Cuestiones en torno al sacrificio Molk

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En el Antiguo Testamento y en algunos autores clásicos, nos describen uno de los rituales más criticados, despreciados y controvertidos que se desarrollaron en la cultura fenicio-púnica durante varios siglos. Es más, en la actualidad se sigue debatiendo sin cesar sobre dicho acto, puesto que todavía son muchas las incógnitas que rodean al sacrificio Molk y muchas las preguntas que están sin responder. Por ello, el objetivo de este artículo es describir en qué consistía y analizar las diferentes teorías/cuestiones que se siguen planteando.

 

Han cImagen 1onstruido lugares de culto a Baal para quemar a sus propios hijos en su honor, cosa que yo no había prescrito ni ordenado, ni se me había ocurrido jamás. Por eso vienen días -dice el Señor- en que este lugar no se llamaría ya Tofet ni Valle de Ben-Hinnon, sino Valle de Matanza. (Je 19:5-6. Ant. Testamento)

El rey profanó el Tofet del Valle del Ben-Hinnon, para que nadie hiciera pasar a sus hijos e hijas por el fuego en honor de Moloc. (II Re 23: 10-11. Ant. Testamento)

Según las fuentes clásicas, el sacrificio Molk, se basaba en la inmolación de niños recién nacidos o de corta edad que se ofrecían a los dioses (Baál Hamon y Tanit)[1], con el objetivo de acabar con una amenaza que acechara a la comunidad. El niño era entregado a un sacerdote que lo estrangulaba, luego lo colocaba sobre las manos de una estatua de Baál Hammon (en Cartago). Desde donde caía a una hoguera que estaba debajo de la estatua. “…Había en la ciudad una Imagen 2imagen de bronce de Cronos con las manos extendidas, las palmas hacia arriba y cada niño era colocado en ellas. Era subido y caía por la boca abierta dentro del fuego…” (Diodoro Sículo 20.14)

Todo ello era presenciado por los padres y tenía lugar en el tofet, un recinto sagrado al aire libre (perfectamente delimitado). Situado en la periferia de la ciudad, en el que se realizaba dicho ritual y en donde se depositaban los restos en urnas, señaladas en la superficie por una estela dedicada a Baál o a Tanit.

El origen de este rito religioso estaría, según la Biblia y los clásicos, en la zona Sirio-Palestina, desde donde se difundió a Israel y al Mediterráneo Central. Pero lo curioso es que, hoy por hoy, todavía no se han encontrado restos en su lugar de origen y sí en las colonias fenicias del Mediterráneo Central. En concreto, ocho: dos en Túnez (Cartago y Susa), uno en Sicilia (Mozia) y cinco en Cerdeña (Tharros, Sulcis, Monte Sirai y Nora).

De todos ellos el más imponente es el de Salambô en Cartago)[2], que estuvo vigente desde el 700 al 146 a.C y descubierto de forma fortuita en 1921 por F.Icard y P.Gielly., quiénes, comenzaron unas excavaciones que han perdurado en el tiempo:

Las excavaciones de F.Icard y P.Gielly.(1921-1922)

Lo primero que encontraron en sus excavaciones, fue una superposición de los conjuntos votivos. Constituidos cada uno, por una estela encima de una urna que contenía restos óseos calcinados y en ocasiones un pequeño ajuar.

Además, durante estas excavaciones se realizaron los primeros estudios sobre los restos óseos que determinaron que eran infantiles, algo que algunos estudiosos del momento se negaron a reconocer.

Imagen  3

Excavaciones de F.Kelsey y D.Harden (1925- 1927)

Poco después de haber terminado las primeras excavaciones, el terreno fue comprado por el Conde Byron Khun de Prorock, que a su vez contrató a un equipo franco-americano para excavar. Dentro de este destacaron Kelsey y Harden.

La excavación comenzó en 1925 (en ella se realizó la delimitación del recinto en tres periodos: Tanit I, Tanit II, Tanit III) y terminó en 1927.

Después, llegarían varias excavaciones durante los años 30 que no aportaron mucha información y que finalizaron con el estallido de la 2º Guerra Mundial.Imagen 4

Excavaciones de P.Cintas

Una vez finalizada la II Guerra Mundial, las excavaciones se volvieron a retomar de la mano de P.Cintas. Dentro de éstas, uno de los hallazgos más destacables fue el de la estela CIS 5780, en la que representa a una mujer arrodillada, vestida con una túnica plisada, cuya mano izquierda se apoya en un túmulo y la derecha sostiene una vasija.

Tras encontrarse esta pieza, se empezó a barajar la idea de la existencia de un culto a Dido (Elisa), convertida en una heroína tras su suicidio[3].

Investigaciones recientes

Entre 1975 y 1979, un equipo de la American School of Oriental Research dirigido por Stager comenzó a excavar justo donde había excavado Kelsey.

En la misión encontraron 400 urnas de las cuales 130 fueron analizadas y divididas en dos grupos cronológicos:

Tanit I (S VII a.C.): niños recién nacidos o nonatos muertos.

Tanit II (S. IV a.C.): niños de 2 y 3 años.

Imagen 5

CUESTIONES QUE RODEAN AL RITUAL

A lo largo de los años, la descripción de las fuentes y las posteriores investigaciones arqueológicas, han dado lugar a numerosos planteamientos y debates. Sin ir más lejos, no hace mucho el debate se reabrió con un artículo publicado en la revista Antiquity (recogido en National Geographic), en el que Josephine Quinn (Universidad de Oxford), afirmaba: “…Cada vez está más claro que las historias sobre el sacrificio de niños cartaginenses son verdaderas…”. Señalando, que los padres ofrecían a sus hijos (inscripciones en las estelas lo verificarían) en épocas de crisis. Estableciendo, que, evidentemente, la mentalidad de hace 2500 años no es la misma que la actual. Por tanto, debido a la alta mortalidad infantil de la época, el apego de los padres sería inferior al que pueden tener los padres del S.XXI.

Realmente, lo que explica J.Quinn no es ninguna novedad en las investigaciones realizadas hasta el momento. Puesto que es algo que ya se había señalado, entre otras cuestiones.

  1. El tratamiento de las fuentes que hablan del sacrificio Molk y del Tofet

En la actualidad, conservamos constantes alusiones en el Antiguo Testamento (Gén 22: 1-2, Jer 19:5, Jue 11:30-31, II Re3: 26-30…) y en algunos autores clásicos (Ennio, Diodoro Sículo, Clitarco, Plutarco, Tertuliano…), sobre el sacrifico infantil y el tofet.

Sin duda, dichas fuentes textuales nos dan una gran información, aunque hay que tratarlas con cuidado, porque nos dan una visión negativa, viciada y probablemente exagerada. Por ello, hay que tener en cuenta varios puntos:

  • De los clásicos, dos de los autores que hablan son coetáneos: Clitarco (S.IV .a.C. con fama de ser poco veraz) y Ennio (S.III-II a.C.). El resto de autores como Diodoro Sículo o Plutarco, son posteriores.
  • En todas se observa una clara percepción negativa sobre los fenicio-púnicos (por ejemplo Ennio participó en La II Guerra Púnica del lado de los romanos, ó Tertuliano, que era hijo de un Centurión romano), que ha generado que nos haya llegado una visión modificada, incluso sesgada.

Esto nos indica que tenemos que leer con mucho cuidado. Pero a la vez, debemos tener presente que gracias a estos tenemos constancia de este ritual y los arqueólogos han podido identificar los diferentes tofets.

 

  1. El origen del sacrifico y su ubicación

Los investigadores, coinciden en ubicar el origen de los sacrificios infantiles en la zona Sirio-Palestina y en establecer que luego se extendería a Israel/colonias fenicias del Mediterráneo Central.

En relación a lo anterior, existe otra cuestión que se sigue debatiendo, ¿Por qué sólo hay tofets en el Mediterráneo Central, mientras que en su lugar de origen todavía no se ha encontrado ninguno?

En mi opinión, esto podría deberse a en la forma en la que se articula la religión en cada lugar y, en este sentido, es probable que en Cartago el sacrificio infantil formara parte del culto a Baál Hammon, mientras que en Fenicia fuera algo excepcional.

Otra explicación sería la forma en la que se depositaban los restos, pues puede que en la zona de origen se depositaran fuera de urnas cerámicas, y por ello no nos han llegado. A esto se suma, las escasas intervenciones que se han realizado en la zona Sirio-Palestina, en comparación con Occidente.

 

  1. El concepto Molk

El térmiImagen 6no Molk, lo encontramos con diferentes grafías: Molek (hebreo), Molok (griego) y Molk (púnico). Lo cual, ha generado diversas hipótesis, debido a la mala compresión que hemos heredado de las fuentes, que afirman que se trata de un dios. “…No dejarás a ninguno de tu descendencia ser pasado en honor de Moloc, ni profanarás el nombre de Dios: soy yo el Señor…” (Lev. 18: 21-22, Ant. Testamento).

Esa mala interpretación generó un debate entre los que defendían que molk significaba ofrenda y los que lo identificaban con el dios oriental Malik

De esta forma, tenemos autores como C.Wagner que relaciona Molk con un dios, y otros, como S.Lancel o Mª Eugenia Aubet que establecen que dicho término hace alusión a una ofrenda.

  1. ¿Por qué se realizaba el sacrificio Molk?

Es la primera cuestión que ha girado en torno a dicha práctica, pues en las fuentes se especificaba que los sacrificios se realizaban como ofrenda a los dioses para finalizar con una amenaza/peligro.

Esta idea se mantuvo durante siglos, hasta el hallazgo del Tofet de Salambô (Cartago). Un descubrimiento que sirvió para que los investigadores empezaran a intentar averiguar los motivos que llevaban a realizar el sacrificio y a barajar que detrás de esos motivos religiosos se encontraban intereses reales.

En lo que se refiere a este tema, muchos han sido los enfoques que se han dado para explicar el porqué de dicho ritual:

– C. Wagner: en su libro Los Fenicios, siguiendo la idea de Stager y Wolff, habla de un infanticidio encubierto. Es decir, que detrás de los aspectos religiosos y rituales estaría un instrumento eficaz para controlar la curva demográfica.

– S.Lancel: también hace mención a la idea de que el infanticidio pudo ser un mecanismo para controlar la natalidad, ya que la demografía en la ciudad estaría aumentando. Además, también señala la posibilidad de la existencia de una estrategia para evitar la dispersión del patrimonio (aunque el mismo autor nos dice que existía una ley para evitar esa dispersión) de las familias ricas. Por otro lado, el sacrificio por parte de las familias pobres, se podría deber a que tendrían menos bocas para alimentar.

– María Eugenia Aubet: a diferencia de los autores anteriores no es partidaria de la hipótesis de control demográfico y establece que no sería posible.

Personalmente, no creo que la idea de control de natalidad fuera posible, porque existían otros métodos de control menos violentos como el aborto o la fundación de nuevos asentamientos.

 

  1. Los hijos primogénitos

Otro tema de debate es si eran o no los hijos primogénitos las víctimas, como así afirma la Biblia.

En este sentido, Carlos Wagner, establece que sería una práctica realizada por la aristocracia y que no se trataría del sacrificio de los hijos primogénitos. Llega a esta conclusión tras estudiar las frases que presentan algunas estelas, como: “Los mejores hijos”. Para él esto indicaría que no eran los hijos primogénitos ni los más sanos, sino los hijos de las mejores familias.

 

  1. La población del tofet

Las campañas arqueológicas realizadas desde 1921 en los nueve estratos que conforman el Tofet de Salambô, han sacado a la luz numerosas urnas cinerarias, en cuyo interior había restos animales e infantiles: recién nacidos, nonatos y de niños de 2 a 4 años.

Lo curioso, es que los restos humanos van aumentando según va evolucionando la vida del tofet. Cuando, lo normal es que los restos animales predominasen en los estratos más modernos como ritual de sustitución.

Esta es unImagen 7a de las cuestiones que, hoy por hoy, genera más dudas a los investigadores:

– S. Lancel: siguiendo la idea de Stager y Wolf, afirma que el hecho de que aparezcan niños que no son recién nacidos o dos en una misma urna (de 2 y 4 años), podría deberse a que los padres habrían prometido para sacrificio a su hijo antes de nacer y si este nacía muerto o moría después de nacer, deberían dar en sacrificio a un hijo vivo. Esto explicaría la existencia de niños recién nacidos y niños de 2- 4 años en la misma urna.

– Mª. E. Aubet: establece que en el Tofet de Cartago, en los períodos más arcaicos el 62% de los restos pertenecen a niños, y el 30% son de animales, mientras que en momentos más recientes el 88% son de niños y un 10% de animales. Por otro lado, también analiza el caso de Tofet de Tharros (Cerdeña), en donde un 2 por 100 de los niños tienen más de pocas semanas de vida.

Con respecto a la presencia de animales, tradicionalmente se ha dicho que los animales vinieron a sustituir a los sacrificios infantiles, pero los resultados arqueológicos muestran lo contrario. De forma, que se habla más de asociación de niños y animales (estos últimos constituirían por si solos una auténtica ofrenda) o de convivencia de sacrificios.

 

  1. El Tofet: ¿Teoría funeraria?

Desde el descubrimiento del Tofet de Cartago, las hipótesis sobre el recinto en el que tenían lugar los sacrificios infantiles se multiplicaron. Y, de todas las teorías realizadas, se ha prestado especial atencióImagen 8n a la teoría funeraria defendida por Bénichou-Safar, Moscati, Teixidor y Ribichini. La cual, afirma que no existió un sacrificio infantil regular e institucionalizado y que el tofet sería una necrópolis infantil, admitiendo la existencia de sacrificios humanos de forma puntual en situaciones extremas.

Ante dicha hipótesis, hay detractores como C.Wagner, que establece que es una teoría forzada, porque el sentido votivo de inscripciones de las estelas no concuerda con el carácter funerario que se le quiere dar al tofet, ya que manifiestan intención de ofrenda a Tanit y Baál Hammon.

Por otro lado, Mª Eugenia Aubet, nos dice que los niños de pocas semanas de vida que están presentes en Salambô murieron por causas naturales y no fueron víctimas del sacrificio. Por lo tanto, Aubet defiende en parte esta teoría y establece que el tofet sería un recinto donde se enterraban niños y donde tenían lugar sacrificios. Además, afirma que el tofet sería una clara señal de comunidad urbana y entidad cívica, porque surgió en las colonias cuando se constata un aumento demográfico y rasgos de urbanidad.

En mi opinión, no creo que el tofet fuera una necrópolis infantil, pero sí hay que tener en cuenta un dato muy curioso. Las necrópolis fenicias del Mediterráneo Central tienen muy poca presencia infantil y los pocos que aparecen en estas necrópolis se entierran con un rito contrario al de los adultos. Como por ejemplo: en la necrópolis de Cartago el 92 % de los enterramientos pertenecen a individuos adultos inhumados y solo encontraron 2 sepulturas de individuos de corta edad incinerados. En Mozia de 120 enterramientos, 114 sepulturas eran de adultos incinerados y 6 pertenecían a niños inhumados. Todo ello, nos indica que los niños de corta edad recibirían un trato diferente, probablemente porque no eran considerados miembros de la comunidad (aunque no se sabe a ciencia cierta el porqué de esta costumbre).

Imagen  9

En definitiva, a pesar de todos los debates que se llevan generando desde el hallazgo del Tofet de Salambô, todavía son muchas son las cuestiones que se siguen discutiendo en nuevos estudios y obras monográficas, como: Le Tophet de Salammbô á Carthage de Benichou-Safar publicada en el 2004.

Rocío Rivas Martínez

 

Referencias

Aubet, Mª E., Tiro y las colonias fenicias de Occidente, Crítica, Barcelona, 1997, pp.215-224.

Lancel,S., Cartago, Crítica, Barcelona 1994, pp.37-40, 213-238.

Wagner,C.,Cartago: una ciudad , dos leyendas, Alderabán, Madrid,2000,pp.201-219, 235-241.

Los fenicios, Akal, Madrid,pp. 26-27.

http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/actualidad/8962/los_cartagineses_sacrificaron_sus_ninos.html

http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/secciones/10794/el_santuario_mas_sangriento_de_la_antigua_cartago.html

Portada: Estado actual del Tofet de Salambô, yacimiento de Cartago (Túnez).

Imagen 1: Plano de la Cartago romana.

Imagen 2: Representación del sacrificio. A.Nystrom “Historia de la cultura general”,1900.

Imagen 3: Excavación del Tofet de Salambô. F.Icard y P.Gielly, 1921.

Imagen 4: Suicidio de Elisa (Dido). A.Cayot, Museo del Louvre.

Imagen 5: Ajuar funerario, procedente del Tofet de Salambô. Excavación de P.Cintas.

Imagen 6: Representación idealizada de “Moloch”.

Imagen 7: Representación de sacerdote con niño en una estela del tofet. Museo del Bardo, Túnez.

Imagen 8: Representación de Tanit en una estila del tofet. Museo del Bardo, Túnez.

Imagen 9: Escultura de Baál Hammon. Museo del Bardo, Túnez.

[1] Baál Hamon: dios fenicio-púnico, adorado en Cartago. Era el dios del sol y fecundador de la tierra (relacionado con Saturno-romano- y Cronos –griego-).

Tanit: principal deidad femenina del panteón púnico, consorte de Baál. Diosa del amor, fertilidad, luna, la cosecha…

[2] Se trata de un  recinto   de 6000 m 2 en el que se han hallado 400 urnas, que  se compone de 9 niveles superpuestos. Pertenecientes  a  3 periodos: Tanit I (S.VIII- S.VII a.C.), Tanit II (S.VII- S.IV a.C.), Tanit III (S.III- II a.C.)

[3] Fundadora y primera reina de Cartago (hija del rey Muto I de Tiro -Líbano-). Según la leyenda, tras afincarse en Cartago, para evitar el matrimonio con el rey Jarbas (bajo amenaza de guerra) decidió inmolarse en una pira.

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