El otro día en la manifestación del 1 de Mayo pude ver muchas pancartas de diferentes partidos y movimientos de izquierdas. Socialistas, comunistas, sindicatos, anarquistas, anarcosindicalistas… Sin embargo, aunque todos ellos beban de las ideas de Marx, la antropología marxista es algo diferente ya que se basa en el análisis de la sociedad y la cultura desde el enfoque del materialismo histórico, y no tiene mucho que ver con las diferentes implementaciones y sabores de la solución socialista que proponían Marx y Engels en el Manifiesto Comunista.
¿Qué es eso del materialismo histórico?
Es algo que en principio parece bastante sencillo pero que puede complicarse en extremo como ya veremos más adelante. En resumen, el materialismo histórico viene a decir que los modos de producción definen las relaciones sociales. Por ejemplo: una sociedad con un modo de producción agrario donde el molino de mano sea la principal tecnología de producción tendrá unas relaciones sociales basadas en la explotación humana y el esclavismo, y por el contrario, una sociedad industrial basada en el motor tendrá una sociedad de clases con trabajadores asalariados y dueños capitalistas de los medios de producción. Esta es la teoría, pero ¿por qué los medios de producción tienen ese efecto en la sociedad? Vamos a verlo con un ejemplo sencillo: los columpios de un parque infantil.
Los columpios como modos de producción
Debajo de mi casa hay un parque donde suelo llevar a mi hija a jugar con los columpios. Hasta hace unas semanas eran unos columpios normales, de los de toda la vida con tres asientos. De esos en los que uno se sienta y puede ir más o menos rápido subiendo y bajando los pies si no hay nadie que te empuje.
Hace unos días los cambiaron, y las relaciones sociales del parque infantil cambiaron con ellos. El nuevo columpio sólo tiene un asiento, pero es muy grande y redondo, y pueden sentarse varios niños a la vez. Ahora es imposible tanto sentarse sólo en el columpio, por lo niños que hay esperando, como controlar su movimiento una vez sentado, ya que es demasiado pesado.
Ahora, veamos esto desde el punto de vista de la antropología marxista. El antiguo columpio y el nuevo son dos modos de producción diferentes, igual que el molino de mano y el motor eléctrico son diferentes. En el columpio antiguo uno tenía que montarse sólo, pero había varios columpios, por lo que si esperabas un poco, siempre acababa quedando uno libre. Además, podías bajar sólo al parque porque no necesitabas a nadie que te empujase. Con un poco de técnica podías controlar el movimiento del columpio.
El nuevo columpio sin embargo es un recurso (en principio) más limitado, porque sólo hay uno, pero en él pueden montarse varios niños sin que se bajen todos los que se están montando. Ahora los niños paran el columpio para que otros suban o bajen según demandan. Además, hay un rol que aparece ad-hoc, que es el niño que empuja el columpio. Antes no era estrictamente necesario, pero ahora lo es, y es el encargado de dar más o menos fuerza o pararlo cuando alguien quiere subir o bajar.
¿Qué ha cambiado en las relaciones sociales? El principal cambio es que ahora existe más negociación y cooperación que antes. En el primer columpio las negociaciones se limitaban a saber quien llevaba más tiempo en los columpios para bajarse y dejar paso al siguiente. Ahora las negociaciones son más variadas y complejas, desde si hay sitio o no para otro más en el columpio, a quien le toca bajar, a quien le toca empujar el columpio, si tienen que dar más o menos fuerte porque hay niños más pequeños o son más mayores… Como vemos los dos son columpios, pero cada crea unas relaciones diferentes a la hora de ser utilizado socialmente.
La articulación de los modos de producción
Pero esto no queda aquí. Una de las innovaciones de la antropología marxista del siglo pasado es ver que en una sociedad no existe un único modo de producción, sino que puede haber distintos modos conviviendo, interaccionando, pero sin cambiarse mutuamente. Esto es lo que se ha llamado la articulación de los modos de producción. En el parque no sólo hay un columpio enorme, sino que también hay un balancín. Este también es enorme, y necesita 2 grupos de varios niños organizados para poder hacerlo funcionar.
De momento el único uso que se le ha dado son varias familias aisladas con la mama y el niño en un lado y el papa en el otro. Como vemos, las relaciones necesarias para poder usar este otro juego son muy diferentes a las que se necesitan para el columpio. Sólo grupos familiares han tenido la suficiente cooperación como para poder disfrutar de él.
Un mismo niño puede estar en el columpio y después ir a jugar en el balancín o en la casita que han montado a unos metros. Esta articulación de los modos de producción lo vemos también en las sociedades actuales. Actualmente tenemos una parte de la sociedad trabajando en plantas industriales bajo un modo de producción industrial y con unas relaciones laborales y sociales acordes a ese medio de producción. Hay otras personas que trabajan en un sector postindustrial (empresas de alta tecnología, por ejemplo) en el que las relaciones laborales y sociales no tienen nada que ver con la industrial.
Hay además otras personas que viven gracias a la ayuda que reciben de sus padres, de la pensión de sus abuelos o de la ayuda que tienen de otros familiares. Es lo que se ha denominado e modo de producción doméstico y es la responsable de que muchas personas puedan subsistir durante meses sin tener trabajo (hecho que algunos no-antropólogos justifican con el argumento de la “economía sumergida”). Todas ellas conviven en la misma sociedad, incluso una misma persona puede tener varios modos de producción en su vida.
Discusión
Tras esta pequeña introducción al materialismo histórico, me gustaría volver al primer punto, donde hablaba de la manifestación del 1 de Mayo. Como decía, allí pude ver diferentes versiones de sindicalismos, socialismos, comunismos, anarquismos, etc. No es complicado poder hacerse una idea de que cada uno corresponde a una relación social creada por un modo de producción de la sociedad en la que vivimos. Ninguna de ellas es “la respuesta a todos los males de la sociedad capitalista” como algunos pretenden ser, sino que es una parte más en una relación de múltiples actores que genera uno de los modos de producción presentes en esta sociedad.
Puede parecer absurdo, ya que la política ha sido siempre más cuestión de creencias que de conocimiento, pero si a mí me preguntasen si soy liberal, libertario, comunista, socialista, anarquista o sindicalista respondería que eso depende estrictamente del modo de producción en el que estoy en ese momento. En los proyectos de software colaborativo o en los crowdfunding se suelen adoptar enfoques comunistas o libertarios, en una línea de producción de una fábrica los sindicatos pueden ser una forma de negociación muy eficaz, y para un autónomo el liberalismo puede ser su estrategia a elegir.
Autor del Blog: Notas de un tecnólogo
Pero no llegas a comentar que de la praxis dialéctica basada en el materialismo histórico se llegó a lo que en lo sucesivo se denominó marxismo-leninismo, que es llevar a la práctica i contrastar con la realidad las diferentes opciones que los más doctos pudieran, con conciencia y responsabiliad asumir para defende el interés de las mayorías, llegando a confluir todos los modos de producción, desde el arcaico rural hasta el más actualmente moderno liberal proletario que tu nombras. Olvidar que para el M-L es imprescindible la creación de la herramienta política como síntesis de un intelectual colectivo y orgánico, como definió posteriormente Gramsci, me suena a veleidad idealista. Es como si dijeras mira lo que sé, pero no me mojo. ¿Sabes porque no lo haces? porque comprender no es asumir y te quedas de espectador prefiriendo ser ese liberal proletario sin sindicato de comunes y por lo tanto sin negociación paritaria común posible.