Todos los años la mayoría de los ciudadanos de Jaén esperan con expectación y deseo el poder contemplar los pasos de Semana Santa, y es que, año tras año los giennenses rememoran la Pasión de Cristo con la misma intensidad y sentimiento.
Son días en los que lo cotidiano se paraliza y todo pasa a girar en torno a las procesiones. Desarrollándose un doble sentimiento, por un lado, el de recogimiento conmemorando la pasión, muerte y resurrección de Cristo, y, por otro lado, el de festividad. Pues solo hay que observar como la gente se echa a las calles para ver las procesiones, como se llenan las tascas de la ciudad, como se engalanan los balcones, como se decoran los escaparates…
Igualmente, existe un ambiente festivo porque los giennenses lo ven como algo suyo, como una fiesta que une en su participación a niños, jóvenes, adultos y mayores. Ya sea desde un segundo plano como espectadores, o directamente, desde las cofradías como actores principales.
Y es que, estas últimas desempeñan un papel crucial para que todos los años se pueda celebrar la Semana Santa, pues son las que organizan las distintas procesiones que salen en esta festividad religiosa. Es decir, que durante una semana al año desempeñan una función social, por la cual se rige la ciudad.
Jaén en Semana Santa
En la ciudad, todo gira en torno a la Semana Santa: muchos escaparates se decoran con motivos de esta festividad, puestos móviles que venden chucherías y juguetes para los niños, panaderías que ofrecen los dulces típicos, balcones engalanados con la bandera de Jaén /Andalucía, instalación de cámaras… Así como la colocación de los asientos y la tribuna (dónde se sientan las autoridades de la ciudad), entre los que existe una clara diferenciación. Mientras que la tribuna cuenta con techo, mejores asientos y un pódium para ver mejor, el resto de asientos no cuentan con techo ni con asientos tan cómodos.
Asimismo, las calles de Jaén están llenas de gente. Por un lado, espectadores (grupos de amigos, familias, turistas…). Y, por otro lado, actores que llevan colgadas al cuello la medalla de su cofradía(a modo de diferenciación), costaleros con su uniforme, músicos ensayando…
Sin duda, durante esta semana todo cambia totalmente, es como si se detuviera el tiempo y todos se volcasen con esta festividad que ven como suya.
En las Iglesias, durante la Semana Santa los diferentes templos de la ciudad están abiertos para que los miembros de las cofradías puedan sacar las imágenes de las capillas e ir montando los tronos.
También se instalan los altares de culto de cada cofradía, en los que se disponen varios objetos que salen en la procesión: estandartes, cirios, libros de estatutos… Es como si el espacio de la cofradía entrara dentro del espacio de la Iglesia.
Por otro lado, los oficios religiosos no se interrumpen, sino que en ocasiones se modifican. Por ejemplo, en la Basílica de San Ildefonso después de la misa se realiza un Vía Crucis, en el que se va parando en cada uno de los tronos para leer y cantar fragmentos de la Biblia.
En las procesiones, hay que destacar varios elementos:
La diferenciación: cada procesión posee una serie de tradiciones que la hace única y diferente del resto. Así, por ejemplo: la procesión del “Silencio” (Martes) va por las calles a oscuras y en silencio, la del “Abuelo” (Viernes Santo) es la que reúne más gente y cofrades, la de la Vera-Cruz “Los Civiles” (Jueves Santo) lleva caballos, guardias civiles y banda de música propia, la de la “Borriquilla” (Domingo de Ramos) es la que tiene mayor participación infantil…
La competencia: las cofradías compiten por mostrar la procesión más llamativa. De ahí, que se hagan salidas y entradas espectaculares (en la salida del Cristo de la Vera-Cruz suele cantar un coro rociero y verter pétalos de claveles o al Cristo de la Buena Muerte, que le bailan cuando se guarda).
Esa competencia, también se puede observar en la dificultad del itinerario de la procesión, pues cuanto más estrecha es la calle mejor, ya que es una forma de mostrar que sus costaleros pueden llevar el trono mejor.
Por otro lado, esa competencia está patente en los altares de cultos, pues cuanto más grandioso mejor. Por ejemplo, el de la Cofradía de la Vera-Cruz suele ser uno de los más grandes, contando con capilla propia. Cosa con la que otras cofradías no cuentan como la del Cristo Resucitado (Domingo de Resurrección) que tiene su altar fuera de una capilla, en el suelo.
Diferenciación en la vestimenta: los diferentes grupos de actores llevan una vestimenta que los diferencia y los identifica: los costaleros llevan una camiseta de la cofradía y zapatillas blancas ó negras, los hermanos mayores traje y medalla (en ocasiones con bastón), las mantillas traje negro, medalla de la cofradía y zapatos bajos y los nazarenos varían dependiendo la cofradía y trono.
El sentimiento: en ocasiones, por motivos climatológicos, algunas procesiones no pueden salir o se guardan antes. Es precisamente en ese momento, dónde se puede observar el enorme fervor que existe entre actores y espectadores
En ambas situaciones, la reacción de la gente suele ser la misma; por un lado, lloros y lamentaciones porque no han podido sacar sus tronos por las calles de Jaén y lucirse Y por otro lado, impotencia porque el trabajo de todo el año no se muestra.
Asimismo, cuando las procesiones salen, el sentimiento también queda patente en varias manifestaciones: la emoción al ver pasar el trono, santiguarse, cantar saetas, salir en penitencia…
Solidaridad y apoyo entre los diferentes grupos: a lo largo de todas las procesiones la relación entre los diferentes grupos es de solidaridad y apoyo. Una relación que sobre todo se aprecia entre los costaleros (que se animan mutuamente). Además de ir atendidos en todo momento por los “Refrescos”.
Igualmente esa relación, se encuentra entre los nazarenos, pues unos a otros se suelen dar caramelos (para el azúcar) y estar atentos de los más pequeños.
Lugar de disputas: las entradas y las salidas del templo son momentos en los que más gente se reúne en un espacio muy pequeño. Esto, suele dar lugar a disputas por el sitio e incluso piques entre la gente por ver quién tiene más familiares en las procesiones o quien levanta más kilos (como costalero).
La escasa presencia de la Iglesia Oficial: por lo general la presencia de la Iglesia Oficial es escasa en las procesiones. Puesto que ésta, tiene su propio programa de Oficios.
Lugar de cohesión: durante las procesiones la mayor parte de los giennenses se vuelcan con las procesiones, ayudando en lo que sea necesario: dar agua, caramelos, prestar escaleras para encender las velas de los tronos…
Participación de todos los grupos de edades.
La función social de las cofradías
En la actualidad Jaén cuenta con quince cofradías de pequeño tamaño (hay que tener en cuenta la dimensión de la ciudad) que salen desde Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección, en un total de 17 procesiones. Todas ellas, durante una semana al año se convierten en actor principal y en el eje director que establece y dirige una dinámica diferente, rompiendo con la cotidianidad del resto del año. Es decir, que ejercen una función social muy apreciable en tres puntos:
Las cofradías reactivan/revitalizan socialmente el ritual de la Semana Santa:
Como afirma Rafael Briones Gómez en “Semana Santa Andaluza”, dicha semana es una festividad en la que conviven varias dimensiones: la tradicional, la histórica, la cristiana, la mágica, la emocional/emocionante y la estética.
Ésta, todos los años, es reactivada por las cofradías, que son las encargadas de organizar y preparar todo para que las procesiones puedan salir. Además, el hecho de que las cofradías reactiven la Semana Santa también se debe a que son el núcleo en el que se reproduce el sentimiento hacia una u otra cofradía de padres a hijos e incluso entre amigos.
El poder social de las cofradías (influencia sobre el resto):
La Semana Santa es un ritual social en el que todos participan (ya sean como actores o como espectadores) y en el que todos los años se repiten una serie de normas/roles que se deben obedecer y que no cambian. En mi opinión, son precisamente las cofradías las que marcan esas normas, ya que al ser ellas las que organizan todo, son a la vez las que se erigen como líderes y especialistas del ritual que es la Semana Santa. Pues, la mayoría de la gente coincide en afirmar que son las cofradías las que saben hacer las cosas y las que lo preparan/organizan las procesiones
Por tanto, si la Semana Santa es un ritual social y la cofradía es la especialista de ese ritual. Esta última, es la que goza de un poder social, al marcar unas normas que el resto no especialista asume. Lo cual lleva al siguiente punto.
Diferenciación social
La cofradía crea una identidad de pertenencia al grupo y de exclusión con aquellos que no son cofrades. Es decir entre los actores que intervienen activamente en la procesión y los espectadores que intervienen de una forma más pasiva. Pero igualmente, dentro de la misma cofradía existe estructura social que diferencia a unos de otros: no es lo mismo ser nazareno que Hermano Mayor. Y, precisamente es el puesto que se ostenta el que define un rol u otro.
De igual forma, esa diferenciación existe a través del vestuario (los hermanos mayores son los que van con traje y el resto no), de la antigüedad (genera que tengas un trato u otro, que te conozcan más ó menos, que intervengas en las actividades), de la mayoría de edad (puedes votar o no…)… Pero sobre todo se marca en el hecho de ser cofrade, puesto que si no eres cofrade no puedes acceder a los puestos más altos.
Por otro lado, este poder social puede implicar intereses personales de la gente de más poder. Algo, que según la gente en ocasiones ocurre en la cofradía del “Abuelo” (la más importante y venerada en Jaén)
Finalmente, también hay que destacar que las cofradías son núcleo muy fuerte de relaciones. Ya que, en torno a la cofradía y a la preparación de la Semana Santa se mueve mucha gente, lo cual da lugar a todo tipo de relaciones.
Relación de amistad: entre los distintos grupos hay una relación de amistad, que se fragua en torno a la preparación de la procesión que se realizan todos los años. Especialmente, entre los costaleros que son los que pasan más tiempo junto por los ensayos.
Relación de solidaridad: también existe solidaridad entre los distintos grupos, pues tanto en la preparación como en la procesión si alguno tiene un problema otro lo ayuda, están pendientes unos de otro.
Relación de competencia: entre las diferentes cofradías hay una relación de competencia de la que todo el mundo es consciente, pero que oficialmente no existe. Algo, presente en las procesiones a través de varias cuestiones: mostrar un altar de culto más grande, el deseo de marcar la diferencia mostrando algo único (bailar el trono, la antigüedad, los civiles, los estudiantes, los niños…), tener un itinerario más largo y complejo, ofrecer cosas nuevas, tener más propaganda, mostrar una buena coordinación…
Relación de tirantez: una relación que puede deberse a una vivencia diferente de la Semana Santa que muestra por un lado una religión oficial y por otro una religión tradicional. Y es que la Iglesia como representante de la religión oficial basa Semana Santa en los oficios litúrgicos que se dan en el templo y la cofradía la basa en las procesiones fuera del templo.
El problema surge cuando desde ambas partes intentan imponer su forma como la verdadera y sobre la otra. Aún así creo que ambas se necesitan y acaban coexistiendo.
Referencias
BRIONES GÓMEZ, R. (1999); “Prieguenses y nazarenos. Ritual e identidad social y cultural. Ministerio de Educación y cultura. Córdoba “Semana Santa Andaluza. La Gazeta de Antropología, nº2, 1983.
CASTÓN BOYER, P. (1985); “La religión en Andalucía”. Biblioteca de la cultura andaluza. Sevilla.
CHAMORRO LOZANO, J.; “Aspectos Sociológicos de la Semana Santa de Jaén”. Boletín de estudios giennenses. Jaén.
PLAZA DÍAZ, J.; “Pasión y Gloria” Agrupación de Cofradías y Hermandades de la ciudad de Jaén”, nº28,2012.
Primitiva, Pontificia y Real Congregación del Cristo de la Vera-Cruz y María Stma. de Los Dolores “Varal 2012” (Revista de la cofradía), 2012.
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