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Generalmente cuando se estudia la figura de la mujer en la Edad Media, se suele transmitir la idea de que este ha sido  uno de los  períodos históricos en el que las mujeres han estado más infravaloradas y subordinadas por la sociedad teológica y masculina.

Sin duda, una afirmación que hay que matizar, pues es verdad que la sociedad medieval era predominantemente masculina y que la mujer estaba sometida a la autoridad del hombre. Pero no más que en otras sociedades o culturas, como por ejemplo la sociedad Grecorromana.

Por ello, con este artículo pretendo  analizar el concepto que se tenía de la mujer y acercarme a la realidad que vivieron estas. Introducirme en su vida cotidiana para observar que hubo mujeres con poder, que  dejaron su huella en la historia  y que manifestaron sus intereses.

La concepción de la mujer en la Edad Media

En lo que se refiere a la concepción de la mujer en  la  Edad Media, hay  que diferenciar entre la imagen dada  por el ámbito eclesiástico y el ámbito popular/literario.

Ámbito eclesiástico

Se trata de una visión que obedece a los criterios de la cultura monástica, por tanto de una minoría que veía a la mujer de una forma  negativa, en parte porque estaban sometidos al celibato. Por ello, dentro de esta visión, negativa, destacaron autores como:

  • San Agustín: defendía la idea de que la mujer debía ser un individuo subordinado, quedando reducida a tres papeles: el de tentadora como instrumento del diablo, el de esposa como instrumento del marido y el de madre como instrumento de Dios.
  • Santo Tomás de Aquino: se apoyó en la idea que difundió Aristóteles en De Generatione Animalium (De la generación de los animales), en la que afirmaba lo siguiente: “La mujer es como un varón impotente”.

Igualmente, en este ámbito la imagen de la mujer se dividía en virtudes y vicios. En mi opinión, aspectos quedan reflejados en dos personajes de la Biblia.

  • La virgen María: encarnaría a la mujer virtuosa y el modelo a seguir. De esta forma, hay que citar esas virtudes: virginidad, belleza natural y la discreción. A estas virtudes, se les uniría dos características que se le atribuyen a la mujer: la libertad y la sensibilidad. “… Sabed que todas las mujeres, igualmente, sean doncellas o damas y de cualquier condición, sienten una natural inclinación a buscar los caminos y senderos que conducen a la libertad, ya que desearían disfrutarla para siempre…” J. de Meung,
  • Eva: era el modelo de mujer que había que evitar, pues personificaba todos los vicios: debilidad, malas artes (el llanto), coquetería, testarudez,  ligereza, indiscreción y  frágil honra “…Nunca he visto una dama tan fiel que, si no se llega a un pacto con ella no recurra a malas artes, si se la aparta de las buenas…” Guillermo de Aquitania (S.XI)

Así, desde esta concepción eclesiástica, la mayoría de las mujeres serían Eva y no María, entre otras cosas porque la perfección no existe y la Virgen encarna esa perfección que solo estaría en un tipo de mujer, las monjas. “…Es imposible que un estudioso hable bien de las mujeres, excepto cuando se trate de santas del santoral; no hay ciertamente otra clase de mujeres…” G.Chaucer, Cuentos de Canterbury

Por otro lado, dentro de este ámbito, existían mujeres satanizadas, como Eva (antes citada)  y Lilith[1], mujeres que simbolizan la tentación, seducción y el engaño hacia el hombre (también relacionadas con la serpiente). Estas, durante  la Edad Media estarían representadas en las brujas y retratadas en algunos de los libros escritos por los inquisidores, como el Malleus Malleficarum de E.Kramer y J. Sprenger “… Si pisáis la cola de una serpiente, no sería tan cruel  ni la mitad de insensato que hacerlo con una mujer encolerizada de venganza…”

Asimismo, siguiendo con este tipo de mujer satanizada, se encuentran casos reales, como:

  • Blanca de Navarra (primera esposa de Enrique IV de Castilla): En muchas ocasiones fue acusada de fabricar veneno y culpabilizada de ser la responsable de la impotencia del rey, al que supuestamente tenía embrujado. De ahí, que el matrimonio finalmente quedase anulado y que la fama de bruja que pesaba sobre Blanca  se extendiese todavía más.
  • Juana de Avis (segunda esposa de Enrique IV de Castilla): En la corte castellana, fue percibida como una figura negativa para el rey, porque era considerada una mujer promiscua y adúltera. Es más, ya en la época se rumoreaba que su hija (Juana,  La Beltraneja) no era del rey.

Ámbito  Popular/Literario

Esta concepción, parecida a la anterior, obedecía más a la realidad. Una realidad, que nos presenta a una mujer que rara vez llegaba virgen al matrimonio ó que era fiel…Así lo muestran obras como: Decamerón ó Los cuentos de Canterbury. “…Yo no tengo vecina que intacta haya ido a sus bodas; aún de las que ya casaron yo sé bien cuántos y cuales engaños hacen a sus maridos; y este simple me quiere mostrar como son los hombres, como si yo fuese nacida ayer…” G. Boccaccio, Decamerón

IgualmImagen 2ente, hay que hablar de la concepción de la mujer en la cultura cortesana, donde surgió el amor cortés. Un género literario que narraba historias de amor, en las que la mujer era admirada y  el  hombre aparecía como un  personaje sumiso y enamorado de la protagonista.

 

Por otro lado, dentro de la literatura medieval también hay que hacer alusión a  cierta concepción negativa de la mujer. Plasmada, en algunos personajes femeninos muy famosos, como:

  • Melusina: según la leyenda, Melusina es un hada que seduce a Remondín en la Fuente de la Sed, lugar dónde comienzan su relación. Pero para que esta fructifique, ella pone una sola condición: que los sábados por la noche la deje sola y no la vea. A cambio, ella le promete hijos, felicidad, prosperidad, protección y riqueza.

Todo funciona, hasta que Remondín, creyendo que Melusina le es infiel, la sigue y descubre que de cintura para arriba es una mujer y de cintura para abajo es una serpiente. Tras este descubrimiento,  por una parte Melusina se convierte en serpiente, abandona a su marido y es condenada a vagar sola hasta su  muerte. Por otra parte, Remondín pierde su fortuna, la felicidad, protección… y los hijos de ambos son condenados  a no tener nunca un reino.

De esta forma, lo que  personifica Melusina es el engaño, el peligro de la mujer y las malas artes. Todo ello, reflejado en su aspecto de serpiente.

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  • La Celestina: el personaje de Fernando de Rojas, es una anciana (bruja y alcahueta) que ayuda a Calisto a conseguir el amor de Melibea, a través de malas artes. No obstante, este personaje representa todo lo negativo de la mujer tardomedieval: la vejez, prostitución, codicia, la brujería, la lujuria, la corrupción…
  • Ginebra: La Reina Ginebra en la primera parte de la leyenda del Rey Arturo, es definida como un modelo a seguir; virtuosa, discreta, íntegra, fiel… Pero a partir de su infidelidad con Sir Lancelot, el personaje se convierte en todo lo contrario; una mujer frágil, adúltera, de escasa moral…Que incluso, es responsable de la caída de Camelot.
  • Viviana: en el Ciclo Artúrico es más conocida como la Dama de Lago y la guardiana de Excalibur. Pero también, se nos presenta como un hada de gran belleza que consiguió seducir al mago Merlín hasta tal punto, que este le enseño todos los secretos de la magia. Aprendizaje, que ella aprovechó para hacerle prisionero de por vida, dentro de nueve círculos mágicos.
  • Morgana: Quizás es el personaje femenino más oscuro de la literatura medieval, pues es descrita como una hechicera malvada y cruel, que guarda un inmenso odio hacia su hermanastro Arturo. Pues, es ella la que seduce a su medio hermano para concebir un hijo, la que le desvela la infidelidad de su esposa Ginebra o la que conspira para quitarle Excalibur.

Igualmente,  Morgana también es la creadora del  “Valle de los falsos amantes”, un enclave mágico en el que todo caballero que penetra es encantado y atrapado de por vida. Dentro de este, los hombres son hechizados, sometidos a los deseos mujeres y castigados por sus infidelidades.

La mujer en la sociedad medieval

Cuando hablamos de la mujer, debemos insertarla dentro de  la sociedad feudal. La cual, se caracterizaba por ser un sistema social muy rígido, marcado por el nacimiento y que establecía la clase social a la que se pertenecía.

Así, en lo que respecta a la mujer, tenemos distintos tipos, dependiendo la clase a la que perteneciese:

La prostituta

Esta se encontraba en el último estrato de la sociedad, dentro de los sectores de marginación y pobrezaImagen 4. Pues, eran las mujeres que vivían en peores condiciones y que moralmente estaban mal vistas dentro de la sociedad, porque representaban el antagonismo del modelo de mujer medieval. Por lo que llevaban una vida muy compleja, expuesta a todo tipo de enfermedades venéreas, violencia y escarnio público. Este último, reflejado (en parte) en las leyes que las obligaban a vestir de forma diferente para ser diferenciadas del resto de mujeres (vestidos con colores llamativos o llevar un adorno hecho con cintas de colores)

 

Pero, a pesar de ello, según J.Rossiaud, durante del S.XV “…la prostitución en el sureste de Francia tiene la función social de conservar el orden y la paz social, canalizando las agresiones sexua-les y protegiendo de esta manera el matrimonio…”.  De ahí, que ésta estuviera institucionalizada  y  que, en cierta forma, fuera aceptada por la sociedad porque era una forma de proteger el matrimonio y evitar agresiones a damas jóvenes.

Por lo general, las mujeres que acababan ejerciendo la prostitución eran viudas pobres con hijos o mujeres violadas que habían sido repudiadas por su propia familia. Y todas ella podían ofrecer servicios en burdeles (prostibu-lum), tabernas, baños públicos  o en la calle.

La mujer campesina/ urbana

Imagen 5 Debía de organizar la casa (en todos los sentidos: cocina, limpieza…) y estar al  cuidado de los hijos. Además de  trabajar en el campo o en la ciudad, contribuyendo a la economía familiar.

Eran muy pocas las que trabajaban fuera del ámbito familiar, de forma independiente. No obstante, hay constancia de que en Córdoba las mujeres podían aprender un oficio artesano, de que en Sevilla existían telares dirigidos por mujeres o que en ciudades como Cuenca/ Palencia no se prohibía a la mujer la práctica de algún oficio. De hecho, en el Registro de Alcabalas (impuesto) de la Corona de Castilla, está  documentado la contribución y el oficio que desempeñaban algunas mujeres (lenceras, silleras, zapateras, calceteras, zurradoras…). Como por ejemplo  Maria Lopes (1448), la tocinera que arrendaba casas de la Cofradía del Salvador, Palencia.

 

 

La monja

Este tipo de mujer dejaba toda su vida para dedicársela  enteramente a Dios.  Aunque  no todas ingresaban en un monasterio con este fin, sino movidas por otros objetivos: tener una mayor libertad (escapar de un matrimonio pactado…), encontrar  un techo y comida, obtener el perdón por pecados cometidos o por ser viudas (este caso muy dado entre nobles y reinas).

Motivaciones aparte,  lo que sí sabemos es que estamos ante un grupo de mujeres muy valorado, diverso y culto. Pues, sabían leer, escribir y varios idiomas (latín, griego…). Precisamente, de sus manos surgieron tratados muy interesantes sobre diferentes materias. Destacado especialmente, los casos de:

  • Hildegarda de Bingen (1098- 1179, Alemania): monja desde los quince años en el monasterio de Disibodenberg. Destacó, no solo por sus visiones, sino por su vasta obra literaria que abarca diferentes materias; obras musicales (Sinfonía de la Armonía de Revelaciones Divinas), varios tratados de medicina (Libro de Medicina Compleja, Problemas y Remedios…) y teología (Liber Divinorum Operum, Scivias…)

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  • Gertrudis de Helfta (1256-1301, Alemania): ingresó en el monasterio de Helfta a la edad de cinco años, en dónde se educó y se formó para posteriormente ordenarse. Con  25 años  sufrió su primera experiencia mística y, a partir  de ese momento, se dedicó a la escritura de  obras teológicas, como: Heraldo del amor divino, Ejercicios Espirituales…

La noble

Este grupo estaba formado princesas reales casadas con nobles, condesas, duquesas y marquesas. Por tanto, un tipo de mujer que  por la clase social a la que pertenecía podía llegar alcanzar mayores reconocimientos.

Entre sus tareas cabe destacaban: Organización y control al servicio que trabaja en el hogar, cuidado y educación de los hijos, estar pendiente de la economía de la familia en ausencia del marido, que generalmente estaba en la guerra…

Todas estas funciones se multiplicaban cuando la mujer se quedaba viuda, pues era cuando asumía el control de todo: las posesiones, contabilidad, empleados… Una  situación que se reafirmaba  cuando había de por medio un heredero menor, pues esto provocaba que estas llegaran a adquirir un gran poder social.

En definitiva, que el día a día de una mujer noble podía llegar a ser muy activo, pero no hay que olvidar que su principal función era dar hijos  y que su matrimonio obedecía a cuestiones políticas para sellar pactos entre familias poderosas. Algo que socialmente podía llegar a  beneficiar en muchas ocasiones a esta mujer  porque podía adquirir mayor poder (posesiones)  y mejorar su rango social.

Igualmente, la posición social marcaba la educación[2] que recibían las mujeres. Así la mujer perteneciente a las clases más bajas aprendía a las labores de la casa, el negocio familiar o las labores agrícolas/ganaderas y en lo que se refiere a la cultura eran en su mayoría  analfabetas. Al igual que los hombres.

Por el contrario, la mujer noble además de aprender a hilar, buenos modales y a saber llevar un hogar. Se la educaba en otros aspectos y aprendía a: leer, escribir, el salterio,  gramática, Sagradas Escrituras, tocar diferentes instrumentos musicales, cantar, idiomas…

Entre los ejemplos más destacables de nobles, tenemos:

  • Aethelflaed, Señora de Mercia (911-918, Inglaterra): hija del rey Alfredo el Grande (Wessex), se casó con Aethelred (señor de Mercia) y poco después, tras la muerte de este, pasó a gobernar directamente Mercia. Fue una mujer que tuvo un gran protagonismo en su época, pues: ayudó a la reconstrucción de las fortificaciones de Chester, luchó en Gales dirigiendo sus propias tropas y conquisto Derby.

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  • Almoldis (1020-1071, España): estamos ante una noble que se caso tres veces (Hugo V de Lusignan, el conde Ponce III de Tolosa y conde de Barcelona Ramón Berenguer I) y que poco a poco fue a amentando su poder, por; incrementar sus propiedades en el sur de Francia, entablar buenas relaciones con los nobles y por organizar el sistema jurídico en Cataluña.
  • Leonor de Guzmán (1310- 1351, España): amante del rey Alfonso XI de Castilla durante 20 años. Una relación de la que nacieron diez hijos, que iban acompañados de grandes regalos. De esta forma, Leonor llegó a reunir un numeroso patrimonio repartido por todo el reino (Palencia, Valladolid, Cádiz, Córdoba, Madrid, Cuenca y Toledo) que la convirtió en una de las mujeres más poderosas del reino. A lo que se unió su interés por los asuntos  políticos que  la llevaron a participar activamente (acompañaba al rey en sus desplazamientos  y expediciones) y a convertirse en la mejor colaboradora/ consejera del rey.

Dicha posición de poder la perdió cuando murió el rey, momento que aprovechó la reina, María de  Portugal, para encarcelarla  y ejecutarla en 1351.

  • Margarita de Constantinopla (1244- 1280), Juana de Brabante (1355-1406), María de Borgoña (1477-1482), Isabel de Bruhl…

La reina

Eran las mujeres que se encontraban en lo más alto de la escala social, una posición que, por un lado les daba privilegios y que, por otro lado, provocaba que fueran centro de todas las miradas. Motivo por el cual se las instaba a ser perfectas.

Esta idea se recogía en obras como la del franciscano Durand de Champagne, Specculum Dominarum (Espejo de las mujeres) que dedicó a la reina Juana “La Loca”. En sus páginas el monje le recordaba que una reina siempre debía ser un ejemplo a seguir: “…La reina no es solo una mujer, sino también ejemplo de santidad…espejo d honestidad…”.

Pero, ¿Cuáles eran las mujeres que tenían como referencia para llegar a ser ese modelo de perfección que se les exigía? La respuesta a esta cuestión es muy sencilla, se fijaron en modelos ya construidos que aparecían en la Biblia:

  • La reina Esther (S.VII a.C.), esta figura aparece en El libro de Esther, uno de los libros que se encuentra en el Antiguo Testamento.
  • La virgen María, modelo que fomentaron primero los monjes cistercienses y después franciscanos y dominicos.

“…En el propio estado de gloria, ningún hombre puro será rey en esa patria, pero una mujer pura será reina. Ya que ningún hombre puro estaría así por encima de los ángeles y por encima de toda esa corte como una mujer pura. Y así la naturaleza femenina tiene  una prerrogativa en esa gloria, por su dignidad, y por su elevación, y por su poderío, y esto en la persona de la Virgen María…”.

A su vez, ese modelo de mujer establecido para la reina, determinaba cual debía ser el lugar, el papel, los  deberes a desempeñar  y las cualidades que tenía que reunir. Todo ello se recoge en el tratado escrito en 1325 por el dominico Jacobo de Cessolis “El solaz de juego de ajedrez[3]”, en este el monje nos explica cómo debe ser la reina, como debe de actuar, cuáles son sus deberes… A través de los movimientos de las fichas que componen el ajedrez.

Por tanto, de acuerdo con las normas de este juego la reina o lo que es lo mismo la dama, una de las piezas más importantes,[4] tenía derecho a pasar por delante de los alfiles (jueces), de las torres (caballeros y funcionarios) y de los peones (los trabajadores).Igualmente, se establecía que no debía participar en las batallas ni usurpar el lugar de los caballos y que debía permanecer dentro de las fortalezas.

Por otro lado, Jacobo de Cessolis exponía cuales debían ser las  características que debía reunir la reina. Así, convenía que la reina fuera prudente, discreta, honesta, capaz de guardar secretos sobre asuntos de la corte, ocuparse de la educación de sus hijos y pertenecer a la realeza para transmitir la sangre real a su heredero, sumar posesiones territoriales y  seguidores.

En definitiva, esta obra gozó de gran importancia en su época pero hay que tener presente que nos transmite un ideal de reina, pues en realidad existieron reinas que gozaban un gran poder y una fuerte personalidad que marcaron su tiempo. Como por ejemplo:

  • Leonor de Aquitania (1137-1204, Francia): fue una de las mujeres más importantes y poderosas del S.XII d.C., pues con solo 16 años era dueña del ducado de Aquitania. Más tarde, aumentaría su poder al convertirse en reina dos veces: primero de Francia (Luis VII) y después de Inglaterra (Enrique II).

Durante toda su vida se caracterizó por ser una mujer de fuerte, que dirigió su propia vida y que intervino en los asuntos políticos y culturales de su época: gobernó personalmente el Ducado de Aquitania, tramitó la nulidad de su primer matrimonio alegando consanguinidad, luchó por los intereses de sus hijos (apoyó la rebelión que llevaron contra su padre Enrique II y  se encargó de asegurarles el trono), tramitó el matrimonio de una de sus nietas castellanas (Blanca de Castilla), fue una gran defensora y propulsora de la cultura a través del mecenazgo…

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  • Blanca de Castilla (1188-1252, España): Reina regente de Francia dos veces, tras la muerte de su marido Luis IX y cuando su hijo/rey murió en la sexta cruzada. Durante sus años de regencia, la reina se hizo cargo de diversos asuntos: administrativos, políticos (firmó tratados con nobles con nobles desleales…) militares (en 1229 movió el ejército contra Bretaña), el conflicto con la Universidad de París en 1229, el enfrentamiento con el cabildo de Nôtre- Dame…
  • Isabel I de Castilla (1474- 1504, España): Reina de Castilla y consorte de Aragón/ Sicilia. Desde el primer momento Isabel demostró tener un fuerte carácter y se dueña de sus decisiones, pues fue ella misma la que libremente eligió su marido (Fernando de Aragón) y la que tramitó El Tratado de los Toros de Guisando, por el cual pasaba a ser la heredera de la Corona de Castilla. Igualmente, influyó directamente en los asuntos políticos de Castilla, tanto internos como externos: reorganizó la administración de Castilla, participó en la reconquista de Granada y reunificación de la Corona, apoyó y sufragó la expedición de Cristóbal Colón a Las Indias, gestionó los acuerdos matrimonios de sus hijos…
  • Adosinda (S.VIII), Doña Toda (876-958), Melensinda (1105-1161), Berenguela (1179-1246), Leonor de Arborea(1340-1404)…

Rocío Rivas Martínez

Referencias

Bueno Domínguez, Mª.L., Miradas Medievales. Más allá del hombre y de la mujer, ed. Dilex, Madrid, 2006

Pasiones, júbilos y lamentos en la Edad Media, Editorial Ciencia de Madrid, Madrid, 1995.

Fuente, Mª.J., Reinas medievales en los reinos hispánicos, Las esfera de los libros,  Madrid, 2003.

Pernoud, R., La mujer en el tiempo de las catedrales, Editions Stock,1980.

Wade Labarge, M., La mujer en la Edad Media, Nerea, 1988.

[1]  Según la tradición hebrea Lilith fue la primera mujer de Adán  (anterior a Eva) que se reveló y abandonó el Edén, para instalarse en el Mar Rojo. En dónde se unió a varios demonios, como Samael.

[2]  Cuando nos referimos a la educación debemos referirnos al primer tratado pedagógico medieval: “Manual para mi hijo” escrito por la noble francesa Dhuoda (mediados del S.IX d.C.).

[3] Su título exacto era: Libro de las costumbres humanas  y de los oficios nobles, a la manera del juego del ajedrez.

[4] Hay que tener en cuenta que para ganar la partida de ajedrez la dama es imprescindible, ya que gana quien toma la reina.

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