipe tomó con una falta de respeto, por lo que ordenó que les clavasen los turbantes al cráneo con clavos y los mandó de vuelta a Constantinopla.

– Entre otras atrocidades, también se habla del bosque de los empalados (dónde llegó a empalar a unas 20000 personas) y de su gusto por  beber la sangre de sus víctimas.

Finalmente, en 1462 Vlad Tepes fue depuesto en el trono por el propio rey de Hungría, el cual se inventó una supuesta traición del príncipe hacia el Papa y lo encarceló hasta 1475.

Un año después, es cuando está fechada su muerte, barajándose varias hipótesis:

-Fue asesinado por sus propios soldados en el campo de batalla turco: se dice que Vlad se vistió con el atuendo turco para vigilar al enemigo y sus propios soldados lo mataron por error.

-Fue asesinado por el sultán Laiota Basarab: se piensa que pudo ser asesinado en una lucha cuando los turcos entraron en Valaquia o cuando fue pillado por sorpresa con su guardia personal.

Una vez muerto, fue decapitado y su cabeza expuesta en Estambul como trofeo. En cuanto a su cuerpo, se cree que estuvo enterrado en el monasterio de Snagov, aunque en la actualidad no ha sido hallado.

Erzsébet Báthory, (1560-1610, Hungría)

Erzsébet, fue una noble húngara perteneciente a unas de las familias más importantes de Hungría (los Ecsed) y sobrina del rey de Polonia, Matías II.

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Fue a raíz de la muerte de su marido, Ferencz Nadasdy, cuando se comenzó a fraguar la leyenda negra que originó el sobrenombre por el que en la actualidad se la conoce “la Condesa Sangrienta”. Y es que a  Báthory, se le atribuyen en torno a los 600 asesinatos y numerosas torturas, relacionados con su obsesión por la belleza y la sangre.

El punto de partida de dicha obsesión, ocurrió cuando una sirvienta al peinarla le dio un tirón en el pelo que desató la ira de la Condesa, quien la golpeó en la cara provocándola una herida. El golpe hizo que la sangre salpicase en la cara de Erzsébet y ésta creyó ver que la sangre había borrado las arrugas provocadas por el paso del tiempo.

Fue a partir de este suceso cuando la noble comenzó a utilizar la sangre de jóvenes doncellas para obtener la eterna juventud. Así, según cuenta la leyenda, desarrolló un gran número de torturas para extraer la sangre y luego bañarse en ella. Sin duda, el método más conocido fue  “La doncella de Hierro”, un ataúd de metal con forma de mujer, que en su interior tenía grandes pinchos que se clavaban provocando la muerte por desangramiento.

Hasta tal punto llegó la obsesión de Báthory, que comenzó a captar a jóvenes nobles y a ser más descuidada. Lo que, provocó numerosos rumores sobre lo que estaba pasando en su castillo y la apertura de una investigación ordenada por el rey.

Finalmente, el resultado fue la apertura de un juicio en 1611, por el que fue declarada culpable y condenada a ser emparedada en una habitación de su castillo (dejando una única ranura para introducir agua y comida). Así, permaneció hasta que tres años después falleció.

Rocío Rivas Martínez

 

Referencias

Carretero González, M., Díaz Piedra, D., Reyes Martín, M., Rodríguez Fernández, S., (edts)., Vampiros a contraluz. Constantes modificaciones del vampiro en el arte y la cultura (vol.I), Comares, 2013

Indurain, N., y Urbeola, O., Vampiros. El mito de los no muertos,Tikal Ediciones (Susaeta), Barcelona,2000

Martínez Díaz, Alicia., “La vampirización del mito vampírico. Del  Conde Drácula a Crepúsculo”, Mito y mundo contemporáneo, 2010, pp.607-616.

https://anthropologies.es/muerte-en-la-edad-media/

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