A lo largo de la historia, vemos como sus protagonistas, las personas, tienen entre sus principales objetivos la búsqueda de la felicidad. Precisamente, en la Edad Media esa felicidad vista desde el punto de religioso, se correspondía con encontrar el camino hacia Dios/perfección.
Ahora bien, este era el camino correcto y que él se recomendaba, no el que seguía la mayoría de la sociedad. Pues en una sociedad tan jerarquizada como la medieval los intereses de cada persona diferían, y por tanto su percepción de la felicidad. Pero en general, todos buscan lo mismo: poseer una vida interna equilibrada y plena.
Así, los que elegían la búsqueda de perfección eran los monjes, un grupo reducido que encontraba esa sensación dedicando su vida a Dios. Sin duda, un camino muy duro porque suponía la renuncia de todo: su propia familia para introducirse en la familia/comunidad monacal, su individualidad para pasar a ser un ser comunitario, sus bienes materiales…
Aunque, cuando hablamos de comunidad monacal debemos distinguir entre los monjes y monjes templarios (posteriores), dos tipos de monje que tenían sus diferencias y sus semejanzas:
Ambos tenían como objetivo encontrar a Dios y en ambos casos suponía dejar de lado su vida cotidiana y todo lo material. A lo que se unía la aceptación de los siguientes votos: pobreza, castidad, obediencia y humildad. En el caso de los templarios se añadió uno más, someterse tan solo a la autoridad papal.
Para poder llevar a cabo este propósito, eran necesarios varios aspectos claves: la ubicación del monasterio y una vida cotidiana diferente al resto de la sociedad. Sin embargo, hay que tener muy claro que los templarios no se dedicaban todo el año a la vida contemplativa, puesto que su principal cometido eran las armas.
La vida cotidiana
Dentro de la vida monacal, hay una gran diferencia entre los monjes y los templarios.
Los monjes llevaban una vida contemplativa: regida por la Regla de San Benito en todos los aspectos: vestimenta (un hábito: negro en el caso de los cluniacenses y blanco en el caso de los cistercienses), relaciones sociales, comida, horas de sueño, hábitos…Desde que pasaban a formar parte de la comunidad hasta que moría.
En su día a día, debían cumplir con el principal mandato de la Regla el ora et labora, es decir orar y trabajar:
Ora: horas dedicadas a la oración durante el día y la noche. Era la principal tarea de la vida monástica y el resto de las tareas se debían encajar a esta.
Se componía de maitines y laudes (prima, tercia, sexta y vísperas) por el día, y por la noche completas. Este era el más largo y complejo (constaba de diferentes partes llamadas nocturnos)
Labora: trabajo de la tierra, elaboración de productos artesanales que después podían vender a precios más bajos porque Dios debía ser glorificado en todo, tareas domésticas, la copia de libros, lectura de las Sagradas Escrituras, de los autores clásicos y la enseñanza.
En definitiva, una vida cotidiana muy dura, en la que el monje apenas tenía horas de ocio para evitar caer en la tentación
Los templarios una vida contemplativa y guerrera: desde la fundación del Temple hasta su caída van a ir unidas la vocación caballeresca y cristiana.
Caballeresca: dar la vida por los peregrinos que se dirigían a Jersusalén y proteger /defender la ciudad. Este ideal, evidentemente requería de una vida totalmente militar: organización (obviamente requerían de los servicios de escuderos, siervos…), vestimenta (ropa blanca, negra o parda con manto blanco, cota de malla, yelmo, casco de hierro, espada, lanza, mazo, escudo y tres cuchillos).Aunque, paralelamente, los templarios tenían sus diferencias con el resto de caballeros a la hora de combatir (tenían prohibido decir palabras mal sonantes, no rescataban prisioneros, no podían abandonar el combate…)
Cristiana: cuando no estaban combatiendo, los templarios se dedicaban a la vida monacal regida bajo la regla de San Benito. Sin embargo, en este caso la disciplina no era tan estricta:
- No buscaban maltratar su cuerpo, pues debían estar sanos y tener una buena musculatura (por lo que comían carne).
- Se dieron diferencias en el ora: por ejemplo en los maitines el templario podía ir a rezar en pijama con el manto encima y después podían irse a dormir otra vez, tras haberse dirigido a las cuadras.
- Tenían obligaciones especiales: los miércoles de cuaresma lavaban los pies a 13 pobres, les daban algo de dinero y calzado. Mientras que en Viernes Santo ayunaban, comían si manteles y adoraban a la cruz.
A esta vida, también habría que sumarle su actividad bancaria/ financiera: realizaban préstamos a las monarquías, organizaban la fiscalidad de los señores feudales e inventaron el cheque de compensación. Esta función, sobre todo la desarrollaron en los últimos momentos del Temple, cuando esta orden ya se había alejado de sus valores originarios.
La ubicación del monasterio
Se trataba de un recinto reducido y apartado del resto de la sociedad, en el llevaba una vida totalmente diferente. Es decir, un universo insertado en otro universo.
Por ello, los monasterios se ubicaban en lugares inhóspitos y solitarios alejados de la población para poder cumplir los contenidos monacales (soledad, pobreza, silencio…). De esta forma, contaban con una serie de instalaciones que les permitían llevar esa vida:
Iglesia: el lugar más importante, en ella se llevaba a cabo la oración
Claustro: en este espacio el monje llevaba la parte más importante de su vida monacal.
Sala capitular: era el lugar de reunión de la comunidad, donde se leían los capítulos de la regla de la orden y donde el abad organizaba las distintas tareas a seguir por los monjes. En esta sala era donde se exponían posibles faltas de alguno de ellos para que el superior le reprendiese. Llamar a capítulo.
En relación con los capítulos, los templarios eran más estrictos: debía de haber testigos, el acusado debía estar presente cuando lo acusaran y se debía realizar una acusación detallada y sin pasión.
Refectorio: espacio comunitario en el que todos los monjes comían en silencio.
Cela o dormitorio: un gran dormitorio comunitario en donde descansaban después de todo el día.
Calefactorium: lugar caldeado donde los monjes podían descansar y entrar en calor
Hospedería:(lugar acondicionado para acoger a los pobres), labatorium, cocina, biblioteca, enfermería (los hermanos templarios tenían enfermeros con conocimientos médicos orientales), bodegas, establos, almacenes, talleres, huertos, patios y cementerio.
En el caso de los templarios, por su faceta guerrera, encontramos algunas diferencias:
- Tendrían caballerizas para poder asistir a los caballos y sería un espacio imprescindible para ellos, ya que para un militar su arma más preciada era el caballo.
- Las fortalezas, complejos defensivos (castillos, atalayas…) levantados en Tierra Santa. Lugar donde residirían en época de conflicto.
En lo que se refiere a la organización, nos encontramos ante estructura jerárquica en los monasterios: en cuya cúspide estaba la figura del abad (elegido por toda la comunidad de hermanos). Era el eje de la comunidad monacal, el guía espiritual, el consejero, el que castigaba, el que velaba por el cumplimiento de la Regla, el organizaba y establecía que era lo que se debía hacer y que no.
Pero a pesar de su poder, el abad debía gobernar apoyándose en los hermanos y necesitaba ayudantes para poder gobernar el monasterio: prior, decano, cillero (se encargaba del abastecimiento de la institución), portero…
En el caso de los templarios, también se daría una organización militar jerárquica: Maestre (máxima autoridad de la orden), que era asistido por una Asamblea de hermanos. Además del Senescal (lugarteniente del Maestre), Mariscal (encargado de los asuntos militares), Submariscal, Tesorero, Hermanos, pañeros, escuderos…
Para finalizar, también es necesario explicar cómo eran vistos por la mayoría de la sociedad. De esta forma, si tenemos en cuenta que la sociedad medieval era una sociedad violenta, podemos deducir que apreciaban más a los hombres de armas que a los hombres de oración, pues la gente veía que el guerrero los defendía y los protegía. Es por ello, por lo que probablemente valorasen más a los monjes templarios (protegían a los peregrinos con las armas) que a los monjes normales. Lo cual, no quita que estos no salvaguardasen a la gente a su manera, es decir a través de la oración con la que intentaban salvar alma de la gente.
Referencias
Bueno Domínguez, Mª.L., Miradas Medievales. Más allá del hombre y de la mujer, ed. Dilex, Madrid, 2006
Pasiones, júbilos y lamentos en la Edad Media, Editorial Ciencia de Madrid, Madrid, 1995
Corral Lafuente,J.L., “Los monjes de la guerra: templarios en Tierra Santa”. Historia: National Geographic; 42, 2009.pp 78-90
Lawrence, C.H., El monacato medieval. Formas de vida religiosa en Europa Occidental durante la Edad Media, Gredos, Madrid, 1999
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