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Estos días son muy buena ocasión para aprender algo más sobre los antibióticos, aprovechando que comienzan los rigores del frío y sus consecuencias, y que el pasado 18 de noviembre fue el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos. Los antibióticos han revolucionado la ciencia médica desde que Fleming y la penicilina coincidieran casualmente, pero hay aún mucho desconocimiento en torno a su uso.

Los antibióticos son medicamentos que se utilizan para combatir las infecciones que producen las bacterias, única y exclusivamente, a las que atacan matándolas directamente o impidiendo su crecimiento. El resto de gérmenes infecciosos (virus, hongos, protozoos, etc.) no son susceptibles a la acción de los antibióticos, por lo que debe ser siempre el médico el que indique si el fármaco es el correcto o no. Es una aberración acudir a una farmacia y adquirir cualquier antibiótico por tener fiebre y dolor de garganta. Esto es algo muy importante a tener en cuenta en los niños, en los que la mayoría de catarros, bronquitis, mocos, diarrea o gripe se curan solos o con un mínimo tratamiento sintomático y en los que un antibiótico no tendrá ninguna utilidad. Así, en dolores de garganta o de oídos, aún con fiebre alta, no siempre está indicado el tratamiento antibiótico. Existen amigdalitis y otitis tanto víricas como bacterianas, y en los procesos virales solo deben usarse antitérmicos y tener mucha paciencia.

Respecto al tipo de antibióticos, existen muchas familias distintas que funcionan de manera diferente y ante infecciones diversas. Esto significa que no es correcto acudir a la farmacia con fiebre y pedir que te vendan “un antibiótico”. Existen antibióticos de amplio espectro, que cubren un mayor número de bacterias distintas, y otros de espectro menor, más específicos de algunas bacterias. Ante una infección bacteriana, lo ideal es usar siempre el antibiótico de menor espectro que sea capaz de asegurar la curación, para así tener menor probabilidad de que los microorganismos desarrollen resistencias a los antibióticos. Las guías médicas se van actualizando e indican para cada infección cuáles son las bacterias más probables que la causan y qué antibiótico está indicado en cada situación.

El desarrollo de resistencias a los antibióticos es un mecanismo de defensa de la bacteria. Las resistencias en cualquier microorganismo se producen por su propia evolución natural: la bacteria sometida a un tratamiento contra ella produce unos cambios en sí misma para intentar sobrevivir. El resultado es que los antibióticos se vuelven ineficaces contra estas bacterias que han “cambiado” y ahora son diferentes, las infecciones persisten en el cuerpo y aumenta el riesgo de propagación a otras personas.

Es muy importante la labor de concienciación a la población general sobre las funestas consecuencias del desarrollo de resistencias a antibióticos. La ONU ha debatido recientemente sobre este tema (en su última Asamblea General en septiembre de 2016) y la gravedad es tal que se estima que las muertes que se causarán por microorganismos resistentes superarán al número de fallecimientos por cáncer en el año 2050. Es un problema de todos: de los médicos, que deben estar correctamente formados en el tema de infecciones y en el uso racional de antibióticos; de los farmacéuticos, que no deben venderlos sin la receta de un médico que diagnostique de qué infección se trata; de los agricultores, que usan antimicrobianos para controlar las plagas de los cultivos; de las autoridades, que deben destinar más recursos a campañas informativas sobre el tema; y de todos y cada uno de nosotros, como usuarios del sistema sanitario, que debemos aceptar que una gripe implica varios días de fiebre y que un antibiótico no acorta el proceso, que los catarros no se curan con antibióticos y que en las infecciones en las que sí están indicados y se nos recetan, hay que cumplir con las indicaciones dadas y tomarlo los días oportunos, ni más ni menos. Entre todos podemos conseguir un futuro mejor.

Marta Valle

Referencias

http://www.taringa.net/posts/salud-bienestar/14955653/10-Substitutos-naturales-a-los-antibioticos.html

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