Anthropologies → En enero, la Asociación de Familias de Menores Transexuales Chrysallis utilizaba “Hay niñas con pene y niños con vulva” como lema de una campaña para concienciar sobre la existencia de niñxs trans, cuya realidad es a menudo silenciada e invisibilizada, viéndose en consecuencia privadxs del reconocimiento y los derechos de los que la mayoría de

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En enero, la Asociación de Familias de Menores Transexuales Chrysallis utilizaba “Hay niñas con pene y niños con vulva” como lema de una campaña para concienciar sobre la existencia de niñxs trans, cuya realidad es a menudo silenciada e invisibilizada, viéndose en consecuencia privadxs del reconocimiento y los derechos de los que la mayoría de la ciudadanía disfruta, y entorpeciendo el desarrollo de un autoconcepto y una socialización saludables y libres, en una etapa vital en la que tan imprescindible es sentirse segurx, aceptadx y queridx. Al margen de simpatías o antipatías, lxs menores trans existen.

En febrero, la Asociación ultracatólica HazteOir ha usado “Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre, eres hombre. Si eres mujer, seguirás siéndolo” como lema de una contracampaña que, legible en el exterior de un autobús que recorre Madrid y proyecta viajar a otras ciudades, defiende que ésta es una realidad biológica, que recogen los libros de biología, y que por tanto no entraña discriminación transfóbica. Más bien, denuncia que lxs niñxs sean adoctrinados en determinadas ideologías por determinados colectivos, y desvela la amenaza oculta tras las leyes sobre diversidad de género y sexual: relegar a lxs no-trans y lxs no-gays a ciudadanxs de segunda categoría.

La condena y las contestaciones legales, afortunada y evidentemente, no se están haciendo esperar; no obstante, resulta cuanto menos irónico que en 2013 el Gobierno del PP y el exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, designasen a HazteOir como una Asociación de Utilidad Pública -con sus respectivos beneficios fiscales, económicos y jurídicos-, atendiendo a los requisitos que exige tal nomenclatura: la promoción de, entre otrxs, el civismo, los valores constitucionales, los derechos humanos, la igualdad de género y oportunidades, la protección de la infancia, la tolerancia, y la atención a las personas en riesgo de exclusión por razones sociales o culturales.

¿Qué pensarán lxs niñxs, trans o no, sobre esta relación de objetivos? Porque a mí, desde el hastío y la repulsa, me queda poco que añadir.

Feliz Miércoles

Salmacis Ávila