¿Mujer antes que científica? Notas para analizar el retrato de Dian Fossey (I)

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En este artículo propongo analizar la incidencia del género en la representación de las aportaciones científicas y la biografía de Dian Fossey, primatóloga estadounidense afamada por su labor de observación, estudio y defensa de los gorilas de montaña entre los años sesenta y ochenta, en las montañas tropicales del Congo y Ruanda. Me sirvo para ello de ‘Gorilas en la niebla’[1], la película que inmortalizó a la científica en Hollywood, estrenada tres años tras su muerte, complementada a veces con ‘Las imágenes perdidas de Dian Fossey’[2], documental de National Geographic, sociedad con la que Fossey colaboró activamente.

A grandes rasgos, hasta los años sesenta, la primatología como disciplina (empleada en parte para buscar los orígenes evolutivos de la humanidad y establecer analogías que justificasen nuestro comportamiento) tuvo como objeto de estudio privilegiado a lxs mandriles, descritxs (¿por casualidad?) mediante gran parte de la estereotipia patriarcal masculina: competitividad, agresividad, dominación grupal de los machos… No obstante, la irrupción y abundancia de mujeres primatólogas a partir de esa época arrojó nuevas luces sobre el estudio de lxs primates, adoptándose nuevos métodos que dirigían los resultados hacia conclusiones que diferían en gran medida de las anteriores. A partir de este momento, destacaron diversas figuras como Jane Goodall y su trabajo sobre lxs chimpancés, BirutéGaldikas y lxs orangutanes, Jeanne Altmann y lxs papiones, y Dian Fossey y lxs gorilas, protagonistas de ‘Gorilas en la niebla’. En este texto me limitaré a hacer algunas anotaciones sobre la científica en la primera etapa de su trabajo, antes de la llegada a su equipo del fotógrafo Bob Campbell.

En la película, la única referencia ofrecida a lxs espectadorxs del pasado de Fossey, de la etapa de su vida anterior a su estudio delx gorila de montaña, es la primera escena, en la que acude a la conferencia que impartió el paleontólogo Louis Leakey (su futuro jefe) en 1966 en Louisville, Kentucky. La representación de la Fossey que aún no posee el empleo que ansía, es lo que en la actualidad podría parecernos un compendio de desaconsejablecontratación: impuntualidad (llega tarde), escasa consideración por lxs compañerxs (a quienes empuja para pasar ante ellxs), falta de preparación y previsión (ni siquiera lleva bolígrafo para tomar notas), infravaloración de la complejidad del trabajo (afirma creer que censar gorilas se limita a saber contar), presuntuosidad (se cree suficientemente apta pese a desconocer la materia)… Sin duda se está sugiriendo que Fossey conseguirá el trabajo no por los méritos profesionales y académicos que haya acumulado, sino por su carácter y las aptitudes que Leakey cree adivinar en su futura empleada. Fossey parece meditar cómo aproximarse a Leakey mientras fuma, compite con otras personas que tratan de hacerse notar ante él, se abre paso entre la multitud con tosquedad, y grita a Leakey cuando éste no parece valorar sus estudios (dos años de pre-veterinaria) y su trabajo actual (cuidar de niñxs “disminuidxs”): tabaco, competitividad, agresividad e imposición, todo un abanico de cualidades tradicionalmente atribuidas a los varones, de lo cual puede derivarse que, al parecer de Leakey, una actitud masculina capacita suficientemente a Fossey. Resulta especialmente significativo el argumento esgrimido por la futura primatóloga, en la película, para tratar de convencer a su contratante de su idoneidad: su experiencia en un campo profesional tan feminizado como el cuidado de niñxs aparentemente autistas, y sus conocimientos en otro campo asociado a los cuidados, en este caso de animales, estableciendo Fossey una similitud entre ambas especies perceptoras de cuidados de mujeres. A este respecto, el documental ‘Las imágenes perdidas de Dian Fossey’ recoge las declaraciones de la primatóloga Jane Goodall, quien declara ‘el Doctor Leakey opinaba que las mujeres somos mejores para los proyectos de observación. Según él las mujeres somos más pacientes y observadoras. Creo que estoy de acuerdo con él, ya que a través de la historia, para ser buena madre, la mujer ha tenido que demostrar siempre gran paciencia. Y además las mujeres siempre han tenido que comprender los deseos y comportamientos de criaturas que no pueden hablar’. De este modo, y mientras que se exhibe la imagen de una cría de chimpancé mamando del pecho de su madre, la maternidad y la feminidad son puestas al servicio de la aptitud de las mujeres para profesiones de observación y comprensión, tratando de validar el supuesto de que todas las hembras humanas son igualmente capaces para dichas tareas y biologizando en gran medida los méritos de las primatólogas.

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Regresando a ‘Gorilas en la niebla’, una vez Fossey llega a África discute con Leakey porque la primera echa de menos parte de su equipaje y el segundo responde que en primer lugar llevará lo básico, porque todo no cabe en el vehículo, así que recibirá lo demás en quince días. Llama la atención que Fossey responda ‘¡Maldita sea, espere un momento! ¡He dejado mi trabajo, he dejado a mi prometido, por no mencionar mi apéndice, y he cruzado medio mundo! ¡Y esas maletas contienen mi secador, mi maquillaje, mi ropa interior y mis sostenes! Si ellos no van, Doctor Leakey, yo tampoco voy’. De este modo, Fossey se muestra dispuesta a renunciar a su aspiración como primatóloga si ello conlleva la renuncia a sus fetiches femeninos. Se está ofreciendo una representación de una científica que renuncia a los proyectos de su vida pasada e incluso a parte de su anatomía, pero incapaz de abandonar los artificios que la unen a los estereotipos estéticos de género. De hecho, son escasos los momentos de la película en que Fossey aparecerá retratada de forma sucia, desarreglada o desaseada, despeinada o con suciedad en sus uñas.

El filme prosigue retratando el esquivo primer encuentro con lxs gorilas de montaña, cuando son descubiertos por Fossey y el porteador principal, Sembagare, que no pueden sino observarlxs a distancia. A su regreso descubren que el campamento es desmantelado debido a la guerra civil en lo que hoy sería el Congo. Fossey es capturada por los soldados y Sembagare escapa, para después reencontrarse cuando ella vaga sin rumbo junto a otrxs expulsadxs/detenidxs, hasta llegar a casa de una amiga americana de Leakey, Rosamond Carr, afincada en Ruanda. Allí encuentran cobijo y Fossey aprovecha para reflexionar sobre la crudeza de su situación y su abatimiento, con las palabras ‘Volveré a casa, me compraré el vestido más sexy que encuentre, me casaré con David, y nunca jamás volverá a oírme decir ni pío’. Fossey parece planificar su regreso a los Estados Unidos en base a tres aspiraciones. La primera será ataviarse de modo femenino y atractivo, bien como autocompensación inmediata, de lo que se deriva que acceder a ropajes canónicos para mujeres es concebido como especialmente deseable y añorable, bien como reintegración en un rol de género que había abandonado para emprender una empresa profesional lejos de su pareja, resultando controvertido, y además meramente temporal, que una mujer trabaje lejos del hombre al que está ligada a través del matrimonio. La segunda consistirá en afianzar y formalizar ese vínculo con su pareja masculina, lo cual implica retomar el proyecto de vida hegemónico, que había ideado para sí antes de iniciar un proyecto alternativo, disidente, que no ha alcanzado los resultados esperados. La tercera se traducirá en su silencio, que puede ser interpretado como el olvido de la experiencia en África, que la distrajo de su debido rol de género, pero también como la negación ante cualquier otra nueva iniciativa profesional. Quedan así asociadxs el estudio de los gorilas con una masculinidad inaccesible para Fossey, y la disolución del trabajo investigador con el inevitable regreso los mandatos que el género deposita en las mujeres.

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Sin embargo Fossey encontrará nuevas motivaciones e instala un campamento en nuevas montañas más alejadas del conflicto armado, junto a Sembagare, para reactivar su investigación. Intercambia cartas con Leakey con impresiones, dudas y sugerencias:

Fossey- (…) Desde hace algún tiempo estoy estudiando a un grupo de gorilas al cual llamaré Grupo 4. He conseguido acercarme progresivamente a las hembras y a las crías, pero el macho de lomo plateado se mantiene apartado […] Con el tiempo espero poder acercarme lo suficiente como para establecer un contacto real.

 

Leakey – Dian, el gran George Schaller que se pasó la vida entre animales salvajes fue lo bastante prudente como para guardar las debidas distancias […]

 

Fossey – Por primera vez, la semana pasada se me acercaron un par de gorilas. Estaban muy contentos y juguetones. El macho observaba con gran interés […]

 

Leakey – Dian, le ruego que por una vez en su vida tenga cuidado. Ni siquiera George Schaller pudo establecer contacto físico con un grupo de gorilas […]

 

Fossey – La semana pasada un grupo de gorilas jóvenes jugaron conmigo durante una hora. No tengo palabras para describir mis emociones. Sólo por esto doy por bien empleado todo lo que hemos pasado […] Creo que están completamente desconcertados en cuanto a mi especie. He conseguido que se acostumbren a mí imitándolos en todo. Les fascinan mis muecas y otros gestos, los cuales por nada del mundo haría delante de nadie. Me siento una completa idiota, pero esta técnica da resultado. Y gracias a esta creciente proximidad, he podido observar muchas cosas jamás observadas hasta ahora.

 

Apted (Director), 1988: 00:35:57-00:37:40

Varias cuestiones de este fragmento del biopic me parecen dignas de mención. En primer lugar, se reflejan el minucioso y detallado trabajo procesual de Fossey, su estricta redacción de un diario de campo, su iniciativa en la verificación de hipótesis y su creciente seguridad a través del ensayo-error. Se está retratando a la primatóloga como una científica, y no será la primera vez. En segundo lugar, parece que lxs guionistas del filme consideraron relevante señalar que las hembras y las crías gorilas establecieron antes contacto con Fossey, sugiriendo mayor proximidad y facilidad de trato entre una mujer con otras hembras e infantes, incluso más allá de lo humano, situando de nuevo en la biología  la sororidad entre mujeres por su mayor aptitud para los cuidados y la comprensión. En tercer lugar, Leakey compara constantemente a Fossey y a Schaller, aclarándole repetidamente que los méritos del segundo son insuperables y han de ser la medida a la que la primatóloga debe adaptarse, de modo que no es aconsejable que utilice su creatividad y su riesgo más de lo que Schaller consideró oportuno. De este modo, un varón establece como condición al trabajo de su subordinada que no supere ni se aleje del canon establecido por otro científico masculino. En cuarto lugar, la Fossey de ‘Gorilas en la niebla’ incluye las emociones en su trabajo de campo y en sus reflexiones, señalando cómo interceden sus sentimientos en su desempeño y humanizando su cientificidad (la tan desvirtuada reflexividad antropológica). Y en quinto y último lugar, se incide en la habilidad de Fossey para imitar a lxs gorilas a fin de lograr el acercamiento, uno de sus mayores méritos metodológicos, que sin embargo será cuestionado en otras fuentes, como en el documental ‘Las imágenes perdidas de Dian Fossey’, donde es Campbell, el fotógrafo, el auténtico merecedor de los halagos brindados a Fossey. Dicho documental ofrece la imagen de una Fossey que trataba de imponer a Campbell un método que no daba resultado, siendo el fotógrafo quien dio con la clave de la imitación que Fossey adoptó y se atribuyó, para después ocultar la importancia de su compañero. Así pues, casi dos décadas tras el fallecimiento de la científica, se cuestiona uno de sus mayores éxitos y se la acusa de farsante que robó su gran hallazgo a un compañero varón.Más allá de la veracidad de cada versión, se aprecia la polémica que puede suscitar la atribución de un mérito a una mujer o a un hombre que colaboraron juntxs.

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El último fragmento que quiero analizar de ‘Gorilas en la niebla’ es la reacción de Leakey al conocer finalmente el éxito de Fossey, expresada con las palabras ‘El National Geographic le ha concedido una nueva subvención y he conseguido una prórroga de su permiso de trabajo. No sé cómo expresarle hasta qué punto me alegra que siga con nosotros. Naturalmente lo siento por su novio americano, pero estoy convencido de que mitigaría en gran medida su decepción si le dijera cuánto se ahorra al mes en cigarrillos y chocolatinas, por no hablar del champú y de las barras de labios’. Lxs espectadorxs presencian así cómo la labor de la científica es reconocida sin explicitar su calidad como investigadora, sino a través del dinero y la continuidad laboral, velando así Leakey alabanzas a su rigor, esfuerzo, o creatividad. Sin embargo no parece poder concluir su felicitación sin lamentar la ausencia que Fossey representa para su prometido, una sutil manera de hacer consciente a la investigadora de que su dedicación profesional tiene el coste del abandono de su futuro hogar y su futura familia. No obstante, dicha ausencia se vería compensada en gran parte, al parecer de Leakey, si David fuese consciente del dinero que puede ahorrar evitándose gastos en Fossey, entre los cuales Leakey destaca el tabaco, los dulces y los cosméticos: esgrime el estereotipo de las féminas que hacer perder o gastan despreocupadamente el dinero ajeno, principalmente de sus maridos, en caprichos y superficialidades.

Así pues, ‘Gorilas en la niebla’ y ‘Las imágenes perdidas de Dian Fossey’ elaboran descripciones que dan forma a diferentes concepciones de la investigadora, a veces coincidiendo y en ocasiones disidiendo, pero siempre atravesadas por expectativas, moralidades, deseos y sanciones asociadas al cumplimiento o distanciamiento de los roles sociales de género. Por un lado, la producción de estos dos filmes constituye un intento de rescatar y valorar a pensadoras de género femenino (uno de los grandes vacíos en la ciencia), dado que como científica Fossey era una clara candidata a ser incluida en la estrategia de ‘suma o agregación’ de las mujeres al reconocimiento académico. No obstante, queda patente que dicha técnica de incorporación cuenta con limitaciones[1] a la hora de combatir el sexismo y el androcentrismo en la ciencia (Harding, 1998:15).

Salmacis Ávila

Referencias

http://static.betazeta.com/www.veoverde.com/wp-content/uploads/2014/01/dian-fossey-960×623.jpg

http://image.tmdb.org/t/p/w780/h0znECU2ha43jhPfhwKB2qJX2M2.jpg

http://www.espores.org/images/stories/ESPORES/Oci_Verd/cine/gorilas_weaver.jpg

http://www.agenciasinc.es/var/ezwebin_site/storage/images/multimedia/fotografias/gorilas-en-la-niebla/3459556-1-esl-MX/Gorilas-en-la-niebla.jpg

[1]Harding, Sandra (1998). «¿Existe un método feminista?». Traducción de Bernal, Gloria E. de Harding, Sandra (ed) (1987): Feminismo y metodología. Indiana UniversityPress, Bloomington/Indianapolis, pp. 9-34.

 [1]Clegg,Terence A., y Glimcher, Arne (Productores) &Apted, Michael (Director) (1988). «Gorilas en la niebla: la historia de Dian Fossey» (Película). EE.UU.,The Guber-Peters Company, Universal Pictures y Warner BrosPictures.

[2]Butterfield, Lori y Freeman, Robin (Productorxs) & Butterfield, Lori (Directora) (2002).»Las imágenes perdidas de Dian Fossey» (Documental). EE.UU., National Geographic Television & Film Inc. https://www.youtube.com/watch?v=xj02s-zIuss.

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