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Anthropologies entrevista al cantautor radicado desde hace cuatro décadas en Madrid, exponente natural del canto consciente.

 

“Cada cambio tiene sus canciones”

Buscar la belleza en lo perdurable, recomendaría el filósofo. Rafael Amor (Buenos Aires, 5 de noviembre de 1948) lleva muchos años en el escenario, muchos en la canción, con el mérito de perdurar, y también el de conseguir un sutil equilibrio entre la conciencia y la poesía. Toca la misma guitarra que tocó su padre, también cantor, y mantiene en su obra una lucidez alerta. Y piensa. Cuando la canción parece convertirse en un objeto más de mercado, con su correspondiente vacío y caducidad, piensa. Ha escrito y sigue escribiendo, temas como No me llames extranjero, interpretada también por Alberto Cortez, Corazón libre y Madre de Mayo, un homenaje a las Madres de Plaza de Mayo original y sentido, muy desmarcado del resto. Cuando la última dictadura se concretó en Argentina, Rafael Amor, como tantos otros artistas y pensadores, se radicó en Madrid, donde vive. Y recibió a Anthrpologies.

¿Cómo fue su camino hacia la música?

Nací en una casa donde se respiraba lo creativo, mi madre, María Toraño fue una artesana del bordado muy reconocida y mi padre, Francisco Amor, un famoso cantor de la orquesta de Francisco Canaro, hizo muchas películas y fue un artista fundacional de nuestro acervo.

¿De quiénes aprendió su oficio?

Aprender ha sido para mí el dejar fluir lo que traía en los genes, de una manera natural, como el que un día empieza a caminar.

¿Cuáles fueron sus primeras temáticas?

Primero estuve muy influenciado por mi padre, él era un gran poeta y su amor por la poesía me la transmitió, además mi madre tenía una fina sensibilidad y era una fuente de estímulo. La guitarra paterna estaba siempre en el salón diría, como esperándome y es la guitarra que toco hoy y tiene 75 años.

¿Cómo subió por primera vez al escenario?

Rafael AmorHace 55 años y fue en una fiesta patria en la plaza de Valle Hermoso  (Córdoba, Argentina) representando a mi escuela, la nº 145, que era una escuelita rural del Estado, recitando. A partir de entonces no he bajado del escenario nunca más.

¿Qué parte de la lucha ocupa la canción?

Dentro de las contradicciones que son la vida, dependiendo del camino y compromiso que uno asuma, habrá una lucha. Muchos dicen que con canciones no se puede cambiar nada, pero lo cierto es que cada cambio tiene sus canciones. Habría que preguntarse porque nos bombardea el sistema en las FM y desde el negocio de la música y el espectáculo con sus mierdas y se constituyen en la dictadura del gusto y la elección. ¿Se hace  una idea de que parte de la lucha ocupan mis canciones?

¿Ha recibido respuestas a su trabajo en forma de vocaciones?

No sé lo que quiere decir exactamente, pero si se refiere al rastro que deja mi canto y mi poesía en los jóvenes cantores y poetas, le diré que en algunos casos me toman como un referente.

¿En qué circunstancias dejo su país?

En el año 73 muchos cantores vinimos a España a trabajar. Debuté en las Peñas de Madrid que entonces eran centros muy concurridos por la juventud debido al comienzo de la apertura y la posterior transición a raíz de la muerte de Franco. Vine por dos meses pero obtuve un éxito considerable y se prorrogó mi contrato hasta el 75, pero en diciembre me volví a Buenos Aires para quedarme. La vida  política  y social en mi país se enturbió como todos saben y algunas de mis opiniones no gustaron, fueron tenidas en  cuenta, así es que en marzo del 76 me volví a España, porque como ve tenía ya una base en España y como me fui en pleno éxito decidí volver para continuar mi camino.

¿Cómo se digiere el exilio?

Querrá decir el destierro, que es distinto, porque uno puede ser un exiliado, culturalmente y económicamente  dentro del país,  pero el destierro es otra cosa mucho más dura y en mi opinión no se digiere del todo nunca.

¿Cuál es su relación con Argentina?

Normal porque tuve la precaución de hacer un proceso de des idealización  y fui consciente de que volvía a un país diferente al que dejé y hoy me llevo bien, trabajo, trashumo los caminos  y he recibido respuestas muy valiosas y mucho reconocimiento por parte del ambiente, de los cantores jóvenes y el cariño de los de mi quinta. He recibido el Atahualpa 2010, el Cóndor de Plata. He tenido nueve años seguidos de un éxito grande en el festival de Cosquin, consagrado por el aplauso de la gente que es la mayor medalla de la  que presumo.

¿De qué manera entró España en sus canciones?

El vivir durante 40 años en un lugar sin duda que aporta una gran influencia. Tengo muchas canciones las que llamo “Canciones Sudacas” que están impregnadas de la vida cotidiana en España, algo del lenguaje y sobre todo de cómo ha influido en un suramericano la estancia en ella.

¿De qué manera han evolucionado sus canciones en cuanto a temática, forma, lenguaje?

Y, con el tiempo y las cosas que uno vive se van enriqueciendo las maneras de manifestarse. Siempre he tratado de reflorar lo humano con mis obras, sacar de dentro del que oye  ese hilito de la emoción que le recuerde su condición humana.

El mundo ha cambiado en años, ¿la lucha continúa? ¿es la misma?

La vida es lucha. Cuando se soluciona una contradicción inmediatamente aparece otra por lo que la lucha es permanente.

¿Quién es el enemigo de los hombres?

En estos momentos, el capitalismo, que es la madre de los fracasos de la humanidad.

¿Qué está componiendo actualmente?

Siempre estoy componiendo, canciones, poemas y además estoy escribiendo cuentos cortos que es un género que me encanta.

¿Cuál es su alquimia para lograr ese equilibrio delicioso entre poesía y conciencia?

La vida con sus múltiples matices es la que nutre mis obras.

¿Dónde se presenta en los próximos meses?

En estos días me presentaré como todos los años en la sierra Madrileña, luego haré una gira por Galicia, Euskadi y luego viajaré a Argentina donde seguiré caminando que es mi sino.

¿Es usted feliz? ¿Por qué?

La felicidad no es una estación, son ráfagas del viaje, así que a veces sí y otras no tanto.

www.rafaelamor.com

Fernando Blasco

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