0 3
Read Time:13 Minute, 50 Second

“… Érase una vez una princesita delicada de cabellos dorados, llamada Victoria, que creía de todo corazón en los cuentos de hadas y en la eterna felicidad de las princesas (…) Dispuesta a escuchar las historias sobre hermosas doncellas en peligro que le leía la reina antes de dormir. Vestidas con andrajos o bajo un hechizo de un sueño de cien años, cautivas en una torre o víctimas de una catástrofe, siempre conseguían las rubias doncellas ser rescatadas por un príncipe valiente, apuesto y encantador…” ( GRAD, 2003: 3)

Estas palabras de Marcia Grad en su libro “La princesa que no creía en los cuentos de hadas”, son muy ilustrativas sobre lo que durante muchos años han transmitido los cuentos de príncipes y princesas. En éstos, la historia siempre ha sido la misma: una princesa se siente infeliz, desgraciada…Hasta que un príncipe llega a su rescate y la libera de toda su tristeza, para comenzar una vida plena y llena de felicidad. Todo ello, envuelto en unos roles y valores llenos de estereotipos.

Precisamente, a lo largo de todo el S.XX y parte del S. XXI, el agente que más ha promovido y reproducido estos valores ha sido la factoría Disney con sus famosas princesas. Por ello, el objetivo de este artículo es analizar cómo se transmiten los estereotipos de género en las películas y cómo están presentes en la imagen y en el lenguaje.

Disney y la educación

El método para contar las historias ha ido evolucionando (oral, escrito, cine…). Pero, el mensaje para el público infantil ha variado muy poco, explicar las cosas (valores, creencias, modelos sociales…) de forma sencilla con un objetivo pedagógico. El problema surge cuando dicho mensaje se simplifica hasta tal punto que se diseñan unos personajes estereotipados y erróneos, en donde la princesa necesita una figura masculina. Pero ¿Cómo se transmiten estos mensajes?

Principalmente, hay que tener en cuenta que las películas Disney van dirigidas al público infantil, el sector más vulnerable de la sociedad porque está en pleno proceso de aprendizaje.  A todo ello se suma, que películas repiten dichos mensajes envueltos en  magia, canciones, imágenes llamativas y finales felices (princesa que es rescatada y vive feliz para siempre). Lo cual, provoca que el mensaje sea más atractivo, que lo interioricen rápidamente y que lo puedan llegar a reproducir.

Evolución y análisis de la princesa Disney

Si analizamos la figura femenina en Disney desde Blancanieves (1938) hasta Vaiana (2016), observamos que hay una leve transformación. Cambio que es marcado a partir del 2012 con Brave, porque prácticamente entre los 50 y los 90 el patrón es el mismo.

Así, si observamos la tabla, vemos marcados tres colores que son los que indican las diferentes etapas de evolución en las princesas Disney:

Etapa 1(amarillo), años 30-60: en la mayoría de los casos de las princesas de este periodo (Blancanieves, Cenicienta y la Bella Durmiente), el patrón es el siguiente: mujeres incompletas que necesitan la figura del príncipe azul porque ellas son presentadas como jóvenes infelices, desdichadas  y desorientadas. A lo que se suma, que se las encuadra en el ámbito doméstico/privado y desempeñando tareas del hogar. Pues vemos, por un lado, a Aurora[1] pidiendo un príncipe para ser feliz y, por otro, a Cenicienta en el hogar realizando tareas domésticas e, incluso, a Blancanieves ejerciendo el rol de madre con los enanitos.

Dentro de esta etapa encontramos una excepción, Alicia en el país de las maravillas y una imagen bastante curiosa en Mary Poppins[2]. La madre de los niños es sufragista y en unas de las canciones reclama el voto femenino. Ahora bien, hay que tener en cuenta que a esta mujer se la presenta como alocada y despistada, el contrapunto de Mary Poppins, que es el orden y una verdadera madre para los niños.

Etapa 2 (azul) años 80-90: A partir de la década de los 80, empiezan a surgir princesas un poco más rebeldes. En el sentido de que, en principio, tienen otras aspiraciones y deseos que van más allá de encontrar a un príncipe.

Ariel, Bella, Jasmine, Pocahontas, Esmeralda, Megara y Mulán, buscan la libertad porque se sienten atrapadas por diferentes motivos. Pero, lo interesante es que al final todas acaban con el príncipe, que se erige como ese elemento en el que se refleja dicho deseo de libertad. Veamos varios ejemplos:

Ariel: Al principio, es una joven rebelde que se enfrenta a las normas establecidas por su padre Tritón y cuyo máximo deseo es ser humana. Este objetivo se diluye cuando conoce a Eric, ya que a partir de dicho momento su aspiración va ser entablar una relación con el príncipe.

Bella: Es una mujer culta que quiere salir de su pueblo para conocer el mundo que le muestran sus libros. Pero, finalmente acaba conviviendo en el castillo y casada con la Bestia.

Jasmine: Se presenta como una princesa que se siente atrapada en una cárcel de oro y que ante todo quiere libertad. Hasta que conoce a Aladdín, se casan y acaban viviendo en el palacio que antes agobiaba a nuestra protagonista.

Megara: También quiere ser libre y acabar con el contrato que la ata al dios del inframundo Hades. Por el cual, tiene que ayudarle a engañar y matar a Hércules. Precisamente, es lo que hace Megara (e incluso califica al héroe de cliché), hasta que se enamora de él y consigue la libertad gracias al protagonista.

Esmeralda: es un personaje que al principio es independiente, autosuficiente y que lucha por la aceptación de la comunidad gitana. Pero, al final acaba siendo salvada por el Quasi y casada con el capitán Febo.

Mulán, es una mujer que se niega a quedarse en el ámbito doméstico, sale de él para convertirse en soldado y acaba salvando al Imperio Chino de la invasión. Hasta ahí todo bien, pero al final vemos lo mismo acaba con el príncipe de la película.

Por otro lado, dentro de este grupo, Pocahontas difiere algo con respecto al resto. Ella, no tiene el final feliz que tienen el resto de las princesas y no acaba emparejada con ningún hombre. Simplemente, decide quedarse con su tribu y se niega a ir Inglaterra con John Smith.

Etapa 3 (naranja) los 2000: Es pasado los 2000 cuando Disney comienza a cambiar el concepto de mujer con Brave, Frozen y Vaiana. Y ¿Cuál es la diferencia de estas princesas con respecto al resto? Principalmente, que el príncipe no existe o es secundario y que ellas toman la iniciativa.

En Brave, la princesa Mérida es la absoluta protagonista y, de forma secundaria, su madre. Es más, ambas se presentan como personajes fuertes y, lo más curioso, se explora entre el amor entre madre e hija y no existe la figura física del príncipe.

Mérida es presentada como una joven guerrera, independiente, más hábil con las armas que los hombres, que no tiene modales de princesa y que no quiere la figura del príncipe para poder gobernar (pese a que su madre la incita a ello).  Finalmente, es ella la que decide sobre su vida.

Con Frozen, observamos que las protagonistas son dos hermanas, Anna y Elsa, que el supuesto príncipe es el malo y que explora en el amor entre hermanas.  Al final, Elsa acaba siendo reina de Arendelle sin la figura del hombre.

Finalmente, tenemos a Vaiana que es la absoluta protagonista de la historia. Esta princesa maorí se presenta como una joven decida, inteligente y fuerte.

Lo que diferencia esta película del resto, es que por primera vez no aparece un príncipe ni en los diálogos, se da por hecho que ella será la jefa de su tribu si necesidad de un marido. Pero, por otro lado, aparece la figura masculina protectora reflejada en su padre y, su madre, sólo desarrolla el rol de maternidad (no toma decisiones).

Estereotipos y sexismo

Cuando vemos una película de Disney, la existencia de estereotipos de género y el sexismo, se puede apreciar claramente a través de dos vías: la caracterización de las princesas y en el lenguaje utilizado.

La caracterización de las princesas

Físicamente, todas las princesas Disney siguen el mismo patrón: muy delgadas, ojos grandes, cuellos largos, grandes pechos, cinturas estrechas y maquilladas. Es decir, reproducen un canon de belleza que no es real y menos para adolescentes que están entre los 14-18 años, pues son representadas como adultas[3].

A ello se suma, dos aspectos más:

  • En muchas escenas utilizan su físico para seducir y conseguir lo que quieren, Jasmine lo hace con Jafar, en Bambi Tambor es seducido por una coneja con grandes ojos y pestañas (se sexualiza el mundo animal), Mowgli al final es seducido por una joven de la aldea, Megara utiliza su físico para engañar a Hércules… En todos estos casos el patrón se repite, seducen con la mirada y son objeto de deseo.
  • Siempre aparecen perfectas, bien maquilladas y peinadas, da igual si acaban de despertase o si les llueve.

En  cuanto a este canon de belleza transmitido por Disney, sólo hay dos excepciones: Mérida y Vaiana. Ambas representa lo que son adolescentes de entre 15-16 años: con menos maquillaje, con una imagen más aniñada, con un cuerpo más proporcionado (no son tan delgadas, no tienen grandes pechos y cinturas minúsculas) y no siempre están perfectas.

El lenguaje

El sexismo aparece reflejado en casi todas las películas de Disney, a través de las canciones y diálogos. Como, por ejemplo:

  • Blancanieves, “Silbando al trabajar”: Mientras los enanitos están trabajando en la mina, Blancanieves se queda limpiando la casa al ritmo de esta canción. Que dice lo siguiente: “Silbando al trabajar. Si tienes que barrer la escoba has de mover…”
  • Bella Durmiente, “Eres tú el príncipe azul”: Cuando está en el bosque empieza a cantar la famosa canción. En ella define que quiere un príncipe para ser feliz: “…Eres tú la dulce ilusión que yo soñé, eres tú. Brillando en tus ojos el amor puedo ver…”
  • El Libro de la Selva, “En mi hogar”: Al final de la película Mowgli es seducido por una joven, que a su vez relata que es lo que hacen las mujeres en la aldea: “…Mi madre está en el hogar (…) Un buen marido tendré yo, cocinando estaré yo…”
  • La Sirenita “Pobres almas”: Canción que le canta Úrsula a Ariel, antes de que ésta le entregue su voz a cambio de piernas: “… Tendrás a tú hombre (…) Admirada tú serás si callada siempre estás, sujeta bien la lengua y triunfarás…”
  • Mulán , “ Mi dulce y linda flor ”: Los compañeros de Mulán relatan cómo debe ser su mujer ideal: “…Que al guisar sea una artista (…) La que  me tenga entre algodón y  con alma maternal…”.

En Mulán también destaca la canción “Honra nos darás”. En ésta, las mujeres del pueblo explican a la protagonista cuales son los deberes de los hombres y las mujeres: “Un hombre y honra nos darás (…) Los hombres luchan para honrar al emperador, las niñas han de dar hijos con amor…”

En cuanto a los diálogos tenemos varios ejemplos muy ilustrativos, en:

  • Blancanieves: cuando los enanitos la descubren en la casa y ella les pide que la dejen quedarse, les dice: “…Si dejáis que me quede, os limpiaré la casa: fregaré, coseré, cocinaré…”.

Igualmente, en la película, Gruñón representa de forma muy clara el sexismo en lenguaje: “… ¿Un ángel?, ¡Es una mujer! Os pondrá lazos en la barba y perfume (…) Todas son como el veneno…”

  • La Bella y la Bestia: al principio de la película los vecinos de Bella, la definen como rara y loca porque le gusta leer. De hecho, Gastón cuando la intenta seducir, dice: “… Ya es hora de que olvides los libros y prestes atención a cosas más importante (…) No está bien que una mujer lea. Enseguida empieza a tener e ideas y pensar…”
  • Aladdín: Jasmine y su padre mantienen una conversación sobre el matrimonio,

éste le dice: “… Verás, no sólo se trata de esa ley. Yo no voy a vivir para siempre y, bueno, quiero asegurarme de que alguien se ocupe de ti, que alguien te proteja…”

  • Pocahontas: ocurre una escena muy similar a la de Jasmine y su padre. Pero en este caso el padre de Pocahontas, le dice: “… Cocun será un buen esposo, estarás a salvo de cualquier peligro…”

Por otro lado, en Brave, Frozen, Vaiana, tenemos cierto cambio en los diálogos, ya que el lenguaje antes analizado se atenúa bastante:

  • Brave: Mérida a su madre “…Este matrimonio es lo que tú quieres ¿Te has preguntado lo que yo quiero? (…) Tratas de volverme como tú y no quiero ser igual que tú…”
  • Vaiana: El padre de Vaiana a su hija “…Eres la próxima gran jefa de nuestro pueblo. Vas a estar al mando de tú gente…”

Aunque en algunos casos nos recuerdan como debe ser una princesa, a través de algunos personajes:

  • En Brave, la madre de Mérida: “…Las damas se dedican a sus labores”, “…Eres una princesa y espero que actúes como tal…”
  • En Vaiana, el semidiós Maui: “… ¡Eres una princesa! Llevas un animalito, llevas vestido y no sabes navegar…”, “… Creí que te quedarías en la aldea dando besos a bebés y eso…”

La diferencia, de estos dos casos, es que forman parte del hilo conductor de la historia. Nos dicen cómo debe ser una princesa, ellas desafían ese rol y consiguen sus objetivos por sí solas.

De esta forma, salvo en los casos aislados antes comentados, los diálogos y las canciones de las películas Disney nos muestran un rol femenino estereotipado, basado en la transmisión de las siguientes ideas: el ámbito de la mujer es el doméstico y sus función se ciñe a la maternidad, es un ser incompleto e infeliz sin el príncipe, no se puede proteger por sí misma y necesita un marido, seduce y puede llegar a ser peligrosa, mejor si no piensa y se limita a sus funciones.

En definitiva, tras realizar este análisis de las princesas Disney, se puede decir que durante mucho tiempo dichas películas han transmitido valores que simplifican el mundo, clasifican y etiquetan. Un inmovilismo, que ha plasmado roles propios de la sociedad patriarcal: los hombres son fuertes y valientes/ Las mujeres sumisas, guapas e incompletas sin la protección de la figura masculina.

Al respecto, la sociedad comenzó a reclamar que se plasmase otro modelo y trato de la figura femenina. Y, fue en el 2012, con el estreno de Brave, cuando la factoría rompió con la princesa Disney tradicional: no hay ningún personaje masculino de peso, la protagonista total es la princesa y la figura del príncipe no existe, se explora en otro tipo de amor (madre/hija o hermanas), el físico es más real, la princesa no siempre es perfecta y , lo más importante, lucha y consigue las cosas por sí misma.

Este nuevo modelo de princesa, fue muy bien recibido por la sociedad y parece que Disney tomó consciencia de que debía seguir por esa vía (en 2016 Vaiana fue último ejemplo). Esperemos que así sea y se rompa con los estereotipos de género que durante 70 años ha estado reproduciendo.

“…La princesa se preguntó por qué durante tanto tiempo había estado deseando un príncipe y por qué, de hecho, muchas veces se había sentido que no era nada si no tenía uno a su lado. Es más, necesitaba que la amase y el brillo de sus ojos para ser feliz y sentirse bella, especial y adorable (…) Ahora sabía que por mucho que siguiera queriendo un príncipe en su vida, nunca podría volver a ser la luz de su vida pues se amaba a sí misma bastante para ser feliz …” (GRAD, 2003:64).

 

Rocío Rivas Martínez

 

Referencias

Grad, M., La princesa que no creía en los cuentos de hadas, Obelisco, Madrid, 1998.

http://repositori.uvic.cat/bitstream/handle/10854/2454/trealu_a2013_escandell_marina_estereotipos.pdf?sequence=1

http://revistas.ucm.es/index.php/ARAB/article/viewFile/46544/46082

http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:masterComEdred-Ccantillo/Documento.pdf

 

[1] En la que respecta a la Bella Durmiente, hay que señalar que en la nueva versión de Maléfica, el los personajes femeninos  y masculinos cambian totalmente.

[2] Teniendo en cuenta que ninguna de las dos se insertan dentro de las princesas Disney.

[3] Es muy interesante hablar de una escena que aparece en Peter Pan, cuando Campanilla se asusta al ver sus “grandes caderas” en un espejo.

 

Happy
Happy
43 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
14 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
29 %
Surprise
Surprise
14 %
anthropologies
Entrada anterior Penes invisibles
Entrada siguiente Microrrelatos IV

Average Rating

5 Star
0%
4 Star
0%
3 Star
0%
2 Star
0%
1 Star
0%

4 thoughts on “Estereotipos de género en las princesas Disney

  1. La mayoría de lo que dicen es mentira los estereotipos y las etiquetas las crean las personas que se ponen a ver esos detalles incoherentes.
    Las princesas fueron creadas desde hace un montón y si tienen ese aspecto de «flacas lindas y demás»(según esta página) es porque hay personas que viven cuidando su cuerpo para poder ser como una de ellas, por que en la vida real esas princesas son modelos lo cual ese es el motivo. Además Disney incluye al hombre con personajes en este caso el príncipe, pero no es el protagonista principal y si ven que la mujer es «linda» en estas «películas» deberían decir que el príncipe tiene una mirada perfecta, ojos celeste, siempre anda en caballo y demás pero eso es solo propio de la época, no hay ninguna etiqueta mas la que hacen ustedes, no hay ningún sexismo aparte del que imaginan ustedes (nadie se fija en que es gorda o flaca, y eso en todo caso no es una etiqueta es algo cultural que debería de cambiarse). Por último y para cerrar la mujer antes de encontrar a un hombre estaba feliz en muchas películas ejemplo mullan, antes de encontrar a «un hombre» era feliz, Rapunzel (también estaba buscando su lugar feliz por eso se escapa de la casa), valiente (ella hacia lo que quería sin importar lo que le decía la mama blanca nieves estaba feliz con los 7 enanitos, es más se veía una persona fuerte trabajadora y peleadora (todo lo contrario a lo que plantean ustedes) frozen (la hermana de Anna, elsa estaba sola)

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.