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El 4 de diciembre de 1977, los andaluces salieron a las calles a exigir su autogobierno, una reivindicación contra la marginación soportada durante el régimen franquista. Esa fecha ha quedado grabada como un símbolo para toda Andalucía.

Cuarenta y un años después, el día 2 de diciembre se celebran unas elecciones en las que se deciden el gobierno de la Comunidad Autónoma para los próximos cuatro años. Tal vez hayan sido unas de las elecciones autonómicas más mediáticas de nuestro país, por la ruptura del pacto entre PSOE y Ciudadanos que precipitó la convocatoria, por el deseo de “dirigir un cambio” que pusiera fin a cuarenta años de gobiernos socialistas y, también, porque los resultados podían ser un reflejo de las generales. Asimismo, muchos jóvenes se han encontrado, por primera vez en su vida, ante las papeletas de los distintos partidos y se han preguntado: ¿cuál de todos merece la pena? Algunos han tomado la decisión por descarte, otros han votado nulo o en blanco, la participación apenas ha superado el 50%, dejando ver que la credibilidad de los partidos y de sus discursos vacíos e incendiarios han llevado a la mitad de la población a sentir una total apatía por el futuro de su Comunidad. En algunos indecisos y disconformes ha calado el mensaje populista de ciertos partidos y, en busca de un cambio -¿a mejor… o a peor?- se han decantado por una de las opciones que se creían minoritarias: VOX. Mientras asistimos en Europa al ascenso de partidos de extrema derecha, Andalucía no ha querido quedarse atrás y, contra todo pronóstico, de un escaño que marcaban las encuestas este partido ha logrado llegar a los doce escaños. Nadie esperaba este resultado. Creer que un partido nacionalista, con propuestas xenófobas, machistas y desfasadas iba a provocar la inestabilidad de toda una Comunidad, pendiente de los posibles pactos, resultaba del todo imposible. Si la desilusión de los andaluces en lo que respecta a la participación era patente, el miedo y la incertidumbre que ha generado la fuerza con la que VOX ha entrado en el Parlamento andaluz han sido aún mayores.

Muchos han votado sin saber exactamente a qué votaban, otros lo han hecho por convencimiento de que era necesario un cambio tan drástico en Andalucía. La extrema derecha ha cobrado una relevancia insospechada. «Hoy es uno de los días en los que me avergüenzo de ser andaluz» era uno de los mensajes que se han podido leer en las Redes Sociales y que muchos de los andaluces hemos confirmado después de ver que la llegada de VOX no era tan imposible y que la balanza en Andalucía se ha volcado, de pronto, de gobiernos socialistas ininterrumpidos a la derecha más extremista y peligrosa de nuestro país, que puede dejar en el aire derechos y libertades que cuarenta años de democracia se han encargado de conseguir.

La bandera blanca y verde

vuelve tras siglos de guerra,

a decir paz y esperanza,

bajo el sol de nuestra tierra.

Así reza una de las estrofas del Himno de Andalucía. Tal vez, la paz y la esperanza por las que los andaluces lucharon aquel 4 de diciembre de 1977 se vean truncadas por los resultados electorales de este 2 de diciembre.

 

Feliz Martes

Rodolfo Padilla Sánchez

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One thought on “Feliz día de Andalucía

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