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Un virus, en concreto el SARS-COV-2 (de la familia de los Coronavirus) causante de la Covid-19, puede convertirse en un virus que se quede en nuestra sociedad permanentemente, como ha ocurrido con otros patógenos.

En este contexto, la higiene toma una importante relevancia, porque teniendo en cuenta que, aunque este virus se transmite por vía aérea (al toser, estornudar…), las manos son una importante vía de transmisión ya que con ellas nos tocamos la cara, las podemos delante al toser y estornudar, tocamos diferentes superficies lo que facilita mucho la trasmisión de microorganismos.

Son múltiples los aspectos y medidas para la prevención de las infecciones y de las enfermedades, entre ellas la higiene.

La higiene como ciencia nos enseña las medidas adecuadas que se han de tomar para conservar la salud” (De Freminville, 2007). Esto implica no solamente la limpieza o aseo personal, sino, “tocar todas las vertientes de la vida de una persona” como la alimentación, los cuidados médicos, actividad física, relaciones sociales, etc… Por lo que también podemos decir, que nos enseña un conjunto de medidas a adoptar para mantener un buen estado de salud, entendiendo la salud como el estado completo de bienestar físico, mental y social.

La higiene es una parte importante del bienestar de las personas y de la salud. Unos buenos niveles de higiene en espacios públicos, trabajo, hogar, etc… mejora la salud global y la calidad de vida.

La salud, en un sentido amplio, debería ser concebida como una situación relativa, variable y dinámica, producto de todos los factores de la vida sobre la población y la persona. De hecho, la salud como proceso social que es tiene repercusiones ecológicas en el ambiente de la vida de la comunidad y que produce en el individuo según sean estas circunstancias favorables o negativos, el estado ecológico de salud o el desequilibrio ecológico que llamamos enfermedad. Esto aporta el concepto ecológico de salud y considera al ser humano como una parte de un ecosistema más amplio que es la naturaleza.

La particularidad que el ambiente humano tiene respecto al de otros seres vivos está en relación con las múltiples transformaciones que este ha realizado en su medio, de forma consciente o inconsciente, a través, del proceso de “humanización”, por lo que debemos analizar este ámbito no solo desde el aspecto de la salud, sino, desde lo social y cultural.

Esto de alguna manera viene a decirnos, que la pandemia que estamos sufriendo, como ha sucedido en otras anteriores, hemos tenido mucho que decir los humanos. Este virus, como muchos otros que nos afectan, es zoonótico, es decir, se trasmite de animales a humanos, bien directamente, bien a través de diferentes vectores. En este caso también hemos traspasado los límites y ecosistemas que deberían estar libres de la presencia humana y ahí radica el problema.

Ahora para poder frenar esta situación, además de la esperada vacuna, se tiene que apelar a la responsabilidad y al respeto por el medio ambiente. Una de las formas de impedir que se siga trasmitiendo el virus es la distancia social, las mascarillas e   higiene, en concreto la higiene de manos.

Historia de la higiene

Para llegar a saber porque es tan importante la higiene y en especial la de las manos, vamos a conocer un poco sobre este tema haciendo un breve recorrido a través de la Historia.

El termino deriva de Higia, la diosa griega de la curación.

La higiene es su conjunto es considerada una necesidad básica teñida de componentes culturales (culturas de la higiene), ya que se ha demostrado que más allá del significado que cada grupo social puede haberle dado en una cultura concreta, la higiene individual y colectiva han demostrado practicas civilizatorias y de socialización, siendo interiorizadas y aceptadas como una ventaja para la población.

La importancia conferida a la higiene corporal por el ser humano a lo largo de la Historia ha sido fluctuante. Las civilizaciones antiguas ya conocían las propiedades higiénicas del baño, formando, además, parte de sentimientos religiosos y rituales de cada época (Azcona, 2006) En Grecia ya existían baños públicos, siguiendo el ejemplo de los orientales a quienes se les consideraban los primeros en construir baños públicos. La medicina griega presto atención ya a la higiene personal. Los romanos, adoptaron como los griegos el baño como algo habitual.

Las termas públicas desempeñaban además un importante papel social, además de la función primordial de la higiene. Como vemos, ya desde la antigua Grecia y Roma donde el baño adquirió una expresión social, de ocio o incluso terapéutico (Espinosa y López, 1997) En la Edad Media, la higiene de las ciudades era una visión cualitativa, ya que la percepción social de la suciedad era distinta por ejemplo a la visión higienico-médica de mediados de S.XX (Fossier, 1996). La limpieza en aquella época era vista como un requisito necesario para la salud, no porque fuese caldo de cultivo bacteriológico, sino porque corrompía el aire, una podredumbre del aire, que era causa de enfermedades y epidemias.

La higiene y los cuidados comenzaron a ser una preocupación para el Estado a partir de la Revolución Industrial, en la que se precisó sanear las fábricas desde el S.XVII.

Hasta el S.XIX puede decirse que Europa era un continente sucio en comparación con el resto del mundo (Sánchez González, 2002) El termino higiene tiene su más amplio desarrollo en este siglo. A mediados de la década de 1850 adquirió el llamado movimiento “higienista”, cuyo objetivo principal era conservar la salud y prolonga la vida. Por ejemplo, en Inglaterra se dieron movimientos hacia la Epidemiología, inaugurada por John Snow sobre el cólera y el río Támesis a mediados del S.XIX. Fue un movimiento internacional con diversos orígenes y ramificaciones en los ámbitos médico-sanitarios y sociales. La microbiología pausteriana transforma desde 1870-1880 la percepción de limpieza “La limpieza es la base de la higiene puesto que consiste en alejar de nosotros toda suciedad y, por ello, todo microbio” (Vigarello, 1991). De esta manera el movimiento enfoco su práctica a la reducción de todo agente patógeno e infeccioso.

Gracias a los experimentos de Loius Pasteur que probaron la “Teoría germinal de las enfermedades infecciosas”, las prácticas higiénicas cobraron importancia en las intervenciones médicas y en la vida cotidiana de la población como sinónimo de salud. De hecho, se llegó a considerar que su conocimiento debía generalizarse como otras materias como la física, química, etc…

En 1900, la higiene y la educación se hicieron inseparables. En 1901 en España se enseñaba fisiología e higiene con fines preventivos y se declaró como obligatoria en las escuelas dentro de los programas escolares.

Ya en la sociedad actual, la higiene se asume como parte de la cotidianidad, aunque como se ha dicho anteriormente los hábitos cotidianos adoptados están influenciados diversos factores y que a la vez son responsables de cómo han ido evolucionando las diferentes rutinas de higiene corporal.

 

La higiene de manos

Aunque el término de higiene también implica otros aspectos importantes, sobre todo en las últimas décadas, como son: la higiene bucodental, las normas de higiene postural y ergonomía, la salud mental, la salud sexual, la laboral, la medicina preventiva, aquí nos vamos a centrar en la higiene de manos, ya que es un punto relevante dado por las autoridades sanitarias para intentar frenar la expansión del SARS-COV-2.

La importancia de la higiene de manos viene dada por la facilidad con la que se transmiten los gérmenes. Mantener las manos limpias previene las enfermedades en la casa, la escuela y el trabajo. Las prácticas de higiene son herramientas clave de prevención en establecimientos médicos, guarderías, escuelas e instituciones públicas y contribuyen a proteger la integridad de nuestra salud.

Ignaz Semmelweis, un médico austro-húngaro, fue el primero que demostró en 1846, que la higiene de manos puede prevenir la propagación de enfermedades. Esta práctica incluye el lavado de manos o el uso de un producto antiséptico, un desinfectante a base de alcohol o una antisepsia/higiene quirúrgica de manos. El doctor Semmelweis trabajaba en un hospital de Viena en el cual las pacientes del pabellón de maternidad estaban muriendo a un ritmo alarmante (Carter, 1983). La mayoría de las pacientes fallecidas habían sido atendidas por estudiantes de medicina que habían trabajado con cadáveres durante una clase de anatomía antes de iniciar sus rondas por el pabellón de maternidad. Esto era debido a que los estudiantes no se lavaban bien las manos después de tocar los cadáveres y antes de atender a las pacientes (el lavado de manos no era una práctica de higiene reconocida en esa época). Como consecuencia de esto, una bacteria patógena se transmitía a las madres a través de las manos de los estudiantes. El resultado era una tasa de mortalidad cinco veces más alta en las madres que daban a luz en un pabellón del hospital que las que daban a luz en otros donde no eran atendidas por estudiantes de medicina.

En un experimento que sus colegas consideraron por entonces extraño, el Dr. Semmelweis insistió en que los estudiantes se lavaran las manos antes de atender a las mujeres. El resultado fue que el número de muertes en el pabellón de maternidad fue cinco veces menor.

Aun así y a la vista de los resultados, tuvieron que pasar otros 50 años antes de que la importancia del lavado de manos se tomara como medida de prevención ampliamente aceptada en la profesión médica y han salvado miles de vidas gracias al descubrimiento de Semmelweis.

Hay varios tipos de lavados de manos, como por el ejemplo el del personal sanitario (cirujanos, enfermería, etc…) pero el que interesa a la población general y que debemos efectuar siempre que vayamos a cocinar, antes de comer, después de toser, sonarse la nariz, etc…y que las autoridades sanitarias y desde Salud Pública están dando como clave de prevención, es un lavado simple y fácil. Se realiza con agua tibia en la medida de lo posible y jabón, frotándose las manos unos 15 a 20 segundos y aclarándose bien las manos con agua corriente. Es importante secarse bien las manos y mantener la piel hidratada.

En las últimas décadas ha habido muchas evidencias científicas que demuestran la influencia que tiene la higiene de manos en la transmisión de infecciones. Se considera que las manos son una de las principales vías de transmisión de microorganismos.

Como podemos ver, un hábito tan sencillo como es el lavado de manos es esencial para prevenir enfermedades. Nos permite vivir con una buena salud y mantener una mejor calidad de vida y de alguna manera también es un medio para prolongarla. Esa es la importancia de la higiene en general y de la de manos en particular. Es una costumbre que todos debemos tener desde pequeños ya que no solo nos protege a nosotros, sino que también lo hace a quienes nos rodean.

Amaia Castresana Palma

Amaia Castrexana

Referencias

Lupión, C.; López-Cortés, L.E. y Rodríguez-Baño, J. (2014) Medidas de prevención de la transmisión de microorganismos entre pacientes hospitalizados. Higiene de manos. Enferm.infecc.Microbiol.Clin. 2014:4;32(9);603-609 www.elsevier.es/eimc

Pérez de la Plaza, E.; Fernández Espinosa, R.M. (2013) Auxiliar de Enfermería. Técnicas básicas de enfermería. Higiene en el medio hospitalario. Edt. McGrawHill (sexta edición)

Moreno-Martínez, F.J.; Gómez García, C.I.; Hernández-Susarte, A.M. (2016) Evolución histórica de la higiene corporal: desde la edad antigua a las sociedades modernas actuales.Cultura de Cuidados (edición digital), 20(46) http://dx.doi.org/10.14198/cuid.2016.46.11

Azcona, L. (2006) Higiene corporal Farmacia profesional, 20(4), 66-69

De freminville, B. (2007) La higiene en la vida cotidiana. Revista Síndrome de Down, 24,90-99.

Fossier, R. (1996)La sociedad medieval. Barcelona. Edit. Critica

Espinosa Ruiz, U. y López Domech, R. (1997) Agua y cultura antigua en el Alto Ebro. En Pérez Agorreta, M.J. Termalismo antiguo. Madrid. UNED

Sánchez González, M.A.(2002) Historia, teoría y método de la medicina: introducción al pensamiento médico. Barcelona Masson

Vigarello, G. (1991) Lo limpio y lo sucio. La higiene del cuerpo desde la Edad Media. Madrid. Alianza

Carter, K.C. (1983) Sememelweis, I. Etiology, concept and prophylaxis of chilbbed fever. Edit. Madison WI; The University of Wisconsin Press.

Fotos

www.cienciahistorica.com

www.recreacionhistorica.com

Higienepersonal1.blogsot.com

www.antrophistoria.com

“Como cambio la higiene a través de la Historia

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