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Que viajar es un placer es una verdad que ya conocíamos. Que además supone el arma más eficaz contra los prejuicios y la intolerancia lo convierte en la gran actividad a tener en cuenta en estos tiempos convulsos. Viajar supone un importante beneficio para nuestra mente y nuestro cuerpo y es algo que debemos hacer y preparar con mimo, adaptando cada viaje a nuestras posibilidades y circunstancias. Porque no siempre es mejor el viaje más caro. Ni el más lejano. Porque a veces el mejor es el que permite conectar con uno mismo, el que hace que descubras más de ti. Y de los demás. Practicar el extrañamiento, adquirir nuevos conocimientos, abrir la mente, ampliar horizontes y disfrutar de un crisol multicultural y multiétnico favorecen nuestro crecimiento y desarrollo personal.

Sea cual fuere nuestro destino, el carácter del viaje y las pretensiones y objetivos que tengamos, es fundamental que la salud nos acompañe. Cada escapada que hacemos permite un disfrute triple: es muy satisfactoria la preparación de un viaje, momento en el que anticipamos el mismo; es magnífico mientras dura; y es precioso cuando, al volver, lo recordamos y compartimos con los demás todo lo vivido. En cada una de esas fases tenemos que tener en cuenta que la salud debe viajar con nosotros, de forma individualizada según nuestras características y necesidades en cada momento.

Antes del viaje

En caso de padecer alguna enfermedad, es aconsejable visitar al médico habitual para que nos facilite un informe actualizado que llevaremos con nosotros, junto al resto de documentación del viaje.

Las personas sometidas a algún tipo de tratamiento deben llevar la cantidad suficiente de medicación para cubrir el periodo de tiempo que dure la estancia. Otra opción es asegurarse de que podrán adquirir el tratamiento en el destino al que se va.

Es muy importante elegir ropa y calzado adecuados a la situación y medio en el que vamos a estar y adaptados a las actividades a realizar, así como asegurar que llevamos todos los complementos que podamos necesitar (gorras, gafas de sol, protección solar, repelentes de mosquitos, productos de higiene personal, etc.) Es imprescindible tener en cuenta las restricciones que pueda haber en los medios de transporte que utilicemos y que pueden afectarnos, evitando así sorpresas desagradables.

Si el viaje es internacional, es conveniente estar informado acerca del sistema de asistencia sanitaria que se va a tener en destino y de la extensión de las coberturas de los seguros médicos.

Es útil contar con un pequeño botiquín que contenga material suficiente para curas básicas y algunos medicamentos para síntomas menores tales como analgésicos, antiinflamatorios, antihistamínicos, antiácidos, etc.

En el caso de los viajes más lejanos, es mandatorio acudir a un Centro de Vacunación Internacional. Allí se obtendrá información sobre la situación sanitaria actualizada del país de destino y sobre las medidas preventivas a adoptar, se administrarán las vacunas oportunas para el viaje y se expedirá el Certificado de Vacunación Internacional en caso de ser necesario.

Existe información adicional, no meramente sanitaria, en la página web del Ministerio de Exterior, en la que además se dan recomendaciones a seguir según destino. En esa misma página es posible acceder y registrarse en el Registro de Viajeros, en el que constarán, además de nuestros datos, aquellos de las personas con las que queremos que se contacte en caso de catástrofe o emergencia. Nunca está de más.

Durante el viaje

Hay que seleccionar con cuidado todo lo que se come y se bebe. Un buen aspecto no garantiza que lo que ingerimos sea seguro. La diarrea es la enfermedad más frecuente en los viajeros y para reducir su incidencia deben cumplirse medidas preventivas básicas de higiene.

Es importante evitar riesgos relacionados con el entorno y establecer una protección activa frente a la exposición al sol, al calor, a la humedad, a la altitud, a los insectos y a otros animales.

Los accidentes de tráfico son la principal causa de muerte en viajeros. Deben extremarse las medidas de precaución y cumplirse estrictamente las normas de tráfico vigentes en cada país.

Es fundamental extremar las medidas de higiene personal así como evitar las enfermedades de transmisión sexual. Es muy importante el uso del preservativo.

Algo imprescindible es evitar cualquier tipo de contacto con drogas. Nunca hay que aceptar hacerse cargo de equipajes u objetos cuyo contenido se desconoce.

Después del viaje

Es clave descansar lo suficiente y reiniciar la rutina diaria habitual de forma paulatina, para minimizar los efectos del jet lag y de posibles problemas postvacacionales de salud mental.

En caso de necesitar acudir al médico por cualquier causa en los 12 meses posteriores al viaje, es importante informarle del mismo. Algunas afecciones se manifiestan mucho tiempo después del regreso.

El balance de un viaje bien planificado será siempre positivo. Quedará aplicar lo aprendido y compartir lo disfrutado. Atesorar momentos y experiencias nos proporciona felicidad.

¡Buen viaje!

Marta Valle

Referencias

Imagen: www.aseguraconnosotros.com

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