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“(…) No vamos a regalar nuestra tierra. No nos vamos a mover. No queda otro remedio. Mi familia, mi gente… llevamos muchos años allí. ¿Por qué tenemos que movernos ahora? ¿Adónde vamos a ir? Es mejor luchar que morir de hambre”. En Loliondo persiste un conflicto por la tierra desde hace décadas. Los masáis han sido acorralados en tierras cada vez más pequeñas para dejar un mayor espacio al turismo de lujo y de caza. “En tierra masái” nos acerca a esta situación que están sufriendo miles de personas en Tanzania. Quieren que oigamos su voz, y tienen muchas cosas que decir.

Loliondo es una división administrativa que forma parte del distrito del Ngorongoro, en la región de Arusha, al norte de Tanzania. Esta división se encuentra en la principal ruta de migración de la vida salvaje al norte del cráter Ngorongoro, al este del Parque Nacional de Serengeti y al sur de la Reserva Nacional del Masai Mara de Kenia. Loliondo está formada por una extensión de 4000 km2 donde viven más de 70.000 masái distribuidos en diferentes pueblos y aldeas. Los masái dependen del pastoreo y de su ganado para sobrevivir. La vida salvaje y los animales domésticos de los masái son incompatibles según el gobierno tanzano.

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La temporada de caza durante el verano coincide con la migración del ñu y de las cebras a través del área, cruzando eventualmente por el Serengeti y el Masai Mara. Depredadores, como los leones, siguen la migración.

A principios del s. XX, los líderes coloniales británicos en Kenia y Tanzania querían hacer sus dominios más productivos, por lo que dieron sus tierras a los colonos y a los granjeros. A mitad de siglo, bajo la presión de los conservacionistas internacionales, los británicos vieron el potencial beneficio económico de convertir el asombroso paisaje de Tanzania en un conjunto de áreas protegidas, la mayoría de las cuales se encontraban en tierra masái. Tras la independencia del país en 1964, los líderes de Tanzania separaron un tercio de la tierra para destinarla a conservación (una meta que se acaba de cumplir hace poco) y se embarcaron en décadas de corrupción para facilitar la inversión privada en la industria turística. Los masái luchan desde hace tiempo contra los intereses de los inversionistas, a los que consideran otros depredadores más.

A los masái se les dieron dos opciones: emigrar a reservas del gobierno en la región del Ngorongoro o instalarse donde quisieran, siempre y cuando no fuera en los parques. Lo que entonces era un Loliondo escasamente poblado, limitante con Kenia, parecía ser la mejor opción. No era la primera vez que se les obligaba a marcharse. A mediados del siglo pasado, los masái fueron expulsados del Serengeti para realojarlos en el Cráter del Ngorongoro. Más tarde, cuando el Ngorongoro se declaró Área de Conservación, los desalojaron de nuevo fuera del Cráter para preservar la vida salvaje y que pudieran hacerse safaris. Serengeti proviene de la palabra masái “Siringet” y significa “llanura sin fin”; pero otros le pusieron fin a su llanura. Todo esto está ocurriendo en las tierras ancestrales de esta etnia de ascendencia nilótica desde hace décadas.

El gobierno tanzano declaró la división de Loliondo Área de Control de Caza mientras había familias enteras de masái habitando esa tierra. Se está planeando quitar a los miembros de la comunidad masái 1.500 km2 del área de Loliondo, trasladándolos a los 2.500 km2 restantes. Líderes cívicos de la zona de Ngorongoro han amenazado con renunciar como protesta a dicho plan.

El derecho a cazar en el Área de Control de Caza de Loliondo es propiedad de la empresa Ortello Business Corporation, que pertenece a la familia real de Emiratos Árabes Unidos.

La compañía ostenta una firma de caza en el parque desde mediados de los años noventa, pero hasta ahora los masái podían acceder a todo el área, lo cual limitaba la cantidad de caza. Los manifestantes dicen que, una vez el área haya sido dividida, los clientes de Ortello, incluida la Familia Real emiratí, tendrán mayor libertad para cazar en un área donde se encuentra la ruta de migración del ñu.

Khamis Kagasheki, ex Ministro de Recursos Naturales y Turismo y actual miembro del partido político tanzano Chama Cha Mapinduzi, comentó a los medios que la división “ofrece las mejores perspectivas de solución duradera a un conflicto de 20 años”.

También afirmó que el gobierno no está preocupado por los planes de renuncia de los líderes ni intimidados por las acciones de las ONG’s. “El final ya ha llegado y el país no puede ser manipulado por la presión de individuos u ONG’s”, comentó al diario de Tanzania “The Citizen”.

El conflicto continúa. Los masái han sido acorralados en tierras cada vez más pequeñas para dejar un mayor espacio al turismo de lujo y la caza.

Las compañías turísticas llegaron a Loliondo a principios de los años 90 con el objetivo de reintroducir cebras, rinocerontes y leones en las áreas donde los pastores masái alguna vez vivieron. A la empresa Ortello Business Corporation (OBC), una ostentosa agencia radicada en Dubái que lleva a la realeza árabe a cazar animales exóticos por placer, se le repartieron grandes «lotes de caza», lo que le dio a la compañía el derecho de llevar a cabo sus expediciones a lo largo de todo el territorio de Loliondo.

Ha habido protestas, manifestaciones, reuniones, la voz de las comunidades masái se ha alzado varias veces. Ha habido abusos a los derechos humanos, fuego, disparos, muertes, heridos, incendios provocados, desahucios y migraciones forzosas. Se han escrito ríos de tinta sobre el conflicto de Loliondo, pero el problema persiste. Este pequeño reportaje tiene la intención de recoger varios testimonios para que se siga conociendo lo que estas personas están sufriendo todavía hoy, en este preciso momento.

El presente reportaje estará compuesto de tres partes; cada una de estas partes se dedicará a una entrevista realizada a personas relacionadas con el conflicto de Loliondo. En este artículo podemos leer la entrevista realizada a una mujer masái, una mujer cansada de que su comunidad sea perseguida por intereses políticos y económicos. Esto es lo que quiere contarnos:

– ¿Puedes presentarte para que te conozcamos?

Me llamo Nanda Kurusasi. Soy una mujer masái del Norte de Tanzania.

 ¿Dónde vives exactamente?

En Oloipiri, Loliondo

– ¿Cuánta gente vive allí?

Sobre unas 900 personas en este momento, aunque en total en Loliondo viven más de 70.000.

– ¿Con quién vives en Oloipiri?

Con mi marido, mi hijo, mis padres, y mis hermanos y hermanas. Tengo muchos hermanos: 23. De tres madres diferentes y un solo padre.

– ¿Puedes explicar cuál es el problema que existe en Loliondo?

El problema tiene que ver con la tierra. El problema en Loliondo es un conflicto debido al robo de nuestra tierra. Los árabes quieren reclamar las tierras a la comunidad masái. Miles y miles de hectáreas, donde nuestros pueblos están asentados. El problema aún continúa. El Primer Ministro hace dos años dijo que quería que el problema terminara, la comunidad masái alzaba su voz en protesta, fuimos al Parlamento, escribimos cartas… Pero el problema no ha terminado.

– Es decir, que el conflicto sigue existiendo, a pesar de que Mizengo Pinda, el Primer Ministro de Tanzania, hizo pública su decisión de paralizar el plan de evacuación.

Sí, el conflicto continúa, en estos momentos.

– ¿Por qué los árabes quieren la tierra de los masái en Loliondo?

Para cazar.

– ¿Turismo de lujo y safaris de caza?

– ¿Cuál es el plan del gobierno para vosotros? ¿Adónde quieren que emigréis?

Quiere que nos movamos del oeste hacia el norte.

– ¿Desde cuándo existe este problema?

Desde hace muchos años. No estoy segura, desde que era pequeña. Creo que empezó en 1992, cuando los árabes focalizaron sus intereses en nuestra tierra. Ahora el conflicto está creciendo porque es nuestro gobierno el que quiere arrebatarnos la tierra y dejarnos sin pastos para nuestros animales.

– ¿Se ha planteado al gobierno la reestructuración de la tierra para que se destine otro área a la caza fuera de Loliondo?

No quieren otro área; quieren la nuestra, donde han establecido el Área Controlada de Caza (Loliondo Game Controlled Area). Hay 54 áreas controladas de caza en Tanzania, incluida la de Loliondo. En otras zonas cambian los inversionistas, pero en Loliondo no, siguen siendo los mismos.

– ¿A qué te refieres con “los inversionistas”?

Los inversionistas cambian cada cierto tiempo (meses o años) en otras áreas controladas de caza, excepto en Loliondo. En Loliondo se han establecido los mismos desde el principio. Disfrutan del uso de esa tierra para la caza durante un tiempo (5 años, por ejemplo) y luego los inversionistas deben cambiar. Pero eso no está pasando en nuestra tierra.

– Entonces, ¿están cazando en Loliondo actualmente?

Sí, cada mes de junio.

– ¿Y esto afecta a vuestros pueblos?

De momento no. Aunque no nos permite acercarnos durante el verano en busca de agua y pasto para nuestro ganado.

– ¿Sólo en verano? ¿El resto del año podéis ir?

Sí, pero ellos quieren que cada vez sea más tiempo, no cazar únicamente en junio. Lo achacan a que los masái somos muchos, que estamos creciendo mucho como población.

– Llegaron noticias a España de que masái de Loliondo habían sido forzados a emigrar. ¿Puedes confirmarlo?

Hace tres o cuatro años el gobierno anunció que teníamos que movernos. Pero no lo hicimos, al menos nosotros no nos movimos. Y el conflicto es cada vez más grave.

– Quizá mucha gente quiera ayudaros fuera de Loliondo pero no sabe cómo hacerlo.

Es cierto. No obstante, el problema del robo de la tierra no sólo ocurre en Loliondo, también está pasando fuera: desde el Área de Conservación del Ngorongoro, cerca de la Garganta de Oldupai pasando por Lake Natron hasta Loliondo. Muchos kilómetros. Quieren incluso ampliar el Serengeti.

– ¿Y qué hace el gobierno por vosotros a través de las áreas de conservación?

Antes solían hacer cosas por nosotros, pero ahora ya no. Si todo son zonas de conservación, ¿dónde vamos a meter a nuestros animales? Los masái no podemos matar animales salvajes. Los parques nacionales y las zonas de conservación se han establecido en tierra masái.

– Una de las posibles soluciones podría ser negociar con el gobierno un reparto de tierra equilibrado donde cupieran todas las actividades.

Eso es lo que queremos.

– Y que la comunidad masái esté protegida dentro de su territorio.

No estamos protegidos en estos momentos. Ni siquiera dentro del Área de Conservación del Ngorongoro porque la gente se está muriendo de hambre. No se les permite tener pequeños huertos.

– Es decir, que el gobierno prefiere proteger la vida salvaje antes que a los masái.

Exacto.

– En el pasado oí que algunas casas de los masái fueron quemadas en Loliondo por este conflicto. ¿Es cierto?

Sí. Lo que ocurrió entonces es que hay un área cercada, delimitada para los árabes. Y los masái construyeron sus casas dentro de esa zona. Exigieron a los masái que se marcharan, pero se negaron, por lo que el “ranger” prendió fuego a las casas con el beneplácito del gobierno.

– ¿Murió gente o animales con el incendio?

Que yo sepa no, porque era por la tarde y aún no habían vuelto de pastorear.

– ¿Y los niños y las mujeres?

No, estaban fuera. La policía las sacó y prendieron fuego a las viviendas.

– Si los animales pastan dentro de las zonas protegidas de conservación de vida salvaje, ¿qué ocurre?

Los masái nos vemos obligados en ocasiones a llevar a nuestro ganado a pastar a zonas más fértiles, donde hay hierba y pasto. Eso supone que a veces el pasto se encuentra en zonas protegidas o parques nacionales. Si el “ranger” nos ve, nos pone una multa y debemos pagar dinero al estado por la infracción. Por unas 300 o 500 vacas debes pagar un millón de chelines tanzanos.

– Quieren que emigréis hacia el norte, pero ¿cómo es la tierra de esa zona?

Demasiado pequeña e infértil. Y la población masái está creciendo cada vez más. No es suficiente para nosotros.

– ¿Han acudido al Parlamento miembros de la comunidad masái para tratar este problema?

Sí, hace dos años. Pero no se consiguió nada. El gobierno sigue manteniendo silencio.

– Todo esto en conclusión trata sobre el gran problema de nuestro mundo: el dinero.

Sí. Los árabes tienen mucho dinero para pagar al gobierno, los masái no. Aunque pagamos nuestros impuestos cada vez que vendemos nuestro ganado, o por establecer nuestras casas.

– No es comprensible que quieran justamente esa tierra, con lo grande que es Tanzania…

Incluso la tierra que ya tienen para la caza es enorme, pero quieren cada vez más.

– En el pasado Serengeti tuvo el mismo problema de tierra para los masái.

Sí, incluso ahora. Hay pueblos masái cercanos a Serengeti que tienen el mismo problema que nosotros en Loliondo. Quieren ampliar Serengeti y ocupar terreno masái. Se habla de ello en televisión cada día pero nadie escucha.

– ¿Y qué hay del resto de masái? ¿Tenéis el apoyo del resto?

Sí, pero hace falta más gente, más influencia. Los masái de Kenia tienen el mismo problema que nosotros. Quieren moverse hacia el sur, hacia Loliondo. Hay conflictos incluso entre los propios masái por este tema. La población es muy grande y no hay espacio suficiente. En Kenia hay mucha tierra cercada para animales, muchas granjas privadas, por lo que los masái cada vez tienen menos tierra para los pastos de su ganado. Tenemos un problema de tierra con nuestro gobierno y otros masái desean asentarse también en nuestra tierra porque cada vez tienen menos en Kenia.

– Desde tu punto de vista, ¿cuál sería la solución a este problema?

Los pueblos deben permanecer donde están, que no haya migraciones forzosas ni desalojos. Alzar la voz para que cada vez más gente nos ayude, tanto dentro de Loliondo como fuera. Que la gente se movilice por nuestra causa.

– ¿Y crees que el gobierno cambiará sus planes?

Sí, si somos muchos.

– ¿Qué vais a hacer si el problema persiste?

En ese caso la comunidad masái luchará. Si no podemos dar de comer a nuestro ganado, esto afecta a nuestra economía, a nuestro modo de vida. Es nuestro sustento y tendremos que defenderlo. El conflicto se agravará.

– ¿Quieres decir que declararéis la guerra al gobierno?

Sí.

– Pero el gobierno tiene mucho poder y un ejército con armas difíciles de combatir.

Lo sabemos, pero no vamos a regalar nuestra tierra. No nos vamos a mover. No queda otro remedio. Mi familia, mi gente… llevamos muchos años allí. ¿Por qué tenemos que movernos ahora? ¿Adónde vamos a ir? Es mejor luchar que morir de hambre.

– ¿Y cómo te sientes con todo esto que está pasando?

Muy mal. Es una situación muy desagradable que nadie quiere. Desearía que la gente ayudara a la comunidad masái. Si nos echan, ¿adónde vamos a ir? Nuestro ganado morirá y con ellos, nosotros.

– ¿Quieres decir algo más?

Quisiera pedir a personas, organizaciones, a la gente que nos ayude a defender y a luchar por nuestra tierra. Es muy importante para nosotros.

(Continuará en el próximo número)

Susana Callizo Fernández

Referencias

http://www.animanaturalis.org/n/42536/tribu_masai_desalojada_para_el_beneficio_de_cazadores_de_leones

http://www.vice.com/es_mx/read/victimas-de-la-conservacion-0000609-v8n5

https://cse.google.com/cse?cx=016619701585897751082:vktfqnaa_2m&ie=UTF-8&q=loliondo#gsc.tab=0&gsc.q=loliondo&gsc.page=1

http://unchartedoutposts.com/images/category/5/825-map-tanzania_loliondo_large.jpg

http://www.culturalsurvival.org/news/eviction-maasai-continues-loliondo-tanzania

http://maendeleovijijini.blogspot.com.es/2014/11/online-global-petition-to-stop-maasai.html

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